23.
please be happy.
Ambos se habían levantado desde muy temprano por la mañana, ni siquiera había terminado de amanecer cuándo ellos ya se encontraban despiertos. Ni-Ki preparó el desayuno para ambos mientras Yang tomaba una ducha, y luego este bajó las escaleras con un poco de ayuda por parte del menor, aunque ya había mejorado bastante controlando el bastón.
Se sentaron en el comedor y comenzaron su día cómo normalmente hacían, desayunando mientras hablaban de temas triviales, aunque la verdad era más el esfuerzo por romper el silencio y hacer el ambiente más ligero de lo que se sentía. Cuándo un silencio repentino inundó el lugar, Jungwon aclaró su garganta y se sentó mejor en la silla.
—¿Y qué haremos hoy, Ni-Ki?
Hoy era el último día que ambos estarían juntos. Los doctores aprobaron su ingreso al hospital psiquiátrico hace unas semanas atrás y ahora ellos tenían que despedirse. Tal cómo lo prometieron, ellos tendrían una última cita que recordarían hasta el día en que Jungwon regrese.
Bien. Saludable. Y sobretodo, feliz.
Ni-Ki tenía una reacción muy agridulce al respecto. ¿Que si quería que Jungwon se pusiera mejor? Obvio. Es lo que más había deseado desde que tuvo el placer de conocerlo. Quería verlo recuperar la imagen de sí mismo que Ni-Ki lamentablemente nunca pudo ver. Principalmente porque desde el primer día Jungwon había requerido de mucha protección de su parte.
Pero luego estaba la parte egoísta de él que deseaba mantenerse junto a su novio todo el tiempo que fuera posible. No quería verlo partir. No quería verlo irse sin saber con exactitud cuándo regresaría, cuánto tiempo le tomaría.
Ni-Ki siempre fue una persona impaciente. Esperar era de las cosas que más detestaba en el mundo, y ahora tan solo pensar que debería esperar probablemente una eternidad para recuperar nuevamente a Yang le rompía el corazón más para sí mismo. Pero Ni-Ki también sabía que no había lugar para sus sentimientos en esta situación. Él era el novio de Yang Jungwon. Nadie más que él debería estar presto a esperar cuánto tiempo fuera posible, especialmente sabiendo que esto era por un bien mayor. Algo que Jungwon necesitaba.
—Bueno por la mañana tengo pensado llevarte a un parque de diversiones, y antes de que te quejes, sí, me aseguraré de que los juegos no sean arriesgados para tí. Por la tarde mis padres quieren invitarte a almorzar, así que iremos a su casa y probablemente nos quedemos ahí, no lo sé, me gustaría que también hiciéramos lo que tú quieras...
Jungwon sonrió y desplazó su mano para tomar la del menor sobre la mesa. Una leve caricia fue dejada sobre sus nudillos.
—Está bien. Me gustan mucho tus planes.
Una pequeña sonrisa se extendió por los labios de Ni-Ki, luciendo algo avergonzado a los ojos del mayor. Jungwon dejó salir una risita y su desayuno continuó así, con ellos disfrutando de su compañía.
Jungwon honestamente había esperado algo totalmente diferente a esto. Él realmente había esperado ser él mismo quién estuviera aterrado mientras el barco pirata se sacudía de adelante hacia atrás, pero en cambio, tenía a un Lee Ni-Ki a su lado gritando por auxilio con frases incoherentes cómo 'mamá' o algo sobre que no quería morir tan joven.
Jungwon sonreía divertido por la escena de su novio y bufó encontrándolo ridículo, antes de levantar sus brazos hacia el aire y alertar por completo al rubio-cenizo.
—¡Ey ey! Acordamos las manos en el seguro.— Dijo el menor tomando la mano de Yang y posicionándola sobre el tubo frente a ellos.
Jungwon volvió a bufar —Deja de preocuparte. ¡Ni si quiera va tan rápido!
Ni-Ki iba a responder, pero el barco se movió hacia atrás nuevamente y un grito de emoción salió por los labios de Yang, mientras que el sentía a su propio estómago revolverse con fuerza.
—Ohh, no tengas miedo, principito. —molestó con dulzura.
Ni-Ki abrió los ojos —que ni siquiera notó que había cerrado— y tragó con dificultad.
—No tengo miedo. Yo nunca tengo miedo.
Yang sabía que eso era cierto. Ni-Ki era por más, la persona más valiente e intrépida que jamás había conocido. Se acercó más sobre el asiento y dejó caer su cabeza contra su hombro, viéndolo con diversión desde ese ángulo.
Eran los únicos en ese lugar. Cuándo Jungwon lo notó, no dudó en preguntárselo al menor y este simplemente respondió que puede que hubiera alquilado el parque durante unas horas para ellos dos sólos, sin que nadie más los molestara.
Probaron juego tras juego, excepto los que Ni-Ki consideraba sumamente peligrosos (o sea casi todos los juegos mecánicos), y se detuvieron en cada una de las tiendas para jugar algún juego de pulso o suerte.
Jungwon notó cómo el menor ignoraba a propósito el juego que incluía unas pistolas y algo dentro de él se removió con incomodidad, al mismo tiempo que su sonrisa caía. Por unos momentos sintió cómo si de cierta forma él hubiera robado algo de Ni-Ki desde el día que el disparo sucedió. Estaba claro que era así, y su corazón pesaba de culpabilidad.
Ni-Ki intentó animarlo al obsequiarle su osito que ganó lanzando una pelota al tonto muñequito ubicado en el centro. Jungwon sonrió pequeño no queriendo preocupar a su novio, además, su mente le seguía recordando que hoy era el último día a su lado. No debía seguir arruinándolo.
Ni-Ki supo leer entre líneas y adivinó que el mayor ya no quería estar más ahí. Observó la hora y se dió cuenta que se acercaba la hora del almuerzo. No cree que a sus padres les importe que ellos lleguen unos minutos antes de lo acordado.
—¿Nos vamos?— preguntó más cómo un ofrecimiento. Jungwon caminó a su lado con la ayuda del bastón y asintió con lentitud.
—Creo que me está dando algo de hambre...— mintió descaradamente, pero el mejor que nadie sabía que lo mejor era irse de ahí si no quería seguir pensando en aquel horrible día.
Ni-Ki asintió comprensivo y tomó la mano libre de Yang.
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A Jungwon siempre le sorprenderá el poder que tiene la familia Lee para hacerlo sentir cómo en casa. Era simplemente increíble.
Desde el momento en que ambos habían llegado, un aire de comodidad lo envolvió en la gran casa, sumado a esa sensación hogareña que pocas veces había llegado a sentir en su vida. Y las pocas veces que lo había hecho curiosamente había sido cuándo se encontraba con ellos tres. O bueno, mejor dicho, con ellos cuatro.
La pequeña y adorable Danielle prácticamente se lanzó a sus brazos cuándo lo vió por primera vez después de tanto tiempo. Lo primero que le preguntó fue sí él ya se sentía mejor, y Jungwon recordó con mucha tristeza aquel tierno dibujo que ella le había obsequiado mientras él se encontraba en coma. Tuvo que forzar una sonrisa y tragarse todas sus ganas de llorar en ese momento. Él la abrazó con fuerza y le hizo saber que ya se encontraba mejor.
Los siguientes minutos se olvidó por completo de Riki al irse a jugar con Danielle, pero a este no le importó mucho. Recordó cuánto adoraba su hermana a Jungwon y también que era la única que no podía saber que esta vez se iría por más tiempo. Definitivamente sería difícil para ella.
La familia se sentó a comer en cuánto Heeseung regresó de su empresa. Fue un almuerzo sumamente agradable. Los mayores nunca tocaron el tema del hospital y eso lo agradeció bastante, especialmente al tener al pequeño cuerpo de su cuñadita al lado suyo.
Mientras comían, Heeseung relató algunas historias tiernas y vergonzosas sobre Riki, unas que ni siquiera Jake había escuchado. El chico quería que la tierra se lo tragase, y más al escuchar la aguda risa de su hermana burlándose deliberadamente de él.
Lo siento, pero él no había sido el único en esa familia que se había hecho pipí sobre papá Heeseung mientras este lo cargaba.
El mayor no se calló nunca hasta llegar a relatar su suceso favorito.
—Deberían haberlo visto durante su primera vez tomando. Se puso a cantar canciones de Rosalía y hasta me confesó que era gay. Luego se lanzó desde unos muebles sobre mí y me vomitó todo el traje encima.— dijo entre risas.
Danielle no entendió ni la mitad de lo que dijo, pero aún así se burló de su hermano mayor señalándolo con el dedo y esto hizo a Yang reír con fuerza, además de la anécdota, claro está.
—O la vez que escapó a Busan con sus queridos amiguitos— dijo ahora Jake en un tono acusador. Heeseung y él suspiraron seguidamente mientras que Jungwon y Ni-Ki intercambiaron miradas.
—Nos tenías realmente preocupados, muchacho.— dijo su padre.
Ni-Ki entrecerró sus ojos —¿Seguro? Porque mamá me contó que disfrutabas de hacerlo consentirte mientras fingías estar enfermo en una silla de ruedas. Apuesto a que ni siquiera te acordabas de mí.
Heeseung simplemente se encogió de hombros.
Hubo un pequeño silencio mientras Jake pensaba algo que quería decir quizás desde hace mucho. Se mantuvo viendo a la pareja con ojos de adoración para luego voltear hacia su esposo.
—Pensándolo bien, ¿No te parece que ellos son cómo nosotros?— dijo sonando algo nostálgico —Cómo una versión más pequeña de nosotros...
Lee fingió pensarlo unos segundos antes de asentir. —Creo que algo así... pero yo soy mucho más guapo que Ni-Ki, ¿no?
El menor rodó sus ojos, y por un momento realmente pensó que su madre lo defendería pero este estuvo de acuerdo con su esposo. Ni-Ki ahora estaba indignado, pero pronto recordó que sus padres amaban molestarlo.
—Gracias por hacer feliz a nuestro Ni-Ki— esta vez Jake sonó más sincero. Las palabras iban dirigidas a Yang.
Jungwon se sonrojó un poco y no pudo evitar sonreír mientras agachaba la cabeza. —No...
—Sí, tan sólo míralo. Se nota que es el más feliz cuándo está a tu lado.— esta vez fue Heeseung.
Ambos chicos conectaron sus miradas observándose con sorpresa y nostalgia. Sí, tal vez eso era más que cierto. Ambos eran los más felices al estar juntos.
—Gracias, Jungwon.— volvió a agradecer el australiano, su tono de voz sonando cómo si realmente quisiera decir algo más. Quizás despedirse por completo.
El mayor hizo un leve asentimiento con su cabeza, demostrándole que realmente iban a extrañarlo mucho. Y Yang nuevamente tuvo que poner todo de sí para no romperse a llorar frente a todos ellos.
Iba a echar tanto de menos a esa hermosa y maravillosa familia.
Su familia.
Luego de almorzar, Ni-Ki llevó a Jungwon al refugio para terminar de despedirse de sus mejores amigos y de cada uno de sus chicos, prometiéndoles a todos que independientemente de cuánto tiempo tardara en regresar, él definitivamente lo haría. Lo haría y esperaba que todos ellos lo recibieran con los brazos abiertos. No quería regresar y saber que habían hecho algo malo, aunque tenía muy en cuenta que tal vez para entonces ya no estarían tan pequeños.
Se despidió también de Haewon y ella había estado tan cerca de llorar por primera vez. Sólo evitó esto al pegarse una cachetada que desconcertó a la mitad de los clientes, pero luego abrazó a Yang con fuerza pidiéndole que por favor se cuidara mucho.
Se fue despidiendo de cada persona importante en su vida, así hasta que llegó la noche y ellos regresaron a su casa, dónde su pequeño equipaje ya yacía listo en medio de la sala.
Un suspiro tembloroso escapó de los labios de Jungwon al darse cuenta que sólo quedaba una persona más. La despedida que menos había esperado que llegara.
Ni-Ki se paró frente a él, ambos viéndose a los ojos en completo silencio sin decir nada.
—¿Estás listo?—, le preguntó Ni-Ki con suavidad.
El solo escuchar su voz era lo que Jungwon necesitaba para dejar salir todo el llanto que tanto había contenido hasta ahora. Y Ni-Ki fue rápido. Se acercó para sostener su cuerpo entre sus brazos una vez más, una última vez.
Eso era un claro no.
No estaba listo para dejarlo ir. No estaba listo para sentir su cuerpo por última vez y para retroceder en todo lo que habían avanzado hasta ahora, lo que tanto les costó avanzar.
—N-no.... no... —él no sabía a qué, pero estaba diciendo no. Y Ni-Ki asintió entendiendo bien su sentimiento. Acarició su espalda en leves círculos y besó su frente, su cabello, su mejilla.
—Está bien— susurró con tanta suavidad. Tal cómo cada vez que él le había hablado hasta ahora. Porque nunca, ni una sóla vez, Ni-Ki pensó en ser cruel con Jungwon. Él nunca fue esa persona de la que Yang quiso huir.
Su propia voz tembló y las pequeñas lágrimas comenzaron a recorrer por sus mejillas. Luego de quién sabe cuántos minutos en esa posición, finalmente se hizo hacia atrás y sacó lo que tanto había estado esperando obsequiarle a Yang.
Jungwon miró la gargantilla que Ni-Ki le extendía con sorpresa. Era larga y plateada, con un pequeño relicario en el centro que no pudo evitar abrir al tomarlo entre sus manos.
—Quise dártelo desde hace mucho tiempo atrás...— dijo el menor junto a un pequeña risa.
Jungwon no se encontró con nada más que un pequeño mensaje adentro. Prométeme.
Levantó la mirada —. Era de Jake.— siguió diciendo el menor —Hasta dónde sé... mi padre se lo dió, o algo así. Él dice que nunca se lo dijo, pero sabe que fue él por la forma en que lo recibió.
Jungwon frunció sus cejas.
—Tampoco lo sé, él nunca quiso decírmelo. Pero... dijo que este collar cuenta con un significado muy importante en su relación, y que desea que ahora lo tengas tú. —sonrió con timidez —Que sea de nosotros.
Jungwon quiso negarse al principio porque era un detalle muy especial y que quizás él no podría cuidar bien. No se sentía digno. ¿Pero acaso se sentiría mejor si Ni-Ki se lo diera a alguien más? ¿No había sido su sueño el pertenecer por completo a la familia Lee?
—Es hermoso.— finalmente contestó con una sonrisa, admirando el significativo collar que contaba con un pequeño aire antiguo. Ni-Ki lo agarró de sus manos y se situó detrás, pasando el collar lenta y delicadamente al rededor de su cuello hasta asegurarlo por la parte de atrás.
Jungwon tomó nuevamente el relicario entre sus dedos y lo abrió, sintiendo un pequeño beso por parte de Ni-Ki ahí en su cuello mientras susurraba.
—Te lo prometo.
Ni siquiera había algo en concreto de lo que estaba hablando, pero Jungwon lo sabía bien, lo sentía bien. Se volteó rápidamente y aprisionó los labios de Ni-Ki contra los suyos sin darle el tiempo suficiente para reaccionar. El menor lo sostuvo con fuerza, uniendo cada vez más el beso.
Las constantes caricias los llevó a dirigirse torpemente al sillón, dónde cayeron sentados con Jungwon sobre las piernas del menor. Al separarse, él se acurrucó contra su pecho, disfrutando de la agradable sensación de los brazos de Ni-Ki sobre su cintura. Probablemente el mejor abrazo que habían compartido hasta ahora.
—Ni-Ki.— llamó en voz baja.
—¿Hmm?
—Quiero que me prometas un par de cosas más.
Ni-Ki lo miró hacia abajo pero él no lo hizo. Jugó distraídamente con los botones de su camisa mientras volvía a hablar.
—Quiero que ante cualquier cosa, priorices siempre tu salud. Quiero que cuides mucho de tí mismo mientras yo no esté. No me haría feliz saber que dejaste de ser el mismo sólo porque ya no estaré más aquí contigo.
El agarre en su cintura simplemente se intensificó más, cómo si el menor deseara pegarlo aún más a su cuerpo y sostenerlo más cerca.
—Lo prometo.— respondió.
—También quiero que trabajes duro para recuperar GIVEN. Sé que dijiste que es imposible regresar una vez te vas, pero también quiero que recuerdes que fuiste tú quién inició todo eso. Fuiste tú quién lo hizo crecer, quién los llevó al éxito y quién hizo que se conviertiera en lo que es ahora. Sin tí, nada de lo que tienen sería posible. Es tu marca y tu empresa. Por favor prométeme que darás todo de tí para recuperar lo que es tuyo.
Ni-Ki tragó duro. Nunca había escuchado a Yang hablar así de seguro y confiado, pero eso es probablemente lo que necesitaba para finalmente ponerse manos a la obra.
Asintió. —Te lo prometo.
—Y por último, quiero que me prometas que siempre recordarás cuánto te amo. Siempre. A cada hora.— dijo nuevamente con seguridad —Quiero que nunca olvides que te amo. No quiero que en algún momento llegues a dudar de mi amor por tí o pienses que la distancia y el tiempo hicieron algo para borrarlo. No, Ni-Ki, puedo asegurarte que nunca jamás en la vida amaré a alguien cómo te amo a tí. Por favor siempre recuerda que para mí, solamente eres tú. Lo eres desde el primer día.
Finalmente levantó su cara para apreciar el rostro de su novio, quién luego de unos segundos comenzó a sonreír probablemente con timidez.
—¿Lo prometes?
Ni-Ki asintió viendo hacia abajo. —Lo prometo más que nada.
Jungwon sonrió satisfecho con esa respuesta, y pronto ambos dieron inicio a una nueva sesión de largos y duraderos besos de despedida. Así, hasta que la hora dormir se acercó y Ni-Ki cargó a un risueño Jungwon hasta su habitación.
Con la cámara que Ni-Ki le regaló alguna vez a Jungwon, ambos tomaron una última fotografía del otro que se encargarían de guardar y cuidar con su corazón completo.
Hasta el día que vuelvan a estar juntos.
dato: probablemente no lo recuerden, pero hay una mención del collar/gargantilla de jake en el capítulo 20 de OBN. les recomiendo tenerlo bastante en cuenta 😙💗
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