Aquella niña la recuerdo muy bien, y cómo no hacerlo, si hoy en día es toda una celebridad andando. Cuando se trata de música académica, su nombre sale a relucir por todos los medios de comunicación. La gente hace fila para pedir su autógrafo y comprar su discografía, sin dejar de lado la cantidad de giras alrededor del globo.

Lo que nadie sabe, es que esa celebridad de los auditorios y escenarios más lujosos, fue mi compañera de estudio y amiga por el lapso de un mes. Sí, muy poco tiempo para ser sincera, hasta llego a pensar que soy la única que todavía almacena en su mente aquel suceso.

Recuerdo que estaba cursando primero primaria, cuando la maestra nos la presentó y pidió que fuéramos amables con ella. Al instante yo sentí mucho agrado y afinidad por ella, aunque  era evidente que la pobre se sentía fuera de lugar, ya que se integró a la mitad del ciclo escolar. 

 En ese entonces yo tenía mi grupo de amiguitas y la invitamos a unirse, aunque Sarita era introvertida y le costaba entablar conversación. Las niñas de inmediato la hicieron a un lado, eso ocasionó que mi corazón se estrujara, así que decidí acompañarla y qué buena decisión.

Charlamos de muchas cosas, compartimos la comida, nos invitamos a golosinas, hasta me contó que tocaba el violín, que venía de Corea del Norte y que muy pronto iba a audicionar para una escuela de música con un concierto de violín. Yo fascinada escuché todo lo que ella tenía para decir y por un momento pensé que seríamos amigas para toda la vida, hasta que un día ella dejó de asistir a la escuelita.

Al cabo de un tiempo supe el por qué de su ausencia, efectivamente Sarah había aprobado con excelencia su entrada a la prestigiosa Escuela y Conservatorio de Música, Julliard y no solo eso; ella, con tan solo 8 años fue considerada una niña prodigio del violín.

Mientras yo llevaba la cotidianidad de mi vida e iba pasando mi etapa de estudios, siempre estuve al pendiente de las noticias y grandes conciertos de la prodigiosa Sarah Chang. Ella para ese entonces, a su temprana edad, ya era una figura icónica de la música clásica.

Sarita, sin proponérselo, desde lejos me inspiró a aprender a ejecutar el violín, tomé algunas clases y me sé defender un poco en cuanto a ese instrumento, aunque hasta hoy en día, ella no tiene ni idea que ha sido una de mis inspiraciones para tener un sendero musical paralelo a mi profesión.

Supongo que Sarah, ha de sufrir sus altibajos, como todos los demás y sé que el éxito de ella ha tenido sus sacrificios y retos, pero a través de la pantalla se puede ver su espíritu luchador y eso es lo que más inspira de su persona. Sin duda me alegro de haberla conocido,  aunque quizá sólo yo recuerde aquella corta, pero significativa amistad.

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Para este relato me inspiré en la maravillosa Violinista profesional Sarah Chang <3

¡Gracias por leer!

Relato para participar en el concurso Flores de Marzo 2021