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14.

you're trying to save me, stop
holding your breath.

Ni-ki no pudo dormir durante toda la noche.

El sentimiento de culpabilidad y la ira estuvieron presentes en todo momento.

Estaba furioso. Intentó calmarse tratando de centrarse en Jungwon, en que él no querría que hiciera nada estupido. Quería cumplir sus deseos, pero no podía quedarse simplemente de brazos cruzados sabiendo lo que le habían hecho.

Entonces, se levantó. Se vistió en silencio, tratando de no despertar a Yang, y salió de su casa.

Ya eran las siete de la mañana. Jungwon debía estar en el trabajo en este momento, pero Ni-ki creía que luego de las revelaciones del día anterior su cuerpo no se encontraba de ánimos para hacer siquiera algo.

Sabía que debía estar para él ahí cuando despertara, y lo estaría. Pero primero debía encargarse de algo antes.

—¿Riki? ¿Qué haces aquí?— preguntó Heeseung desde su escritorio. Ni-ki había llegado y se paró frente a él, con esa expresión que claramente revelaba que deseaba algo ahora.

Necesito pedirte algo.— dijo sin rodeos —Y antes de que te niegues y creas que es sobre la herencia o algo parecido, debes saber que esto si me importa.

Heeseung ladeó su cabeza sin comprender bien, pero al final terminó aceptando escuchar lo que quería decirle.

—Necesito que me des la lista de las personas que residen en tu edificio, ya sabes, ese dónde mamá vivía antes.

—¿Quieres que te dé... eso?— Ni-ki asintió —¿Por qué querrías algo así?

—Ya te lo dije, lo necesito.— lo miró desafiante y a la vez con suplica. —No me importa nada más en este momento que eso. Puedes olvidarte de todas las veces que te decepcioné por ser inmaduro, pero esto... necesito hacerlo.

—¿Acaso no puedes decirme qué es lo que quieres hacer?— lo enfrentó de igual manera.

—No puedo, papá. Pero espero que confíes en mí.

Sólo esas palabras hicieron falta para que Heeseung estuviera al menos un poco seguro de que lo que sea que haría su hijo sería algo correcto. De todas maneras, no se podía hacer mucho sabiendo el nombre de sus residentes, aunque lamentaba mucho que estaba incumpliendo muchos códigos de privacidad en este momento.

Ni-ki tomó el gran libro que su padre le pasó. Este le dió únicamente diez minutos para buscar lo que sea que quería, así que puso manos a la obra de inmediato.

Su meta era buscar al papá de Jungwon.

Sabía que este no le diría su nombre, y obviamente no sería tan estupido cómo para preguntárselo sabiendo lo asqueroso y aterrador que le resulta ese hombre a su novio. Buscó entre las páginas durante varios minutos, pero nunca llegó a nada. Su padre le dirigía esa mirada de que pronto se le acabaría el tiempo, así que intentó apresurar su búsqueda.

—Se acabaron los diez minutos.— anunció su padre caminando en su dirección. Ni-ki se paró de su asiento y le miró más suplicante que antes.

—Dame más tiempo.

—¿A quién buscas?— tomó el borde del libro pero Ni-ki jaló de él.

—Yo... quiero saber de alguien que fue vecino de mamá. Vivían en el mismo piso, a al menos dos puertas de su apartamento. Debías doblar-

—Ni-ki, ¿acaso estás hablando del papá de Jungwon?— preguntó con confusión.

Ni-ki suspiró y cerró sus ojos con brevedad. —Sí, es él. Quiero saber su nombre.

—¿Por qué no se lo preguntas a Jungwon?

—¿Acaso tú le habrías preguntado a mamá el nombre de su padre sabiendo lo que él le hizo? ¿O preferías que su nombre fuera lo último que recordara?— preguntó con obviedad, haciendo tragar duro a Heeseung.

Bien, era obvio que su hijo estaba a punto de hacer algo estupido y, al parecer, él era el único que podía ponerle un alto. ¿Pero realmente lo haría?

—Hasta dónde sé, se llama Yang Junsu, y lo eché de ahí hace unos años porque había dejado de pagar la renta.— respondió.

—¿Sabes dónde está ahora?

Heeseung negó. —¿Por qué tendría que saberlo?— Ni-ki permaneció en silencio y con la mandíbula apretada. Heeseung se sentó a su lado y posó una de sus manos en su hombro transmitiéndole algo de apoyo. —Sé que piensas buscarlo, pero a lo mejor esa no sea la solución correcta al problema. No hagas nada de lo que te arrepentirás después.

—Si todos pensaran de esa forma, entonces personas cómo él no harían cosas estupidas que lastiman a los demás.— dijo con rencor y lo miró —No puedes decirme que no puedes empatizar conmigo. Tú me entiendes. Si pudieras ver al papá de Jake, estoy seguro de que harías lo mismo que yo.

Heeseung permaneció calmado en todo momento y hasta sonrió ladinamente entendiendo lo que su hijo quería decirle.

—Nunca le haría algo a él o a su madre. La conocimos hace unos años, ¿recuerdas? Pero no le hice nada, ¿sabes por qué?— Ni-ki negó —Porque eso no es lo que Jake habría querido.

—Pero es lo que tú querías y sería justo. Lo que no es justo es que personas cómo ellos... puedan salirse con la suya y vivir su vida cómo si no acabaran de robar la de alguien más. ¡Él lo dañó, ¿no?! ¡Y lo hizo llorar, lo hizo...— y entonces se dió cuenta de que ya no estaba hablando más de Jake.

—Jungwon y Jake son personas completamente diferentes, y a diferencia de tu mamá, yo no sé absolutamente nada de Jungwon. No conozco lo que habrá pasado con él, pero tú sí. Y la diferencia que quiero que haya entre tú y yo, Riki, es que tú si sepas hacer las cosas bien.— su voz salió suave en todo momento, comprensiva y tranquilizadora —No te dejes llevar por tus emociones. Hacerle algo a él no te hará sentir mejor a tí, ni a Jungwon.

Ni-ki negó —¿Cómo puedes pensar así? Creí que... creí que tú me entenderías.— se levantó del asiento y vió a su padre a los ojos —¿Cómo puedes pensar en mamá llorando... en el miedo que debió sentir...? ¿Cómo puedes pensar en eso y no querer ahorcarlo con tus propias manos por hacerlo sufrir de esa manera?

Heeseung negó con lentitud —Te equivocas, por supuesto que siento eso. Todos los días de mi vida pienso en lo mucho que habría deseado estar junto a Jake cuando vivía en Australia para asegurarlo y golpear a su padre cuántas veces sea necesario.— hizo una pequeña pausa y volvió a negar —Pero eso no me habría dado satisfacción, porque las cosas que él hizo seguirían existiendo. Jake seguiría recordando todo, y yo también. Nada de lo que hiciera, dejándome llevar por las emociones, habría cambiado el hecho de que él estaba roto.

Eso es estupido.

Heeseung sonrió —¿Pero sabes por qué valió la pena contenerme?— Ni-ki le miró inexpresivo y se quedó callado, Heeseung no esperó su respuesta —Porque entonces podía apreciar su preciosa sonrisa todos los días, si le recordaba a diario cuan perfecto es. Cuánto brilla y lo hermoso que es, por cada parte de su cuerpo.— hizo otra pausa —Ni-ki, esto va más allá de lo que sientes. Piensa en cómo se siente él. En cómo te sentirías tú si fueras él y en lo que querrías que tu pareja hiciera si estuviera en tu lugar. Puedes hacerlo. Yo creo en que puedes.

Ni-ki se quedó analizando las palabras de su papá con una mueca en la cara. No estaba muy convencido de eso. Quería hacer pagar a esa basura por absolutamente todo lo que le había hecho a Jungwon. Quería verlo pudrirse en lo más profundo de la miseria.

Y se encargaría de que fuera así.

Beomgyu no entendía por qué de repente su amigo le hacía investigar a un sujeto que honestamente parecía decente. Nunca entendería por lo que pasaba por la mente de Riki, la verdad.

—Aquí tienes— le pasó unos papeles —Este es el lugar en el que vive ahora. Debes saber que me fue realmente difícil descubrir esto, no me pagas lo suficiente para-

—Vámonos.— lo interrumpió sin siquiera mirarle. Beomgyu hizo un pequeño puchero mientras lo seguía al auto.

—¿Para qué es todo esto?— preguntó al notar que al parecer su amigo no hablaría en todo el viaje. Pues terminó acertando. Ni-ki no respondió sus dudas ni aunque hiciera su mayor esfuerzo para iniciar una conversación. Estaba ignorándole por completo.

Ambos bajaron del auto y se dirigieron a los nuevos apartamentos. Ni-ki prácticamente entró cómo si fuera el dueño del lugar y se paró frente a la puerta con el número 16 en ella. Tocó un par de veces de manera brusca antes de intentar abrir la puerta moviendo el picaporte desesperadamente.

—Hey— Beomgyu lo tomó del brazo —Tranquilo, seguramente no está en casa-

La puerta fue abierta, Choi sólo pudo presenciar con sus propios ojos cómo su amigo tomaba al hombre del cuello de su chaqueta y lo acorralaba en la pared.

—¡¿Quién carajos eres tú?!— dijo el hombre con dificultad, adoptando un color rojizo rápidamente.

Ni-ki lo miró con furia —¡Tú no eres él! ¡¿Dónde carajos está?!

—¡¿De quién estás hablando?!

—¡Yang Junsu! ¡¿Dónde mierda se metió ahora?! ¡Dímelo en este puto momento!

—¡No lo sé, no lo sé, carajo!— el agarre de Riki se intensificó en su cuello haciéndolo boquear —¡De acuerdo! ¡Posiblemente esté en el club ese... Dark Moon! ¡Va ahí todo el tiempo, no lo sé, soy sólo su amigo!

Ni-ki lo soltó abruptamente y el hombre cayó al suelo soltando un pequeño sonido ahogado. Empezó a respirar con la boca tratando de llenar sus pulmones lo más pronto posible. El menor salió de los apartamentos y pasó de largo a su amigo, quién lo miraba totalmente atónito y asustado. Bajó las escaleras con rapidez y Beomgyu tuvo que hacer un gran esfuerzo por seguirle el paso hasta el auto.

Todo pasó rápido. La llegada al club de su padre. Las miradas curiosas de todos en el lugar. El primer golpe que cayó en el rostro de Junsu apenas lo reconoció entre la multitud rodeando la mesa de billar. Los gritos asustados de lo demás. El cómo su brazo no se cansó ante cada golpe continuo que soltaba.

"Ni-ki." "¡Ni-ki!" "¡Detente!"  era todo lo que alcanzaba a escuchar en el fondo, pero no le importaba en lo absoluto. ¿Por qué debería importarle? ¿Qué tan malo era lo que estaba haciendo a comparación con lo que este imbecil había hecho?

Azotó su cuerpo contra la dura pared, la parte trasera de su cabeza golpeando contra ella. Y sus puños no se detuvieron. Siguió golpeando el rostro del hombre, siguió buscando la forma más satisfactoria de producirle daño, que se de cuenta lo despreciable, perverso y vil que había sido.

Pero no la encontró.

No estaba ni cerca de sentirse realmente satisfecho.

Sus articulaciones comenzaron a arder. Se dió cuenta de que había superado su límite, pero aún así no estaba de ánimos para detenerse. Comenzó a patear su estómago, haciéndolo vomitar sangre. Sintió cómo los demás amigos del hombre trataban de defenderlo. Se volteó para enfrentarlos cómo podía, y entonces se dió cuenta que habían guardias al rededor mirándole con decepción y Yeonjun deteniéndoles y evitando que lo tomaran.

Todos ellos lo habían visto crecer. Todos habían visto a Riki llegar al trabajo de su papá y acompañarlo aunque realmente no entendiera nada del ambiente ahí. Habían visto cómo pasaba de ser un bebé a un chico en un periodo realmente corto de tiempo. Todos lo conocían. Y nunca, se habrían esperado eso de el hijo de Lee Heeseung.

—¡Ni-ki, basta! ¡Déjalo! ¡Vas a matarlo!— gritó Yeonjun pareciendo realmente molesto. Pero Ni-ki no lo escuchó, así que lo tomó del brazo con fuerza, evitando que soltara otro golpe más —¡Reacciona, Ni-ki! ¡Este no eres tú!

Ni-ki respiró con dificultad, sin dejar de ver a Junsu en ningún momento que caía débilmente al suelo. Sus ojos cerrándose con lentitud, su cara empapada de sangre y todo en ella, su nariz, sus labios, rotos.

Todos empezaron a revisar al hombre, esperando que estuviera bien. Llamaron a emergencias. Orando porqué no haya muerto.

Pero Ni-ki oraba por otra cosa. Realmente deseaba que estuviera muerto para este momento.

—Necesitas calmarte. Mírame.— Yeonjun tomó su rostro con ambas manos y lo obligó a verlo —¿Qué ocurre contigo?

—No lo entenderías.— finalmente respondió, y habló más alto para que todos en el lugar pudieran escucharlo fuerte y claro —¡Nadie en este puto lugar lo entendería!

—Debes irte.— susurró —Ya. Acaban de llamar a la policía.— Ni-ki le miró sin comprender. Yeonjun señaló con sus ojos a los guardias y Ni-ki volteó para verlos. —Y tú papá vendrá tarde o temprano. Es mejor que te vayas ahora.

Ni-ki volvió a voltear al sentir un movimiento por detrás. Miró cómo Junsu se levantaba con dificultad, tomaba uno de los palos de billar y se dirigía a él con rapidez para buscar venganza. Ni-ki de un sólo golpe hizo que cayera al piso de nuevo.

Lo tomó del cuello de su camisa y le dirigió una mirada diabólica llena de odio y desprecio, —Vuelvo a verte en mi vida... y me aseguraré de matarte con mis propias manos, ¿escuchaste? — amenazó entre dientes y sacudió su cuerpo al no recibir respuesta —¡¿Me escuchaste?!

—¡Sí, sí!— apenas pudo responder. Ni-ki lo soltó con brusquedad y salió del club sin mirar atrás.

—¡Ni-ki! ¡Ni-ki!— llamó Beomgyu siguiéndole por detrás una vez se encontraban afuera. Detuvo su andar tomándole del brazo.

—¡Ahora no!—  se soltó bruscamente. Para cuándo volteó, se encontraba con los ojos empañados de lagrimas. Beomgyu le miró sorprendido y retrocedió un poco al notarlo.

—¿Q-qué sucede...?

—Necesito estar sólo. Quiero... quiero estar sólo, así que ya no me sigas.— se limitó a contestar —Y dile a mi padre... que esta es mi manera de resolver las cosas. Y que lamento decepcionarlo.

Beomgyu presenció cómo su amigo se alejaba de él y subía a su auto una vez más. Sabía que no debía dejarlo ir en ese estado. Pero también sabía que la policía llegaría tarde o temprano.

Y en momentos cómo este, honestamente no sabía qué hacer.

No sabe por cuánto tiempo su mantuvo así. Viendo las olas chocar contra el mar. Esuchando el sonido producto de estas. Sintiendo la suave brisa en su piel.

Tenía cientos de llamadas en su celular.
Beomgyu, Yeonjun, Mamá y Papá.
No pensaba responderle a nadie. Todavía no llegaba la llamada que él esperaba.

Logró tranquilizarse por fin. Pensó en lo que había hecho y honestamente no se arrepentía de nada. Ni siquiera le había dado el 1% de su merecido, pero todos actuaban cómo si lo que acababa de hacer era el verdadero delito.

Tomó un largo sorbo de su cerveza mientras aún miraba la costa. Estaba tan solitario por aquí. Tranquilo. Sereno.

Todo eso fue interrumpido por un sonido lejano proveniente de lo que parecía ser una motocicleta. Ni-ki se levantó sólo para ver cómo desde lejos se venía acercando. Finalmente se detuvo a unos metros de él. Jungwon se quitó el casco y Ni-ki pudo apreciar de nuevo su imagen rota.

Sabía lo que se vendría.

—Jungwon, escucha...— intentó acercarse.

—¡No! ¡Tú no me escuchaste!— lo detuvo por el pecho —¡Te pedí que no hicieras nada.... nada de esto!

—¡¿Cómo podría haberme quedado sin hacer nada?!— ambos habían comenzado a llorar y sus voces salían quebradas —¡No podía, Jungwon, no podía hacer eso!

—¡¿Y eso te hizo sentir mejor?!— intentó alejarse cuándo Ni-ki tomó sus muñecas con fuerza, evitando que se fuera —¡Porque yo sigo sintiéndome igual de jodido! ¡Me siento incluso peor!

—Jungwon...— Yang agachó la mirada y se permitió llorar con más fuerza —Jungwon...— volvió a llamar pero este negó.

—¿Lo hiciste por tí... o por mí?

—Lo hice por tí.— aseguró con voz desesperada —Él no podía seguir viviendo su puta vida cómo si nada nunca pasó. Él no podía. Ninguno de esos hijos de puta que han violado a alguien deberían caminar por las calles cómo si no hubieran hecho absolutamente nada.

—Esa no es tu responsabilidad.— trató de hacerlo entender —Y yo no te lo pedí.

—¡Pero es lo que tenía que hacer!

—¡No, Ni-ki, lo que tu tenías que hacer era deshacerte de mí, irte con alguien que si sea virgen y follartelo hasta que te olvides por completo de mí!— aunque lo que había dicho había sido fuerte y doloroso cómo un golpe, su voz salió todo lo contrario. Débil. Frágil. Rota.

Ni-ki le miró con pena —¿Qué? ¿Cómo-...? ¿Cómo podría hacer eso?— abrazó su cuerpo con fuerza y cariño. Jungwon volvió a llorar al sentir su calor, guardándolo en lo más profundo de su ser.

—Tú no mereces esto, Ni-ki...

—No, Jungwon,— se apresuró a negar —Quién no merece nada de esto eres tú. Y lo siento. Por... por todo, por la vida que nos tocó vivir. Por las personas a nuestro al rededor. Perdona por haberme comportado cómo un idiota.— Jungwon negó lentamente y se alejó.

—Sabes que necesitamos darnos un tiempo.— dijo con suavidad —Tú necesitas pensar, y yo también.

Ni-ki sabía que eso era lo mejor para ambos, pero no quería que esto pasara.

Negó con la cabeza —No. Dame una oportunidad más, yo... me aseguraré de que las cosas funcionen esta vez. Sólo necesito...

—Necesitas un respiro.— dijo sonando tan comprensivo —Y yo también lo necesito.

Una lágrima escapó de los ojos de Ni-ki y rodó por su mejilla.—No, porfavor...— rogó. Su voz salió aguda y débil. Jungwon nunca había escuchado a Ni-ki hablar así —No quiero que esto termine...

—Lo necesitamos.— sentenció —Y tú vas a respetar eso.

Ni-ki presenció cómo Yang se alejaba de su cuerpo con lentitud. Agachaba su mirada y buscaba su mano con ella. Entrelazó sus dedos y lloró una vez más, mostrándole que él tampoco quería soltar lo que tenían.

Lentamente fue soltando la mano de Riki. Hasta que esta permaneció sola y comenzaba a sentirse fría.

Jungwon retrocedió unos pasos con lentitud, y le dirigió una mirada a Riki que decía mucho.

« Te amo. » principalmente.

« Agradezco haberte conocido. » también.

Y un « No me olvides. » para finalizar.

Ni-ki permaneció parado en silencio mientras lloraba. Lo vió partir. Lo vió irse sin siquiera mirar atrás.

Y sólo pudo pensar en que nunca tuvo la oportunidad de darle el collar que Jake le había dado a él.

Jake permaneció pegado al cuerpo de su esposo en todo momento cómo si de alguna forma este fuera su lugar seguro o lo único que lo mantendría en paz. Heeseung posaba su mandíbula sobre la cabeza de Jake, arropando su cuerpo y meciéndolos ligeramente.

La puerta finalmente se abrió. Ni-ki entró a su casa y se encontró con sus padres ya dentro de ella. Sólo así Jake pudo separarse de Heeseung y miró a su hijo con clara preocupación.

Ni-ki intentó permanecer fuerte. Intentó mantener la calma y fingir que nada había pasado, aunque sabía que de alguna u otra forma Jake y Heeseung descubrirían lo que acababa de pasar.

Recordó incluso con amargura esa misma situación años atrás, cuándo había regresado llorando del baile por un simple rechazo. Cómo todo había acabado terriblemente mal.

Pero esta vez no pudo reaccionar igual.

Se dejó caer al suelo y comenzó a llorar cuánto su cuerpo lo necesitara. Jake y Heeseung fueron rápidos. Se agacharon de igual manera y lo abrazaron con fuerza. Jake también lloraba junto a su hijo, y sólo podía pensar en que sus sollozos eran el sonido más destructivo del mundo. Escuchar a su Riki llorar era el peor sentimiento de todos.

Ni-ki dejó que sus padres lo consolaran durante toda la noche.

mal momento para hacer autopromoción pero hace unos días subí una historia heeyunki llamada "twins" por si desean pasar a leerla ;D por el momento sólo cuenta con dos capítulos pero estoy actualizando seguido !

gracias por leer❣️
Rin.

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