04.💊
—Mamá —murmuró el Omega viendo a su madre pasar de canales desinteresadamente,
ignorando un poco a su
hijo mayor, que le veía con
curiosidad y algo miedoso
—.¿Quieres ser abuela?
La mayor le vio de reojo,
volviendo a centrar su
atención en la televisión, se relamió los labios algunos segundos y finalmente habló.
—Estaré muerta cuando
me quieras dar nietos y ni
hablemos de jiwoo... dijo
seria, algo triste también.
Tal vez ella tuvo a sus hijos
algo temprano, pero para
la edad de Seungmin, era de las más recomendadas para tener cachorros y era una pena que él quisiera alargar ese tiempo. Pero tampoco lo puede obligar y lo entiende perfectamente, es su vida.
—¿Te gustaría que quedara embarazado ahora?— la mayor al final apagó el aparato, viendo a Seungmin con el ceño fruncido.
—Me encantaría que mi
único hijo Omega viniera a
decirme tal cosa,imagínate
que tengo la oportunidad
de ver a mi hijo con un
pequeño bebé en brazos.
Podré tener enfermedades,
pero al ver algo como eso,
moriría de diabetes... No
me ilusiones hijo, hemos
hablado de esto y no tienes
porqué presionarte para
verme feliz. Respeto tus
decisiones y tu trabajo...
—Es que...—mordisqueó
su labio con algo de miedo,
sentándose junto a su
mamá—. Hace un mes...
Chan y yo descubrimos que estamos esperando.
La mayor lo vio a los ojos por largos segundos,
asimilando la información
dada por su hijo mayor,
quien ahora estaba impaciente por una buena
reacción.
—¿En serio?. Seungmin
asintió rápido. Y sus ojos
se llenaron de lágrimas, le
abrazó entre sollozos y sin
creérselo, acunó el rostro
de su castañito, repitiendo
la pregunta mientras daba
múltiples besos en su rostro.
—Seungmin...
—¿Mmh? —el castaño
hizo una pequeña sonrisa
viendo a la mayor, que con
amor le veía.
—¿Vas a tener un cachorro?—ella seguía sin creerse que su hijo haya dejado esa idea que tenía, esas promesas de no quedar en cinta y las
innumerables peleas que
tuvieron al hablar de eso.
El menor asintió repetidas
veces.
—.Ay...
.
.
.
.
El azabache se acostó en el lado derecho de la cama, con el móvil en la mano mientras pasaba las publicaciones de Twitter,
mientras, Seungmin en la
cocina estaba terminando
de comer uno de los
melocotones que habían
comprado para la semana.
También veía con deseo
aquellas fresas que estaban en el centro del comedor.
Uh, benditos antojos.
Con sigilo caminó en
puntitas por el salón,
recogiendo la camisa que
estaba en un brazo del
sillón, perteneciente a Chan La pegó a su rostro,
inhalando el aroma de su
Alfa con algo de tristeza,
un pequeño mal estar se
apoderó de él mientras
se sentaba en el sillón, sin soltar la prenda entre sus manos. Necesitaba
urgentemente un nido,
algo con lo que protegerse,
por más que intentaba
acercarse a Chan, éste
simplemente le evitaba,
dejándolo con un mal
sentimiento en el pecho.
Un rechazo ya normal en su día a día.
Se acurrucó en el sillón,
perdiendo noción del tiempo y únicamente
queriendo a su Alfa.
Mismo quien ahora le
veía desde el marco de
la puerta, sin saber si ir
hasta él y estrujarle en
fuerte abrazo o esperar
a que llegara a la cama
y se acostase en el lado
contrario, dándole la
espalda y dejándole a él
con las ganas de dormir
abrazados y acurrucados,
Como debería ser.
Su mirada viajó por el
resto del salón, ¿qué
sería de ellos dos con un
bebé? Algunos juguetes
estarían regados en la
alfombra, la mesita del
centro desaparecia y
probablemente los retratos
y decoraciones que están
más al alcance estarían
guardados.
Su horario coincide
perfectamente con el
Seungmin, una guardería no sería necesaria, Seungmin está libre la mayoría de tiempo..
¿De verdad se estaba
preocupando por horarios
y guarderías cuando ni
siquiera había nacido?
Volvió a dirigir su mirada
a su novio, él ahora jugaba
con la prenda, un puchero
se notaba en sus finos
labios, probablemente esté
pensando en algo para
hacer que el Alfa le prestara atención, por muy poca que fuera...
—Seungmin —el Omega
giró su rostro, viéndole
durante algunos segundos,
finalmente se puso de pie.
—Vamos a dormir...—sin
mucho interés, empezó a
apagar luces, viendo por
última vez aquellas fresas.
Cuando llegaron a la
habitación Seungmin
rápidamente encendió
su lámpara, quitando sus
pantuflas y metiéndose
entre las finas sábanas. No
tenían el aroma de Chan
tan impregnando, pero en
cuanto se acostase, podía
conseguir algo. Se veía él mismo como un tonto, no era capaz de abrazar a Chan, a su novio.
Pero las cosas no
mejoraban, le ponía triste
pensar en que el mayor se
cansaría en algún punto
y le dejaría como dijo en
un principio. Le partía el
alma pensar así, pero, ¿qué se supone que tenía que tener en mente? Cuando el azabache ni le dirige la mirada en las mañanas, no le prepara el desayuno Como acostumbraba, sale sin despedirse y vuelve tarde.
Una pequeña gota salada
se deslizó tortuosamente
por su mejilla, relamió sus
labios escondiéndose entre
las sábanas.
intió cómo el lado Sintió cómo el lado contrario de la cama se hundió ante el peso, mordió suavemente su labio con ambas manos abrazándose a sí mismo. Quería un poco de calor, aroma y amor, ¿era mucho pedir? Durante unos segundos, Chan observó el bulto de mantas a su lado,
preguntándose una y otra
vez qué era lo que quería
Seungmin para no estar
triste. Le daba su espacio,
respetaba que comiera
otras cosas y por eso no le
preparaba el desayuno, tal
vez ya no quería lo mismo
de siempre.
Pero moría por abrazarle.
Estaba harto de escucharle
sollozar sin poder hacer
nada, era difícil verle triste
y decaído, pero, tenía
un bebé. Nunca habían
experimentado algo así.
Apagó su lámpara, Seungmin sacó una mano y le imitó.
Algunos minutos pasaron,
Seungmin presionaba sus
labios para no dejar salir
ningún sollozo.
Sacó un poco su castaña
cabecita, sus mejillas
estaban rojitas por el calor
que hacía y sus ojitos
estaban cristalizados.
Y Chan se negó a dejarle
así, se movió en la cama y
le abrazó por la espalda,
sintiendo el cuerpo del
menor destensarse en unos segundos, correspondiendo al abrazo.
—Minnie...
—¿Mmh?
—Te amo...
—Yo más.
.
.
.
.
.
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