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La promesa

Hinata Hyuga era una muchacha muy atractiva, muy inteligente, amable y agradable al trato, siempre estaba dispuesta a echar una mano a quien lo necesitara, tenía una sonrisa eterna en la cara y sus ojos, claros como el agua de un lago iluminado por la luna, atraían como el más potente de los imanes.

Naruto Uzumaki era un jovencito muy apuesto, no tan inteligente, pero siempre se esforzaba y daba lo mejor de sí. También era un chico muy agradable al trato, al que no le gustaban las injusticias, y que cuando hacía una promesa, nadie sabía como, pero siempre la cumplía. Rubio como los rayos del sol que iluminan el día y con ojos de un azul tan profundo como la inmensidad del mar o lo inalcanzable del cielo.

Cuando en el instituto Konoha descubrió que estaban juntos, hubo tantos gestos de aprobación y de felicidad como corazones rotos por el camino. Eran dos personas que atraían de una forma tan grande al resto de personas por su carisma y magnetismo que, al final, fue inevitable que se acabaran atrayendo el uno al otro.

Un problema surgió en la pareja, y es que si bien el rubio no era la persona más avispada del mundo, su esfuerzo le hacía conseguir unas notas muy buenas. No las mejores de la generación, pero sí lo suficientemente altas como para poder elegir qué quería estudiar en la universidad local. Pero Hinata, que intelectualmente era más dotada que su novio, confiaba tanto en su talento natural que cuando comenzó a aumentar la dificultad de las asignaturas, sus notas comenzaron a caer lentamente, hasta tal punto que el chico con esfuerzo superó al genio con talento natural. Algo que a Naruto no le sentaba nada bien, pues era consciente de lo que podía llegar a hacer su novia y, como siempre, quería que a Hinata le fuese siempre muy bien.

Cierto día, tras conocer los resultados de un examen, Naruto se desesperó al conocer que Hinata había estado coqueteando con el suspenso. Si de él dependía, esa situación no se volvería a repetir, porque corría riesgo el futuro de Hinata, pero no sabía qué hacer para ayudar a su amada. Las sesiones de estudio eran infructuosas, los esquemas-resumen no servían de nada, puesto que Hinata seguía creyendo que su capacidad le ayudaría, que simplemente estaba pasando por una mala racha de resultados.

- Chicos, ¿qué hago? No puedo soportar que Hinata siga tirando su futuro a la basura. - dijo el rubio, desesperado.

Tanto Sasuke como Sakura, que eran sus consejeros, mejores amigos y casi hermanos, no sabían qué decirle a Naruto. Se debatían entre decirle que dejara que ella misma se diera cuenta que no podía seguir así y decirle que siguiera luchando por ambos, aunque sabían que sería lo segundo lo que hiciera. A Sasuke se le ocurrió una idea de repente y sonrió como si hubiera dado con la clave.

- ¿Y si le dieras un incentivo para ponerse a estudiar?

- ¿Un incentivo? - dijeron al unísono Naruto y Sakura.

Sasuke asintió.

- Piénsalo, si te dijeran "Si mejoras tus notas, te pagaré ramen de Ichiraku durante un mes", ¿a que te pondrías a estudiar de una y sin pensarlo?

Naruto dijo que sí, sabiendo que el ramen era su plato favorito, podría aplicar el mismo concepto con Hinata. Sabiendo la desmedida pasión que sentía ella por los rollos de canela, podría jugar con ello.

- Pues quítale a Hinata lo que más desea y dáselo cuando vaya mejorando sus notas.

A Naruto le pareció una idea factible, aunque no le gustaba la idea del refuerzo positivo. Solo había un pequeño problema: los rollos de canela se podían conseguir en cualquier lugar, y todos parecían causar el mismo efecto en Hinata. Así que lo de los rollos de canela parecía no tener efecto. Tenía que ser algo único.

Cuando encontró la solución a esa incógnita, fue corriendo a ver a Hinata, que estaba sentada en un banco reflexionando sobre lo cerca que había estado de suspender. A ella se le iluminó el rostro al ver a su amado, pero se extrañó al verlo tan serio, algo que no era usual en él.

- ¿Qué sucede, cariño? - dijo ella, con gesto de circunstancia.

- Hinata, esto no puede seguir así, estás tirando tu futuro a la basura, y no quiero que eso te pase, eres una gran mujer a la que el mundo le va a dar grandes cosas...

Ya habían tenido esa charla anteriormente, con lo cual a Hinata ya le comenzaba a dar pereza toda reprimenda o consejo que Naruto le diera.

- Naruto, ya sabes que mi talento... - pero el rubio no la dejó terminar de hablar.

- ¡Estoy cansado de toda esa historia del talento! - gritó Naruto, también agotado por las excusas de Hinata. -El talento, si no se trabaja, no sirve para nada. Hinata, te estás dejando llevar, y no quiero ver eso. Así que tienes dos opciones: o echar el resto o...

Hubo un silencio tenso entre ambos antes de que Naruto continuara con su propuesta. Aunque le dolía, sabía que lo hacía por el bien de ella.

- Si no mejoras tus notas, dejaremos de vernos. Si tus notas mejoran, te veré cada día. Y si suspendes... Se acabó.

A Hinata se le congeló el rostro ante la idea de perder a Naruto. Su dolor se materializó en forma de un leve llanto que, si bien hizo mella en el corazón de Naruto, no hizo que se mostrará flexible con ella.

- Está bien... Me pondré a estudiar...

Hinata y Naruto sellaron su pacto con un abrazo y un beso de enamorados. Iba a ser muy duro para el rubio el hecho de tener que dejar de ver, aunque fuese por unos días, a su amada novia.

Conforme fue pasando el tiempo, las notas de Hinata fueron mejorando y Naruto cumplió su promesa de pasar tiempo junto a ella. Entendió la Hyuga que la recompensa merecía la pena y no podía ser más feliz. Pero un día, Hinata recibió una llamada desde el móvil de Naruto. Ella sonrió al recibir el llamado de su enamorado. Pero cuando contestó, la voz que oyó no presagiaba buenas noticias para ella.

- ¿Hinata? Soy Sakura... - dijo mientras lloraba la mejor amiga de Naruto. - Escucha, tienes que ser fuerte... Naruto sufrió un accidente de coche cuando viajaba con sus padres...

No podía creerlo, era una jugarreta cruel del destino el que por fin había encontrado a alguien tan bueno con ella y, de repente, le era arrebatado de su lado. Dejó caer su teléfono al suelo, rompiéndose la pantalla en el acto. Comenzó a gritar y a llorar de una forma absolutamente desoladora, como si le hubieran arrebatado lo más preciado que tuviera. Y en cierta forma era así, porque amaba a Naruto como sabía que no volvería a amar a nadie jamás, sabía que él sería su primer y último amor.

Desde ese día, nadie vio a Hinata volver a sonreír como lo hacía antes. Cambió ese gesto que alegraba a todos por una mueca que nadie sabía descifrar. Sus ojos ya no eran tan expresivos como antes, su lenguaje corporal expresaba su abatimiento, literalmente se dejaba llevar como alma en pena. Si su estado de ánimo decayó, lo que subió como la espuma fueron sus notas. De ser una estudiante promedio pasó a ser alguien que optaba al cuadro de honor. Pasó al bachillerato de forma holgada, pero sus notas anteriores la lastraron ligeramente.

Conforme avanzó el bachillerato, las notas de Hinata siguieron siendo las mejores de todas. No bajaba del sobresaliente en todas las asignaturas, cosa que sorprendió a sus profesores porque, si bien sabían que ella había demostrado talento, nunca lo había explotado como lo estaba haciendo en ese momento. Era como si, de alguna manera, algo la hubiera hecho reaccionar y centrarse plenamente en sus estudios.

También se resintió su vida social. Pasaba todo su tiempo libre entre la biblioteca y su cuarto, estudiando y centrándose en ser la mejor versión de ella misma, solo se quedaron junto a ella sus queridos amigos Kiba y Shino, y Sasuke y Sakura, que entendían por lo que pasaba ella. Aunque todos la veían igual de hermosa que siempre, como su actitud había cambiado tan radicalmente, no se acercaron a ella porque temían que el momento por el que pasaba fuese tan negativo que no reaccionara de forma corriente a los estímulos externos.

Cuando terminó el bachillerato y llegó el momento de dar las matrículas de honor a los estudiantes con mejores notas, a nadie le sorprendió que Hinata fuese la número uno de su promoción, con una media de nota que rozaba la perfección más absoluta. Como tal, le correspondía recoger delante de todos los allí presentes el diploma y la acreditación, así como dar el discurso para cerrar esa etapa y comenzar una nueva de su vida académica.

- Buenas noches a todos... - dijo Hinata con un hilo de voz muy fina. - Gracias al instituto Konoha por darme a mí y a mis compañeros lecciones, no solo escolares, sino de vida. Hemos pasado momentos muy felices y muy tristes todos juntos, y puedo decir que la ayuda que nos han proporcionado tanto la directora Tsunade, como los profesores Iruka, Kakashi, Asuma, Anko... Todos y cada uno de ellos han puesto su esfuerzo en hacernos no solo mejores estudiantes, sino también mejores personas.

A los profesores se les hinchó el pecho de orgullo. Nadie en esos años les había reconocido su labor, y aunque puede que lo dijera de cara a la galería, el hecho de que los mencionara y les agradeciera les encantaba puesto que era un reconocimiento a su labor.

- Gracias a todos mis amigos y compañeros, porque de aquí salimos con muchos vínculos personales muy profundos que nos ayudarán en el futuro: amistad, compañerismo, camaradería, cariño...

Todos sintieron que Hinata se había olvidado por algún motivo del sentimiento por excelencia, del amor. Hubo algún murmullo por ello, pero al fijarse que Hinata suspiró y se disponía a continuar, se apagaron esas vocecillas.

- Y el amor... Es el sentimiento más maravilloso que existe. Un sentimiento que hace que puedas con todo y que alcances la felicidad absoluta cuando lo tienes y que te destroza por completo cuando lo pierdes...

Hinata comenzó a sollozar ligeramente. Aunque sabía que aquel no era el momento de llorar, no podía evitarlo, sus sentimientos hacía mucho tiempo que eran más fuertes que su razón.

- Por eso, quiero agradecer también a Naruto Uzumaki, que ya no está entre nosotros, por ser la maravillosa persona que fue, la persona que me amó y que me motivó a ser mejor estudiante, sin su apoyo y su amor, no estaría dando este discurso. Fuiste, eres y serás por siempre, mi primer amor y el amor de mi vida...

Hinata levantó la cabeza miró al cielo mientras derramaba lágrimas. La gente se quedó impresionada al ver esa reacción de Hinata, que pasó a llorar de forma desconsolada mientras se agarraba en la zona del pecho, como si le doliera físicamente. Pero su dolor era emocional, y ese es mucho más complicado de sanar.

- ¿Has visto, mi amor? Tengo las mejores notas de toda nuestra generación. Por favor, vuelve a mí... Vuelve y cumple tu promesa...

Todos sabían que aquello no sucedería. Naruto había fallecido y no podría cumplir esa promesa, fuese la que fuese, la única que jamás llegaría a cumplir. Ella también lo sabía. Pero su amor era tan intenso que la obligó a esforzarse al máximo y elevar sus notas a la excelencia para poder volver a ver a su querido Naruto. Muchos alumnos, en especial Sakura y Sasuke y los familiares de Hinata comenzaron a dejar caer lágrimas al entender el motivo del sobreesfuerzo académico que ella realizaba. Pero hubieron algunas personas que comenzaron a aplaudir y lo que comenzó con cierta timidez ante lo compungidos que estaban la mayoría de los presentes, se convirtió en una ovación cerrada extremadamente sentida por todos.

En ese instante, una estrella fugaz recorrió el cielo. Hinata se fijó en ella y sonrió por primera vez en mucho tiempo de genuina alegría y felicidad en más de dos años. Creyó que esa debía ser una señal del universo y no pudo evitar creer que, de cierta forma, esa estrella era, ni más ni menos, que el alma de su querido Naruto velando por ella y alegrándose de su éxito, brillando con la misma intensidad que él veía brillar los ojos de Hinata. Y no pudo evitar las palabras que, en ese instante, nublaban su cerebro.

- Gracias, Naruto... Te amaré por siempre...

Me apetecía escribir un NaruHina triste. Y la verdad es que vi un reel en Instagram que, bueno, me inspiró y me llevó a crear esto. Ni confirmaré ni desmentiré que he llorado escribiendo esto e imaginando que esto pudiera llegarle a pasar a alguien.

Ahora que tengo algo más de tiempo libre, igual me pongo a escribir un poquito más. O igual no, quién sabe...

Lo dicho, espero que les haya gustado, y si lo ha hecho, dejen su votito y su comentario.

¡Nos vemos!

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