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Parte 4

"Son los pensamientos, son los momentos, son las sonrisas y son sin duda las experiencias de la vida. Porque enamorarse de una mujer es igual de normal que enamorarme de un hombre."


Marcos miró alrededor del patio sintiéndose repentinamente consciente de lo mucho que había extrañado ser parte de las reuniones familiares, también notó la ausencia de su padre. Miró a su prometido ayudando, cordial como siempre, a su madre con las ensaladas.

Su mamá, algo tímida, todavía intimidada por el enorme hombre de dulces manías.

Tomó un sorbo de su cerveza, el sabor de melancolía en su paladar. Al ver a sus sobrinos corretear junto a sus primos, reírse y hacer travesuras. Él estuvo ahí, así como sus hermanos y primos. Fueron esos que reían sin preocupaciones del mundo, sin problemas de adultos que les apartaran de sus juegos y dulces.

Las cosas habían sido tan fáciles cuando eran niños.

—No sé cómo lo haces —dijo Letty sentándose a su lado.

Sonrió.

—No tengo idea de lo que hablas —respondió sin apartar la mirada del patio, los chicos jugando a las atrapadas.

Su prima bufó.

—Estar aquí, tan normal, cuando toda la familia ha juzgado cada paso que has dado. Cuando te han tratado de lo peor, ni siquiera yo... —Hizo una mueca—, aunque conmigo lo sabían todos, solo lo mantenían como un feo y sucio secreto.

Recostó la cabeza en su hombro, estaban compartiendo el gran sillón de mimbre que su madre había agregado como decoración del patio.

—No es fácil, no lo ha sido.

Miró su cerveza recordando cada noche de lágrimas, las reprimendas y reclamos de su madre por el teléfono. El silencio pesado de su padre, el enojo que había causado en sus abuelos y en algunos de sus tíos. No había sido fácil, en ningún momento, pero... Alzó la mirada y logró una sonrisa al ver como Gus hacía reír a su mamá, seguro contándole alguna anécdota de sus viajes en el extranjero.

Algo que su mamá no lograba perdonarle es que se ocultara por tanto tiempo, que le hiciera creer que era otra persona. La verdad es que no se sentía como otra persona, seguía siendo el mismo hombre con la diferencia que ahora podía actuar sin la restricción que en su mente siempre había mantenido.

—Lo entiendo —murmuró Letty con cariño.

Sonrió sintiéndose repentinamente descubierto, como si no tuviera un anillo que dijera que iba a casarse en un futuro o que hubiera besado a Gus cuando este se burló de él por quejarse de la falta de carne en su apartamento.

—Yo no.

Ambos levantaron la mirada, Letty rodó los ojos mientras que Marcos miró al hermano menor de su prima con curiosidad.

—¿Qué es lo que no entiendes, Adam? —preguntó con un tono tranquilo, incluso cuando uno de sus tíos había hecho un comentario hostil se había mantenido tranquilo.

Estaba cansado de pelear, era momento de dejarlos superarlo por ellos mismos, ya había dado su parte explicando e intentando mantenerse lejos, pero suficiente era suficiente.

Adam respiró profundo y luego bajó la mirada a sus manos.

—Yo...

No siguió, incluso parecía estar a punto de salir corriendo.

—No sé si debas hacerle caso, Marcos —dijo Letty con un resoplido. —Se la ha pasado varias semanas de la misma manera. —Se tono mostraba lo herida que estaba por la actitud de su hermano y, si Marcos no estaba equivocado, era con quien más cercana era. —invite al grupo de tontos que tengo como hermanos a la marcha... ¿recuerdas? —Marcos asintió, ella negó dramáticamente—, desde ese día este tonto está... raro.

Raro. Había muchas definiciones para esa palabra, bueno, desde que había sido claro que Leo no era el único homosexual en la familia y que Letty tenía el apoyo de la hermana mayor de su madre gracias a que había tenido una relación lésbica en su adolescencia.

Asintió, aunque la verdad es que seguía sin entender el asunto. Claro que al ver a Adam podía notar lo nervioso que estaba, como no alzaba la mirada y se había mantenido toda la tarde alejado de todos. Lo miró con curiosidad, todos los hermanos de Letty —ella incluida— eran ruidosos, risueños y fiesteros. Que Adam hubiera estado tan silencioso era algo fuera de lo común. Su prima seguía burlándose de su hermano con tono enojado, mismo que supuso que era su defensa hacía su madre.

Seguro pensaba que su hermano había aceptado las palabras de su madre luego de la marcha.

No, Marcos no creía eso.

—Letty —llamó callando las burlas de su prima. Ella le miró con una ceja alzada. —Puedes dejarnos un momento a solas, ¿por favor?

Letty rodó los ojos.

—No vas a ganar nada, está como loco desde la marcha y sé que mamá...

—¡No es eso! —el gritó de Adam hizo que ambos lo vieran con sorpresa.

Marcos hizo una mueca, eso era lo que quería evitar.

—Nunca he dicho que estoy en contra, no tiene nada que ver con la jodida marcha, Leticia. —Se había enderezado, sus ojos llenos de miedo y rabia, siempre una mala combinación. —No todo tiene que ver con nosotros contra ti, nosotros no somos mamá... no es justo que cada vez que tengamos un problema y no queramos hablarlo contigo uses el rechazo de mamá como algo que nosotros... —Negó—. Esto fue una mala idea.

—¡Alto, espera un momento Adam! —Se levantó dejando la cerveza a un lado y lo detuvo antes de que entrara a la casa y se fuera sin poder hablar lo que le estaba partiendo el alma.

Fue consciente de las miradas sobre ellos, así como el quejido de Letty por lo duro que había sido su hermano. Eso no era lo importante en ese momento, tomo a Adam de la muñeca y lo guio lejos de las miradas curiosas. Lo que menos necesitaba el chico era tener la mirada de todos, no cuando era claro que estaba confundido.

Luego hablaría con Letty, ella parecía estar bien, pero hasta ese momento se dio cuenta que realmente estaba demasiado dolida con lo que pasaba con su mamá. Sentía tener que darse cuenta hasta ese momento.

Dentro de la casa, en la silenciosa sala, sentó al chico frente a él y le prestó toda su atención.

—Dime —pidió.

Adam respiró profundo.

—Estoy... estoy confundido. —Sus ojos se tornaron rojos por la necesidad de llorar, así como su respiración agitada—. Se supone que iría para apoyar a mi hermana... nunca, yo... no se supone que... —Se soltó del agarre de Marcos para restregar su rostro—. No se supone que me gustara ver a esos chicos, tampoco que coqueteara, tengo novia... me gusta mi novia, la quiero.

Marcos lo jaló contra él, lo sostuvo dejando que sacara lo que seguro le ha estado atormentando durante semanas. Lo entendía, aunque sus situaciones eran diferentes.

—Tranquilo, yo sé que es... Dios, el mundo lo hace complicado —intentó consolarlo—, eso no significa que lo sea.

Adam se apartó restregando las lágrimas con brusquedad.

—Tengo diecinueve años, no soy un niño... —se quejó—, pero me siento como uno, no sé cómo hablarlo con papá... no quiero que piense que estoy jugando o burlándome de Leticia.

—Letty no tiene nada que ver en esto, esto se trata de ti.

Adam asintió.

—Siempre he... he tenido este problema —tartamudeó nervioso—, a veces veo a chicos... tengo atracción, pero también por chicas, yo no... no lo entiendo.

Ahora entendía, esa duda en su mente tendría que tenerlo alejándose de todos.

—Eso no es un problema... es como respirar, no puedes decir "no quiero respirar este aire", no se trata de eso. —Le dio una mirada amable—. Conforme te vas haciendo adulto, conociendo personas y enamorándote te vas dando cuenta que esos estereotipos, del amor perfecto y de la casa con niños, no es verdad.

Tomó las manos de Adam, quería toda su atención. El chico lo miraba con duda, pero al mismo tiempo, buscando una guía para lo que sentía era el fin del mundo. Todo el caos pasando con su relación seguro lo tenía temiendo lo que podría venir a futuro.

Las cosas no tendrían que ser de esa manera, lamentablemente esa era su realidad.

—Necesito que me entiendas, ser bisexual... no tener que elegir entre hombre o mujer, sino... simplemente, enamorarte. Está bien, está todo bien. No es malo, no estás confundido o "probando que te gusta más". —Lágrimas corrieron por las mejillas de Adam—. No eres un homosexual reprimido, tampoco estás enfermo por desear o gustar de hombres y mujeres, tienes que entenderlo... NADA de eso está mal, es quién eres.

—Lo sé... pero, pero mi mamá...

Marcos asintió.

—Sé que con esto no arreglaremos tu mundo, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí —prometió. —En ningún momento te estoy empujando a que elegir con quien debes hacer una relación, estoy diciendo... si es una chica, está bien. Si es un chico, también está bien.

Adam asintió tímidamente.

—Sea lo que sea que elijas, me tienes para apoyarte.

—También a mí. —Los dos se volvieron y Marcos se hizo a un lado cuando su prima se lanzó hacía su hermano menor. —Lo siento, Adam, lo siento tanto.

Los miró con cariño y decidió dejarlos, con apoyo sabía que Adam podría ir atravesando los retos que su vida estaba comenzando a mostrarle. Sería difícil, había tanto perjuicio en la sociedad y en los pensamientos de todos, pero tendrían que hacerse camino, sobre todo y sobre cada bache. Tenían derecho de mostrarse tal cual eran. Por el momento solo podía estar ahí para él, para Leo, Letty y para su Gus.

Todo tendría que acomodarse, no era un final feliz, pero era una posibilidad a futuro. Después de todo aquello que vale la pena no llega a manos de nadie de manera fácil.



Gracias por leer <3

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