Reunión familiar (DeathMask) parte 5
Aioria quedo mudo al mirar cuando entro en la florería
-Buenas tardes- saludo el castaño con la voz apagada. No esperaba ver lo que estaba frente a sus ojos.
-Buenas tardes ¿en qué podemos ayudarlo?- le contestó una señora de mediana edad detrás del mostrador mientras el chico del otro día aparecía cargando unas macetas.
-Vaya, pero si es el supermodelo griego- comentó Bruno casi gritando con un tono de sorpresa y felicidad.
-¡¿Qué?!- se escuchó que varias voces en todo el lugar. Aioria se asustó, pues parecían ser más voces de las personas presentes.
Casi al instante, se oyeron pasos ruidosos que cada vez se hacían mas cercanos hasta que un grupo de personas llego corriendo hacia el mostrador desde la parte de atrás. Un hombre mayor, Casandra y 2 chicos (un chico y una chica) más o menos de la edad, aunque no podía estar seguro quien era el mayor de los tres.
-No puede ser- grito la chica de la cual no sabía no nombre- es guapísimo- lo elogió toda emocionada.
-Te lo dije- le comentó Casandra con una sonrisa engreída.
-Es muy alto- hablo en chico ¿acaso ese sería el más joven de ellos?.
-Niños, por favor- les regaño la señora.
-Tu debes ser Aioria ¿cierto?- hablo el hombre mientras se acercaba al castaño para darle un apretón de manos- Angelo nos ha contado mucho de ti-
-Un gusto- le contestó ya un poco incomodo de que el señor no deja de sacudir sus manos en el saludo.
-Nos hace mucha ilusión por fin conocer al famoso novio del pequeño Angelo- comentó la mujer- Ay, Fabio ya suelta al pobre- regaño a su marido.
-Lo siento cariño, me emocione- se disculpó el hombre rascándose una mejilla avergonzado.
-¿Angelo les hablo sobre mi?- preguntó Aioria todo confundido. No solo su novio no estaba allí, sino que toda la familia lo conocía ¿o sea que si les dijo que eran pareja? ¿pero dónde estaba su novio? ¿y esa tal Helena?
-Por supuesto, Angelo siempre escribe sobre ti y no podíamos esperar por conocerte en persona- le contestó la señora feliz- aunque creí que él nos presentaría mañana- susurro eso ultimo extrañada por la repentina llegada del novio de su niño.
-Como sea, aprovechemos que ya estamos todos para presentarnos- hablo el padre de familia- mi nombre es Fabio, mi bella esposa es Anna, mi hijo mayor es Bruno-
-Hola- dio un rápido saludo el mencionado.
-Y estas son mis hijas, Casandra-
-Hola de nuevo- le saludo dulcemente
-Ginebra y mi hijo Lucio- termino de presentar a sus hijos.
-Hola- saludaron los chicos al mismo tiempo.
-Es muy guapo- dijo Ginebra sin pena alguna.
-Ginebra- le llamo su padre en un tono un poco subido de tono.
-¿Qué? Es verdad- se defendió la chica
-Cuidado, si Angelo se entera que andas coqueteando con su novio, te quedaras sin regalo de navidad- dijo Lucio entre risas.
-Si eso pasa le pediré que me de tu regalo- dijo Casandra uniéndose a su hermano.
-No se atreverían- comenzó a quejarse Ginebra
En ese momento, ambos padres intervinieron para evitar una discusión entre sus hijos, diciendo cosas que Aioria no entendía.
Todos parecían tan metidos en la "discusión" familiar, que no notaron la serie de muecas que hizo Aioria. Solo Bruno noto el desconcierto del castaño, así que aprovecho la distracción de toda su familia para sacar al de ojos verdes de la tienda y hablar con él.
-Buscabas a Angelo ¿verdad?- le pregunto tras disculparse por todo el alboroto de su familia- fue a hacerle una visita a mi hermana Helena- le contesto con un tono que Aioria no supo descifrar y antes de que Aioria emitiera palabra alguna, Bruno le explicó que camino seguir para alcanzar al peliazul- da vuelta a la izquierda y luego derecho, no te detengas hasta llegar a una gran reja negra. Una vez adentro, está a simple vista junto a unos árboles. Es imposible que te pierdas- hizo un pequeña pausa- ¿sabes? creo que...- un fuerte ruido proveniente de la florería interrumpió al menor- mi familia ya empezó con su escandalo- se explicó dando unos pasos en dirección al negocio familiar- te sugiero que te des prisa si quieres alcanzarlo, yo debo ir y evitar que destruyan las flores o espanten a los turistas- le aviso dijo antes de irse corriendo.
Aioria, que todavía estaba muy confundido con todo, decidió escuchar al muchacho y seguir sus instrucciones lo más rápido posible.
Camino y camino hasta que se topó con dicha reja, más que nada porque era la única en toda esa zona. Bruno tenía razón, era imposible perderse en esta parte.
Sin embargo, su estómago se hundió al mirar detenidamente tanto el letrero que estaba en la parte superior, como lo que había al otro lado de la reja.
-Es un cementerio- pensó sintiendo un terrible escalofrío por toda su espalda- por favor, por favor, que Helena este allí para hacer una entrega o porque ese es su lugar de trabajo- se repetía mentalmente mientras caminaba con pasos pesados a causa de los nervios, el miedo y sobre todo la culpa. Todo el día estuvo dejando que sus inseguridades le hicieran pensar mal sobre esa chica sin siquiera conocerla, todo porque tenía miedo de que le quitara a su novio, como si fuera una rompe hogares o algo así. ¿Qué clase de monstruo lo había poseído para pensar de esa forma tan horrible?
Aioria entro al lugar. Afortunadamente no había algún guardia para evitarle la entrada, ventajas de vivir en un pequeño pueblo, supuso.
Tal como dijo Bruno, el castaño encontró de inmediato a su novio y rápidamente fue tras los árboles que menciono el chico para comprobar si sus temores eran reales.
Angelo estaba solo, de pie frente a un lapida, con un ramo de flores en la mano y con una expresión abatida. Aioria nunca vio a su pareja con un rostro tan afligido. Era muy diferente a cualquier otra expresión triste que le hubiera visto al peliazul.
La culpa creció en Aioria.
Fue muy injusto con Angelo y Helena. Necesitaba irse antes de cometer alguna otra idiotez.
-Es un bello día ¿no te parece?-
Aioria salto del susto al escuchar la voz de su novio.
-Lo siento, sabes que siempre he sido malo con estas cosas- dijo Angelo esta vez en un tono más cómico- han pasado unos ¿10 años? Y aun no puedo hablarte sin parecer un completo tonto- Aioria vio que su pareja se rascaba la nuca avergonzado y nervioso. No estaba hablando con él, sino que a Helena.
-Te traje esto- le dijo poniendo el ramo en la base de la lápida- no creas que he olvidado cuáles son tus flores favoritas...mi querida Helena- dijo eso ultimo con la voz quebrada.
-De verdad lo siento, sé que llegaron muy tarde- dijo derramando unas lagrimas- se supone que debía dártelas en tu sepelio. Yo de verdad quise despedirme de ti apropiadamente, pero pasaron tantas cosas, y no pude pelear por ti. Créeme, si pudiera yo- hizo una pausa- pero no significa no estuviste conmigo todo este tiempo. Siempre estuviste aquí- se tocó el pecho con la mano- te extrañe mucho, tanto que, creí que no volvería a amar a alguien como lo hice contigo- hablo inclinando la cabeza hacia el cielo.
Aioria abrió los ojos al escuchar esa frase. Quería irse, no era correcto estar escuchando esa conversación. Era un asunto privado entre Angelo y Helena. No tenía nada que hacer ahí.
-Pero, sorpresa, encontré a alguien- dijo el peliazul sin la voz temblorosa- y no te pongas celosa ¿de acuerdo? Sabes que tú siempre serás mi chica especial y eso nunca cambiara ni en un millón de años. Lo que sucede es que, veras, esta persona es-
Aioria se tuvo que cubrir la boca para no ser descubierto.
-Es un chico, un hombre- dijo meneando la cabeza- sorpresa número 2 del día, resulta que hace unos años descubrí que soy bisexual. Aunque imagino que tú ya lo sospechabas, que por eso siempre me mostrabas los modelos de tus revistas y bromeabas con que te cambiara por un chico extranjero- contó entre risas nerviosas al caer en cuenta que técnicamente eso fue lo que paso- no lo planeé, de hecho, pensaba que jamás podría volver a ser feliz luego de que te fueras. No solo porque te fuiste, pasaron tantas cosas que sentí que me habían robado la felicidad por años-
Aioria no pudo irse tras escuchar eso.
-Lo siento, creo que te estoy abrumando con tanta información, pero en 10 años cambian tantas cosas. Te digo que comprendí que soy bisexual, por lo que no te engañe de ningún modo, deje de hablarme con el amagado de mi padre, nunca volví a este pueblo hasta ayer, deje la carrera militar por algo que si me hace feliz y bueno, esta este muchacho. Su nombre es Aioria, es alguien maravilloso ¿sabes? Es guapo, inteligente, amable y tan maravilloso. Llevamos ya unos cuantos años y de verdad lo amo- Aioria pudo ver como el rostro de su novio se sonrojaba mientras hablaba de él. Se veía tan lindo de esa forma, todo apenado por decir cosas tan dulces. Aioria sentía que se derretía de amor.
-Tu familia ya sabe de él y creo que se ha ganado su bendición sin siquiera conocerlos-
Esas palabras le cayeron al castaño como un balde de agua fría.
-Digo, Bruno ya lo conoció, pero tú sabes a lo que me refiero ¿no?- ahora Angelo hablaba con más confianza. Como si hablara con un viejo amigo y no una lápida fría- mi punto es, te pido que me sepas disculpar por mi terrible ausencia, por no darte una despedida apropiada y que, si es posible, por favor no guardes rencor porque ahora tengo a alguien más en mi corazón. Tuve que seguir con mi vida, sin ti, aunque me doliera- dio un pesado suspiro- Espero sepas entenderme Helena. Nunca me gusto ocultarte nada-
Aioria, con lágrimas en los ojos decidió que ya era suficiente. Ya había estado demasiado tiempo de entrometido y se fue lo más rápido y silencioso que pudo. Regreso al taller y se desahogó aprovechando todo el tiempo que estuvo solo.
Libero su alma de todas las penas que los aquejaron ese día. Sus dudas, sus celos, su envidia, sus preocupaciones injustificadas.
Ahora entendía porque todo esto era tan difícil para el peliazul. Angelo necesitaba primero hacer las pases con sus fantasmas (tanto literales como metafóricos) para poder hablar con él y lo mejor que podía hacer era ser paciente y dejar de maquinar ideas raras en su cabeza. Pues por su falta de serenidad, ahora era él quien le empezaba a ocultar cosas al peliazul. Se estaba convirtiendo en una hipócrita al actuar a espaldas de su novio, creando secretos malos entre ambos.
No, no iba a permitir eso y menos ahora que Angelo iba a hablar tan abiertamente con él. Iba a decirle la verdad, solo que no en cuanto regresara el moreno, pues ambos tendrían sus emociones a flor de piel. Lo iba hacer en la noche, cuando ambos estuvieran tranquilos, dispuestos a hablar seriamente y con sinceridad.
Para eso debía limpiarse la cara y no preocupar a Angelo con sus ojos hinchados. Si el peliazul lo veía todo lloroso, sabía que su platica sería inevitable y no quería causar problemas antes de tiempo.
El castaño entro al taller y en el baño se limpió la cara y se calmó lo más que pudo.
Cuando Angelo regreso, Aioria le sonrió y actuó lo mas natural posible.
-Toma- le dijo el peliazul entregándole un ramo de girasoles
-Mis favoritas- dijo Aioria en un tono suave antes de olerlas- no tenías porque molestarte-
-¿Bromeas? Adoro consentirte- le dijo guiñándole un ojo de forma coqueta- oye ¿estas bien?- pregunto al ver que su pareja no respondió a su gesto como siempre.
-¿Eh?- exclamo Aioria regresando de lo profundo de sus mente- si, todo bien, no te preocupes- le contestó hundiendo su cara entre los girasoles para que el otro no viera sus ojos y empezara a hacer preguntas para las que no estaba listo-
-Vale- comento el mayor no muy seguro de la respuesta que recibió- vamos a casa-
Ambos se subieron a la camioneta y regresaron a la casa del peliazul en silencio.
Era un silencio raro, mientras Angelo parecía tranquilo Aioria estaba demasiado callado, pero usaba de excusa el disfrutar el aroma de los girasoles, claro que eso se traducía a que el castaño no separa su rostro del ramo.
-¿En serio estas bien?- preguntó el peliazul al sentir la vibra que emanaba de su novio.
-La verdad es que no...no lo creo- confeso el castaño- pero, justo ahora, no me siento bien para contártelo-
-¿Tiene algo que ver con lo que paso hoy?-
Aioria sintió como se ponía pálido.
-¿Acaso me escucho en el cementerio?- se preguntó mentalmente entrando en pánico.
-¿C cómo?- quiso preguntar pero sentía que su lengua se trababa.
-Toda la familia me dijo que ya te presentantes con ellos y me hicieron preguntas cuando fui a recoger tus flores- le explico en un tono neutral y sacudía los hombros como si el asunto no fuera la gran cosa, lo que le hizo pensar a Aioria que no lo noto frente a Helena. Lo mas seguro es que Angelo estuviera muy distraído, cosa obvia considerando que estaba visitando a su primer amor, quien falleció, tras una década.
-Lo siento, yo...- Aioria no podía pensar en ninguna excusa valida. Solo actuó por celos.
-Oye, tranquilo- le dijo el italiano- no te estoy interrogando, solo quiero saber si ellos te hicieron incomodo o si te ofendieron en algo-
-¿Qué?-
-Bueno, esta mañana estabas bien y sonreías, pero desde que te deje un rato te veo decaído y apagado- le dijo el ojiazul con cierta preocupación- ¿quieres contarme de eso?-
-Te seré sincero- le empezó a hablar el ojiverde- si me siento mal, pero te aseguro que no fue la familia de la florería...es, por otra razón-
-¿Quieres hablar de eso?- le pregunto su novio con una sonrisa tranquilizadora.
Aioria lo miro un rato y quiso reír. Esta situación era muy irónica en realidad. Varias veces fue él quien se ofrecía a escucharlo y que el italiano se desahogara, que sacara sus penas, y si bien había cosas que nunca le dijo, como la existencia de Helena y todo lo que la rodea. Ahora era su novio quien le ofrecía ese apoyo. ¿Cómo es que Ángelo podía guardar tantas penas, miedos y conflictos por años? Él solo llevaba un periodo corto de tiempo y ya se sentía fatal.
-Si quiero- contestó el castaño bastante abatido- pero no ahora mismo-
-Entiendo ¿aún quieres que hablemos en la noche como quedamos ayer?- se atrevió a preguntar el peliazul.
-Si, de hecho...creo...creo que es importante ambos hablemos- dijo agachando la cabeza y desviando la mirada hacia la ventana-sobre eso-
-De acuerdo- acepto el mayor bastante tranquilo.
Aioria quiso decir algo mas, pero simplemente no pudo.
Afortunadamente para ambos, el viaje en carro fue corto.
-Adelántate, yo iré a dejar esto en el almacén- le informo el peliazul antes de bajar.
-Deja te ayudo con eso-
-No, no hace falta- respondió Angelo negando con una mano.
-¿Seguro?- pregunto el castaño.
-Por supuesto, no quiero que se arruinen tan bonitas flores- le dijo dándole unos golpecitos en la frente al otro y saliendo del auto.
El de ojos verdes, no supo como sentirse ¿su novio esta enojado, incomodo, lo está evitando a propósito?
Aioria suspiro y también salió.
-Mi tío y mi padre ya deben estar en casa, así que ellos te abrirán la puerta- le explico el mayor mientras empezaba a sacar las cajas con pesticida.
-Esta bien- contestó Aioria en automático y bastante decaído.
-Oye- le hablo el italiano cuando paso cerca de la cajuela.
-¿Qué pasa?- preguntó curioso
-Ven aquí- le pidió que se acercara. En cuanto estuvo frente a su novio, Angelo lo beso en los labios. Un beso tierno y cariñoso- te amo- le dijo con una pequeña caricia en la mejilla y una gran sonrisa.
-Yo también- Aioria sonrió enternecido por ese gesto.
-Te alcanzo en un momento- le dijo dándole un guiño coqueto.
Aioria le dio una sonrisa enternecida, más no dijo nada, solo camino en dirección de la casa con sus flores en mano.
-Tal vez el señor Virgilio tenga algún florero para ustedes- pensó en voz alta mientras miraba su ramo.
Cuando ya estaba frente a la puerta, Aioria noto que de hecho estaba entreabierta. ¿Acaso le dejaron la puerta abierta para que pudiera entrar sin mas o debería tocar la puerta igualmente?
Antes de considerar cualquier cosa, se escucharon voces dentro de la casa.
Aioria se paralizo.
-¡Es que no puedo creerlo!- esa era la voz del señor Virgilio
-Baja la voz- se escucho la voz de Manigoldo- y por favor...-
-No, no me pidas que me calme cuando estoy viendo que no has cambiado ni un poco con tu hijo- DT sonaba molesto e indignado- parece que de nada sirvió que buscaras ayuda-
-No digas eso-
-¿Pero qué?- el castaño se tapo la boca, rogando porque no fuera escuchado por los 2 hombres en el interior de la casa.
-¿Y qué quieres que diga entonces? Todos tus avances se fueron en picada desde que el niño volvió a casa, ni siquiera parece que estas intentando arreglar las cosas con él-
-Si lo hago- la voz del señor Manigoldo- pero es difícil-
-Pues hazlo fácil- esta vez, la voz de DT sonó tan herido, mas que furioso.
Hubo silencio
Aioria tuvo miedo de moverse
-¿Es que no te das cuenta hermano?- otra vez la voz del pelirrojo- Angelo ama a su novio-
Muy bien, eso sí que llamo poderosamente la atención del castaño.
-Ellos algún día tendrán bebés, formarán una familia-
Aioria se sonrojo con esa afirmación, incluso trago saliva.
-Y no podremos formar parte de eso si no dejas de ser un cretino con tu hijo. Si no arreglas esto antes de que se vayan, lo perderemos para siempre, lo entiendes ¿verdad?-
-Lo sé- la voz de Manigoldo se escuchaba apagada.
-Mira, se que no es fácil, pero por favor, al menos inténtalo-
Silencio
-Ya perdimos al niño por 10 años, pero esta aquí, de vuelta, dispuesto a que volvamos a ser una familia. Por eso te lo ruego, no lo orilles a irse otra vez. No podría soportarlo-
Aunque no pudiera verlos, Aioria imagino que DT estaba devastado por decir tales palabras. Su voz sonaba tan triste, tan herida.
Otro silencio
Aioria entonces decidió retroceder unos pasos, respiro profundamente un par de veces y, con su mejor cara, decidió tocar la puerta y fingir que no escucho nada.
-¿Hola?- dijo con tono inocente- ¿alguien ahí? La puerta esta abierta-
-Pasa cariño, estamos en la sala- escucho la voz del señor Virgilio. Aioria logro distinguir que el pelirrojo tuvo que forzar un poco el tono alegre.
-Disculpe que lo moleste, pero Angelo me dio estas flores y me preguntaba si tendrá algún florero que me pueda prestar- hablo mientras caminaba por el pasillo.
-¡Oh, pero que lindo!- exclamo el DT mientras juntaba sus manos cerca de la cara.
-En un momento regreso- dijo Manigoldo con una mueca en la cara- vuelvo para la cena-
-Se puntual- le hablo su hermano.
Manigoldo asintió y cuando ya estaba por irse, miro a Aioria. No de forma molesta o extraña, solo lo miro unos segundos.
-¿Te gustan los girasoles?- pregunto
-Ehm...si, son mis favoritas de hecho- contestó el griego confundido, más que nada porque el mayor estaba extrañamente tranquilo, estoico.
-Es un lindo detalle- con esas palabras se fue.
-Tengo un hermoso florero que combinara perfecto con ese ramo- interrumpió el pelirrojo.
-Eh seguro- Aioria estaba atónito.
Es como si el humor del señor Virgilio hubiera dado un giro de 180 grados. Ahora si parecía genuina su felicidad mientras buscaba el florero entre sus muebles.
-Mira, es grande y muy bonito, seguro que le quedara perfecto- le dijo mostrándole el florero todo emocionado.
-Es precioso- dijo el menor con una sonrisa- ¿Dónde cree que pueda ponerlas?-
-Oh, donde tu quieras- le respondió el pelirrojo- si quieres puedes ponerla en tu habitación, aunque no entra mucha luz ahora que lo pienso-
-Es verdad, sin mencionar que no hay mucho espacio- reflexiono el griego- ¿habrá algún problema si lo dejo aquí en la sala?-
-En absoluto, será lindo apreciar tan bonita vista cuando bajemos para empezar el día-
-Me alegro- Aioria sonrió
Parece que el mal trago de la conversación entre los hermanos se había barrido, aunque sea temporalmente.
-Ya llegue- se escucho la voz de Angelo
-Bienvenido- dijeron el pelirrojo y el castaño al mismo tiempo.
Cuando se dieron cuenta de esa sincronización, se miraron uno a otro y luego se rieron por lo divertido de la situación
-¿De qué se ríen?- pregunto el peliazul con una sonrisa en la cara.
-Solo descubrimos que fuimos cortados por la misma tijera- bromeo el mayor de todos con burla.
-Tal vez por eso Angelo nos ama tanto- le siguió el juego el griego.
-Por supuesto- comento Virgilio entre risas- somos increíbles- le guiño un ojo.
-Creo que es obvio que si- se unió el peliazul siguiendo el juego también.
Todos se rieron.
-Bueno, bueno- dijo el mayor juntando sus manos para cambiar de tema- iré a preparar la cena, así que pórtense bien- les aviso con una sonrisa divertida.
-¿Quieres que te ayude?- se ofreció su sobrino.
-No, no, tú ve y pasa tiempo con tu novio, ese es el punto de tomar vacaciones ¿no es así?- pregunto asintiendo como si acabara de hablar de algo muy serio-vayan a la sala mientras preparo la cena, vamos, shu shu- con esas palabras les "echo".
-Así que de ahí viene tu terquedad- comentó Aioria en tono de broma.
-No tienes ni idea, mi tío será todo corazón, excepto si lo haces enojar o lo indignas- le contesto tomándolo por los hombros para contarle tal información de forma "sutil" mientras los guiaba para la sala y sentarse un rato.
-Es bueno saberlo- comento Aioria con una gran sonrisa- no quisiera hacerlo enojar-
-Hazme caso gatito, no querrás terminar como yo cuando tenía 8 años-
-¿Qué paso?- preguntó Aioria con un brillo en los ojos.
-Pues veras, todo comenzó con algo de pegamento y...-
Así, Angelo empezó a compartir historias de su infancia con Aioria, incluso usaba referencias de su casa para dar una mejor idea de la anécdota. Aioria estaba encantado.
-¿Tienes frio?- le preguntó el italiano de pronto.
-¿Eh?- dijo Aioria sorprendido. Sin darse cuenta, comenzó a frotar uno de sus brazos para darse calor- ni siquiera me di cuenta-
-Espera un minuto- respondió el peliazul, se levanto del sillón y se fue.
Aioria creyó que iría arriba a buscar uno de sus suéteres, pero no fue así.
Solo se acerco a una puerta de la entrada, la abrió y busco en su interior.
Una manta, eso fue lo que saco. Parece que era un armario.
-¿No crees que es demasiado grande solo para mí?- preguntó el castaño al ver el tamaño colosal de la manta.
-Es muy presuntuoso de tu parte asumir que era solo para ti- dijo Angelo mientras la desdoblaba con una sonrisa en la cara.
Acto seguido, Angelo puso parte de la manta sobre los hombros del griego, se sentó muy cerca de él y también se cubrió con la manta.
-¿En serio?- pregunto el de ojos verdes en tono de broma- no estamos en una de nuestras acampadas-
-Me da igual, tengo frio y eres el mejor calefactor de la vida- le respondió mientras se acurrucaba en el pecho de Aioria.
-Death, aquí no- le susurro Aioria con un ligero sonrojo en la cara.
-No estamos haciendo nada malo gatito- le comento mientras lo abrazaba por la cintura por debajo de la manta- además, eres mi novio y quiero mimarte hasta el hartazgo- completo con un beso en la mejilla.
Aioria se rio, enternecido por esas lindas acciones de su novio.
Angelo también se rio. Hacer a Aioria feliz era su mayor alegría, bueno, eso y hacerle algún comentario subido de tono para hacerlo sonrojar.
-Prepárate gatito- le dio un aviso antes de llenarlo de besos en la cara.
-No, espera- le dijo tratando de alejar al ojiazul entre risas.
Una bella imagen
Fue cortada cuando el peliazul mayor entro al campo de visión de ambos jóvenes.
El ambiente se volvió tenso, otra vez.
Angelo y Aioria se detuvieron al instante de verlo, pero ambos con sentimientos diferentes. Aioria se sintió tan avergonzado como cuando era adolescente, incluso podía sentir su cara toda roja.
Angelo, en cambio, parecía molesto con su padre, aunque Aioria no estaba seguro de por qué exactamente. ¿Era solo por qué los interrumpió? ¿o acaso Manigoldo tenía algún problema con las parejas homosexuales? No, eso ultimo sonaba poco probable, ya que ese no fue tema de conversación con el señor Virgilio. Sin embargo, eso no quitaba que Manigoldo todavía procesara que su hijo gay, bueno, bisexual, pero su actual pareja, él, sea un hombre, en especial después de tantos años sin contacto.
Aioria solo quería poder huir o esconderse de las miradas que se lanzaban pare e hijo. Eran muy incomodas, sin mencionar del silencio sepulcral entre ambos.
Parece que, además de la platica entre ellos en la noche, ahora también esta pendiente una plática sincera entre los peliazules.
Ojala las vacaciones den para eso, con suerte y la platica de la noche le ayudara a completar el panorama.
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Hola lectores, finalmente he vuelto y con la continuación de la historia mas larga hasta ahora.
Lamento mucho la tardanza, pero aquí está el nuevo capitulo y ya se están resolviendo algunas dudas.
El siguiente capitulo, es la tan esperada platica y sabremos que paso con Manigoldo y Angelo.
Se viene la historia lacrimógena, espero no salga tan mal.
Por favor, no olviden votar y comentar si tienen alguna queja o sugerencia.
Hasta la próxima. (espero no tarde tanto)
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