Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Abrazo luctuoso

-Hogar, dulce hogar- comento una figura quien estaba a unos metros de la entrada- tsss eso sonó demasiado cursi jujuju- se rio con su propio comentario.

Esa figura no era ni mas ni menos que DeathMask de Cáncer, el cuarto custodio de las 12 casa, quien acababa de regresar de una misión en el extranjero por órdenes del Patriarca.

-Agh, ni mis bromas pueden cortar este ambienta tan deprimente- comentó para sí mismo luego de unos segundos, que parecieron horas, de un sepulcral silencio.

Lo cierto, es que ese día en particular era uno muy pesimista para el Santuario y para todos sus habitantes, y es que en esa fecha se celebraba el aniversario luctuoso del caballero renegado Aioros de Sagitario, aunque Death diría que mas bien era el recordatorio del día en que el santo mas noble del Santuario se vendió a Hades y secuestro a la Diosa Athena que acababa de reencarnar en la tierra, pues él sabía que Aioros no murió ese día exactamente.

No podía estar seguro cuando fue con exactitud cuando pareció, pero él lo sabía, Aioros todavía tardo un poco de tiempo para morir, él podía estar seguro porque estuvo ahí, cuando finalmente encontraron su cuerpo a mucha distancia del lugar donde debió haber muerto originalmente.

De cualquier forma, él no era la excepción a esa pesadumbre comunal, lo quisiera o no.

-Tenías que ser un idiota incluso en tus últimos momentos ¿verdad Aioros?- pensó con cierto rencor mientras caminaba en dirección a los 12 templos a paso muy lento. Una parte de él solo quería descansar de su largo viaje, pero otra quería alejarse de toda esa mierda sentimental que inundaba el Santuario ese día. Aioros habrá muerto en calidad de traidor, pero eso no impedía que mucha gente aún le lloraba y le cumpliera luto incluso después de su decimo aniversario.

Ese era la razón por la que el ambiente de todo el lugar se llenaba de sentimientos y pensamientos que lo enfermaban y le causaban una terrible jaqueca. No era una sorpresa entonces que quisiera ahogar todos esos malestares con algo de alcohol barato.

La duda real en ese día era si se emborrachaba en la comodidad de su templo o lo hacía en una taberna cualquiera en Rodorio. Ambas tenían sus ventajas y desventajas así que todo dependía de su estado de ánimo.

-Esta será una noche de porquería- pensó en voz alta tras un pesado suspiro.

-Carajo, como quisiera un cigarrillo justo ahora- exclamo frustrado apenas unos minutos después. Su desesperación era tanta a ese punto que solo podía rascarse la cabeza de pura ansiedad. No importaba cuanto lo intentara, el recuerdo de Aioros, de su última pelea no lo dejaba de acosarlo en ese día, no importa cuanto haya pasado, no importa cuánto intente ahogarlo, simplemente se niega a morir, igual que el hombre que protagonizaba dichos recuerdos.

Death ya estaba a punto de querer arrancarse el cuero cabelludo cuando un cosmo lo detuvo. Se trataba de uno muy débil, pero con una fuerte carga de súplica, lo cual solo hizo que Death soltara una risa seca. Sabía perfectamente a quien le pertenecía ese cosmo tan necesitado de compañía, lo conocía muy bien.

-Bueno, eso es mejor que un cigarrillo- se dijo antes de decidirse a seguir ese rastro de cosmo. Era hora de ver a donde se había metido este año.

Tal como supuso, Death se topó en poco tiempo con el dueño de dicho cosmo, quien no era otro que el caballero dorado Aioria de Leo, aunque si alguien que no lo conociera lo viera en ese momento, no podría creer que se trataba del famoso león dorado por lo triste y patético que se miraba en ese pequeño rincón de tierra y columnas rotas, solo con su traje de entrenamiento.

Death miro el alrededor y pudo asumir que su vecino había estado allí desde hace un par de horas, por lo menos, rompiendo todo cuanto estuviera al alcance de sus terribles técnicas de caballero dorado.

¿Cómo lo sabía? Simple, el gato hacía la misma pataleta cada año sin falta desde que recibió la noticia de la muerte de su hermano traidor, y cada año Death presenciaba desde la distancia dicho "berrinche" ¿Por qué? Ni él estaba seguro del todo, tal vez era por simple morbo de verlo sufrir o tal vez por simple curiosidad de saber hasta donde llevaba su furia el niño bonito.

Destruía cosas (rocas, columnas, muros), se miraba las manos y se ponía a llorar hasta que caía rendido sobre las rodillas para permanecer en esa posición un buen rato, hasta que finalmente se dignaba en levantarse y se iba a su templo o al de Milo, no estaba muy seguro de esa ultima parte realmente.

¿Acaso esta vez el gato haría algo diferente? Era la primera vez que se escondía tanto de la vista de otros. No es que hiciera alboroto en plena vía publica para llamar la atención, pero ahora si que se había ocultado bien. Estaba fuera de la vista de todos y a bastante distancia de cualquier multitud, perfecto para gritar o destruir sin llamar la atención.

Bueno, ahí estaría para verlo actuar, si es que lo hacía, como siempre.

-Death- escucho susurrar al castaño.

Los ojos del italiano se abrieron sorprendidos, era la primera vez en años que Aioria se dignaba a hablarle cuando estaba en ese estado de melancolía, no es como si él se hubiera escondido como una rata para verlo en esta fecha cada año. Simplemente se quedaba a una distancia prudente y lo miraba. Si Aioria no lo hubiera querido cerca bien podía echarlo, o bueno, podía intentarlo. Sin embargo, nunca lo hizo ¿por qué lo hacía justo ahora? ¿o será que Aioria ya estaba delirando por culpa de sus sentimientos? No podía estar seguro, Aioria dijo su nombre, pero nunca volteo a mirarlo. Apenas emitió un susurro entendible, menos mal no había nadie ni nada que silenciara o redujera el sonido de su voz.

-Death- lo volvió a nombrar, esta vez el castaño se volteo para mirarlo cara a cara y, para sorpresa de Death, Aioria no lo miraba con odio o furia. Por el contrario, se mostraba increíblemente triste y vulnerable, sus ojos estaban llenos de lágrimas que luchaban por no caer por su cara. Eso definitivamente dejo aun mas confundido a DeathMask, su mandíbula estaba a nada de caer, tuvo que usar toda su concentración para evitar que eso sucediera.

-Death- Aioria frunció un poco el seño y se acerco a él.

El peliazul estaba tan aturdido por el actuar tan extraño de su compañero, que no fue capaz de moverse. Cuando menos se dio cuenta, Aioria camino hacía él y lo sujeto de las hombreras de su armadura.

El italiano realmente creyó que lo estaba atacando, pero estaba confiado en que se lo podría sacar de encima ya que el castaño no traía puesta su armadura, esa era una ventaja significativa.

Sin embargo, Aioria no lo ataco, ni siquiera intento lastimarlo, solo se sujeto a sus hombros y apoyo su cabeza en su pecho, como si de un niño pequeño se tratara. Eso fue lo mas incomodo que sintió el italiano en mucho tiempo. No era muy aficionado a las muestras de afecto, o al contacto físico en general, menos mal su armadura servía como una especia de barrera para no estar tan pegado al griego.

Solo pudo mirar a los lados y tratar de entender que rayos estaba pasando con su vecino para que de pronto le hablara y le diera ese extraño abrazo.

-Death, Death- repitió el castaño sin parar, lo que puso tan nervioso al cuarto guardián que sentía que unas gotas de sudor resbalar por su frente ¿Qué se supone que debía hacer? ¿debía golpearlo, huir?

-Por favor Death, te lo ruego, te lo suplico- la voz de Aioria apenas era entendible por la forma en que se había abrazado a él. Death podía jurar que ya estaba llorando por como articulaba esas palabras- necesito que me digas ¿viste a mi hermano?-

DeathMask no entendió a que se refería su vecino con esa petición ¿acaso pensaba que podía ver fantasmas, así como si nada? Porque así no es como funcionaba la cosa.

Era cierto que en algunos países se tiene la creencia que los fantasmas tomaban mas fuerza el día de su aniversario luctuoso y eso les permitía visitar a los vivos, pero era verdad eso...no del todo.

-Aioria, yo...- la incomodidad del italiano era evidente en su voz. No tenía caso ocultar ese hecho ¿qué ganaba con mantener una fantasía?

-Por favor, dime, necesito saber si viste a mi hermano en la colina del Yomotsu cuando murió- por primera vez, desde que volteo a verlo, Aioria lo miro a la cara, solo que esta vez dejo que las lagrimas fluyeran sin control. No le importaba que DeathMask lo viera así, lo único que deseaba era una respuesta por parte del italiano a su pregunta.

Aioria era consciente de que esa pregunta llegaba demasiado tarde, claro que lo sabía, es solo que, no había podido juntar la suficiente fuerza de voluntad para hacerla hasta ese día. Su dolor, su duelo, incluso su orgullo, le impidieron articular dicha pregunta, pero como cualquier sentimiento reprimido iba a salir tarde o temprano, como una tetera que se calienta poco a poco hasta que estalla de golpe.

Ese día fue el limite de Aioria, su cuerpo ya no pudo soportar que no hiciera nada por saber mas sobre la muerte de su hermano. Obviamente estuvo en su funeral, paso la noche en el velorio con su cuerpo e incluso pudo convencer que lo enterraran en el cementerio de los caballeros a pesar de ser un traidor. Afortunadamente el patriarca acepto, pero de ahí en fuera, nadie le explico nada, solo que intento matar a Athena y que Afro, Death y Shura se encargaron de hacerlo pagar sus despreciables actos.

Durante los años, Aioria fue preguntando por los detalles a Shura y Afrodita. Si bien no le contaron mucho, eso le dio cierta tranquilidad, pese a que su hermano se atrevió a traicionar a sus amigos y a su diosa. El único al que no le pregunto nada fue justamente a Death.

Al principio, durante los primeros años en que noto su presencia, Aioria deseaba echarlo, golpearlo y gritarle por molestarlo en un momento tan vulnerable para él, más no lo hizo, Death extrañamente se mostró respetuoso durante esos momentos de dolor. No hubo burlas, comentarios sarcásticos, solo estaba ahí, ni siquiera lo miraba con prepotencia o sorna.

En parte, fue por eso que lo dejo quedarse, como una muestra de buena voluntad entre ambos, para honrar el recuerdo de su hermano. La otra razón por la que aceptaba la presencia de DeathMask era que deseaba aprovechar esa rara oportunidad para poder hablar con él y que le dijera de buena manera si vio a su hermano antes de caer por la columna del Yomotsu. Quería saber si su hermano sufrió, si existió la posibilidad de haberlo salvado, lo que fuera. No le importaba lo que le dijera Death, con saber si lo hizo le bastaba.

-Por favor Death, te lo ruego- le volvió a pedir mientras lloraba- dime si viste a mi hermano, necesito saber-

Por su parte, Death no dijo nada, apenas procesaba lo que Aioria le había dicho.

-Death, por favor, di algo, responde- le hablo el griego al ver que su compañero no respondía.

Death mostraba una mirada perdida, parecía ido, como si se hubiera perdido en sus recuerdos.

La verdad es que Death, en su momento, también sintió la necesidad de buscar el alma de Aioros en el Yomotsu a pesar de las ordenes de Shura.

En cada oportunidad que tenía, mientras no se encontraba el cuerpo de Aioros, viajaba con sus ondas infernales a diferentes partes de la colina del Yomostsu y buscaba, al menos hasta que el cansancio o una orden de Shura lo obligaban a volver.

Paso semanas enteras recorriendo cada zona, cada rincón, cada parte conocida y desconocida por la armadura de cáncer, hasta se arriesgó a pasar por la orilla de la colina con tal de poder verlo. Incluso después de que se encontrara su cuerpo, incluso después del velorio y del entierro siguió buscando, más nunca lo encontró, nunca pudo verlo cruzar al mundo de los muertos, como si no hubiera muerto, pero eso era imposible. Él vio el cuerpo, lo toco, fue él quien lo cargo hasta su tumba y fue él quien lo puso en la tierra. Era imposible que Aioros estuviera vivo.

Sin embargo, el hecho de no verlo caminar entre otros muertos lo tenía ¿aterrado? no ¿angustiado? tal vez ¿Por qué? Ni él estaba seguro, podría ser por el respeto que alguna vez le tuvo a Aioros o porque deseaba una "venganza" por haber escapado de él cuando huía de las 12 casa con Athena.

De cualquier forma, nunca lo encontró y eso lo carcomió por un tiempo. Su mente no dejo de darle vueltas al asunto y tuvo que convencerse de que tal vez él cayo mientras estuvo en alguna misión o que simplemente nunca lo pudo verlo por la inmensidad del Yomotsu.

Al final tuvo que obligarse a olvidar todo el asunto, de contrario terminaría perdiendo la cabeza por algo que ya no tenía importancia.

-¡DeathMask-

Ese grito y una fuerte sacudida regresaron a Death de su propia mente.

Lo primero que vio fue a Aioria, con esa tonta expresión de preocupación, igual a la que le hacía Aioros cuando era un niño pequeño. Que molestia.

Death solo suspiro y trato de alejar un poco a su vecino. Toda esta situación era demasiado emocional para el gusto de Death.

Lo peor de todo, es que no sabía cómo responder a esa pregunta. Se supone que debería ser algo fácil ¿no?

Solo debía decirle, o que nunca lo vio (cosa que no era mentira después de todo) o que si lo hizo, y de paso burlarse de ambos hermanos, de Aioros por morir de una forma tan estúpida y de Aioria por todavía aferrarse a un recuerdo infantil, pero ¿qué ganaba con eso? No es como si encontrara placer en el sufrimiento de su compañero, para nada.

Pese a su mala fama en el Santuario, DeathMask no era alguien que buscara hacer daño activamente solo para ver reacciones, él simplemente se regodeaba de su trabajo como caballero, cosa que era completamente diferente.

También era cierto que su relación con Aioria no era la mejor, pero no por las razones que muchos esperarían.

-¿Qué importa?- esas fueron las palabras del peliazul tras un silencio que le pareció eterno a Aioria ¿era en serio? ¿esa era su maldita respuesta después de que le rogo y le suplico por un poco de paz para él y su hermano? En verdad era un monstruo desalmado

Aioria frunció el ceño, su mirada estaba inyectada por la furia mas salvaje que alguna vez pudo imaginar, apretó los dientes y, sin pensarlo, se lanzo contra DeathMask dispuesto a sacarle la verdad a golpes si hacía falta.

Aioria conecto el primer golpe en la cara de Death. Un golpe tan fuerte que incluso mando a volar su careta a algunos metros de ellos y tiro a Death al suelo. No conforme con ese puñetazo, Aioria se acercó otra vez a Death para golpearlo nuevamente. Tal vez no tenía su armadura en ese momento y eso lo ponía en una cierta desventaja ante su vecino, más no le importaba. Estaba furioso y si golpeando a Death se calmaba, entonces lo haría sin reparos.

Aioria espero que Death pusiera resistencia, pero para su gran sorpresa no paso nada. Death no se movió siquiera. Simplemente se dejó golpear. Si no fuera porque Aioria reaccionó a su propia violencia tras unos cuantos golpes, toda la situación pudo escalar a niveles peligrosos para ambos caballeros.

-¿Ya te sientes mejor?- dijo Death al ver que Aioria bajaba su puño lentamente y su respiración se hacía pesada. A su parecer, ya se le había pasado el ataque de ira y poco a poco volvía a ser el niño bueno de siempre.

-Death, lo siento yo...- el castaño sintió un terrible remordimiento por sus acciones cuando vio a su compañero todo ensangrentado y golpeado, pero lo que más le dolió a su alma fueron esas palabras. En ese momento Aioria entendió que los roles de ambos de invirtieron ahí mismo. Él se convirtió en el monstruo y extrañamente Death en la víctima inocente, que no le guardaba ningún ápice de odio o rencor.

-Perdón, perdón- dijo totalmente horrorizado porque fue él quien dejo así a su compañero de armas.

¿Cómo fue que paso esto? ¿por qué le dolió tanto la respuesta de Death? Era algo que él haría ¿no? Sabía que eso podía pasar ¿no? Entonces ¿Por qué dejo que todo se saliera de control? ¿Qué estaba mal con él?

De pronto, mientras Aioria parecía entrar en pánico, Death se irguió lo suficiente para quedar sentado en piso, levanto los brazos. Contra toda lógica, lo rodeo con sus brazos y lo acerco a él. No había dado un abrazo desde hacía mucho tiempo, pero al menos hizo el intento.

Por primera y única vez en su vida, DeathMask de cáncer dio una muestra de genuina empatía, de amabilidad e incluso de aprecio por su compañero dorado.

Como era de esperarse, Aioria se sorprendió por tal acto. Death no era precisamente alguien que se preocupara por otros y menos que hiciera algo por alguien que no sea él o el Patriarca.

Este simple gesto, junto la enorme culpa que sintió por atacar a su vecino, fueron más que suficientes para que llorara, que las lágrimas fluyeran sin ninguna restricción. Ya estaba tan cansado de tener que guardarse todo ese dolor. Por una vez, solo una, quiso volver a ser un niño y poder escapar de ese dolor por un momento para desahogarse y sacar todo de su sistema.

Aioria entonces respondió al abrazo de su no amigo. Corto la poca distancia que DeathMask mantuvo en su intento de abrazo, se recargo en su pecho y se soltó a mares. No le importaba si Death usaba eso para fastidiarlo luego, en verdad necesitaba esto más que nunca.

Death, evidentemente, se congelo ante esa invasión del poco espacio personal que le quedaba, especialmente porque no fue con una intención violenta. Si, por más extraño que eso pudiera sonar, los gestos afectuosos desconcertaban a Death más de lo que podía hacerlo la rabio o el odio. Que alguien, en este caso Aioria, se acercara de esa forma tranquila, sin golpes de por medio, era completamente nuevo para él.

¿Cómo se supone que debía actuar ahora? ¿debía decir algo? ¿y si solo lo golpeaba o le gritaba para que lo soltara?

Todas esas preguntas desaparecieron cuando escucho un ruido que conocía, pero nunca le había importado en realidad.

Un llanto triste.

No fue difícil para Death saber que Aioria estaba llorando. Lo que le pareció raro fue el por qué su vecino decidió mostrarse en ese estado precisamente a él, quien no era alguien adecuado para ese tipo de cosas. No era un secreto para nadie que era un cretino. Él era la peor opción para ser un hombro para llorar, de hecho, mientras más lejos estuviera era mejor para la salud mental de los demás.

Pese a todo ese razonamiento, Death no aparto a su compañero, lo dejo que se desahogara. Incluso le dio unas palmaditas en la cabeza.

Esto, lejos de molestar al castaño, lo hizo sentir más protegido. Era como si su hermano lo estuviera consolando, como cuando era niño.

Un pequeño alivio se asomó en Aioria por primera vez en ese día, y tal vez, tras años de doloroso silencio.

Una atmosfera extrañamente agradable se creó entre ambos caballeros. Si alguien los viera en tan buenos términos, pensaría que se trataba de una ilusión muy mal hecha, pues era imposible que eso sucediera en realidad. Sin embargo, era muy real, solo que era una situación que se dio bajos circunstancias muy extrañas e improbables.

Prácticamente el universo, sus signos y el humor de ambos hombres debió confabular entre sí para que ambos se encontraran de esa forma "amistosa". Un especial énfasis en que ambos controlaran el poderoso carácter que los dos se cargaban, en especial Death, quien parecía que una fuerza misteriosa debió mantenerlo sereno en todo momento.

Todos en el Santuario sabían que éste usaba su poderosa labia para destrozar a cualquier ente que tuviera la desgracia de meterse en su camino y Aioria nunca fue una excepción, por el contrario, el castaño era una de las victimas favoritas del cuarto custodio, especialmente luego de la muerte del traidor de su hermano Aioros.

Por supuesto que Aioria se sorprendió mucho por esta extraña tranquilidad en su vecino, pero no quiso tentar su suerte, no en un momento tan importante para él y su salud emocional.

Lo que el quinto guardián no sabía es que su compañero no tenía ninguna intención de molestarlo ese día por respeto a él. Si, aunque fuera difícil de creer, DeathMask respetaba a su compañero de armas. Era cierto que lo consideraba un tonto sentimental por no quitarse el lastre que era el recuerdo de Aioros. De que por más que decía no querer ser como el traidor del Santuario, Death sabía que eso era una sucia mentira, no porque fuera un traidor igual que si hermano (ni el mismo Aioros era un traidor) sino más bien, porque tenía el mismo estúpido corazón de oro que el caballero de Sagitario. Ni importaba cuanto que intentara verse rudo y ser estricto con los caballeros de menor rango, el peliazul sabía que era igual de sentimental y tonto, que antes que salvar su pellejo, arriesgaba la vida por los inútiles y los débiles. Prácticamente se desvivía por salvar a la basura, sujetos que él sabía que no durarían en el mundo si no fuera por el caballero de Leo.

Pese a esos terribles "defectos" Aioria tenía una cualidad que, aparte de diferenciarlo de su hermano, era la razón por la que sentía un genuino respeto por él. Esa cualidad era el coraje, carácter muy propio del animal que representaba el signo de su constelación guardiana. Aioria siempre tuvo las pelotas bien puestas y eso era algo que admiraba del castaño, incluso cuando él trato de mostrarle la verdad del mundo tras la muerte del caballero centauro.

Muchas veces trató de hacer que rompiera con los recuerdos de Aioros. Él esperaba que, con sus comentarios crueles, su vecino decidiera por finalmente dejar de esconderse tras la figura piadosa de su hermano y que se volviera él mismo, que abriera los ojos y dejara de tener en un pedestal la figura de su hermano mayor.

Lastimosamente, eso nunca ocurrió, si bien Aioria ya no era tan ingenuo, seguía siendo un tonto idealista que creía en que valía la pena gastar tiempo y esfuerzo en ayudar a debiluchos sin solución. Aún así, ver que se mantuvo firme en lo que él creía y que no dejaba que nadie le dijera como debía pensar o en que creer era algo dino de reconocimiento. Esa determinación era admirable, en especial porque Aioria nunca dejo que lo vieran con lastima, que fueran condescendientes con él en sus peores momentos. Nunca se hizo la víctima, simplemente se quedaba callado y seguía adelante con su filosofía de vida, como todo hombre fuerte que se respete debe hacer.

Ese era motivo por el que permitió que Aioria lo usara como un muñeco antiestrés. En realidad, no le importaba hacer algo bueno una vez en la vida si se trataba de alguien a quien le guardaba algo tan valioso como el respeto. Lo hizo con Afrodita, lo hizo con Shura, incluso lo hizo con Saga cuando revelo su identidad como el Patriarca e incluso lo hizo con Aioros mucho tiempo atrás.

Por otro lado, eso no evitaría que su parte más "traviesa" saliera a la luz, incluso en un momento tan emotivo como ese.

-Espero que esto no se haga costumbre entre nosotros Aioria- le hablo en un tono divertido- porque de lo contario dejare de verte como el poderoso león dorado, y pasare a verte como el león cobarde del Mago de Oz y no me refiero a la versión del libro, que es bastante genial- una sonrisa se formó en su cara satisfecho- habló de la versión de la película de los años 30, ya sabes, el que tiene esos ridículos rulos como melena-

Aioria no respondió a eso, no obstante, escucho cada palabra, cosa que no le sorprendió, pero si le corto ese momento catártico para él. Bueno al menos tuvo uno para empezar y duro más de lo que esperaba en compañía de DeathMask.

-Lástima que no te dejes crecer el cabello- dijo el italiano mientras enroscaba un mechón del cabello de Aioria- te verías igual de adorable que ese león- se rio al imaginar cómo se vería el cabello de su vecino si lo tuviera más largo.

Aioria solo suspiro, no es que le molestara que Death hablara de algo tan trivial, al contrario, era agradable, pero...

-Aunque creo que te pareces más al león del libro ¿sabes? es una pena que nunca hayan adaptado bien ese libro porque es bueno, sin mencionar que es del dominio público, no tienen pretexto para no hacerlo. Digo, mientras las zapatillas no sean rojas ni la bruja verde no habría problemas con el estudio de la película. Para empezar los zapatos originalmente son de plata y en ninguna parte del libro dicen que la bruja es verde, así que no entiendo porque no adaptan bien el libro y dejan de querer copiar la película de los 30. Ni que fuera tan buena, solo se te cuentan la mitad de la historia y el final es terrible. Y no hablo de que todo fue un sueño, eso está bien, yo hablo de que resulta que el hada esa siempre supo cómo llevarla de regreso a casa ¿entonces para que la envía al ciudad esmeralda a buscar al mago? ¿Por qué no hizo el truco de los zapatos desde el inicio y nos ahorramos una hora de película?-

-Death- le interrumpió la lluvia de ideas a su vecino.

-¿Quieres que me calle?- pregunto adivinando que estaba hablando demasiado.

-Si- contesto Aioria con calma y en tono suave.

-¿Quieres que me vaya?- le pregunto Death pensando que tal vez que Aioria ya no quería nada de él. Cosa entendible a su parecer.

Aioria no respondió de inmediato, pero cuando lo hizo, se aferró más al peliazul, como recuperando la fuerza que su abrazo pudo perderse minutos antes.

-No-

-Está bien- acepto el caballero de cáncer sin mucho problema.

Se quedaron juntos y abrazados por un rato mas

Ninguno estuvo seguro cuanto tiempo, pero no les importo.

Al final, Aioria, ya más tranquilo y en paz consigo mismo, rompió el abrazo. Ambos se levantaron del suelo y compartieron una última mirada.

-Death yo...-

-No diré nada gato, así que déjate de drama ¿de acuerdo?-

-Gracias Death-

Con esas palabras, dieron por terminado ese encuentro tan inigualable en sus vidas.

Se dieron un saludo formal del Santuario y cada uno se fue por su lado.

Death pensando que todo fue una locura, que tal vez olvidara en una semana o menos (no lo hara), y Aioria con una calidez en su corazón muy inusual. Tal vez su hermano intercedió en el cielo para ayudarlo un poco ¿quién sabe?

Eso no quito que estuviera agradecido por tener a tan interesante compañero. Lástima que no tuvieran más momentos de compañerismo como ese. Death le mostro que era alguien agradable cuando quería, cuando no dejaba que su ego fuera en único en hablar cuando interactuaba con las personas.

Tal vez leería el Mago de Oz, a ver si su compañero tenía razón en lo que dijo.

OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

Antes que nada, quiero pedir disculpas por la tardanza y por qué les deje pendiente el nuevo capitulo de Reunión familiar. Ya estoy trabajando en él pero no lo he terminado, así que mientras les dejo este. Por favor espérenlo.

Este capítulo en particular está dedicado a @SaintGayer quien me sugirió la idea con una viñeta de un comic oficial de Deadpool y Spiderman. Creo que por eso el tono de este capitulo no es precisamente romántico, una disculpa para los que querían algo mas acaramelado, pero quiero creer que así esta bien. Saludos hermosa y espero que te guste, si no, bueno, la disculpa también va para ti.

Referencias:

1.- Bueno, tal vez sea de conocimiento general, pero por si acaso les digo que todo lo escrito aquí hace referencia (ligera) a episodio zero y algunas partes de episodio G. Según yo no es necesario haberlos leído para que se entienda la historia.

2.- Ya con las referencias de la cultura pop, quise que Death mencionara algo ochentero pero como no estaba segura en que año podría ser ese momento, preferí irme por algo mas clásico. Ademas de que hace poco vi unos videos del Mago de Oz donde justamente hablan de esos detalles que menciona Death. Aunque ustedes, querido lectores, no lo crean, todo eso es verídico, así que Death no le esta tomando el pelo a Aioria.

Bueno, creo que eso es todo. Pero ya saben, si tienen dudas, quejas o sugerencias. Por favor no duden en decirlo en comentarios, y si les gusto, no olviden dejar un voto.

Muchas gracias por leer. Nos vemos en la próxima ocasión.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro