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18.

*recomiendo leer el capítulo escuchando la canción de multimedia ("everything i wanted — billie eilish") o bien ver el video de arriba antes de comenzar a leer, para mejor experiencia !

as long as i'm here,
no one can hurt you.

Ni-ki en este preciso momento tenía frente a él a Danielle y Beomgyu, ambos parados de brazos cruzados mientras le dirigían una mirada rencorosa. Se tambaleó ligeramente sobre sus talones, mirando hacia abajo de forma apenada y sin saber cómo empezar con eso.

—Bueno yo.... les traje algo...— sacudió la bolsa de compras a su lado. Vió apenas cómo el par frente a él no cambiaba su expresión en lo absoluto.

—Eso sólo funciona con papá— dijo la niña, su voz sonando molesta.

—Y yo ya tengo el videojuego que seguramente compraste para mí. Es el mismo que me das en todos mis cumpleaños— habló Choi aún más rencoroso que antes.

Ni-ki levantó la mirada —Son diferentes versiones...— aclaró.

—De igual manera no funcionará.

El menor de los chicos suspiró. Terminó arrodillándose frente al par, sorprendiéndolos un poco. Ni-ki sonrió apenadamete. Ni siquiera podía compararse a sus sonrisas de meses antes de lo que pasó. Esto hizo que Beomgyu sintiera pena por él.

—Sé que me he portado cómo un idiota con ustedes... y sé que les he hecho pasar por cosas que no merecen,— su mirada permaneció en el suelo, delatando lo poco acostumbrado que estaba a hacer ese tipo de cosas —Es por eso que vine a disculparme con ustedes dos. Siento que hayan sentido que los alejo de mi vida o que... dejé de quererlos— dirigió una pequeña mirada hacia su hermana ante lo último —puedo asegurarles que nada de eso cierto...

Beomgyu y Danielle intercambiaron un par de miradas entre sí, antes de comenzar a llorar escandalosamente haciendo que Ni-ki volviera a levantar la cabeza. Cuándo lo hizo, rápidamente sintió los pequeños brazos de Danielle envolver su cuello, aferrándose fuertemente a él. Beomgyu por otro lado, apenas abrazó parte del torso de su amigo que estaba disponible, cayendo sentado contra el suelo.

—¡Ya basta de esto! ¡No puedo seguir fingiendo estar enojado contigo!— lloriqueó Choi.

—¡Yo tampoco!— dijo la niña.

La habitación se llenó del sonido de sus llantos. Ni-ki estaba desubicado. Había esperado cualquier tipo de reacción pero definitivamente no esta.

—¿U-ustedes... están bien?

—¡Te amo, Nini!— respondió Danielle entre sollozos.

Ni-ki apretó más a su hermana contra él y cerró los ojos. No sabía que había necesitado tanto escuchar ese 'te amo'.

—Yo también te amo, mi princesa— susurró contra su cabello —Y yo siempre lo haré, sin importar qué. Espero que nunca lo olvides.

La menor se alejó ligeramente para verlo a los ojos, su rostro sonrojado y empapado por el llanto. Ni-ki rió por esto y comenzó a limpiarla con el dorso de su mano.

—Nunca lo olvidaré, Nini...

Ni-ki sonrió y dejó un pequeño beso contra la frente de Danielle, luego se volteó y se encontró con el rostro de su mejor amigo, quién hacía un pequeño puchero al ver la escena.

—A tí también te quiero, Beom.— dijo Ni-ki mientras sonreía. Choi volvió a lloriquear.

—¡Ni-ki! ¡Es la primera vez que dices que me quieres!

Los próximos minutos se resumieron en esto: Beomgyu llorando a moco tendido, Ni-ki intentando consolarlo y Danielle jugando con la muñeca que había traido su hermano. Una más para la colección.

—Okey... ahora que ya estamos bien puedes decirme ¡¿qué rayos hiciste con tu cabello?!— preguntó el azabache. Ni-ki pasó una mano por su cabello instintivamente.

—¿No te gusta...?— preguntó inseguro.

—¡Dejaste tus mechas luego de cómo cinco años usándolas! ¿Te hiciste un balayage?— se acercó a su cabello con el ceño fruncido —¡Y no sólo eso, también te lo cortaste!

Ni-ki sonrió tímidamente. Sí, se estaba preparando bien para recibir a Jungwon tal cómo dijo su padre, empezando por su cabello.

De repente, la cerradura de la puerta sonó y pronto un Lee Jaeyun entró a la casa con una expresión un poco... indescriptible.

Ni-ki enarcó una ceja ante eso y se levantó del suelo para acercarse a su mamá sutilmente. Jake no esperaba verlo a él en casa, así que se sorprendió.

—Hola...

—Hola.— correspondió el saludo con una pequeña sonrisa. El ambiente de repente estaba incómodo y tenso. Ni-ki pidió explicaciones con su mirada.

—¿Por qué estás aquí?— preguntó el australiano pasando por su lado, dirigiéndose a la cocina. Ni-ki lo siguió de cerca y estudió su lenguaje corporal. Algo definitivamente estaba pasando.

—Vine a disculparme con tus hijos.— respondió junto a una risa, intentando aligerar el ambiente. Jake abrió el refrigerador para sacar una botella de agua y comenzar a beberla.

Cuándo terminó de hacerlo, respondió. —¿Ahora eres huérfano?

Ni-ki rió —Papá dijo que Beomgyu es de gran ayuda en casa.

—Si, bueno... es un gran cocinero y ama pasar tiempo con Danielle. Básicamente está haciendo mi trabajo en esta casa y eso me gusta.— se encogió de hombros.

Ni-ki se le quedó viendo fijamente, logrando poner nervioso a Jake, quién hizo su mayor esfuerzo para parecer sereno. El menor se fue acercando lentamente. Jake agachó la mirada y tomó la botella nuevamente, pero no pudo volver a beber de ella pues su hijo lo detuvo con su mano.

—Mamá, ¿qué sucede?— preguntó con suavidad.

Jake levantó la mirada y dejó salir una risa forzada. —¿A qué te refieres?

—Está claro que algo te tiene así, inquieto...— entrecerró ligeramente sus ojos cómo tratando de encontrar algo en el rostro contrario que le confesara la verdad —, ¿dónde estabas? ¿está todo bien?

Jake tragó duro e intentó alejar la mirada una vez más, pero entonces un recuerdo regresó a su mente. Una expresión y un sentimiento que nunca lograron borrarse de ella, de hecho.

« —Y-yo... quiero saber cómo terminaron.— dijo casi inaudible. —¿Cómo fue que pasó?

Jake vió a Riki a los ojos, y notó la desesperación en ellos. El sabía lo que era vivir agobiado sin saber bien lo qué pasa, lo que era necesitar una respuesta, por lo que podía empatizar con su hijo. »

Jake nunca fue bueno guardándole secretos a Ni-ki, especialmente aquellos que podrían cambiarle la vida por completo.

Terminó suspirando. —Fuí al hospital— respondió en voz baja.

Ni-ki frunció el ceño. ¿Era por él? ¿Fue a ver a Jungwon? ¿O Jake se sentía mal...?

...

¡¿Y si le detectaron una enfermedad terminal y tiene los días contados?!

Ni-ki abrió los ojos de más, —¿ESTÁS BIEN, MAMÁ? ¿TE VAS A MORIR?

Jake dejó salir un shhh de sus labios mientras le recriminaba en voz baja. Vió hacia las puertas de la cocina y se aseguró de que no viniera nadie.

—No estoy enfermo, Riki.

—¿Estás embarazado otra vez?

Jake lo miró atónito. —¿Estás-... ¿es en serio?

—¡Entonces habla! ¡Si seré hermano otra vez sólo dilo!

—¡No es sobre mí!— gritó en un susurro, —Es Jungwon. Los doctores me llamaron y dijeron que lo han visto moverse. Fuí a verlo hoy con mis propios ojos y es cierto, al parecer lleva semanas moviendo sus extremidades pero sin despertar aún.

Ni-ki ahora no sabía qué decir. Miró a Jake aún más confundido que antes pero era por la simple razón de no saber qué pensar en este momento. No se lo esperaba para nada.

—¿Qué...?

—Ellos me pidieron no decirte nada, porque creen que tú... bueno, yo también creo que eres capaz de aparecerte en la sala y armar un gran escándalo hasta terminar de matarlo. Lo mejor es que te mantengas alejado de él... solo por ahora.

La reacción tardó un poco en llegar al rostro de Riki, pero lo hizo. Una pequeña sonrisa fue apareciendo en sus labios hasta ensancharse completamente y convertirse en una gran sonrisa cuadrada, llena de felicidad y emoción.

Jake quería llorar.

Hacía mucho, muchísimo tiempo que no veía a su hijo sonreír así. No sólo ahora que había perdido a Jungwon, sino desde antes. Llevaba años sin verlo así de feliz. Tanto, que sus ojos desaparecieron.

—¡É-el... está despertando! ¡Mamá! ¡Él realmente lo está haciendo!— canturreó feliz, lanzándose a Jake para abrazarlo.

Jake compartió la emoción de su hijo y los meció de un lado a otro, acariciando su espalda con cariño.

—Sí, bebé. Jungwon está despertando.

Ni-ki se separó un poco para sonreírle nuevamente y posteriormente volver a abrazarlo.

—Dios... creo que nunca en mi vida me había sentido tan... tan...

—¿Completo?— intentó adivinar.

Ni-ki negó lentamente y volvió a separarse.
—Aún no estoy completo.— contestó con una pequeña sonrisa.

Jake hizo una mueca apenada y subió una de sus manos hasta el rostro del menor para acariciar su mejilla lentamente.

—Las cosas van a cambiar mucho para tí ahora, Nini— habló con suavidad —Puede tardar más en despertar o incluso puede hacerlo cuándo menos lo esperes, pero cuándo lo haga, espero que tengas en cuenta siempre esto y se lo hagas saber a diario: ... él puede estar bien.

Ni-ki miró con atención los ojos contrarios. Su voz sonaba tan suave y segura a la vez. Si su padre se había asegurado de que estuviera preparado físicamente para recibirlo, Jake se aseguraba de que lo estuviera mental y emocionalmente .

Así que se permitió escuchar con atención.

—Tú puedes llegar a salvarlo, Ni-ki. Miles de personas lo han hecho. Y sí... sé que hay muchas más que no pudieron hacerlo y no tuvieron a nadie que los hiciera ver el mundo de otra forma... pero este no será el caso de Jungwon. Él te tiene a tí, Ni-ki. No vayas a ningún otro lugar porque es justo aquí dónde él te necesita. No estás sólo. Me tienes a mí y a Heeseung, nosotros también lo ayudaremos a que se mejore, pero serás tú, ¿entiendes? Serás tú quién le dará la vida que él merece. Sé fuerte por él..., por ustedes dos.

» Es tiempo de que escriba su propia historia.

» Ayúdalo a empezar.

un mes después.

—¿É-el despertó?— Ni-ki no podía creer lo que escuchaba. Prácticamente había salido de su casa tal cómo estaba en el momento en el que lo llamaron, sólo calcetines, shorts y una camiseta holgada de mangas largas, pues acababa de despertarse.

Sí, al parecer ha estado despierto desde hace unas horas. Él no ha hablado todavía, se está acostumbrando a su al rededor, pero los doctores me pidieron que te avisara. Tal vez tú puedas...

Ni-ki dejó de escuchar las palabras de Jake al concentrarse en lo importante: Jungwon había despertado. Subió a su auto con prisa, dejó la llamada en altavoz y se dispuso a llegar al hospital lo más rápido que pudo.

[...]

—Le pedimos que sea discreto. El paciente lleva unas horas despierto y ahora está estable, pero cualquier cosa podría pasar, así que no sea brusco con sus palabras y acciones— le avisó la enfermera mientras le impedía la entrada a la habitación —no le diga cosas que pueda hacerlo recaer. Tampoco lo obligue a contestarle si el no quiere hacerlo.

Ni-ki asintió ante todo lo que escuchaba. Quería entrar cuánto antes.

La enfermera finalmente se hizo a un lado de la puerta, dándole permiso a Riki para que entrara. Ni-ki soltó un largo suspiro, y luego volteó a ver lentamente hacia su mamá a espaldas de él. Jake le sonrió, transmitiéndole confianza. El menor regresó su mirada a la puerta y reunió toda la fuerza necesaria para hacer esto.

A partir de ahora todo cambiaría.

Abrió la puerta con lentitud y delicadeza, casi ni se alcanzó a escuchar cuándo la cerró. Ni-ki admiró a Jungwon recostado en la camilla con los ojos cerrados, tal cómo lo había estado los últimos cinco meses con la diferencia de que esta vez su respiración podía notarse más acelerada. Se sentó en el sillón a un lado de la camilla, provocando un pequeño ruido que hizo que Yang abriera los ojos con lentitud.

—Hey...— llamó con voz suave y una pequeña sonrisa. —¿Cómo... cómo estás?

No recibió respuesta, tal cómo se lo esperaba.

—Fue un sueño bastante largo...— soltó una pequeña risa, aún sin romper su contacto visual —Realmente lo fue.

Jungwon parpadeó de manera lenta, cómo si la simple acción de mantener los ojos abiertos fuera demasiado pesada para él.

—Yo creí... y-yo... lo siento por decir esto, pero tenía miedo.— por más que lo había evitado, ya se encontraba llorando. Su mirada se cristalizó en una rapidez increíble con tan sólo ver a Jungwon a los ojos. —Estaba tan jodidamente asustado de perderte, Won, realmente creí que te irías...

Jungwon finalmente habló, —Tú... no tenías porqué hacerlo...— Ni-ki frunció el ceño, aún con los ojos llorosos —No debiste salvarme esta vez.

—¿Qué? No-...

—Yo sé que fuiste tú.— su voz salió débil en todo momento, apagada y además cansada.

Ni-ki negó —Llegué tarde.— por más que le dolía aceptar eso, tenía que decirlo —No fuí yo— una pequeña risa sin gracia escapó de sus labios —No pude salvarte esta vez.

Jungwon pareció ciertamente confundido, pero la verdad es que no parecía querer hablar sobre eso, o hablar en general. Cerró los ojos nuevamente y soltó un pequeño suspiro.

—Tú no tienes porqué esperar un agradecimiento de mi parte. Yo claramente no quería que esto pasara. Yo ya acepté mi destino, ¿por qué te cuesta tanto a tí hacerlo?

Ni-ki sabía que esto le haría mucho daño, y por más que había pasado las anteriores semanas preparándose para este momento, sentía que sería más difícil de lo que había llegado a pensar.

—¿Tu destino? ¿Crees que tu destino era morir así?— apretó los labios —¿Realmente crees eso? ¿Acaso pensaste en mí? ¿En cómo me sentiría al tener que aprender vivir sin tí?

Jungwon abrió los ojos y lo miró. —No pensé en nadie más que en mí mismo — su voz salió tosca —¿Realmente crees que eso fue egoísta?

—Tú sabías que yo te amaba.— su voz se rompió.

—Y tú sabías... que a mí me violaron.— sus ojos también se cristalizaron —Y me pisotearon. Y me ha tocado vivir esta maldita vida en la que todos me odian y no significo nada. ¿Querías que me creyera el cuento de que podría ser feliz? Siempre supe desde el principio que terminaría con una maldita bala metida en la cabeza, sólo era cuestión de tiempo.

Ni-ki permaneció en silencio con los labios levemente separados temblándole. Luego de unos segundos trago duro y se levantó para tomar asiento a un lado de Yang en la camilla, haciendo que este ahora cambiara su posición lentamente y de igual manera se sentara.

—Yo moriría por tí.— finalmente dijo, con tanta tranquilidad y seguridad cómo fuera posible. Jungwon le miró con sorpresa, por primera vez mostrando emociones —Desde que te conocí, siempre pensé eso. Yo moriría por tí. Pero no fue hasta hace unos meses... que entendí bien que realmente lo haría.— negó con su cabeza —No sabes cuánto desearía que todo lo que pasaste me hubiera pasado a mí.

—Pero no puedes, Riki.— una lágrima se deslizó por su mejilla —Ya no hay nada que tú puedas hacer.

Pero Ni-ki asintió con seguridad —Aún puedo hacer algo.— Jungwon meneó su cabeza mostrándose confundido y al mismo tiempo dolido —Puedo mostrarte una salida.

—¿Cuál?

—La encontraremos juntos.

Jungwon alejó su mirada —Estoy cansado, Riki. Estoy cansado y harto de existir todos los días y recordar lo mierda que es mi vida... no quiero volver a intentarlo y fallar.

—Tú no fallarás. Tú y yo, juntos, vamos a superar esto — sus manos fueron tomadas por el contrario —Estaremos bien. Te prometo que así será.

Jungwon negó y volvió a mirarlo una vez más.
—Las personas volverán a herirme...

Y Ni-ki volvió a negar con seguridad —Mientras yo esté aquí, nadie podrá hacerte daño nunca más.

Jungwon sintió su pecho doler, así que agachó la mirada sin soportarlo más y comenzó a llorar con más fuerza que antes.

—La primera vez que lo intenté, a nadie pareció importarle... las personas estaban ahí, paradas cómo si yo no estuviera a punto a lanzarme de un puente. ¿Acaso debo gritar que fuí violado por mi padre para que la gente me note?

—Tú me tienes a mí. Y no sólo estoy yo, tú tienes amigos que no pararon de preocuparse hasta por mí durante estos meses... tienes a mis padres, ellos te quieren, no te imaginas cuánto — levantó la mirada —Y cuándo fuí a buscarte, cuándo llegué tarde y no pude salvarte... habían personas afuera. Personas que se preocuparon por tí y lograron salvarte la vida.— sus ojos y voz estaban desesperados porque entendiera —Estás rodeado de personas que realmente te aman...

—Desearía que eso me importara.— dijo con tanto dolor en su voz que Ni-ki podía sentirlo —Yo realmente quiero, créeme, pero... es cómo si una parte de mí deseara ignorar a todas las buenas personas que he encontrado en mi vida y se concentrara en sólo los malditos que me han destruido...

Ni-ki subió sus manos a la altura del rostro de Yang y lo tomó de las mejillas con ambas manos. —No quieres ahora, pero puedes aprender a hacerlo.

La acción y las palabras parecieron impactar mucho en el mayor, quién rompió a llorar aún más.

—El destino no nos quiere juntos, Ni-ki...

—¿El destino? nunca me gustó que me digan qué hacer.— contestó con una sonrisa, consiguiendo que el contrario riera, y por ende, él también.

Había extrañado tanto el sonido de su risa.

—Quiero que tengamos una larga vida juntos. Que hagamos todo lo que no hemos podido y luego incluso lleguemos a casarnos si eso es lo que quieres, porque yo quiero — dijo con algo de diversión, consiguiendo que el contrario ensanchara su sonrisa —Realmente quiero que seas tú quién ocupe ese lugar en mi vida, no nadie más. Así que... ¿harías eso por mí? ¿Vivirías por mí?

Jungwon rió otra vez por la forma en la que Riki se lo estaba diciendo. Asintió repetidamente mientras el menor lo miraba con adoración y ternura a la vez.

—Sí, sí lo hare.

Ni-ki sonrió satisfecho y atrajo al mayor a un abrazo un poco difícil por la posición en la que estaban y además los cables en el brazo de Jungwon. Yang descansó su rostro entre la curvatura del cuello de Lee, rodeó su torso y se aferró a su cuerpo tan fuerte cómo sus débiles brazos se lo permitieran.

—Te haré el hombre más feliz de la tierra. Lo prometo. — susurró el menor contra su oído.

—Sé que lo harás.— contestó sin verle.

—Ví el tatuaje en tu brazo. Dice "destino", ¿no?

Jungwon por inercia se alejó un poco y miró su muñeca con un poco de vergüenza. Ni-ki al notar esto, tomó esa específica parte del brazo con delicadeza y la acarició con su pulgar, luego levantó la vista y volvió a hablar con suavidad.

—Yo fuí hecho para amarte y protegerte. Ese es el único destino que conozco.

Jungwon lo miró entre sorprendido y conmovido. Quiso hacer tantas cosas en ese momento, cómo lanzarse a Riki y llenarlo de besos, o tal vez responderle con algo más que sólo lágrimas. Pero no pudo hacer nada más que mirarle cómo si fuera la primera vez que le decían algo cómo eso. Lo cuál si lo era.

Ni-ki subió una de sus manos y con delicadeza y sumo cuidado movió el flequillo que obstruía un poco la vista de Yang, sus bonitos ojos.

—Tus ojos siguen brillando cuándo estás conmigo.— dijo junto a una risa.

Jungwon sonrió ladinamente —Deberías ver los tuyos en este momento.

Ni-ki mordió su labio inferior sin poder ocultar su sonrisa. Esto realmente estaba sucediendo. Jungwon había regresado.

—¿Podemos hablar de tu cabello ahora?— cambió de tema Yang, recorriendo su cabello con la mirada.

—¿Te gusta? Lo cambié por tí.

—Ujum, aunque ya no eres mi cabeza de pudín...— hizo un pequeño puchero —Luces más cómo un príncipe ahora.

—¿Es eso un cumplido?— aleteó sus pestañas dramáticamente. Jungwon rodó los ojos.

—Si querías que cambiara tu apodo a "principito", pudiste decírmelo antes. No había necesidad de cambiarte el cabello.

Ni-ki rió —Aunque se ve bien.

—¿Cuándo dije que no lo hacía, principito?— preguntó divertido.

Ambos permanecieron así durante unos minutos más, riendo y sonriendo cómo si no hubiera nadie más en el mundo, cómo si nada más importara en este momento.

Tal vez el mundo siempre debió ser así.
Sólo ellos dos.

el cabello de riki en cuestión:

este capítulo se lo dedico a todos los que me llamaron cruel y sin corazón por haber escrito los anteriores 17 capítulos 💋💋 ya pueden dejar de apedrearme JAJSJAJ

nos vemosss gracias por leer ♡
Rin.🌷

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