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Capítulo I

Su situación actual lo obligó a marcharse a la ciudad.

En un momento tuvo una felicidad plena viviendo con sus padres entremedio del bosque junto a su manada, pero el estallido de las discusiones con un clan vecino desmoronó todo a sus pies. Ya no más casa donde vivir ni personas a las que mirar. Se acabó todo y BaekHyun solo vio a su alrededor árboles y maleza incinerada, pero a ninguno de los suyos.

Tuvo los inestables recuerdos de una ardua lucha y su cuerpo adolorido se lo confirmó. Aún podía ver en su mente el fuego prendiendo la madera de las cabañas que hacían de hogar y a las personas corriendo de un lado a otro para evitar que las grandes bestias lobunas no los despedazaran.

Era terriblemente triste saber de antemano que pasaría. Su manada, de forma inexplicable, fue poblada por demasiados omegas, teniendo por consiguiente una serie de malas decisiones debido a la escasez de los alfas. Y opuestamente, sus vecinos tenían demasiados alfas con mentes brillantes, los cuales se descontrolaron mucho al no encontrar una estabilidad por la falta de su pareja. Por alguna extraña razón, iban en contra de la naturaleza y a ninguno de los dos clanes se les ocurrió que la mejor idea sería juntar a ambas manadas. BaekHyun lo pensó en cierto momento y se arrepintió de no abrir la boca a tiempo, pero, lamentablemente, las diferencias que hubieron entre los dos grupos impidieron cualquier cercanía amigable.

Con dificultad se paró sobre sus dos pies y avanzó hacia su aldea, dejando por fin el matorral de arbustos en el que se refugió para que no lo encontraran. Los ojos le picaron apenas puso un pie sobre los caminos que llevaban hacia las distintas cabañas, aunque eso no se debió al humo que aún quedaba en el aire debido al fuego, sino a la tristeza que lo albergó al ver tal escenario.

Al notar las viviendas destrozadas se apresuró hacia la suya, encontrándose nada más que con unos cuantos pilares a medio quemar que aún permanecían anclados al suelo y algún que otro objeto que hubo dentro de la casa. De sus ojos brotaron las lágrimas y se vio obligado a dar una serie de pasos hacia atrás para no ver la desastrosa imagen.

Recorrió todo el lugar para intentar encontrar a alguien con vida, pero claramente todos fueron despedazados por los lobos o tuvieron la suerte como él de escapar.

Fue una decisión difícil de aceptar. Empezar de cero y construir todo de nuevo. Primero, tenía que escoger un lugar adecuado donde vivir, ya que el territorio de su antigua manada estaba totalmente destrozado y solo haría de él un hombre lleno de penurias. Esa fue la razón por la que decidió irse a la gran ciudad. El trayecto hasta el lugar fue agobiantemente largo y gracias a uno que otro granjero logró llegar hasta Seúl sano, aunque con bastante hambre y sed.

Tendría más oportunidades, más esperanzas de sobrevivir. Especialmente al tener presente que podría encontrar a su primo por esas calles. A pesar de que creyó que no tenía nada, logró salir con su teléfono después del altercado, por lo que no le costó tanto encontrar el número de su primo entre los contactos.

—¿BaekHyun? Hace tanto tiempo que no me llamas, hombre.

El pulso le tembló y sus ojos se cristalizaron de inmediato—. Sucedió algo, Dae. Ayúdame.

—Baek, ¿qué pasa?

—La manada. —Su labio inferior tembló y se tuvo que llevar la mano al rostro para apretarse el puente de la nariz en un intento inútil por retener las lágrimas.

—¿Dónde estás?

—En la estación principal de Seúl.

A pesar de la fuerte sensación que le oprimió el pecho, no permitió en ningún momento que las lágrimas cayeran y su tristeza se dejara ver ante las demás personas. Simplemente esperó ahí sentado en una de las bancas del lugar mientras apretaba fuertemente las manos sobre sus rodillas en un intento de contenerse.

—¡BaekHyun! —Su cabeza se alzó de inmediato y su cuerpo enseguida estuvo entre los brazos de JongDae para ser apretujado.

Las cosas no cambiaron muchos después de que se lo contó a JongDae. Era verdad que el hambre y la sed cesaron, al igual que su cuerpo estaba más limpio gracias a la ayuda de su primo, pero eso no evitó que su corazón siguiera manteniéndose aprisionado y el dolor no finalizara nunca.

Por suerte, consiguió un trabajo como mesero en una cafetería que tenía por dueño a un amigo de JongDae. Las cosas parecieron mejorar y aquello se notó. Sin embargo, sus sentimiento no cambiaron ni un poquito porque cada vez que pasaba por la calle y veía a un cambiaforma lobuno no hacía mas que esconderse e intentar pasar desapercibido. Daba hasta cierta vergüenza y deshonra pensar que le temía a los suyos.

—Buenos días, Baek.

No era su primer día ahí, así que se atrevió a ir directamente detrás de la barra.

—Buenos días, jefe. ¿Con qué desea que empiece? —Se puso con agilidad el delantal negro alrededor de la cintura y esperó a las órdenes de su superior.

La ropa que exigían para trabajar eran pantalones negros de vestir con una camisa blanca, así que no veía problema en venir listo desde el apartamento de su primo.

—Hoy te toca atender a los clientes de la barra, así que simplemente quédate aquí detrás.

Obedeció y se sentó en un taburete mientras esperaba a que llegaran las personas. Charló un rato con su jefe hasta que finalmente llegó el primer cliente.

Su trabajo no era difícil y BaekHyun siempre tuvo la virtud de tener varios talentos o al menos no ser un conjunto de detalles desastrosos, por lo que no tuvo muchos percances a la hora de sobrellevar todo lo que era tratarse de un mesero de café.

Con el paso de los días pudo soportar un poco más la situación, por lo que ya era como solía ser antes del accidente. Le costaba aún mantenerse consiente del todo, pero poco a poco volvía a ser el BaekHyun de antes y JongDae lo notó, aunque eso no quería decir que finalmente se deshizo de su miedo aterrador por los de su misma raza. Obviamente, esa fue la principal razón por ponerse tan histérico cuando lo olió. Para su extrañeza, su aroma era más fuerte que el de otros lobos y una vez que lo vio acomodarse al final de la barra se fue directo hacia su superior.

—Jefe, por favor atiéndalo usted.

El hombre recibió el dinero para meterlo en la caja registradora. Luego de que el aparato soltara un cómico sonido lo miró con el ceño fruncido.

—No puedo, BaekHyun. Estoy ocupado.

—Por favor. —Juntó ambas manos e hizo un puchero—. Min, prometo que me quedaré a limpiar las tazas si me ayudas.

Su jefe lo miró con el ceño fruncido, pero finalmente se levantó del lugar para indicarle que se quedara en la caja registradora mientras él iba hacia la barra.

Luego de que finalmente MinSeok atendiera al cambiaformas pudo volver a su posición. Lamentablemente, tuvo que quedarse a lavar las tazas como acordó con su jefe.

|•••|

—Lo olí. Lo juro.

—Siempre dices que lo hueles. —SeHun se miró las uñas mientras ambos caminaban por los pasillos de la oficina.

—Pero esta vez es verdad, Hun.

—Siempre dices lo mismo, Yeol.

El aludido bufó y caminó a paso rápido por detrás de su amigo al ver que este lo dejó atrás. Una vez que llegaron a la planta de los empleados mostró una postura más erguida y se acomodó el traje. Tenía que mostrarse como un verdadero jefe delante de sus empleados.

—¡De verdad era un olor muy fuerte! —chilló una vez ambos entraron a la oficina y se quedaron a solas.

—Para ti todos son olores fuertes. No puedes simplemente fiarte de eso. Si piensas que todos son tu pareja nunca conseguirás a la verdadera.

ChanYeol se dejó caer derrotado sobre su silla de escritorio y suspiró mientras cerraba los ojos en un intento de volver a percibir aquel olor o al menos recordarlo.

—Era poderoso, fuerte y me hacía temblar, Hun. Ese olor pertenece a alguien que es mío.

El aludido rodó los ojos y se sentó cómodamente con las piernas cruzadas en la silla que estaba delante de su escritorio.

—¿Dónde dijiste que lo viste?

—Estaba en la cafetería de la esquina. Solamente lo olí, pero no logré verlo.

SeHun levantó la cabeza hacia él y elevó una ceja, mostrando una actitud escéptica. Después de todo, ChanYeol solía tener una serie de amoríos callejeros que con suerte duraban unos tres días. SeHun no dudó de que ese fuera uno más de aquellos.

—¿Te ves en la necesidad de ir a buscarlo?

—Por supuesto que sí. Es mío.

Una de las comisuras de sus labios se elevó en una sonrisa. Debía admitir que ChanYeol estaba más decidido que cualquier otra vez, quizás tanto así que el tipo se atrevió a salir un poco más temprano ese día del trabajo para dirigirse hacia la cafetería y ChanYeol optó por ponerle alguna excusa a SeHun para llegar solo al lugar.

Una vez que entró al local se dirigió hacia la barra para tener mejor acceso con la vista, aunque aun así no sintió aquel exquisito olor por ningún lado. Mientras tanto pidió algo para comer y un café. Para cuando terminó con todo esperó unos cuantos minutos más y finalmente se decidió por irse.

Su pareja, o al menos la que él creía que lo era, no se apareció por el local y ChanYeol entró en pánico al pensar que quizás este se tratara de un cliente y no de un trabajador, lo que quería decir que tendría una tarea aún más ardua a la hora de encontrar a su pareja. Esa fue una de las principales razones por las que decidió ir otro día a buscarlo.

Se pasó la mayor parte de esa semana soñando con su pareja. No lo conocía, pero pudo ver a su lobo, este era un poco más pequeño que él y su pelaje era cobrizo, francamente hermoso. Soñó que ambos estaban en medio del bosque mientras se mantenían en sus formas lobunas. Corrían de un lado a otro a la vez que jugaban entre ellos y eran tan plenamente felices que esa vez ChanYeol no dudó por ningún momento que aquel era el indicado. Por eso ese día se levantó con tanto entusiasmo para dirigirse hacia aquella cafetería. Tuvo que esperar todo el día para que su trabajo finalizara y pudiera dirigirse hacia el local. Una vez que pasó por entre las puertas de vidrio le llegó de inmediato el olor a café y se encontró de frente con el dueño, quien le regaló una sonrisa junto con un bienvenido.

ChanYeol se situó en una pequeña mesa redonda para dos personas y esperó a que alguien lo atendiera, aunque se sorprendió bastante cuando vio otra vez al dueño delante de él y no a otro posible mesero, especialmente porque antes vio de soslayo a un sujeto detrás de la caja.

Pidió algo simple y rápido porque aún le quedaba trabajo por hacer en casa y una vez que cerró la carta para pasársela al contrario lo olió, fuerte y exquisito, como lo recordaba. Pasó su mirada por todo el lugar con urgencia y entonces lo notó, sus ojos se encontraron con el menudo cuerpo de un chico pelirrojo que le daba la espalda. Sintió al corazón saltándole dentro del pecho y de repente se tuvo que acomodar en la silla por lo ansioso que estaba. Sus ojos no dejaron de mirarlo y le extrañó que el contrario no se percatara de su intensa mirada ni en la sensación del pecho que debía estar experimentando al igual que él.

Mientras esperaba el café vio directamente el rostro de su pareja una vez que este se volteó para atender como mesero a otros clientes. Era tan hermoso, maldición, tan lindo y perfecto, tan para él.

Una vez que lo notó volviendo a la barra se apresuró en levantarse de la mesa y se dirigió hacia él, aunque no logró llegar muy lejos cuando finalmente el chico se dio giró en su dirección, como si fuera a encararlo. Cuando quedaron de frente ChanYeol sonrió a más no poder. Era él, se repitió en su cabeza y su lobo pareció dar saltitos de alegría dentro suyo al estar de acuerdo con el humano.

—Hola. —Se mordió el labio inferior luego de soltar unas palabras tan simples.

Por primera vez se tomó el tiempo de ver la expresión del castaño y no simplemente su belleza, notando que este estaba con el ceño fruncido y los ojos brillando de manera intensa, aunque ChanYeol no reconoció un buen sentimiento detrás de ellos como debió ser.

—Soy Park ChanYeol —intentó continuar mientras extendía una de las manos para recibir algún tipo de saludo por parte del contrario.

Para su extrañeza, el chico pelirrojo se hizo hacia atrás con urgencia una vez vio su mano extendida, provocando que chocara contra la barra que los separaba de la cocina y así botó la taza que tenía sobre su bandeja de metal. Por suerte esta estaba vacía, así que en el suelo solo quedaron los trozos blancos del objeto y unas cuantas salpicaduras de tonos oscuros debido al café.

El mesero se agachó con prisa para recoger el desastre que causó, pero una vez que ChanYeol lo vio en cuclillas algo pareció temer dentro de él, pensando que quizás el contrario se podría dañarse con la taza rota. Por ello se agachó un poco y con suavidad tomó al chico del antebrazo para ayudarlo a pararse, pero este inmediatamente se soltó de su agarre mientras daba varios pasos hacia atrás, al menos todos los que le permitió el espacio entre la barra.

—¿Estás bien? —preguntó con preocupación y fue él quien se agachó para recoger los trozos que quedaron en el suelo. Los dejó sobre la bandeja con rapidez y luego se alzó. El pelirrojo desvió la mirada con la única intención de no encontrarse directamente con sus ojos, cosa que a ChanYeol le pareció sumamente extraño—. ¿Pasa algo?

Intentó ser amable y extendió una mano en la necesidad de tocarlo, aunque rápidamente el otro evitó el contacto y volvió a mirarlo con el ceño fruncido. No obstante, esa vez pareció estar más enfadado que miedoso.

—No me toques. —ChanYeol frunció el ceño, dolido, y sin poder evitarlo dio un paso hacia adelante para intentar trasmitirle tranquilidad a su pareja, a pesar de que se suponía que era el omega quien hacía ese tipo de cosas—. ¡No te me acerques!

Sus pasos se detuvieron y su respiración también pareció hacerlo. Su lobo aulló entristecido dentro de su pecho de tal manera que incluso el contrario pareció escucharlo porque miró hacia otro lado y caminó hacia su costado para alejarse con el claro sentimiento de incomodidad perceptibles en sus actos. Para ChanYeol también fue inevitable retroceder al ver el aparente rechazo. Con rapidez se acercó hasta la barra y dejó la bandeja ahí para luego caminar hasta la caja registradora, dándose cuenta que todos tenían su atención puesta en ellos dos. Prefirió no darle importancia y le pasó unos cuantos billete al jefe, el cual lo miró con el ceño fruncido desde el otro lado de la barra al ver que le pasaba dinero de más.

—Es para pagar por la taza —murmuró con la voz extrañamente ronca, provocando que le costara un poco hablar.

El hombre lo miró confundido, pero no dijo nada al respecto y solo recibió el dinero para después entregarle el vuelto. ChanYeol ni siquiera esperó a guardar todas sus monedas antes de dirigirse con celeridad hacia la puerta del local y salir de ahí de una vez por todas.

|•••|

—¡BaekHyun! —JongDae chilló con aparente alegría y con grandes zancadas llegó hasta él para tomar asiento a su lado en el sofá—. MinSeok me lo contó todo.

El aludido salió de la cocina mientras bufaba y revolvía su té. Una vez que llegó hasta la sala se sentó en un sillón individual y miró hacia los dos primos.

—No es nada importante —susurró BaekHyun mientras acercaba más sus piernas hasta su pecho y se cubría con la manta que tenía sobre los hombros.

—¿Cómo puedes decir que no es importante?

BaekHyun cerró los ojos y suspiró al escuchar el tono de emoción que se filtró en las palabras de su primo, tan alegre y vivaz, tan ajeno a lo que él realmente sentía.

—No es mi pareja. —Sus palabras no fueron causa de risa para nadie, incluso MinSeok se ahogó con su propio té luego de escucharlo.

—No te mientas, BaekHyun. No es bueno que intentes librarte del emparejamiento. Él se comportó como un caballero y no saltó sobre ti como otros. —MinSeok se tomó una pausa para dirigir sus intensos ojos hacia JongDae, quien le sonrió encantadoramente y le giñó un ojo—. Incluso te buscó.

—Me da igual si es mi pareja o no. No puedo emparejarme.

—¿Cómo se te ocurre decir eso? —Para BaekHyun fue inevitable girar la cabeza para mirar a su primo al escucharlo tan alterado—. ¿Acaso eres consiente de que será tu única pareja en la vida?

—Lo sé, JongDae, pero no lo necesito.

—Sí lo haces —habló MinSeok y lo miró con el rostro cansado—. Todos necesitamos de nuestra pareja destinada. Sea lamentable o no, necesitamos del otro para sentirnos plenos.

JongDae volvió a hacer otro sonido de los suyos para agregar más emoción al momento y se levantó del sofá para caminar hacia su ahora novio y sentarse sobre el reposabrazos.

—Pero yo no lo necesito —repitió más bien para sí mismo mientras jugaba con la costura de la manta que lo cubría.

—Deja de mentirte. —MinSeok le dio una sonrisa de apoyo.

—Tengo miedo —murmuró y aquello pareció cambiar la expresión de ambos—. Le tengo miedo.

—BaekHyun —JongDae caminó hasta él y se sentó a su lado para pasarle un brazo por los hombros y hacer que su cabeza reposara sobre el pecho ajeno—, él nunca te hará daño.

—No es verdad. —Sintió su labio inferior temblar mientras mantenía la mirada fija en la televisión encendida—. Puedo recordar claramente cómo los alfas atacaban a sus propias parejas sin piedad alguna. Aquello de la parejas destinadas no existe, no es más que algo que nos quieren hacer creer.

—Entonces explícame cómo te sentiste cuando ese chico se te acercó.

BaekHyun se mordió el labio inferior al sentirse acorralado y luego suspiró.

—Yo... recuerdo que su olor era muy fuerte. Creí que me desmayaría. — Miró inseguro a su alrededor y, al no ver más que miradas compresivas y una que otra sonrisa, decidió continuar—: Es verdad que sentí algo... fuerte, pero les juro que no fue más que miedo.

—Pff... —JongDae tiró un poco de baba con su exclamación—. Deja de ocultarte las cosas a ti mismo.

—Nadie puede obligarte a nada. —Esa vez fue MinSeok quien habló, mostrándose bastante serio—. Solo te aconsejo que pienses bien antes de tomar cualquier decisión. Además, deberías considerar los problemas que puede traer la falta de emparejamiento.

—No me pasará nada —intentó mantener su postura.

—Pero a él sí. Ni siquiera sabes con certeza si realmente lo llegarás a necesitar en algún momento.

—Él es para ti y tú para él, Baek. —JongDae le sonrió cálidamente—. Por favor, no desaproveches esta oportunidad.

Pero BaekHyun no quiso creer en las palabras ajenas, así que se mantuvo reacio ante lo que le dijeron los dos chicos. Sin embargo, cuando estuvo acostado sobre el colchón de su cama y cubierto por las mantas lo pensó un poco mejor, no quería ilusionarse con nada, pero no pudo evitar pensar en el alto chico, en Park ChanYeol.

[•••]

—Ya pasó un mes. —Asintió mientras continuaba con su vista en los papeles—. Te dije que sería otro de tus amores pasajeros. —Su mano dejó de tener la fuerza suficiente como para sostener la hoja y esta finalmente cayó sobre su escritorio. SeHun se acercó hasta él con el rostro fruncido y se sentó en una de las esquinas del mueble—. ¿De verdad es tu pareja?

Guardó silencio y mantuvo la mirada fija en la puerta de cristal que daba la entrada a su oficina mientras recordaba el lobo de su pareja. Lo veía entre tantos sueños que incluso lo asustaba y era casi inevitable pensar que al chico pelirrojo le pasaba algo. Sentía que lo llamaba en cada sueño, que pedía por él.

ChanYeol se comportó de manera civilizada y no se puso agresivo con el chico a pesar de que una vez que llegaba a su departamento terminaba con un desastre tremendo debido a la impotencia de su lobo. Procuraba mantenerse estable durante el día, pero una vez que llegaba a su casa se descontrolada por completo.

Se tomó el tiempo de ir a ver al chico, aunque mantuvo cierta distancia con la esperanza de no asustarlo. Sabía que el contrario igualmente podría olerlo, pero este nunca se acercó hasta él para rechazarlo directamente.

—Creo que de verdad lo es —susurró con tristeza y le fue inevitable arrugar uno de los contratos que estaba sobre la mesa.

—¿Y por qué aún no se han emparejado?

Se mordió el labio inferior y agachó la cabeza—. No parece que me quisiera cerca.

—¿Qué? ¿Cómo puedes decir eso? Se supone que debe estar encantado contigo.

—Pero no lo está. —Tomó una pausa y miró a SeHun—. Cuando intenté hablar con él me miró de una manera extraña.

—Idiota, eso se debe a que es tu pareja, dah.

—No me refiero a eso, imbécil. —ChanYeol lo miró con el ceño fruncido y se levantó de su escritorio—. Él... parecía tenerme miedo.

—¿Miedo de ti? —SeHun rio con sorna—. Ese chico te ama, idiota. No te teme.

—No es así. —ChanYeol se paseó por su oficina con las manos metidas dentro de los bolsillos delanteros del pantalón de su traje.

—¿Por qué no lo vamos a ver hoy? Quizás pueda notar aquel miedo en tu pareja. —Rodó los ojos cuando vio a SeHun reírse a grandes carcajadas. Prefirió dejarlo pasar y vio la hora en su reloj de muñeca para empezar a guardar las cosas al ver que ya era el momento de irse.

Se vio obligado a caminar junto a su amigo hasta la elegante cafetería al darse cuenta que definitivamente SeHun no le daría ningún respiro. Esa vez no podría librarse de mostrarle a su amigo quién era su pareja y una vez que entró al local lo vio detrás de la barra y sus ojos se conectaron de inmediato, aunque luego dirigió su vista hacia otro lado. Fue un contacto exiguo que se le antojó bastante insuficiente, pero sabía que si se quedaba más del tiempo necesario mirando al contrario podría asustarlo.

Dirigió su mirada a SeHun mientras ambos tomaban asiento en una mesa para dos. El chico le elevó ambas cejas en un gesto interrogante y él le asintió para después tomar la carta, intentando no prestarle mucha atención al hecho de que su pareja se encontraba por detrás suyo.

—Buenas tardes. ¿Qué desean servirse? —Le sorprendió escucharlo a su costado. El pequeño camarero no acostumbraba a tomar su orden.

¿Le gustará SeHun?, caviló. Fue hasta ridículo pensar en algo como eso, se suponía que ellos eran parejas, plenamente de ellos dos. Sin embargo, y a pesar de seguir alentándose con palabras que producía su mente, no se sintió más tranquilo. Sintió que acumulaba la tensión que cargó todo ese mes y ni siquiera saber que tenía a su pareja al lado lo hizo olvidarse de aquello.

—Un café con una tarta —habló SeHun al notar que el momento se volvió tenso.

El chico dirigió la mirada hacia él y no pudo evitar conectar sus ojos con los contrarios. Se miraron fijamente por unos largos segundos, casi hablándose con la mirada.

—¿Podemos hablar? —Le sorprendió escuchar esas palabras proveniente de su pareja, especialmente que se refiriera a él.

Asintió con movimientos torpes y se levantó de la mesa siendo bastante prudente. Evitó  todo lo que pudo la mirada burlona que le lanzó SeHun desde el otro lado de la mesa.

Ambos caminaron a la par y se apoyaron sobre la barra. El chico se veía un tanto nervioso y ChanYeol estaba muy aterrado por aquello. ¿Sería el momento en que lo rechazaría?

—Yo... soy Byun BaekHyun. —El camarero le extendió la mano y a ChanYeol le costó un poco salir de su aturdimiento antes de que pudiera corresponder el saludo.

—Park ChanYeol.

—Lo sé. —BaekHyun se mordió el labio inferior luego de hablar y él se quedó ensimismado con aquella vista—. Me lo dijiste anteriormente.

—Claro. —Sonrió nervioso y desvío su mirada hacia la entrada del local para buscar un punto donde concentrar la vista. Se sentía demasiado nervioso con todo aquello.

—Quería... —Dirigió su atención al chico y este volvió a morderse los labios mientras jugaba con una de las esquinas de su delantal—. Quería saber si aceptarías salir un día de estos... —El pelirrojo le sonrió con nerviosismo y luego aclaró—: Conmigo, quiero decir.

—¿Una cita? —La sonrisa no tardó mucho en aparecer en el rostro de ChanYeol, haciendo sonrojar al contrario excesivamente. El alto no pudo dejar de mirarlo y pensar que ese era el hombre más perfecto del universo, maldición.

—Sí, una cita.

|•••|

—No me lo puedo creer —chilló JongDae, haciéndolo fruncir el ceño.

—No es para tanto.

—¡Claro que lo es! —MinSeok negó con la cabeza desde la distancia y le hizo un gesto para que no le tomara tanta importancia a las palabras de su primo—. Por fin saldrás con tu pareja.

—¿Dónde irán? —preguntó esta vez MinSeok mientras volvía a la sala.

Su mente pareció quedar en blanco y sus ojos fijos en la tela bordada que hacia de cortina del departamento. Intentó buscar una respuesta con rapidez, pero nada llegó a su mente.

—No lo sé—susurró un poco asustado y miró a sus amigos con cierto terror—. Solo me dijo que vendría a buscarme y yo le di la dirección del departamento. ¿Qué pasa si ese loco intenta secuestrarme o algo así?

Vio perfectamente como JongDae rodó los ojos dramáticamente y MineSeok dejó escapar un suspiro mientras se sentaba a un lado de su novio.

—¿Cuántas veces necesitas que te diga que ese chico no te hará nada malo?

—¿Y cuántas veces voy a tener que decirte que, independiente de que sea mi pareja, aún le tengo miedo?

—Pero no le tengas miedo —habló JongDae. Pareció tener un poco de compasión por quien sería su pareja—. Para un alfa es sumamente importante su pareja, BaekHyun.

—Eso lo entiendo perfectamente. No tienes que repetírmelo tantas veces.

—Entonces no se te ocurra comportarte como un cachorro idiota y deja que te haga su pareja.

—¡No voy a dejar que me toque!

MinSeok soltó otro de sus suspiros y se levantó de su lugar, esa vez para caminar hacia el sofá individual en el que estaba BaekHyun, yendo para acariciarle amistosamente el hombro.

—Intenta evitar pensar en el pasado y disfruta de tu cita.

Asintió con lentitud mientras mantenía la mirada fija aún en la tela que se movía suavemente por el viento.

Ya llevaba mas de media hora listo y arreglado, bonito, como le dijo MinSeok que se veía mientras se cambiaba de ropa. Ciertamente, puso bastante empeño en verse bien, quería impresionar a ChanYeol.

—Está aquí—susurró y se levantó de un salto del sofá.

—¿Quién está aquí?—preguntó JongDae con cierta confusión.

—ChanYeol. ¿Que no lo hueles?

Su primo movió freneticamente la nariz en un intento de buscar el olor.

—No lo encontrarás, cariño. BaekHyun lo huele porque es su pareja. —El más pequeño no hizo caso a las palabras que dijo MinSeok ni tampoco al resoplido que dejó escapar JongDae. Al parecer el mayor ofendió el ego del alfa.

Se acercó hasta la puerta y apoyó ambas manos sobre esta para luego acercar la oreja al pedazo de madera. Frunció el ceño cuando no pudo olerlo ni escucharlo, al menos hasta que se sintió un poco mareado porque el olor pareció llegarle de un momento a otro. El timbre sonó y BaekHyun aún parecía estar en su pequeño trance, así que fue MinSeok quien abrió la puerta para recibir al alto chico.

—¿Por qué no te olía? —preguntó el pelirrojo apenas lo vio y el contrario hizo asomar por su rostro una inmensa sonrisa.

—Me oculté. —BaekHyun frunció el ceño y ChanYeol se apresuró en aclararse—. En realidad te olí desde que entré al edificio y ya para cuando venía por el pasillo sabía que estabas detrás de la puerta, así que simulé esconderme para sorprenderte.

No supo si exactamente esas fueron las palabras que planeó decir el otro una vez que llegara, aunque BaekHyun dedujo que no, especialmente porque el chico por detrás de su espalda sacó un ramo de tulipanes de muchos colores.

—No sé cuales son las flores que más te gustan, pero una vez, en un sueño... —Los ojos de ChanYeol quedaron anclados a los suyos y por unos diez segundos el mundo pareció ser solo de ellos dos.

Estiró ambas manos y con timidez tomó el ramo de flores que le entregó el contrario, aún bastante sorprendido por lo que dijo el chico.

—¿Estábamos en el bosque? —preguntó aún sin dejar de observar el ramo y tuvo que levantar la cabeza para mirar al otro al escuchar un suave quejido que soltó al no entender a qué se refería—. En el sueño, quiero decir.

Una sonrisa se asomó por el rostro de ChanYeol y él también se atrevió a sonreír a pesar de que sabía que estaba complemente sonrojado.

—¿Nos vamos?

—Espérame un poco. Iré a ponerlas en agua. —BaekHyun volvió a ingresar al departamento y se dirigió de inmediato hasta la mesa del comedor para tomar el florero que había allí.

—¿Por qué botas las flores que le regalé a MinSeok? —Se asustó un poco luego de escuchar a JongDae, pero aun así abrió el tacho de la basura para echar las flores dentro y luego lo llenó de agua limpia para poner los tulipanes que le regaló ChanYeol.

—No importa, cariño. De igual forma, tus flores ya estaban más que muertas. —MinSeok le sonrió a su pareja, pero JongDae chasqueó la lengua y le envió una mala mirada al pelirrojo.

—Asegúrate de emparejarte.

—¡JongDae! —chilló avergonzado porque aún podía ver a ChanYeol en el marco de la puerta.

Una vez que puso el florero sobre la mesa caminó directamente hacia dondo estaba el alto tipo.

—Ya podemos irnos —susurró aún estando un poco rojo.

ChanYeol le sonrió y le hizo un gesto con la mano para que pasara por delante de él. Una vez que lograron bajar del edificio y se adentraron al elegante auto del alto, este se puso en marcha hacía un lugar que BaekHyun no conocía, pero no tuvo miedo. Inexplicablemente, se sintió muy ansioso y abochornado como para preocuparse por si el contrario quería secuestrarlo o no. Al menos todo estuvo bien hasta que notó a través del la ventana del vehículo cómo se extendía un frondoso bosque.

—¿A dónde vamos? —preguntó intentando parecer casual, aunque en su voz se hizo presente el nerviosismo.

El chico le sonrió de lado y BaekHyun en seguida se vio entrando en pánico. Se apegó a la puerta del auto como si eso verdaderamente lo mantuviera más alejado del contrario. ChanYeol, en cuanto se percató de su acción, frunció el ceño y fue deteniendo lentamente el auto.

—¿Qué sucede?

Una vez que notó que ChanYeol puso el freno de manos él se apresuró en bajarse del vehículo para echarse a correr por entre medio del bosque. El miedo comenzó a correrle por las venas apenas escuchó que el chico se bajó del auto y luego cerró la puerta con fuerza.

—¡BaekHyun!

Aun así corrió.

Pasó gran parte de su vida entre árboles y maleza, así que no se le fue difícil moverse en aquel bosque, incluso a pesar de que iba cegado por el miedo.

Pudo escuchar a ChanYeol corriendo por detrás de suyo de manera torpe, aunque independiente de aquello sus pies siempre intentaron moverse. Quería escapar, alejarse de ChanYeol. Estaba tan ensimismado pensando en eso que casi se le pasa por alto el aroma que sintió de un momento a otro. ChanYeol se convirtió y ahora estaba persiguiéndolo sobre sus cuatro patas con una velocidad que ni él como lobo podría superar.

Sus piernas intentaron impulsarlo a que continuará corriendo, pero no logró llegar muy lejos cuando finalmente un gran peso cayó encima suyo. Las lágrimas corrieron por su rostro apenas apoyó en el suelo ambas manos. Sus sollozos se hicieron descontrolables y se vio en la necesidad de arrastrarse para escapar del agarre del contrario.

—¡Déjame! —ChanYeol lo hizo. El animal se movió y él, al sentir dolor en sus rodillas y manos, no hizo más que acercarse las piernas al pecho en un intento inútil de resguardarse—. ¡Sal de aquí! ¡Déjame en paz! —Vio al lobo negro girar la cabeza en señal de confusión y luego se acercó a él lentamente, aunque eso provocó que BaekHyun siguiera con la intención de alejarse—. ¡No te me acerques!

El lobo aulló y él agachó la cabeza para intentar cubrirse el rostro con sus piernas flexionadas. Sintió que el aire parecía escasear y todo su cuerpo vibró. Escuchó las ramas y hojas secas crujir por debajo de la patas del lobo que se acercaba.

—No me hagas daño —susurró totalmente despavorido mientras su cuerpo empezaba a ser partícipe de una serie de temblores.

ChanYeol, aún en su forma lobuna, acercó la cabeza hasta la suya, dejando así una suave caricia sobre el cabello de BaekHyun.

«Soy yo. No te haré daño».

El pelirojo levantó la cabeza para mirar a los ojos del lobo, esta vez sin sentirse tan acobardado. Sus pupilas quedaron mirando atentas las ajenas y no se apartó hasta que sintió un lengüetazo recorrerle la mejilla y, sin siquiera darse cuenta, dejó escapar una suave risa que no le supo del todo alegre y luego soltó un suspiro de alivio.

—ChanYeol —susurró y acarició la cabeza del aludido aún con un poco de pavor.

El lobo movió la cabeza en busca de cariño y luego se alejó solo un poco para convertirse.

—¿Estás bien? —El alto tomó sus manos y las acarició mientras sacaba la tierra de sobre estas—. ¿Por qué escapabas de mí?

—Yo... tengo una especie de terror hacia los míos. —Ambos se mantuvieron callados y BaekHyun decidió mirarlo a los ojos cuando continuó con su diálogo—. Antes de llegar a Seúl vivía con mi manada en el bosque.

—¿Aquella que tuvo problemas entre alfas y omegas? —Su ceño se frunció ante el dato que ChanYeol aportó, este no era falso, pero eso daba a entender que el chico sí sabía algo del tema.

—¿Cómo sabes eso?

—Lo escuché, aunque no tengo nada que ver con el problema.

BaekHyun le creyó, especialmente a su mirada sincera, así que solo asintió con lentitud y se dejó acariciar por las grandes manos del alto, quien las posó sobre su cabello.

—Bueno, efectivamente vengo de allí y... puede ser que aquello... me dejara cierta fobia.

—Comprendo —susurró el alto mientras lo miraba a los ojos—. Me lo hubieras dicho antes. Por un momento pensé que no querías ser mi pareja.

—Aún no estoy muy seguro de que quiera serlo.

Los ojos de ChanYeol parecieron abrirse y de entre sus labios se escapó un jadeo ahogado.

—¿Me estás rechazando?

—Claro que no. —Sonrió sin poder evitarlo y sacó la mano que estaba sobre su cabeza para luego ser él quien propinara suaves caricias sobre la piel—. Quiero intentarlo, pero... necesito que sea a mi ritmo.

En el rostro del más alto apareció una enorme sonrisa y se acercó a él para abrazarlo. El momento fue incómodo, pero BaekHyun se dejó abrazar mientras posaba con un poco de desconfianza la cabeza sobre el pecho desnudo.

—No tengo ningún problema con que sea a tu manera, BaekHyun. —Sonrió antes las palabras del alto y dejó que este le besara la mejilla.

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