Reunión familiar (DeathMask) parte 4
El día paso volando para Aioria y cuando menos lo espero, él y el señor Virgilio debieron regresar a casa para cenar.
-Hasta que por fin se dignan a venir- se escuchó la voz del señor Manigoldo cuando entraron a la casa.
-Me temo que no tuvimos otra opción, pero créeme si por mi fuera, llevaba a Aioria a cenar al restaurante frente a la Iglesia- le contestó el pelirrojo mientras iba a saludar a su hermano.
-Ah no tío consíguete a tu propio novio, que este es mío- interrumpe Ángelo para acercarse a Aioria y darle un beso de bienvenida.
En respuesta del comentario, Aioria dio una risa ahogada. Por su parte, DT también se rio, con la diferencia de que él rio a todo pulmón, cosa que confundió a padre e hijo.
-¿Cuál es el chiste?- pregunto Manigoldo intrigado.
-Si, yo también que saber- le secundo su hijo.
-Oh, no es nada en realidad, hasta es un poco vergonzoso- contesto DT con su tono teatral
-Pues, vamos a cenar y ahí nos cuentas que te puso tan...contento- dijo Manigoldo antes de irse a la cocina jalando a su hijo con él.
Ya en la cena, Virgilio le conto a su familia cómo le había ido a él y a Aioria en el pueblo, omitiendo la conversación que tuvo con Aioria sobre Ángelo por respeto a su privacidad. Sin embargo, no omitió la historia de Bruno, cosa que sorprendió a Ángelo, aunque no por las razones que Aioria imagino.
-Y finalmente pude terminar los ataúdes que me pidió el pueblo de al lado, así que me temo que mañana no estará mi maravillosa persona para alegrar su día después del desayuno- termino de contar su día el pelirrojo. Casi siempre era él quien evitaba que hubiera silencios incomodos en la mesa.
-No te aflijas hermano, lo soportaremos- contesto Manigoldo en tono de broma. Esa era una rutina muy común entre ellos.
-Por cierto querido sobrino ¿Cuándo piensas ir a visitar a Bruno y a los demás?- pregunto su tío mientras se servía otra porción de comida.
-Si es que piensa ir a verlos- comentó Manigoldo para luego exclamar un ouch. Su hermano lo había pateado bajo la mesa.
-Iré mañana- anuncio el peliazul menor- de todos modos, necesitamos pesticidas para las cosechas, ya revisé y no va a alcanzar el que está en el almacén- se adelantó a explicarse con su padre. Ya sabía que su viejo protestaría de antemano si no tenía una buena justificación para no trabajar con él.
Aioria otra vez sintió una gran incomodidad, el ambiente entre su novio y su padre realmente era muy tensó.
-Gracias por la cena- Ángelo termino de comer y se fue a limpiar su plato. Aioria termino también y fue a ayudar a su pareja.
Sorprendentemente, Manigoldo no dijo, ni siquiera cuando ambos subieron al cuarto sin recoger o limpiar el resto de la vajilla, cosa que hizo que Aioria se preguntara si fue por causa del pelirrojo.
-¿Y cómo te fue con mi tío? Espero que no haya intentado robarte para que te conviertas en su novio y me dejes por un sugar daddy- bromeo en cuanto llegaron al cuarto y cerraron la puerta.
-No juegues con eso- le dio un codazo suave mientras se ríe- y me la pase bien, aunque admito que no espere que se dedicara a construir ataúdes, eso sí, son muy hermosos- le comentó mientras se quitaba los zapatos- fue interesante saber que tu tío le regala ataúdes a gente que no puede costearlos-
-Si, así es mi tío- le contesto el italiano con una sonrisa triste- siempre ha dicho que ya la vida es muy dura como para que la muerte lo sea igual y que por eso todos merecen un buen lugar donde descansar una última vez-
-Es un lindo pensamiento- dijo Aioria a punto de quitarse la camisa cuando recordó el "incidente" de la mañana- por cierto ¿tú...cerraste con llave cuando saliste en la mañana?- preguntó señalando la puerta.
-Si...como siempre ¿por qué?- Ángelo no entendía la pregunta
-No, no, por nada, no me hagas caso- Aioria contestó rápidamente y tratando de ocultar su claro nerviosísimo. Se había arrepentido de tocar el tema, pues al fin y al cabo, no paso nada malo, además de que ya había hablado con el señor Virgilio.
Ángelo pudo ver a través de esa mala actuación de parte de su pareja por lo que se puso a conectar puntos. No tardo mucho en intuir que fue lo que paso- ah, soy un completo idiota- se quejó en voz alta mientras se talla la cara con frustración.
Aioria entonces lo mira preocupado.
-Lo siento Aioria, es mi culpa no haberte comentado que mi tío siempre entra, o más bien, entraba a mi cuarto a dejarme algo de comer por la mañana- se disculpó el peliazul apenado porque su novio pasara por ese disgusto.
-Esta bien, no paso nada malo. Solo me sorprendió- le aclaro Aioria casi de inmediato.
-Le diré que no te vuelva a molestar- dijo Ángelo dispuesto a salir del cuarto.
-Esta bien, ya te dije que no paso nada malo- el castaño lo sujeto de la muñeca para que no se fuera- de hecho, yo ya hable con él en la mañana-
-Ya veo- fue lo único que dijo el italiano antes de que su lenguaje corporal se relajara y se fuera a sentar en la orilla de la cama.
-¿Te dijo por que lo hizo?- pregunto el peliazul.
-Solo dijo que era una vieja costumbre ¿eso es cierto?- pregunto el castaño sentándose a su lado.
-Si- contesto con una sonrisa melancólica- siempre fue un tío consentidor, prácticamente fue mi figura materna, pero debido a que era muy buen militar, casi nunca estaba en casa porque lo mandaban al extranjero. Una vez, antes de mi cumpleaños 10, le pedí que me preparara de sus deliciosas galletas y pasáramos todo el día juntos como regalo, pues ya tenía varios meses sin verlo. Lamentablemente la noche anterior a mi cumpleaños le hicieron un llamado a Alemania así que a la mañana siguiente no pudo acompañarme como prometió, pero dejo un plato de sus galletas caseras junto a un vaso de leche y una nota en que se disculpaba por no cumplir su promesa en mi mesa de noche. Desde entonces, usa sus galletas para acercarse a mí y poder hablar- le contó con un rostro afligido-¿sabes? Por mucho tiempo pensé que esa era su forma que lidiar con la culpa de abandonarme por largos periodos de tiempo, como una ofrenda de paz para que no pudiera repudiarlo cuando finalmente llegaba a casa de sus misiones- le confeso el peliazul con una risa seca.
Aioria solo lo miro con mucha compasión y tristeza. ¿Qué había pasado en esa casa para que su novio tuviera cargando todo ese equipaje en la conciencia?
-Ángelo yo- trató de hablar el castaño fue interrumpido por su pareja sin querer.
-Pero luego entendí que era su forma mostrarme que no estaba solo y que realmente era su forma de disculparse conmigo por muchas cosas- reflexiono Ángelo en voz alta, pero una vez se dio cuenta que no lo pensó, sino que lo dijo, se sintió avergonzado- perdona, se supone que vinimos a descansar y a pasar unas agradables vacaciones, no a que hagas de centro terapéutico con mis tonterías- Ángelo ya estaba por levantarse de su lugar cuando sintió los brazos de su novio rodearlo en un abrazo.
-No- exclamo el ojiverde al momento de abrazarlo con fuerza- por favor, nunca vuelvas a decir eso de ti ¿esta bien?- le dijo tras un pequeño silencio entre ambos- yo te amo y me, me duele que no me tengas la confianza para decirme que tus penas- al final, fue sincero con sus preocupaciones.
-¿Aioria?- el ojiazul estaba confundido por esa declaración por parte de su novio.
-Yo...entiendo que has pasado por situaciones difíciles y que eso te ha cerrado a la gente- comenzó a explicarse- yo te conocí sabiendo eso de ti y soy muy consciente que has hecho grandes avances con eso, y créeme, eso es genial, maravilloso, de hecho- Aioria empezó a hablar un poco mas rápido por culpa de los nervios.
-Pero- dijo Ángelo para incitarlo a continuar sin temor.
-Pero últimamente siento que no confías lo suficiente en mi para hablar de tus preocupaciones, miedos o problemas- soltó el griego torpemente- no se casi nada de tu familia, no sé cómo era su relación, ni se porque dejaste de tener contacto con ellos y me asusta pensar que te este lastimando al decir algo sin saber. Como cuando hablo de mi padre o mi hermano y como soy feliz con ellos, no sé cómo eso te afecta y me preocupa, no quiero causarte algún mal, pero no se cual son esas heridas y así poder evitar abrirlas de nuevo o incluso ayudarte a que sanen por completo- Aioria ya tenía demasiado tiempo guardando esos miedos y ahora los había soltado todo de golpe, como si los hubiera vomitado- tal vez...este viaje fue un error- suspiro cansado y triste- creo que nunca debí insistir en venir aquí en primer lugar- se lamentó mientras se sujetaba la cabeza.
-No lo fue- hablo Ángelo mientras acomodaba un mechón en el cabello de su novio- y tienes toda la razón- le dijo antes de que el otro siquiera pensara en objetar- no he sabido ser abierto con estas cosas, porque por mucho tiempo ni yo mismo las entendí. Necesite mucho tiempo para poder buscar ayuda y así enfrentarme a mis demonios personales- Aioria estaba sorprendido ¿realmente estaba pasando? ¿realmente su novio le iba a contar todo?
Por un momento sintió que su corazón se detenía, lo mismo con su respiración.
-Mi vida se fue en picada poco antes de entrar a la adolescencia y por mucho tiempo pensé que no tendría arreglo. Lo bueno es que conocí buenos amigos que me sacaron de ese asqueroso pozo en donde me revolcaba, me convencieron de pedir ayuda profesional y pues descubrí que estaba roto, pero me pudieron reparar. Luego, cuando pensé que no podía estar mejor en mi vida, te conocí a ti y fue aún mejor- el peliazul le dio una gran sonrisa junto a una caricia en su mejilla.
-¿Tiene algo que ver con tu papá?- se atrevió a preguntar el griego aprovechando un poco ese momento de confesión- yo...veo que no se llevan muy bien-
-Aquí es cuando te preguntaría si ha sido muy obvio, pero en mi familia no existe la palabra sutileza- comento el italiano tratando de aliviar un poco la situación.
-¿Y por qué se llevan tan mal?- pregunto tratando de sonar mas curioso que triste o enojado.
-De él a mí, no tengo idea, pero sospecho que es porque nunca pude ser lo suficientemente bueno para sus estándares, nunca fui el hijo que perfecto que quiso, o tal vez me odia porque mate a mi madre- le contesto el peliazul como si nada, cosa que espanto a Aioria ¿de verdad era algo tan terrible?
-Ángelo- le intento hablar el castaño, más no pudo, simplemente no salía nada de su boca. Se sentía terrible de escuchar que su novio tuviera una visión tan terrible de si mismo, y que esa idea fuese creada por su propio padre.
-Tranquilo, eso ya esta en el pasado. Ya pude reconciliarme conmigo mismo- le conto Ángelo con una sonrisa tranquilizadora. Esa era una parte de su pasado que no deseaba que afectara su relación con su novio.
-¿Y con tu padre?- soltó Aioria sin pensar.
-Bueno, eso va a ser mas complicado- respondió el italiano con una expresión amarga. Todavía intentaba mantener su sonrisa, pero era difícil para él.
-¿Y eso por qué?-
-Porque él me hizo algo que no pude perdonar. Durante toda mi vida acepte todo lo que me exigió, aunque no me gustara, pero él cruzo una línea que fue mi limite...es por eso que decidí que no volvería a esta casa nunca mas. Solo regrese una vez y fue para decirle sus verdades a mi padre y recoger unas cosas para no regresar, incluso si eso significaba no ver mi tío otra vez-
-¿Puedo saber que fue lo que paso?-
-¿Confías en mí?- esa fue la respuesta del ojiazul a su novio, quien se sorprendió por que le contestara con otra pregunta.
-Con mi vida- Aioria no dudo en contestar.
-Entonces te pido que por favor me des un poco de tiempo. Se que ya parece que solo doy excusas para no hablar de esto, pero de verdad, de verdad, necesito resolver un par de cosas antes de poder hablar de esto contigo ¿puedes darme ese tiempo?-
-Ya espere mucho para eso- dijo Aioria tras suspirar nuevamente- puedo esperar un poco mas- finalizó con una sonrisa- solo, espero que no tarde tanto- dio una pequeña risita.
Ángelo también rio. Era muy afortunado por tener un novio tan comprensivo y paciente con él.
En su mente, se prometió no defraudar esa confianza.
-Si todo sale bien, mañana tendrás toda la historia- le prometió antes de bostezar cansado.
-Solo- hablo Aioria- cuídate, por favor- su tono de voz era casi de suplica.
-Tranquilo gatito, ya soy un niño grande-
Con esa simple, pero efectiva, respuesta, Aioria se tranquilizó. Ambos dejaron el tema a un lado y se fueron a dormir.
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Al día siguiente, Aioria despertó mas tranquilo que el día anterior, mas que nada, porque su pareja estaba ahí, a su lado, con una sonrisa tranquila.
Ambos se levantaron, se vistieron y bajaron a desayunar. No hubo discusiones, miradas incomodas, ni nada que causara tensión en la casa.
Aioria sospecho que eso debió ser cosa del señor Virgilio. Algo debió decirle al señor Manigoldo luego que subieron a descansar.
-Gracias por el desayuno- dijo Ángelo mientras se levantaba y recogía su plato.
-Recoge todo y pueden irse- hablo Manigoldo de mala gana. No parecía feliz porque su hijo fuera a salir de paseo con el novio.
Para sorpresa de Aioria, Ángelo no dijo nada y acato la orden sin rechistar. Ahora que sabía la razón de esa tención, se sintió aún mas incomodo, además de triste.
-¿Cómo se van a ir cariño?- pregunto el pelirrojo.
-Caminaremos- respondió el peliazul menor simple y llanamente.
-Manigoldo ¿Por qué no le prestas tu auto a los chicos?- pregunto DT a su hermano.
-No hace falta tío- respondió Ángelo antes de que su padre emitiera sonido alguno- no esta muy lejos y nos gusta caminar-
-Si, no se preocupe- le secundo Aioria a su novio.
-¿Por qué no le prestas tu carro Manigoldo? De todos modos te vas a quedar a revisar las tuberías de riego- sugirió Virgilio mientras veía a los muchachos prepararse para irse.
-No- la respuesta de Manigoldo fue seca.
-Ya te dije que no te preocuparas tío- le hablo Ángelo con una sonrisa- regresamos antes de la cena-
Con esas palabras, ambos salieron de la casa.
Durante unos minutos, ni Aioria ni Ángelo emitieron palabra alguna.
-¿Ves esos acres de allá Aioria?- hablo de pronto el italiano mientras señalaba una zona a su izquierda,
-Si-
-Le pertenece a mi familia hasta...ese cerco con setos- le señalo un punto bastante lejos de su posición.
-¿En serio?- Aioria estaba asombrado por descubrir que los terrenos de la familia de su novio eran enormes.
-Pues si, los cultivos de olivo y la máquina para extraer el aceite necesitan mucho espacio, aunque debo aclarar que no es de los mas grandes de la zona. Es una productora bastante moderada en comparación a otras-
-Eso no quita que sea algo increíble- dijo Aioria emocionado- no imagine que vinieras de familia rica-
-No lo soy, solo que a mi abuelo le compensaron sus servicios con estos terrenos y sus hijos supieron hacer buen uso de ellos-
-Oh- fue lo único que pudo pronunciar el castaño. Era la primera vez que Ángelo si quiera mencionaba a su abuelo. Al menos había hablado un poco de su padre y su tío, pero nunca de su abuelo, ya hasta pensaba que tal vez nunca lo conoció- ¿y voy a poder conocer las plantaciones o es una especie de secreto familiar al que no puedo acceder?- pregunto en un tono divertido cambiando de tema para no causar alguna situación incomoda.
-Claro que puedes- dijo el peliazul mientras lo abrazaba por los hombros- claro, si no te molesta andar en caballo por grandes hileras de cultivo- le guiño el ojo y le dio una sonrisa coqueta.
-No, si es contigo- le siguió el juego de coqueteo- suena hasta romántico, tú y yo cabalgando juntos por el campo- dijo feliz antes de darle un beso en la mejilla.
-Me gusta la idea- le secundo Ángelo feliz.
Ambos rieron y siguieron caminando mientras hacían bromas o mientras Ángelo le contaba algunas curiosidades de los terrenos.
Cuando llegaron al pueblo, Ángelo le pidió a Aioria que esperara en donde estaba y que no tardaba.
Obviamente, Aioria acepto la petición y espero en ese mismo lugar.
No tuvo que esperar mucho. Al poco rato Ángelo volvió, pero conduciendo una motoneta italiana. De esas que Aioria había visto cientos de veces en películas ambientadas en alguna parte de Italia.
-¿Pero qué es eso?- pregunto el castaño sin poder contener su emoción y asombro.
-¿Tú qué crees? Una motoneta, por supuesto- contestó Ángelo con una sonrisa triunfante.
-¡Esta increíble!- exclamo el castaño con estrellas en los ojos.
-Súbete- le pidió mientras la pasaba un casco para él.
Aioria salto a la moto apenas se puso el casco y se abrazo a su novio con fuerza mientras sonreía como niño pequeño al que le acababan de regalar un juguete nuevo.
¿Y cómo no iba a estarlo? Aioria nunca oculto su afición por ese tipo de motonetas de tipo italiano y de cómo le encantaría pasear en una como en las películas que veían en casa.
Su novio le había hecho realidad su sueño de pasear con él en una motoneta en un pequeño pueblo de Italia, nada podía arruinar su día ahora. Por el contrario, su día con su novio fue de bueno a mejor, pues de vez en cuando, Ángelo detenía la moto para que pudieran conocer algún lugar en particular y así poder turistear y tomarse fotos juntos.
-Esta es mi favorita- comentó el castaño mientras veía una foto que tomo cerca de una fuente con un jellato* en las manos.
-Salió bien- contestó el peliazul dándole la razón mientras tomaba la basura de ambos y se levantaba para tirarla en un bote de basura cercano.
-¿Le gustaría comprar unas flores?-
El castaño escucho una voz femenina cerca suyo. Cuando levanto su mirada del celular vio una jovencita de cabello castaño y rostro dulce. Tenía una canasta colgando en un brazo y le ofrecía un ramo con su mano libre.
-Bueno yo...- Aioria no sabía que contestar, ciertamente eran hermosas, pero realmente era seguro tomarlas. La chica era joven, más nunca estaba de mas ser precavido. Había visto suficientes películas para saber que no debía fiarse de cualquiera...sin mencionar que no tenía mucho dinero ¿Qué tanto podían costar unas flores?
-Oye Aioria- se escucho la voz de su pareja detrás de él. Internamente, Aioria agradeció aliviado a su pareja, su llegada fue muy oportuna- ¿crees que poda...mos...-
Ángelo no pudo terminar su oración. Aioria pudo ver que su novio quedo mudo a causa de una gran sorpresa y al parecer, la causante de esa sorpresa era esa chica.
-Helena- soltó el peliazul de forma suave, casi como un susurro. El castaño agradeció que no estuvieran en la gran ciudad donde esa palabra se hubiera ahogado por el incesante ruido.
Por su parte, Ángelo quedo perplejo ante la figura femenina que tenía delante de él. Esos cabellos castaños, ojos verdes y piel pálida. Lo único que pudo pronunciar fue ese nombre. El italiano pudo sentir un extraño sabor en la garganta, apenas tuvo la fuerza para soltar esa única palabra.
En respuesta, la chica sonrió de una forma que Aioria no pudo descifrar ¿estaba feliz? ¿o había algo oculto?
-¿Ya te estas quedando ciego, viejito?- le pregunto acompañada con una risita traviesa que intento cubrir con una mano en un gesto que intentaba parecer inocente.
-Ja, niña fastidiosa no te quieras pasar de lista- le contesto Ángelo haciendo una mueca burlona mientras negaba con la cabeza- ¿cómo has estado Casandra?- pregunto ahora con una sonrisa mas sincera y mas ¿fraternal?
-Bienvenido de vuelta Ángelo- le dijo la chica abrazando al peliazul de forma eufórica y un tanto infantil.
-Es bueno estar de vuelta- Ángelo le sonrió mientras le daba unas palmaditas en la cabeza.
-¿Y quién es el chico guapo?- le pregunto la chica tras inclinarse hacia un costado para poder mirar a Aioria.
-Claro- Ángelo entonces se dio la vuelta y pasa uno de sus brazos por los hombros del castaño- Casandra, te presento a mi novio Aioria- luego se volteo a su novio y presento a la chica- Aioria, ella es Casandra, la hermana menor de Bruno, el chico que conociste ayer con mi tío-
-Oh ¿así que tú eres el super modelo que el señor Virgilio se quiere robar?- rio la chica con una cara divertida.
-Sobre mi cadáver- grito Ángelo de forma increíblemente dramático, casi infantil- mi tío no se robará a mi novio- bufo "indignado" mientras Aioria sentía la cara roja.
-No has cambiado nada- dijo la chica entre risas- ¿ya te topaste con mis hermanos?- le pregunto Casandra curiosa.
-No, aún no- respondió el peliazul rascándose la nuca- pero creo que pasare por la florería luego-
-Esta bien- le sonrió la niña muy emocionada- por favor, no olvides visitar a mi hermana, ella estará feliz de verte después de tantos años- le dio una reverencia como muestra de respeto.
-Cuenta con ello- le guiño un ojo el moreno mientras sonreía.
-Bueno, tengo que volver a la florería o Bruno estará como loco, aunque no tanto cuando le diga que yo te encontré primero- se jacto la chica inflando su pecho de orgullo.
-Claro, y no tiene nada que ver el hecho de que nos hayas seguido y aprovecharas la oportunidad para hablarnos ¿cierto?- Ángelo mostro una enorme sonrisa tétrica.
-Visítanos pronto ¿de acuerdo?- dijo la chica dando unos pasos atrás- adiós chico guapo- se despidió antes de salir corriendo en una dirección que Aioria desconocía.
-Estos niños- pensó Ángelo en voz alta mientras negaba la cabeza suavemente.
-¿Qué acaba de pasar?- pregunto el castaño confundido.
-Nada, solo son unos amigos que no han terminado de madurar- contesto el peliazul riendo en voz baja.
-¿Amigos?- dijo Aioria sin poder creerlo, esa chica no parecía mayor de 16 años ¿cómo es que eran amigos?
Con ese pensamiento, Aioria entrecerró los ojos y miro de forma sospechosa a su pareja.
-¿Y a ti que te pasa?- le pregunto el italiano al sentir la mirada de su novio. Tardo unos segundos y entendió que es lo que pasaba por la cabeza del griego- ¡No es lo que crees!- exclamo fuerte, mas no gritando.
-¿Entonces?- pregunto sin dejar a un lado la mueca que le había puesto.
-Soy amigo de su familia desde hace años ¿de acuerdo?-
-¿Solo eso?- Aioria levanto una ceja.
-Yo...salí con su hermana mayor cuando íbamos en secundaria- Ángelo contesto con cierta incomodidad en la voz.
-Guau...eso no lo esperaba- confeso el castaño abriendo los ojos y levantando las cejas.
-¿Y eso por qué?- preguntó Ángelo confundido por las palabras de su pareja.
Aioria solo lo miro confundido ¿cómo que no le pareciera raro lo que dijo? ¿acaso tuvieron una relación tan seria como para que conociera a la familia de su novia? Pero eran adolescentes ¿cómo pudieron tener una relación así?
Aioria se puso nervioso, esto era demasiada información para él. Esa chica debía significar mucho para su novio considerando que ella fue su primer pensamiento en cuanto vio a la señorita de las flores.
-Oye ¿estas bien?- le pregunto el moreno al ver que Aioria tenso el cuerpo y la cara. Lo conocía muy bien para reconocer ciertas señales en sus expresiones- ¿qué tienes, te sientes mal?-
-No, no, para nada- respondió Aioria en un tono mas alto del necesario.
-Ah, ya entiendo- sonrió el italiano de forma picara- estas celoso- soltó en un tono lento y meloso, claramente disfrutando lo que dijo.
-¿Qué? ¡Claro que no!- respondió Aioria a la defensiva.
-Claro que si, esa marca en tu frente me lo dice- se río mientras señalaba el espacio entre sus cejas.
-No, no se de que hablas- Aioria se cruzo los brazos y volteo la cara a otra dirección.
-Ya, ya, no te pongas celosito- le contesto Ángelo dándole una palmaditas en la espalda- este es un pueblo pequeño y todo mundo se conoce-
Aioria suspiro, pero de inmediato le sonrió a su novio, cosa que alegro al peliazul y decidieron continuar con su paseo.
Sin embargo, Aioria no estaba del todo tranquilo. Si bien las palabras de Ángelo explicaban lo de la familia de esa tal Helena, surgió una nueva inquietad en el castaño. ¿Qué pasaba si Ángelo y esa chica se volvían a ver cara a cara? ¿podría ser que resurgieran viejos sentimientos entre ambos? Después de todo, donde hubo fuego, cenizas quedan ¿no es verdad?
-Oye Aioria-
Aioria reacciono ante el llamado y volteo a ver a su pareja.
-¿Qué pasa?- le pregunto un poco lento, como si apenas hubiera despertado de la cama.
-Te estaba diciendo que si puedes llevarle los pesticidas que pedí al taller de mi tío, ya los tienen listos y mi tío me escribió que podíamos regresar en su camioneta-
-Ah, claro- dijo Aioria aliviado de que Ángelo no le preguntara otra vez si algo le pasaba, considerando que le estaba repitiendo ese pedido porque no lo escucho a la primera- ¿son muchas cajas?-
-Solo 3 cajas, aunque están algo grandes ¿puedes hacerte cargo solo?-
-¿Bromeas? No levanto pesas solo para hacerte babear por mi ¿sabes?- bromeo el castaño mientras le picaba una mejilla con el dedo.
-Que mal, y yo que pensé que te ejercitabas por mi- dijo Angelo con un puchero exagerado.
-Ya quisieras- se rio el castaño
-Mi tío dijo que dejo una copia de la llave bajo la maceta-
-Yo me encargo- sonrió Aioria confiado de cumplir el favor.
-Por favor- eso fue lo único que dijo el italiano antes de irse
Aioria no pregunto, pero imagino que vería a la familia de la florería y estaba bien con eso, solo esperaba que no estuviera esa tal Helena.
-Rayos, si estoy celoso- pensó antes de irse en dirección a la tienda donde fueron a buscar los pesticidas.
Una vez ahí, solo tuvo que entregar el recibo de los pesticidas para poder llevárselos, pues ya estaban pagados.
Tal como dijo Ángelo, el producto estaba en tres cajas bastante grandes. Le tomo un rato, pero al final pudo acomodar las cajas para llevarlas todas juntas. Iba algo lento, pero seguro de que nada se caería hasta llegar al taller, o al menos eso pensó hasta que casi se le resbala una caja, todo porque paso cerca de la florería y pudo ver a su novio abrazando a varias personas, con una gran sonrisa en la cara, de esas que no le brindaba a cualquiera.
Apenas pudo evitar que hubiera un accidente y que la caja se hiciera pedazos, menos mal tenía buenos reflejos.
-Eres un tonto, casi tiras las cajas- se regaño mentalmente una vez recupero el equilibrio- y todo porque no sabes controlar tus tontos celos- se dijo frunciendo el ceño y decidió a no voltear hacia la florearía y terminar su encargo antes de que otra cosa pasara.
Sin embargo, ese sentimiento no se fue en ningún momento, por el contrario, se intensifico, en especial cuando guardo el pesticida.
Los pensamientos invasivos sobre es tal Helena lo golpeaban una y otra vez, cada vez mas fuerte y con mas insistencia. Era horrible sentirse de ese modo.
-Lo siento Angelo- pensó muy nervioso antes de salir corriendo hacia lo florería. Debía ir, encontrarse con esa dichosa Helena y decirle que el peliazul era su novio. Iba a marcar territorio como vulgarmente se le dice.
Si, era un golpe bajo para la confianza de su pareja, pues lo ideal sería que Angelo lo presentara como su novio ante ella, no presentándose de forma invasiva y armando un escandalo de paso.
Aún así sentía que debía hacerlo, así que llegó a l florería y respiro un poco antes de entrar. Mostro una gran sonrisa tras cruzar la puerta para parecer que iba por un motivo inocente.
Gran sorpresa la que se llevó
OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
Bueno, eso es todo por este capitulo
La verdad es quería abarcar mas, pero sentí que ya estaba quedando muy largo. Así que esto se alargara un poquito, 1 o 2 capítulos mas de los que pensaba. Espero quede bien, sobre todo la siguiente parte porque estará muy cargado de emociones, o eso espero.
Referencias:
* jellato = tipo de helado popular en Italia
Creo que igual escriba un capítulo de otra historia antes de seguir esta historia, o igual no, estén al pendiente.
Bueno, pues eso es todo, no olviden votar y comentar por favor. Hasta la próxima.
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