3- Tomando las cosas con calma
Un golpe en la puerta sacó a Shura de sus pensamientos.
-Adelante
Dijo suavemente, sin haberse movido de su lugar en medio del dormitorio. Cuando Kanon entró, inspeccionó la habitación por cosas rotas. Shura sonrió ante la nerviosa mirada del gemelo.
-No temas amigo, no he hecho pedazos la habitación...
Kanon hizo un intento de sonrisa, notando el rastro de lágrimas cayendo de los ojos de Shura
-No sabía qué esperar luego de tu partida hace un momento...
-Lo siento, Kanon...
El español bajó la mirada avergonzado, sus manos guardadas en sus bolsillos.
-Es que esto es todo tan irreal, entiendes?
Levantó su mirada hacia el mayor, esperando una respuesta
-Tu estrella brillará de nuevo, Shura. Sólo que su luz estará escondida de tí por un tiempo...
La oscuridad existe por la falta de luz, ninguna es eterna... tarde o temprano la luz volverá a tu vida, así como la felicidad que crees perdida en estos momentos...
No te des por vencido nunca, amigo...
Shura quedó atrapado en la profundidad de aquellas palabras... Kanon era escritor y siempre tenía una frase que se adaptaba a cualquier situación...
Fuese como fuese, esas palabras habían calmado su ansiedad.
-Entonces... tú no crees que él esté-
-No, no lo creo... Estoy seguro que tu leoncito aún está aquí... en algún lugar.
Kanon cortó sus palabras abruptamente, una mirada de advertencia en sus ojos.
-Y no quiero oírte hablar de Aioria en ningún otro tiempo que no sea presente y futuro. No en pasado, entendido?
Shura sonrió con una sonrisa sincera por primera vez, sólo para agregar
-Sí, señor.
Moviéndose hacia la cama, Kanon le dijo
-El amanecer está a unas pocas horas y mañana parece que será demasiado largo... deberías descansar...
Todo lo acontecido en el día pareció caer sobre los hombros del español y se quejó del súbito dolor.
-No hay nada que suene mejor en este momento.
En tanto Shura se sentaba en la cama, Kanon remarcó que el sofá le quedaría bien para él. El español volteó para agradecerle por todo lo que había hecho, sólo para ver que su amigo ya había salido de la habitación.
-Siempre tan perspicaz...
Shura murmuró mientras se tapaba, aún completamente vestido. El pensamiento de dormir solo en la cama esa noche era suficientemente difícil, como para agregarle el vacío de la desnudez...
Tan pronto como Kanon se recostó en el sofá, tapándose con una cobija que encontró en el armario del hall, rezó a cualquier Dios que escuchara, por una pronto resolución a todo, cualquiera que fuera.
Había enviado a Camus a comprar los pasajes para el día siguiente y sabía que el de cabellos aguamarina, estaría de vuelta apenas despuntara el sol.
El siguiente, sería un día turbulento para todos. Esperaba que Shura pudiera mantenerse fuerte. La publicidad sobre lo acontecido sería terrible, ambos eran conocidos, uno por ser un gran artista y el otro por ser la joven estrella del equipo de atletismo de Grecia y máxima esperanza para los Juegos Olímpicos.
Cualquiera que fuese el resultado, bueno o malo, la vida de Shura estaba a punto de volverse una locura.
Por suerte, el sueño clamó por ambos hombres rápidamente.
************************************
Todo estaba quieto.
No había ruidos en la cocina. No retumbaban los pies descalzos sobre el frío azulejo. Ningún beso de 'buenos días' para despertarlo.
Shura se sentó en la cama sobresaltado, su corazón se agitaba acelerado mientras los recuerdos de los eventos de ayer golpeaban su mente.
Masajeando sus sienes, dijo la única cosa que traería paz a sus quebrados nervios: 'Aioria'.
No podía dilatarlo más. Las cosas debían atenderse. Tras levantarse e higienizarse, se mudó de ropas y dejó su dormitorio para enfrentar lo que venía.
Encontró a Kanon ya despierto y bebiendo una taza de chocolate en la cocina.
Una sonrisa de bienvenida lo recibió.
-Hay más chocolate preparado, si gustas
-No, gracias, amigo. Soy más del tipo que toma café.
Aseguró, abriendo la alacena. Dudó, soltando un pesado suspiro.
-Aunque no tengo ganas de hacer una cafetera completa para mí solo.
Las dolorosas palabras estrujaron el corazón del gemelo...
-Puedo tomar algo en el aeropuerto.
Dicho esto, cerró la alacena y se sentó junto a Kanon.
-Había olvidado que a ti te gusta levantarte a ver el amanecer como a mí... parece que fue sólo ayer...
Dijo el gemelo, pero su voz calló en cuanto se dio cuenta adonde sus pensamientos lo estaban llevando...
Shura afirmó en silencio.
De pronto se dio cuenta que Kanon no tenía ropa para cambiarse y le ofreció de la suya para usar durante el viaje...
-Ya me hice cargo. Camus iba a casa para que Shaka me enviase algo de ropa... lo que sí te pediré es la ducha cuando él llegue.
-Por supuesto! No podemos salir e ir ofendiendo a los ciudadanos de otras ciudades, no crees?
Jugaba con el botón de su camisa, era su nuevo entretenimiento al parecer. Shura se notó a sí mismo haciendo eso en los últimos dos días y sólo pudo pensar en que era mejor que sucumbir ante los cigarrillos.
Las seis de la mañana llegaron rápido y con la salida del sol, llegó Camus. El español notó que parecía un poco ojeroso pero no hizo comentario. Camus pensaba lo mismo de Shura.
Kanon tomó sus pertenencias para ir a ducharse y los dos quedaron sentados en el living.
La tensión era demasiado palpable. Camus pasaba sus dedos a través de su cabello y miraba fijo afuera, a través del enorme ventanal.
Quería decir algo, cualquier cosa para romper el stress que se notaba en el lugar, pero qué decir?
Recordó los pasajes en el bolsillo de su camisa y los sacó, dándoselos a Shura.
-Tu vuelo sale a las 10.30hs. Si Kanon no pasa toda la mañana arreglándose, deberíais estar más que a tiempo.
Trató de sonreír ante lo dicho, pero la sonrisa faltó en su rostro al darse cuenta de que alguien más gustaba de arreglarse mucho y tardaba demasiado...
-Te escuché, Camus Verseau.
Kanon reprendió mientras salía del baño. Camus se avergonzó al oír su nombre y se levantó del sofá.
-Si todo está bien, podemos salir cuando gustes, Shura.
-Entonces vamos...
Dijo, levantándose y observando el sobrecargado sofá en el que Aioria amaba tirarse...
Todo le recordaba a su adoración.
No quiso ahondar en sus pensamientos y salió rumbo a la puerta.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro