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06.💊



Con un pucherito en los
labios, Seungmin apagó la
televisión algo desanimado
y con mucha pereza se
puso de pie y se dirigió con
pasitos sigilosos a la cocina, podía comer fruta, pero estaba harto de tanta, tal vez algún dulce o incluso las patatas de bolsa que compró el otro día.

Eran alrededor de las cinco de la mañana, pero él no tenía sueño, aceptaba que dormir por la tarde fue una muy mala idea, pero desde que le recomendaron salir a caminar se lo tomó muy
en serio y salía todas las
mañanas y tardes, el día de
ayer salió, pero se perdió.
Muy mayor, pero estando
embarazado era muy
despistado también.

El problema llegó cuando
el móvil de Felix y
Hyunjin no se encontraban
encendidos, algo que casi
le destruye al saber que
ninguno de sus amigos
podía sacarle de allí.

Por el poco sentido de la
orientación que portaba en
aquellos momentos podía
deducir que había seguido
un río.

Así que se dedicó a seguirlo nuevamente, pero en sentido contrario.

¿Por qué no llamar a Chan?

El mayor estaba trabajando y esa mañana al salir le dejó en claro que no quería ni deseaba llamadas, por lo cual el castañito asustado acató la orden dada.

Llegó tarde, a eso de las seis a casa. Con un yogur en mano y una botella de agua empezó a sacar ropa del armario de Chan, tirándola toda sin orden alguno en la cama matrimonial. En medio de la pila de ropa se termino el botecito de yogur y bebió un poco de agua, luego se acostó a lo largo sintiendo sus piecitos
hinchados y adoloridos.

Pero al cabo de los minutos
se acurrucó más entre
las prendas esparcidas,
el aroma, el calorcito y la
marca en su cuello hicieron que poco a poco sus ojitos se cerraran.
Hasta que se durmió
completamente.

A eso de las doce de la
noche se levantó algo
desorientado, en busca
urgente del baño por las
náuseas, pero como solo
había ingerido un yogur y
algo de agua, fue lo único
que salió de su boca.

Se quedó congelado en su
sitio por varios segundos,
dándose cuenta que,
aunque el azabache viva
con él, es prácticamente
invisible en casa. Y allí
sentado al lado del váter se
sintió más solo que nunca.

Se soltó a llorar por largos
minutos hasta que su bebé
exigió comida por acabar
de tirar lo único que le
mantenía alimentando.

Enjuagó su boca y lavó
sus dientes saliendo de
la vacía habitación, se
quedó algunos segundos
observando las paredes
blancas decoradas con
pequeños cuadros con fotos de ellos dos, nuevamente sentía su corazón oprimirse en su pecho.

Sacudiendo su cabeza se dirigió a la cocina encendiendo luces,
repetimos, era mayor pero
el miedo a la oscuridad
creció con él de la mano
así que encendi todas las
luces a su paso.

También pudo darse cuenta de que su Alfa no había regresado del trabajo.

Vaya, últimamente le dedica más tiempo a su trabajo que a su Omega.

Cuando antes mandaba
todo a la basura en cuestión de segundos si el castañito llegaba mal de su trabajo.

Y esa madrugada el
castañito se quedó despierto hasta ahora, que
muy entretenido come una
sopa instantánea hecha
en el microondas, junto a
una lata de Coca Cola para
beber con una pajita.

Regresó al salón con unas
nuevas ganas de llorar ya
formadas en su sistema.
Iban a ser las seis de la
mañana y Chan no había
vuelto.

En situaciones normales el Omega ya le habría hecho
más de mil llamadas para
saber sobre su paradero e
informarse sobre su estado
por cualquier cosa, pero
está en gestación por lo
tanto no puede permitirse
hacer eso.

Encendió muy a su pesar
la televisión, un programa
de series criminales fue el
primero con el que se topo
asi que acurrucado en el
mullido sillón se dedicó a
comer sus fideos y bebida.

En cuanto al bebé en su
vientre, tiene tres meses.

No sabe su sexo ni raza
obviamente, pero está
muy sano en Cuanto al
peso y medida, lo que sí
llega a preocuparle de
sobremanera al pobre
castañito son los lazos del
cachorro o cachorra pues
el suyo está intacto, pero
no tiene ninguno formado
con Chan, ni siquiera
empezado. Chan nunca a
lo largo de los tres meses
se ha acercado a él y ha
acariciado su vientre,
tampoco hay preguntas
sobre él, empieza a ver
cómo su relación realmente se está acabando.

Escuchó la cerradura de la
puerta y se preparó para las miradas cargadas de pena y lástimna que normalmente le da su Alfa, dejando en la mesita central el recipiente vacío junto a la lata a la mitad.

Subió un poco el volumen
de la televisión para que
no se asustara al verle
allí, aunque suponía que
tampoco iba a hacer gran
Cosa.

Y en efecto, cuando pasó
al salón sus miradas se
conectaron, pero en Alfa
suspiró desabrochando
su camisa y pasando
directamente a su
habitación. Seungmin relamió sus labios bajando la mirada.

—.Seungmin, recoge todo
esto, necesito dormir.
se quejó el mayor desde
la habitación cuando se
encontro con la cama llena
de su propia ropa mezclada con la de Seungmin —.Por dios, siempre lo mismo...escapó de un gruñido de sus labios haciendo que el castañito se quedara quieto tras la puerta.

—.Es para hoy, Seungmin.
—El aludido detrás de la
puerta suspiró intentando
controlar sus nervios,
asomó su cabecita por la
puerta buscando al de
negros cabellos, pero él
mismo había ingresado al
baño por lo tanto, podía
recoger tranquilamente.

Y sí, el mayor no se
preocupaba nunca del por
qué Seungmin hacía los nidos cada vez con más ropa.

Fue doblando las camisetas que Chan ocupaba normalmente para andar por casa y eran las que Seungmin más apreciaba por la gran fuente de aroma que las mismas portaban.

Unos cinco minutos después el mayor salió del baño con el pelo mojado, solo llevaba una camiseta de tirantes y un pantalón corto, sin calcetines.

Al girarse, el menor estuvo
a nada de reclamarle sobre
porque llegaba a esas
horas, pero el mayor ya se
había acostado y sus ojos
permanecían cerrados.

Otra vez él se quedó alli
congelado, sus manitas
temblorosas acariciaron
su vientre, olfateando así
el aire de la habitación
con los ojos cerrados,
imaginándose que el mayor era quien proporcionaba las caricias, cuando en realidad era él intentando creer que Chan le seguía queriendo.

Apagó la luz atreviéndose
de una vez a acostarse junto al mayor en la cama, si estaba tan cansado, podia conseguir abrazarle sin ser recriminado por ello.

.
.
.
.
.

Que tal?



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