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"Agridulce" de Bonle29

En medio de los murmullos, las luces se vuelven tenues y en el escenario, dos elegantes figuras hacen su entrada. Una esbelta chica se posiciona en el piano, mientras que un chico de porte galante acomoda el violín en sus brazos. La gente está atenta y, con paciencia, esperan a que ambos sincronicen sus miradas, dándose el visto bueno para comenzar a tocar. 

El piano da los primeros pasos, siendo seguido por la danza de cuerdas finas que alzan la majestuosidad del violín. «Nocturne de Chopin», reconoce Biel en la melodía. Esa era, y siempre será, una de sus composiciones favoritas, entre otras tan exquisitas como lo eran «La danza de los duendes» y «La risa del diablo». Esa delicada postura del piano le conmovía, pero se arruinaba junto al impetuoso violín que tenía por compañero. 

Biel ya no encontraba la nostalgia de sus recuerdos de niñez, cuando su padre lo deleitaba con esa fresca interpretación de Nocturne, sino que ahora, en todo su pesar, solo notaba la dureza del chico contra su instrumento. Un afán horrendo por querer cambiar el sentimiento de la clásica música melancólica. Insultante. 

Tocadas las últimas notas, el lugar se somete al único silencio que un artista no desea escuchar. Absoluto, sin atrevimiento alguno, nadie quiere ser el primero en coronar a ese próximo rey del violín. Pero, de entre el gentío, un aplauso resuena en el eco del vacío. Como monos, todos comienzan a aplaudir y lanzar rosas al escenario, dejando ver las alabanzas de todos los estudiantes que estaban presentes en aquella cena. 

La academia Soléne, reconocida internacionalmente por sus extraordinarios dotes descubriendo futuros talentos, es igual de conocida por organizar la Cena Platinum, un evento de clase alta exclusivo para promesas de la música. Su fundamental y más grande propósito, era establecer conexiones entre ellos para poder asegurarse mecenas y uno que otro aliado. En la extravagante ceremonia, suelen haber tres presentaciones y un dueto encargado de brindar entretenimiento durante la noche. El dueto de ese año era el más prometedor de todos.

 «Terrible decepción.» Piensa Biel caminando hacia el enorme buffet central. «No merecían ese precioso escenario.» 

Yendo hacia la mesa, escucha los comentarios alegres sobre la anterior presentación y siente un nudo en el estómago. 

«¿Acaso soy el único que odió esa versión?» 

Tomando una copa de champagne espumoso, repasa los pasos que lo derivaron a esa inminente sensación de disgusto total. Y bueno, no hay que ir lejos, ya que todo se remonta a hace unos cuantos meses de haber aprendido a tocar el violonchelo. Sus más cercanos se habían sorprendido por la precisión y belleza que evocaban sus interpretaciones, así que decidió lanzarse a la aventura e ingresar en la Academia Soléne. Tuvo que pasar muchas pruebas, incluyendo el gran estrés y la incertidumbre sobre su futuro. 

«Solo los mejores pueden permitirse vivir de la música.» 

Para su fortuna, fue aceptado con honores por sus maestros y, siendo considerado un prodigio, tuvo que redoblar prácticas y ensayos. Elevó sus expectativas en todas las áreas, teniendo un control severo sobre cada nota que salía de su querido amigo, fiel socio en su labor. Contrarrestando esa limpia versión de la historia, era bueno recordar lo exigente que se había vuelto y esa sensación de prepotencia que emanaba cada vez que daba su opinión. Era solo un estudiante de Soléne, pero sus críticas daban en los puntos correctos y eso le había dado fama de ser autoritario con sus colegas. 

«¡Malditos envidiosos!» Reprochaba Biel tomando su segunda copa de champagne rosa. «Uno quiere ayudarles a mejorar y así me tratan.» 

Un sorbo profundo. 

«¡Basura hueca!» 

Dejando su copa en la mesa, dirige su andar hacia la zona del Resort Green, una amplia mesa destinada a los vegetarianos y veganos. Ahí sirven un apetitoso Ratatouille que seduce a sus papilas gustativas, así que, ignorando las conversaciones de los demás invitados, llega con rapidez hacia una esquina donde le ofrecen una copa de vino tinto. La recibe por cortesía, buscar puede esperar un poco. 

«¡Qué buen vino!» 

Ya terminando la copa, observa que el plato de Ratatouille está colocado detrás de cierta persona sobrevalorada.

 «No me jodas...»

Era ese chico del pésimo violín, aunque parecía algo confuso y desorientado. Volteaba con disimulo hacia todo lados, ojeaba la comida de rato en rato y, cuando parecía decidido, volvía al mismo círculo vicioso de toda la vida. 

«¿Qué demonios le pasa?» 

Biel no piensa acercarse hasta que ese mal músico se aleje, así que toma otra copa de vino y espera. Seguro que pronto sabría elegir, abandonaría esa posición indecisa e intentaría irse del lugar. Predicción perfecta, solo debe tener paciencia. Además, esa era una de sus más grandes virtudes. 

«¿Qué puede salir mal?» 

Sentado en una silla, esperó por la oportunidad silenciosa que solía otorgar el destino en esas atípicas situaciones. 

«¡Ven a mí, providencia!» 

Mientras esperaba, fijó su vista en el deshonorable. Estaba en un estado de suspenso, a la espera de algo importante. O solo se encontraba eligiendo el tipo de champagne que iba a tomar esa noche especial. 

«Elige el rosa, hoy es ideal un rosa.» 

Eligió un semiseco desabrido que de solo beber un sorbo, no quiso terminarlo. Mejor no tomar alcohol esa noche. 

«Idiota.» 

Para quitarse el mal sabor, se preparó una infusión de anís y manzanilla. Todo iba bien, sino fuera porque se distrajo con una conversación sobre su presentación, olvidando el azúcar y tomando de golpe esa taza. La cara que puso en ese minuto no tenía precio, sacándole varias risas interiores a Biel. 

«¡Ni para eso sirves!» Se burlaba en su cabeza. 

Desde el otro lado de la balanza, Marc está incomodo por la mirada que el chico del smoking granate está teniendo contra su persona en esos momentos. Hace poco que llegó a la mesa vegetariana y, siendo un amante de los vegetales, al ver tanta variedad de comidas preparadas, no supo elegir la indicada y le tomo más tiempo del necesario poder comer. Luego estaba ese desastre con el champange, un suceso que planeaba jamás contar a sus padres. 

«¿Por qué me miras tanto?» Se pregunta inquieto en su lugar, preocupado. «¿Acaso ya sabes sobre...? No, eso es imposible.» 

De reojo, podía apreciar que ese chico era singular y llamaba mucho la atención, sobre todo su cabello anaranjado rojizo y sus ojos celestes. La sensualidad natural que soltaba con ese porte tan educado, sentado en la silla, bebiendo vino, le daba ganas de acercarse y tratar de ganárselo como amigo. Eso era lo mínimo que podía hacer en un sitio como ese, pero, todos parecían conocerse entre sí. No sería educado ir sin saber ni su nombre. 

«Tendré que preguntar por él.» 

Saliendo de esa mesa, fue hacia un grupo de personas que lo felicitaron anteriormente e hizo la pregunta del millón.

—¿Saben el nombre de ese pelirrojo? Todos se miran entre sí y luego al recién llegado.

—¿No sabes quién es Biel Renaldi?

—¿Debería?

—Tranquilos, es nuevo en esto de las reuniones —dice una joven rubia de vestido negro—.Si quieres sobrevivir en este mundo, grábate su nombre en tu memoria. Eso te ayudará para abrirte paso en este duro sendero...

—¿Es tan importante?—cuestionó sorprendido.

—Se dice que su crítica es tan importante como la de cualquier profesional —le explica un pelinegro—. Tiene trato de prodigio y está respaldado por su apellido familiar.

—Quinta generación de músicos maestros... —resalta la chica del vestido negro. 

Marc voltea y mira que Biel está comiendo un platillo, se da cuenta que debe haber estado ahí desde hace un minuto. 

«¿Era por eso que me observabas? ¿No querías incomodarme con la comida?»

—No te recomiendo ir —dice el pelinegro leyendo sus actos—. Entre nosotros lo llamamos el Habanero, y no específicamente por su estatura.

—Ese chico es un maldito sueño húmedo —dice alegre una de las chicas ebrias en ese grupo—. Pero escuché que su carácter es como el de un chihuahua gruñón. Además, una amiga me dijo que se queja de todo y solo está contento con su trabajo.

—Eso mismo me contaron... —prosiguió el chico pelinegro. 

Marc decidió apartarse del grupo cuando siguieron detallando lo insoportable que les parecía Biel. Echó un vistazo al reloj de su celular y casi se le salieron los ojos cuando vio la hora. 

«No voy a llegar a tiempo» Pensó saliendo discretamente del edificio campestre. 

Asistir a esa Cena Platinum no le interesaba, sino el bosque de la propiedad. Su gemelo le había contado maravillas sobre el claro del bosque y como una preciosa música de la naturaleza sonaba cada medianoche. 

«¡Puedo llegar, puedo llegar!» Pensó mientras se apresuraba lo más que podía. 

Y llegó justo a tiempo, igual que otra persona.

—¿Qué haces aquí?—escuchó decir a sus espaldas. 

Fue una sorpresa encontrarse con esa cara bonita y ese porte educado en aquel rincón.

—Biel...

—Sabes mi nombre...—respondió Biel acalorado por seguir el paso del violinista—. Bueno, no es una sorpresa. 

Marc examinó a Biel y llegó a la conclusión de que era bonito en apariencia y diabólico en actitud. Interesante combinación de persona. Al instante, el relajante sonido de las aves trinando se hizo presente. Marc sonrió.

—¿Podrías no ignorarme y responder...?

Pero Biel no pudo completar la oración, porque una mano en su boca había sido puesta. Marc necesitaba escuchar esa bella sonata, no iba a permitir que Biel lo arruinara. Este último dio algo de fuerza debido al susto, pero luego también cedió y solo le quedó escuchar esos cantos salidos del mismo paraíso. 

«Hace tiempo que no escuchaba tal proeza.» 

Terminada la melodía, Marc soltó a Biel con gentileza y en un esfuerzo por no arruinarle la noche, le contó la verdad.

—Espera un segundo—dijo Biel atontado por el vino—. ¿Me estas diciendo que te hiciste pasar por tu gemelo durante esa horrible presentación, la maldita velada y ahora... Solo para poder escuchar esto natural que dices?

—Naturaleza —corrigió Marc tratando de evitar el fuerte olor a vino que desprendía Biel—. Y sí, que yo no soy violinista como él, pero me dijo que podía tomar su lugar por esta noche.

—Con razón eras un asco en el violín. —El estado de Biel hace que olvide los filtros en sus comentarios y sea sincero—. Sigo sin comprender los aplausos que recibiste. Seguro era por tu físico.

—Eso es cierto —acepta Marc obviando eso último—. Pero soy un experto bailarín y nadie puede negarlo —aclara coqueto, guiñándole un ojo.

—Si tocas el violín como bailas... —se burla Biel entre susurros.

—¿Quieres comprobarlo? —dice extendiéndole una mano y mostrando una de sus sonrisas más seductoras. 

«Solo por esta noche...»

—Acepto tomar el riesgo —responde Biel igual de sensual y se impulsa hacia él confiado—. ¿Qué vamos a bailar? 

Su pregunta vuelve a ser ignorada y Marc pone Sway en su celular. La música se reproduce, dando inicio a esa danza de provocación entre ellos. Biel se aferra a Marc siguiendo sus pasos, hipnotizado por la genialidad del jazz combinado con ese ritmo tan cambiante en la canción. La voz del cantante le termina relajando bastante, olvidándose de la perfección y bailando junto a ese impostor. Marc esta encantado con los movimientos de Biel, siendo tan atractivo como cualquier chica de su interés. 

Michael Bublé fue un esplendida elección para esa ocasión, pudiendo ver la figura completa de ese lindo pelirrojo. Bailar como una salsa era ideal, ya que le permitía liderar y Biel quedaba perfecto en la posición de acompañante. Con cada vuelta, ese cabello pelirrojo solo podía enamorarlo cada vez más. Eran como olas de fuego, fuertes y audaces, tan libres como solo su portador podía serlo. Entonces, Marc dijo:

—Eres hermoso.

—Lo sé —contestó mirándolo con esos ojos azules sin parar de bailar. 

La luna en su punto más álgido, invitaba a vislumbrar esas dos candentes figuras. Ardientes en emociones inconmensurables y frescos en sentimientos que palpitaban sobre todo ambiente natural. Eran ellos y sus deseos haciéndose realidad, dejando ir sus miedos, organizando el desastre de sus pensamientos. Dos seres agridulces que luego de sonreír, se abrazaron con absoluta felicidad.

❤️ GRACIAS POR TU PARTICIPACIÓN Y ENHORABUENA POR EL RELATO Bonle29 

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