Julio 30
[...]
9 días antes de la picadura.
— ¡Esto es estúpido! — grita la rubia en cuanto aterriza en le techo. Segundos después, el héroe lo hace a su lado.
— ¿¡Puedes dejar de actuar así?! — le grita de vuelta.
— ¿¡Puedes tú ser un buen héroe por primera vez en tu vida?!
— ¿¡Y qué crees que hago entonces?!, ¿¡tu crees que no me estoy esforzando por descubrir quién es la maldita araña?!
—¡Parece que no!, ¿has descubierto algo acaso?
— ¿Y qué hay de ti?, ¿has encontrado algo? —le reta.
—¡Más que tú, probablemente!
—Estás siendo una idiota justo ahora, Chat Noir.
—No. — dice. —El único que actúa como un imbécil eres tú. ¡Si tú hubieras hecho tu trabajo bien nadie estaría sufriendo ahora!
— ¡¿Quién mierda está sufriendo?!— responde. —¡Ya no hay akumas, la araña no ha vuelto a aparecer!, ¿por qué seguirlo buscando entonces?
—No sabes nada. — escupe con cansancio y molestia.
—Tú eres la que actúa como una paranóica.
Ella siente ganas de gritarle todo. Lo que la araña había hecho, lo que estaba pasando en su vida como civil, en que todo se estaba derrumbando para ella, pero no puede.
No quiere creer que él, Lordbug, aquel que tanto admiró y amó sea tan insensible.
—Solo porque no ves con tus propios ojos las consecuencias no significan que no están ahí.
—Estás sobre exagerando. Papillon fue derrotado, ¿qué más da lo demás?, ¡ganamos!, ¿no te das cuenta?
— ¡¿Ganamos?!— ironiza. —¡Nosotros no ganamos nada!, más bien perdimos el tiempo jugando a los héroes hasta que alguien realmente capaz apareció.
— ¿Hablas de la araña?, ¿tú crees que ese idiota es un héroe?
—Más que tú, sí.
—Suficiente. No hagas que te quite el prodigio, Chat Noir. — amenaza.
Ella suelta una carcajada.
— ¿Es en serio?
Él niega, toma el puente de su nariz para calmarse.
—No, Chat, lo siento.
—No sé que te ocurre, no eres el héroe que conocí.
—Me estoy esforzando.
—No es suficiente.
—Lo intento... Chat, entiende, todo se está saliendo de mis manos.
— ¿Y por qué no me pides ayuda?, siempre tratas de resolverlo tú solo, ¿no somos un equipo?
—Lo somos.
—Pues no lo parece, siempre actúas como si yo fuera un secuaz al que solo usas de carnada.
—No digas eso...
—No lo digo yo, lo dicen los miles de artículos que hay sobre nosotros, la gente sigue molesta.
—Ya pasó bastante tiempo, ¿por qué siguen dándole importancia?
—Porque la araña ha aparecido muchas veces ente la gente.
— ¿Qué?
—Escuché unos rumores cerca del hospital, la gente dice que él les ayuda.
—¿Cómo va a ayudarles?, es un monstruo.
Ella parece paralizada ante la palabra.
—Tal vez no lo es, y los monstruos son otros.
—¿Quiénes? — pregunta, sin poder creer la insinuación de la chica.
—Nosotros.
—Chat, no de nuevo.
—¡Piénsalo!, ¿por qué no logramos derrotar al malo?, ¿por qué él pudo?, ¿por qué pese a ser malo se ganó la confianza y apoyo de la gente en un discurso?, ¿y si somos los malos y no nos damos cuenta?
—¡Basta! — grita. —¡Ya es suficiente!, ¡sigues actuando como si ya no quisieras ser una heroína!
—¡Pues tal vez ya no quiero!, ¡tal vez nunca lo fui!
—Ve a dormir, Chat Noir, estas siendo imprudente.
—Mira quién lo dice. —suelta una última vez, antes de huir del techo.
Le deja ahí y se dirige al hospital. Es capaz de escuchar a Lordbug gritar frutado. No puede culparlo, sabe a la perfección que ambos lo están.
Llega al techo y se destransforma soltando un suspiro.
—Vaya... ese fue un suspiro lamentable, ¿aún te queda un poco de alma?
Adrianne se sobresalta ante la voz. Es grave y casi de ultratumba. Sus ojos se agudizan con furia al reconocerlo.
—¿Qué haces aquí? — pregunta a la defensiva.
Está lista para transformarse de nuevo si hace falta.
—Quiero charlar, ¿no podemos?
—No tengo nada de qué hablar contigo.
—¿No?, creí que confiabas en mí.
—¿Por qué lo haría?
—Oh, ¿me equivoqué? — su voz suena confundida, pero sus ojos muestras a la perfección que se burlaba de ella. Esos ojos grises opacos la ven como si estuviera viendo a un vil insecto. —Me dió esa impresión por lo que le dijiste a Lordbug.
— ¿Qué?
—Ay, error mío...—cubre su boca, fingiendo sorpresa. — ¿Era secreto?, no quise espiar, pero, técnicamente, estaban gritando.
— ¿Cómo sabes mi identidad?
—Incluso si no la supiera de antes, sólo para que sepas; la sé hace tiempo, me hubiera enterado hace unos segundos. ¿Sabes que ustedes no tienen ningún tipo de cuidado cuándo se destransforman?
—¿Ustedes?, ¿sabes la de Lordbug?
Él hace una seña de silencio sobre sus labios.
—Secreto. —sonríe, dejando ver esos colmillos afilados. —¿No les gustan esas cosas a los héroes?
Se sorprende cuando nota a la chica mirando con hastió su boca. Sus dientes. La araña lo recuerda entonces.
—¿Te gustan? — le pregunta acercándose a ella. —Son afilados y, sobre todo, perfectos para morder.
—Hijo de...— suelta un golpe que termina fallando.
—No, no, no... — dice negando con la cabeza y dedo. — No ofendamos a las madres, que ellas no tienen culpa de nada, ¿verdad?
—Como si te importara.
—Lo hacen, me importan las personas más de lo que crees.
—Mentiroso.
—Bien, me atrapaste, en realidad me importan un carajo, pero ¿qué más da? El amor del pueblo y la glorificación no es lo que busco.
—Nosotros no lo buscamos tampoco.
—¿No?
—¡No!
— ¿Entonces cuál era tu fin?, eh, Chat Noir, ¿qué buscabas con ser heroína?
—Salvar a las personas.
— ¿Para qué?, ¿alguna vez alguien te salvó a ti?
Ella duda un segundo, pero después sus ojos brillan.
—Si.
La araña parece intrigada genuinamente.
— ¿Sí?, ¿quién?
—Colín.
Él parpadea unos segundos perplejo. Después de unos momentos, empieza a reír burlonamente. Adrianne siente su sangre hervir.
—¿Ese imbécil bueno para nada?
— ¡No lo llames así!
— ¿O qué?, ¿me acusarás con su mami? — se burla. —Oh... que no puedes...
Sus ojos la ven con cansancio, con burla... con lástima.
— ¡Cállate!, ¡no sabes nada de él!
— ¿Y tú si?
Ella duda un segundo.
—Lo sé...
—Mentira. — dice. —¿Dónde está él ahora entonces?
—Hablando con los médicos de mi madre, él vela por su seguridad y por la mía. Él es un buen hombre.
— ¿Segura?, ¿confías en él tanto así?
—Mi vida entera.
De nuevo, ríe con burla.
—Entonces, ¿qué me dices de esto?, ¿quién es éste entonces?
Con un chasquido de dedos decenas de mariposas llegan al techo hasta formar un gran grupo, cuando éstas desaparecen dejan ver a Colín Bourgeois en el suelo, con manos y pies atadas con unas cuerdas y una cinta en la boca. Tiene sangre seca en la frente, sus muñecas se ven lastimadas y tiene su mejilla hinchada.
Adrianne siente su corazón romperse al verlo.
— ¿¡Que le hiciste?!
—Aún nada.
— ¡Déjalo en paz!
— ¿Por qué debería?
Ella lo ve con atención.
Nota en los ojos azules de Colín un brillo peculiar. Brillan en miedo. Brillan... de una manera extraña.
—Él no es Colín...
— ¿No?, ¿por qué lo dices?
—Sus ojos no son así, él nunca tendría esa mirada en su rostro.
—Ja, pareces una experta en sus expresiones.
—No vas a engañarme con tus ilusiones.
— ¿Ilusión? — repite—, eres más perspicaz e ingenua que tu jefe.
—Lordbug no es mi jefe,
—Oh, lo siento, equipo, son equipo ¿no? — se ríe. —Bueno, si estás convencida de que es falso, no te importara si lo mato, ¿verdad?
Adrianne siente su ser completo estremecerse.
No. No podía quitárselo a él también, es todo lo que le queda.
—No, él no es Colín. — repite.
—Bien. — responde. Saca su bastón, y lo gira un par de veces, la chica logra ver que la punta de este es más afilada de lo que esperaba. Casi como lanza en lugar de bastón.
La araña avanza a paso firme al rubio, que se remueve con desesperación en el suelo tratando de liberarse. Adrianne tiembla de pavor, se siente congelada.
No es real, quiere convencerse de que no lo es.
Aún así, la imagen de su amigo de la infancia es tan real que asusta como el infierno. ¿Y si es realmente él?, ¿iba a morir?
Le parece que sucede en cámara lenta; la araña blande el bastón y lo prepara para apuñalar al rubio, quién solo puede ver la escena sin poder defenderse. Sus pies se mueven solos, se apresura a correr a él para detenerlo.
Lo toma del brazo con fuerza, sosteniéndolo.
—¡No lo lastimes!, ¡haré lo que sea!, ¡lo que quieras, pero no me lo arrebates a él también!
La araña gira a verla, con una sonrisa tétrica y lúgubre; horrible como sus ojos dilatados llenos de maldad. La hacer temblar, aterrada.
La toma de las manos, aprovechando la cercanía.
—Recuerda tus palabras gatita.
Se aleja, dejándole ver a Colín, con el bastón atravesándole el pecho.
— ¡No!— grita, desgarrador. —No, no, no...— repite una y otra vez. Trata de tocarlo, pero no se atreve. Su ropa se pinta raídamente de rojo. —Colín, no...
Entonces, sus ojos se oscurecen, sin vida.
Gira para ver a la araña con furia, enojada y dispuesta a todo para hacerle pagar, pero no ve a nadie.
Cuando su vista regresa a su amigo, dispuesta a llevarlo abajo a que lo atiendan se da cuenta de que tampoco hay nadie frente a ella.
¿Cómo?, ¿por qué?, ¿dónde estaba?, necesitaba un médico. Se deja caer de rodillas desesperada. Toma su cabello con histeria y grita.
Largo, profundo y dolido.
Está confundida, ansiosa, temerosa. No sabe que pensar o sentir. ¿Colín estaba bien?
La araña se lo había llevado, la araña lo había matado. La araña seguía robándole lo que amaba sin que pudiera hacer algo en contra.
Tenía que ser un broma, una pesadilla. Se apresura a sacar su celular para marcarle a Colín, para escuchar su voz y poder estar segura de que aquello que acaba de morir frente a ella es una ilusión y no su amigo.
No responde.
Después de unas llamadas sin respuesta es que lo nota.
Es una idiota por no haber tenido cuidado.
Su anillo no estaba.
La araña se lo había robado y no se había dado cuenta siquiera.
Después de todo él tenia razón; era una tonta.
Aún así, quiere confiar en que Lordbug hará lo que sea necesario para recuperarlo. El guardián de los prodigios, el héroe de parís... su compañero definitivamente notaria su ausencia.
[...]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro