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"13" de CarmelokoMartinezSal

« ¿Quién era él, aquel que caminaba bajo la lluvia y sonreía como si toda la tristeza que llenaba su corazón desapareciera, aunque fuera tan solo por un instante?», se preguntaba Ace sentado del otro lado de la acera.

Él comía una tableta de chocolate, que a decir verdad no tenía idea quién se la había regalado. Sin embargo, esa persona sabía de antemano que el chocolate era su debilidad.

— ¡Hey, sube! —le dijo su hermana, quien regularmente iba a recogerlo cuando no se le ocurría irse con sus amigas—. ¿Qué estás mirando?

Y no, no es que Ace fuera chismoso, simplemente era alguien capaz de comprender a la perfección lo que les sucedía; además de ello, era la persona perfecta para dar consejos ante situaciones en las cuales muchos se paralizarían.

«Ojalá fueras así de bueno tomando tus propias decisiones», le decían sus amigas con frecuencia.

— ¿Qué quieres que miré? —le respondió un tanto molesto, aunque, a decir verdad, no sabía el porqué de su desagrado—. Si no hay nadie más debajo está tormenta.

— ¿Puedes darte prisa?, quiero llegar a casa y cambiarme. Estoy todo empapado y odiaría enfermarme por tu culpa.

— ¿Mi culpa? Disculpa, pero no soy yo la que se pierde horas escuchando los chismes de alguien más.

—Sí, si lo que digas solo conduce —manifestó Ace, tratando de evitar una pelea absurda.

***

Mientras tanto, Jhon, aquel chico que caminaba bajo la lluvia, escuchaba música a todo volumen, sin percatarse de la chica que se aproximaba a él.

—Supongo hoy será un buen día —afirmó, pues amaba sentarse en su balcón mientras llovía y leía todo tipo de historias, de las cuales, en varias ocasiones se imaginaba como el personaje principal.

Y tal vez, eso era lo mejor...

—Hola, Jhon ¿Apenas rumbo a casa? —preguntó con gracia Alice, su compañera del club de lectura de la universidad.

—Sí, ¿puedes creerlo? —respondió un tanto sarcástico debido a que Alice parecía su guarda espalda personal y eso comenzaba a hartarlo.

—Y tú ¿hacia dónde te diriges? Según recuerdo esta no es tu ruta de trasporte —suscitó Jhon con voz áspera y sin interés.

—Solo te vi y vine a despedirme, pues saliste sin decir nada y... —El sonido del autobús no la dejo terminar.

—Lo siento tengo que irme, nos vemos pronto —se apresuró a decir Jhon , aliviado de salir de esa conversación algo molesta.

***

Por otro lado, Ace llegaba a su casa, en donde su madre lo esperaba con un majestuoso festín: comida china su favorita.

— ¡Han llegado! —dijo su madre emocionada—. ¿Por qué tardaron tanto?

—No lo sé pregúntale a tu hija —comentó Ace algo irritado.

—Oye ¿Qué te sucede? —preguntó su madre sin obtener respuesta alguna, pues su hijo la dejó con la palabra en la boca, escuchando la puerta de su cuarto ser cerrada con fuerza.

—Ni me mires, yo no le hice nada, desde que lo recogí afuera del instituto, ha tenido esa actitud insoportable. —Se defendió su hermana ante la mirada reprobatoria de su madre.

En cuanto Ace llegó a su cuarto aventó la mochila a la cama, y se quitó la ropa dejando al descubierto su definido cuerpo. Se recostó por un momento cerrando los ojos, mientras repasaba lo acontecido aquel día. Fue entonces que, justo antes de abrir los ojos, llegó a su mente la imagen de aquel chico, ¡si ese chico! del cual no sabía ni siquiera su nombre.

Pero sería él la causa de su comportamiento, o tal vez era la seguridad y tranquilidad que le trasmitió al verlo caminando por la calle, mientras que el cielo parecía caerse a cántaros; no lo sabía, pero lo averiguaría.

***

Eran casi las siete de la tarde, Jhon seguía sentado en su balcón, pero esta vez no sostenía un libro, sino mantenía fija su mirada en la pantalla de su laptop, contemplando a dos chicos.

"El amor no tiene forma ni reglas, nadie puede definirlo... No hay ningún requisito, excepto las dos personas que se aman, eso es suficiente para mí."

Era la frase que se podría leer y a la cual Jhon había puesto pausa, justo como al amor en su vida. Pues luego de tantas decepciones, había optado por tener más tiempo para él, así como para la escuela; aunque en algunas ocasiones extrañaba acurrucarse en el hombro de alguien y escuchar música mientras miraban el techo tomados de la mano.

—¡Qué estúpidos sueños, de este tonto corazón que aún creé en el amor! —susurró Jhon mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla, soltando un leve suspiro.

Cerró la laptop y se dirigió a su cama, dejándose caer sobre ella. Abrazó su almohada y se quedó dormido hasta que su hermano pequeño tocó a su puerta.

—La cena está lista, ¡despierta! —repitió hasta que su hermano mayor se removió en la cama.

— ¡Ya voy! ¿Puedes parar por favor?—dijo con hastío.

Jhon bajo las escaleras, aún tenía sueño. Su mente divagaba, pensando en la posibilidad de que afuera existía alguien capaz de alegrar su frágil y triste corazón.

Después de ello, la noche pareció transcurrir tan normal en las casas de Jhon y Ace; a excepción de que en ambos algo había despertado, en uno la curiosidad de saber quién era el chico bajo la lluvia y en otro, el deseo de conocer a alguien con quien compartir parte de su locura y extraña forma de ser.

***

La noche pasó tan rápido y ya era viernes; para ser exactos viernes 13, pero para ambos chicos no era más que un día normal en la universidad.

Ace despertó temprano, tomó una ducha, desayunó y salió hacia la escuela, con toda la actitud de poder encontrar a aquel chico. Llegó y tomó asiento justo delante de la entrada principal en una banca que rara vez alguien tomaba en cuenta, pues se veía algo lúgubre, esto debido a su casi nulo mantenimiento; pero era el lugar perfecto al menos para poder concretar su misión.

Sin más se dedicó a esperar y observar a cada persona que transitaba por el lugar, pero todo parecía indicar que él no vendría, sin embargo, cuando estuvo por tomar sus cosas e irse directo a clase lo vio entrar; esta vez vestía algo formal, una camisa azul cielo con un suéter negro y pantalón de vestir. Se veía en cierto sentido algo tierno.

— ¡Basta de solo mirar! —se dijo y caminó hacia aquel chico, no obstante, comenzó a sentirse nervioso y se cuestionó si debía o no hacerlo.

Por lo que dio media vuelta, topándose de frente con sus amigas, quienes al parecer llevaban tiempo viéndolo actuar de manera extraña.

— ¿Te gusta aquel chico no es así? —preguntó una de ellas.

Ace se quedó mudo unos segundos antes de responder en voz baja:

— ¿A mí?

— ¡Hey, chico guapo de suéter negro! —Escuchó gritar a otra de sus amigas, pero el chico no hizo caso ya que llevaba puesto sus audífonos; algo que alivió a Ace.

— ¡Ya es tarde! debemos correr o nos quedaremos afuera —comentó mientras jalaba a sus amigas al salón de clases.

— ¿Porque serás tan indeciso? —dijeron ambas al unísono mientras él ponía cara de pocos amigos.

El día trascurrió de manera normal, Ace no tenía tiempo para pensar mucho, pues se encontraban en temporada de exámenes y entrega de trabajos finales; lo cual muchas veces causaba que se desconectara por completo de su realidad por enfocarse en todo ello.

La tarde llegó y a decir verdad era muy hermosa tenía tonalidades rojizas y las nubes parecías jugar en el cielo, todo un espectáculo pues parecían dulce de algodón, más nadie esperaría que eso se convirtiera en una torrencial tormenta.

Todo indicaba que esté no sería un buen día para Ace, pues su hermana acaba de llamar diciendo que no podría ir por él por lo cual no tuvo más remedio que correr para poder tomar el bus, pero nunca se había destacado por ser alguien que prestará atención a las cosas.

El trasporte iba a su máxima capacidad, Ace trataba de salvar algunos de sus trabajos, debido a ello no pudo percatarse que casi justo detrás de él subió Jhon.

No fue hasta que levantó su mirada y observó por la ventana que el camino no se parecía en nada al que regularmente recorría, por lo que en su afán por intentar ver mejor el lugar al que se dirigía chocó con el brazo de Jhon, el cual llevaba un libro en la mano, mismo que salió disparado. Los dos intentaron agarrarlo y justo en su intento casi fallido por tomarlo, el roce de sus manos hizo que sus miradas se encontraran.

Después de ello el tiempo pareció detenerse como si de algo mágico se tratara, sus corazones se aceleraron y sus manos comenzaron a sudar; su nerviosismo fue más que evidente. Ambos se sonrojaron y por un momento no supieron que decir, dejándose llevar por un íntimo momento en que parecían estar a solas.

— ¡Disculpa, lamento lo sucedido! —tartamudeó Ace, reaccionando y devolviéndole el libro a Jhon.

Por su parte, en su intento por mantener la compostura, Jhon respondió:

—No hay problema, fue solo un accidente.

Pero en el fondo su corazón latía tan fuerte que parecía que cualquiera que estuviera cerca de él lo escucharía, sin embargo, no comprendía la razón o motivo de esta respuesta que su cuerpo le mandaba.

Por un momento se quedó todo en silencio, Ace y Jhon solo se miraban mutuamente sin decir nada, pero esas miradas decían todo; fue así que Ace olvidó que había tomado la ruta equivocada para contemplar aquel chico, de un alto aproximado de 1.70m, con ojos color café claro, tez apiñonada, labios delgados y suaves que incitaban a ser besados.

En ese instante y casi por inercia su mano se movió un poco tocando la mano de Jhon nuevamente. Para sorpresa de Ace, Jhon extendió su dedo meñique enlazándolo con él, dejándolo pasmado de la emoción que le embargaba ese momento. Transcurridos pocos minutos que parecieron eternos, sintió a Jhon deshaciendo su amarre, pues ya había llegado a su destino y tenía que separarse. Ace no sabía que hacer así que hizo lo único lógico para él y fue bajar corriendo detrás de aquel chico que, sin decir mucho, había cautivado su corazón.

—Amm ¿disculpa?—habló Ace un poco apenado.

Jhon trataba de contener ese mar de emociones que le causó oír su voz.

—¿Me podrías orientar un poco o prestar tu celular para hacer una llamada? Es que tomé el bus equivocado y... —explicó su situación con timidez.

Jhon sonrió un poco y respondió:

— ¡Claro! Mira de aquel lado de la acera pasa el bus que te dejaría en casa, pero debido a las complicaciones que han tenido hoy tarda mucho en pasar.

— ¡Oh! Comprendo, entonces ¿crees me puedas prestar tu celular para llamar a mi hermana?

Jhon tras meditarlo un poco, respondió:

— ¿Y por qué no utilizas el tuyo?

Ace enmudeció algo asustado. Si no hubiera sido por aquella breve confrontación, quizás no se hubiera armado de valor para poder responder y sin pensarlo demasiado:

— ¡Me gustas! —gritó eufórico—. Tal vez no te conozco, pero al verte caminar bajo la lluvia pude percatarme de tus emociones, de todo lo que tú corazón ha sufrido y la tristeza que este alberga. Y me gustaría conocerte más porque me haces sentir algo que no puedo explicar con simples palabras. Además de... —Sus palabras fueron interrumpidas pues Jhon había corrido a sus brazos y el mismo no sabía ni el porqué.

Esa noche la lluvia cesó, las nubes apenas podían apreciarse y justo en el horizonte, la luna en su máximo esplendor iluminaba la silueta de dos chicos que se conocieron por casualidad, sin previo aviso y que comenzaron todo una noche de viernes 13. Pero su historia comenzó justo después de aquel beso en donde sus labios produjeron una corriente eléctrica que recorrió todo su ser.

❤️GRACIAS POR TU PARTICIPACIÓN Y ENHORABUENA POR TU RELATO CarmelokoMartinezSal

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