Reto de Mayo 2020
Mi realidad
Emma es una mujer de 27 años, siempre había estado de acuerdo con su marido Ramiro de no tener hijos, aún no se sentía segura de sí misma de poder ser madre.
A pesar de este pensamiento, ella y su marido mantenían una relación sexual activa. Llevaban más de 3 años juntos, y afortunadamente para ella no había ocurrido ningún embarazo.
Usualmente ella visita a su madre cada mes, y esta vez no sería la excepción.
—Hola mamá. —saludó Emma al llegar a la vivienda de su madre: Ana.
—Emma, has venido, —sonrió Ana al ver a su hija —¿Qué ha sido de ti en este último mes?
Ambas se sentaron en el sillón de Ana, tenían tanto de qué hablar, no se veían desde hace un mes.
—Lo de siempre; sigo casada con Ramiro y no tengo hijos.
—Hija, tienes 27 años, ¿Cuándo piensas tener hijos?
—Mamá, ya hablamos de eso, y no quiero tener hijos aún. —le respondió a su madre.
Ana no podía creerlo, su hija aún no tenía ese deseo de ser madre, ¿Qué haría si saliera embarazada?
—Emma, ¿Mantienes relaciones íntimas con tu marido? —preguntó Ana.
—Sí, ¿Porqué?
—¿Usan protección? —volvió a cuestionar, una idea vaga llegó a la mente de Ana.
—No... Pero tomo mis pastillas del día siguiente —afirmó Emma.
—Emma, sabes que las pastillas a veces fallan ¿Cierto? —preguntó su madre —¿Nunca te has hecho la prueba de embarazo?
Emma la miró con horror. Ella no tenía fobia por los niños si eso es lo que piensan, es solo que no se sentía preparada para un mantener un niño.
—Nunca lo vi necesario. —respondió sin más.
—Hija, ¿Cómo te sientes? —Ana ya sabía que algo estaba pasando.
—pues... Siento algo de náuseas, creo que algo me hizo mal —se justificó Emma
Ana se levantó de su sitio para dirigirse a un estante, sacó una cajita y la colocó en las manos de Emma.
—¿Qué es esto? —cuestionó Emma al ver la cajita que yacía en sus manos.
—Ve al baño a hacerte la prueba de embarazo —respondió Ana.
—¿Piensas que puedo estar embarazada?
—Todo lo que me has dicho levanta mis sospechas, ve al baño.
Emma se dirigió al baño de la vivienda, con temor sacó el objeto.
***
Ana estaba esperando a Emma, llevaba en el baño más de una hora. Se acercó a la puerta y tocó con sus nudillos.
—¿Emma? Llevas más de una hora ahí adentro
Emma salió del baño, su maquillaje se había corrido de las lágrimas que salían de sus ojos; en sus manos traía la prueba de embarazo y en ésta se podía apreciar que daba positivo.
Ana se sorprendió al ver esto, pero estaba más sorprendida por ver llorar a Emma; se acercó a ella para abrazarle.
—Emma, ¿Porqué estás llorando?
—Mamá... Yo no quería esto... —Ana se asustó por ésta respuesta.
—¿Tienes fobia por los niños?
—No es eso, Ramiro me dijo que no quería hijos en este momento, ¿Qué dirá cuando se entere que estoy embarazada?
Ana la tomó por los hombros para que ésta la mirara a sus ojos.
—Emma, si Ramiro te ama de verdad, lo aceptará —dijo sin más.
***
Emma había regresado a su ciudad, todavía no paraba de pensar en qué le diría a Ramiro de su embarazo. Cuando llegó, dejó su maleta en su recámara y se dirigió a la sala, llamó a su mejor amiga Katie para conversar la situación.
—Emma, ¿Cuál es tu problema con todo esto? ¿Acaso no quieres al bebé?
—Temo lo que Ramiro pueda pensar y decir sobre mí
Katie se le acercó para abrazarla, sabía que esto era nuevo para su amiga.
—Todo saldrá bien, y aunque no salga bien, yo estaré ahí para ti, lo sabes ¿Cierto?
Emma asintió, ya no tenía tanto miedo teniendo a su lado a Katie y el apoyo de su madre.
Ambas escucharon que la puerta de la vivienda se abrió; Ramiro había llegado. Emma se puso demasiado nerviosa, pero Katie colocó su mano sobre la de ella, dándole señal de que se tranquilizara.
—Ya llegué, mi amor —saludó Ramiro. Observó que Emma no estaba sola —Hola Katie.
—Hola Ramiro —Katie se levantó de su sitio para dirigirse a la salida —Llegas justo a tiempo, Emma se iba a quedar sola si yo me iba, ahora que sé que tú estás aquí puedo irme tranquila.
Ramiro asintió; Katie le lanzó una mirada cómplice a Emma para luego salir por la puerta.
—¿Qué tal mi suegra? —preguntó Ramiro sentándose a la par de ella. Emma se puso nerviosa.
—Ella... Está bien —Dirigió su mirada al suelo, mientras jugueteaba con sus manos.
—Emma, ¿Está todo bien? Pareces nerviosa
—Estoy bien. —Suspiró para prepararse mentalmente de lo que iba a decir.— Ramiro, sé que dijiste que no era momento aún para tener hijos.
—Porque aún no lo es, estoy demasiado ocupado con mi trabajo, un niño sería un peso mayor. —respondió
Emma estaba demasiado nerviosa por lo que le iba a decir, solo tenía dos ideas de lo que podría decir; recibir felizmente la noticia y criar juntos al bebé o abandonarla y seguir con su trabajo. Sea lo que fuese a decir, ella debía decir su situación.
—Ramiro... Yo... —titubeó un poco antes de soltar la noticia. —estoy embarazada.
Ramiro sólo la observó incrédulo, ésa noticia parece haberlo tomado desprevenido; guardó silencio para procesar la nueva información: iba a ser padre.
Emma cerró sus ojos esperando la respuesta, temía que lo que dijera fuese malo. Escuchó la voz de Ramiro, quién le reprochaba cómo era posible que estuviera embarazada, Emma se esperaba una respuesta así.
Ramiro no quería un niño, no ahora, y ésa noticia no lo hizo cambiar su forma de pensar; ella debía abortar ése bebé. Emma le respondió que era una vida más, no podía hacer eso.
Ramiro decidió una cruel y egoísta decisión; divorciarse de Emma. Ella se sorprendió ante tal noticia, no esperaba que llegara hasta ése punto, pensaba que la amaba y que criarían un bebé juntos, pero parece que no fue así como quiso Dios que fuera.
***
Al día siguiente, Ramiro fue donde un abogado para firmar el acta de divorcio, pero no pudo, pues la ley decía que el bebé debía nacer dentro del matrimonio; ante esto, Ramiro sólo refunfuñó.
En casa, Emma estaba preparando sus maletas, la casa era de Ramiro y en cuanto él llegara ella debía irse de ahí.
Ramiro llegó, Emma entonces levantó sus maletas para irse. Ramiro la tomó del brazo, impidiendo que saliera.
—¿Porqué me detienes? —lo observó confundida. Éste no la miró, solo desvió su mirada hacia el suelo.
—No nos podemos divorciar
—¿Qué? ¿Porqué?
—Ése bebé debe nacer dentro del matrimonio —Dijo mientras soltaba su brazo.
—¿Significa que cambiaste de opinión? —Los ojos de Emma brillaron.
—No, en cuánto ése bebé nazca, te puedes ir buscando otro hogar —y sin más que decir, sé fue a su recámara.
Emma, al ver cómo Ramiro diferente a la persona que se enamoró, decidió ir a vivir con su amiga sin que él notara su ausencia.
***
—No puedo creer lo que Ramiro te hizo —Katie estaba sorprendida por la actitud tan egoísta de Ramiro. Emma solo estaba mirando al suelo, triste porque Ramiro la había abandonado, pero más a su pequeño.
—Yo tampoco. Sólo espero no volverlo a ver, quiero lo mejor para éste pequeñín —dijo mientras colocaba su mano en su vientre y sonreía. Emma por fin había aprendido a sentir ése aprecio por su pequeño. —Estos 9 meses lo cuidaré.
—No estarás sola amiga —sonrió Katie.
***
Era 30 de mayo, y su bebé ya tenía 3 años. Ya se había divorciado de Ramiro, claro, este debía pagarle manutención a la pequeña. Emma se las había apeñado para poder mantener a su tierna, con ayuda de Katie y Ana, ella viviría un mundo mejor del que pudo haber vivido junto con Ramiro. ¿Qué hay de que se hubiese quedado con Ramiro hasta su nacimiento? Creo que hubiera sufrido.
No pienses que una madre no sufre, ella sufre pero por ti, su bebé, las madres luchan día a día por nosotros y es justo que les agradezcamos por el esfuerzo que hacen por nosotros. Emma talvez no tenía amor por los niños, pero cambió su forma de pensar cuando supo que iba a tener un bebé.
Feliz 30 de mayo, Madres luchadoras.
Y así concluyó este pequeño, o mejor dicho largo, relato. Cielos, pensé que no terminaría nunca, ésta idea la hice de forma realista, hay madres que sus maridos las abandonan sin pensar en ellas. Por favor valoremos a nuestra madre y demos gracias a Dios por darnos una madre.
Este relato participa en el torneo de diamantes de ewonderland.
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