10.
I hate to think that i was just your type
Ni-ki volvió a recoger a Jungwon, y esta vez este no se negó para nada, lo que le hizo enarcar una ceja especialmente al verlo tan tranquilo.
—¿Te sientes bien?— preguntó cuando Yang entró al auto. Hasta se acomodó el cinturón por el mismo.
—Sabes que no puedo responder a eso— se limitó a decir con una pequeña sonrisa de burla.
—Me refiero a este momento. Ni siquiera me gritaste o algo por el estilo, ¿estás seguro de que eres Yang Jungwon?
—¿Quieres que me baje?— lo retó tomando la
perilla de la puerta.
Ni-ki negó —No. Pero todo esto me parece tan extraño.— sin decir más comenzó a conducir.
Ambos se mantuvieron en silencio, tal vez cómodo o incómodo (nunca se sabe con estos dos) hasta que el menor se detuvo en un semáforo y Yang señaló por su lado de la ventana.
—¿Puedes pasar por ahí? Tengo hambre, y según me ha dicho Hae, las empanadas de ese lugar son deliciosas.
Ahora Lee si que se encontraba re contra confundido. Frunció aún más su entrecejo y esperó a que la luz cambiara de nueva cuenta a verde. ¿Por qué Jungwon de pronto actuaba tierno, sereno y hasta quería comer? Ni-ki ya perdió la cuenta de cuántas veces rechazó sus intentos de darle comida, aunque sea algo ligero.
Por otro lado Jungwon volteó su cabeza al ver que el menor no había respondido, pero supo que acataría su petición al ver cómo se estacionaba frente a la pequeña tienda. Yang se bajó y le pidió a Riki que lo esperara en el auto, aunque luego de pedir la comida se le ocurrió que sería mejor idea que ambos comieran adentro.
—Esto sigue siendo tan extraño— murmuró Lee al ver cómo su mano era jalada por Yang hacia el interior del restaurante.
—¿Por qué? ¿No te gustan las empanadas argentinas?— cuestionó mientras se sentaba.
Lee imitó su acción —No sabía que a tí te gustaban.
—¿De qué estás hablando? Es literalmente mi comida favorita. Mi abuela solía hacerlas todo el tiempo.
Ni-ki iba a responder a eso hasta que un nuevo recuerdo invadió su mente.
« —Porfavor, acepta esta ofrenda cómo muestra de mi agradecimiento.— la señora empujó a Jungwon por la cintura haciendo que este cayera sobre el pecho de Ni-ki, quién tuvo tomarlo entre sus brazos para que no cayera.
Sus miradas se conectaron, sus rostros estaban muy cerca y los colores subieron hasta las mejillas de ambos en especial de Jungwon, quién volteó hacia su abuela buscando alguna explicación.
—¡Y-yo no soy una ofrenda!
—Tú no, niño. Quiero que le des las empanadas que están detrás de él.— Jungwon entonces miró por encima del hombro de Ni-ki y vió que a sus espaldas habían unas empanadas envueltas, probablemente recién hechas.
El mayor de los chicos se separó y tomó las empanadas para pasárselas a Ni-ki aún sintiéndose apenado. Ni-ki aceptó contento el regalo y le dió las gracias a la abuela de Jungwon. »
—Tu abuela...— comenzó diciendo con cuidado —¿E-ella está-
—Está viva— respondió —Ella está bien.
Lee asintió y soltó un suspiro —Cómo cuándo regresé tú ya estabas viviendo en el refugio creí que...
—Ni-ki, me fuí de su casa— habló con seguridad —Ya no quería seguir viviendo en ese lugar.
Lee volvió a fruncir el ceño. ¿Por qué? Si parecía que Yang estaba viviendo bien con ella. Ella parecía buena persona.
—La sigo visitando, así que no creas que fue por ella— siguió diciendo —La sigo visitando pero ella no se da cuenta de eso. Lo hago desde lejos— sonrió.
—¿Te fuiste... después de que yo me mudara?— preguntó pero Yang no respondió. Apartó la mirada y vió hacia un punto fijo en el suelo a un lado de Riki —Jungwon, responde.
Jungwon negó lentamente —Fue antes.— respondió bajito.
Ni-ki se removió en su asiento y se acercó levemente para intentar comprenderle, creando la imagen de que estaban hablando de algo que nadie más podía saber.
—¿Aún seguía viviendo aquí? ¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque no era importante. Fue mí decisión, y tú no tenías nada que ver en eso. Tu mamá hizo todo lo posible por ayudarme y sacarme de la casa de mis padres, y se lo agradezco. Pero luego de eso, ya nada de lo que me pasara era de su incumbencia, ¿entiendes? Todos ustedes tenían cosas más importantes de las que preocuparse.
La mente de Ni-ki comenzó a trabajar, pensando cuánto podía en qué periodo de tiempo estaba hablando específicamente.
¿Será que para el tiempo del juicio? No, no podia ser... la abuela Yang había asistido a la boda de sus padres.
¿Fue en el tiempo en que habían ido a República Dominicana? Podría ser. Las clases habían terminado así que no iba a verlo hasta el día del baile.
Bueno pensándolo bien, se fueron a Australia una semana después del baile, así que pudo ser incluso en ese tiempo. Pero Jungwon no supo que el se había ido hasta cuándo había empezado su segundo año y ni Riki ni Sunoo habían entrado a su salón de clases.
Dios... esto era tan complicado.
Jungwon eran tan complicado.
Pronto la mesera llegó y sirvió su comida. Jungwon agradeció con una sonrisa y se dispuso a comer, mientras que Riki aún seguía tratando de resolver el lío en su mente.
Se estacionó frente al edificio de Jungwon. Este se despidió de él con una pequeña sonrisa cerrada pero al intentar bajar reconoció de inmediato a uno de los autos que también lo esperaba afuera.
Miró a Taehyun en la entrada, apoyado sobre la pared y usando el celular con una de sus manos mientras que con la otra sostenía un pastel. Jungwon se le quedó viendo y Ni-ki enarcó una de sus cejas estudiando la situación.
—¿Es tu novio?
Negó con lentitud —No, él... no estamos saliendo.
—Pero le gustas— adivinó. Vió a Yang asentir —¿Y a tí te gusta?
—¿Por qué debes ser tú quién haga esa pregunta?— volteó su cara y lo enfrentó. El menor se encogió de hombros.
—Tus ojos no se han despegado de él desde que lo notaste.
—Solamente estoy sorprendido porque no esperaba verlo acá— respondió, por alguna razón molesto.
—O tal vez solo tienes miedo de lastimarme porque antes no pudiste aceptar mis sentimientos, pero ahora si estás bien para estar en una relación y lo harás pero no conmigo— contraatacó con tranquilidad e ironía. Sabiendo ocultar muy bien sus verdaderos sentimientos.
—Tal vez solo estás avergonzado porque creíste que nunca me daría cuenta que ya te olvidaste de mí.
—¿Por qué siempre... debes hablar cómo si lo supieras todo?— le miró incrédulo.
—¿Entonces por qué no me ayudas a aclarar mis dudas? No creas que eres el único al que le molesta que siempre deba sacar conclusiones por mi cuenta.
—¡¿Y qué si no quisiera hacerlo?! ¡¿Qué si quisiera mantenerte fuera de todo esto?!— alzó más su voz.
—¿De verdad? Yo creí que ya lo estaba.
—¿De qué estás-... ¡¿Qué mierda sabes tú por lo que he pasado?!
—¡Ese es exactamente el maldito problema!— él también comenzó a gritar —¡No me dices una mierda, me alejas y tomas decisiones que al final nos lastiman a los dos!
Jungwon se mantuvo callado ahora durante unos segundos. Mordió su labio inferior reprimiendo los temblores y las ganas de golpear al menor.
—¿Estás jodidamente celoso por alguien que no te ha hecho absolutamente nada y está simplemente parado a metros de tí con solo un maldito pastel?— dijo encontrando ridícula la situación.
—Actúas cómo si no hice esa mierda por tí también.— recordó.
Y vaya que funcionó. Jungwon recordó ahora con amargura el pastel que Ni-ki compró para él en su cumpleaños dieciséis. Las velas, los deseos, las estrellas, la pelea de crema, los besos.
—Eres un maldito cretino— espetó entre dientes —Y no tienes una idea de cuánto odio eso de tí.— la mirada que le dirigía ahora era desconocida para Ni-ki, una combinación entre furia y rencor.
—Me importa realmente una mierda lo que pienses de mí.— contestó.
Yang suspiró con fuerza un par de veces viéndole aún con el entrecejo fruncido.
—¿El mundo...? ¿Lo que piensan los demás?— hizo ademanes con sus manos señalando a su al rededor —¡No significa absolutamente nada para mí!
—¡Pensé que yo lo hacía!— gritó con rabia —¡Creí que yo sí te importaba! ¿Acaso tampoco significo algo para tí?
—Ni tú, ni nadie más— respondió con seguridad y rapidez.
Jungwon apretó sus labios, abrió la puerta del auto y salió de él con rapidez. Cerró con fuerza creando un fuerte sonido que hizo a Kang levantar su cabeza. El de hoyuelos caminó con pasos firmes en su dirección y ni se molestó en voltear a ver a Riki.
—Jungwonie, hola— sonrió —Compré esto para tí. ¿Tienes libre esta-
—Sí— respondió de inmediato, la furia aún reflejándose en sus ojos y acciones —Salgamos esta noche.
—¿De verdad?
Jungwon entró al edificio sin decir más, Taehyun lo siguió de cerca y también se adentró. Todo bajo la atenta mirada de Ni-ki a lo lejos, quién apretaba su agarre en el manubrio con una de sus manos.
Olvidarse de Riki... cómo si eso realmente fuera posible. ¿De qué estaba hablando? Si fuera tan fácil, entonces todas las veces que se vió al espejo y quiso golpearse contra él por haber sido un idiota y rechazarlo no significarían nada.
Cómo si fuera algo fácil superar y olvidarse del calor de su cuerpo cada vez que lo abrazaba, o de sus pequeños ojos que parecían nunca cambiar a menos que se encontrara emocionado y se cerraran por completo, o su sonrisa cuadrada que le indicaba que acababa de hacer algo travieso y se estaba divirtiendo. Las diferencias en sus alturas, lo bien que encajaban sus manos juntas, la increíble sensación de tener su brazo sosteniendo su cintura, o incluso esos pocos besos que se habían dado. ¿Cómo mierda podría olvidar todo eso?
Incluso al día siguiente mientras trabajaba, aún seguía pensando en su anterior pelea. Ni siquiera le importaba a Yang el que le haya dicho que no significaba nada para él. Lo que más le molestaba era el que haya creído que Jungwon ya lo había dejado atrás. El que haya creído que durante esos largos cinco años haya aprendido a amar alguien más que él.
Por eso se molestó aún más cuándo notó que Ni-ki no había ido a recogerlo ese día cómo siempre hacía. Por lo general dejaba su moto en la cafetería y los guardias cuidaban de ella, obviamente debía pagarles por el favor, o a veces, se la prestaba a su amiga Haewon para que ella se fuera a casa. Pero en este momento, por más que esperó afuera de la cafetería no vió el auto de Riki por ningún lado. Le pareció extraño especialmente porque el siempre llegaba antes de tiempo y lo esperaba apoyado en su auto.
Pero afuera no había nada. Ni un sólo mechón rubio sobre una cabellera oscura cómo siempre solía ver de primero. O cabeza de pudín cómo solía llamarlo en su mente.
Llevó a su amiga a su casa. Haewon agradeció el viaje y bromeó un poco sobre su esposo olvidando recogerlo a lo que Yang le mostró el dedo de en medio. Algo de todos los días.
Luego pensó en dirigirse a su casa y seguir maldiciendo al menor en su cabeza, pero la curiosidad era más grande, y cómo el gatito natural que era él, esta lo terminaría matando.
"Ni-ki no vino a trabajar hoy. No sabemos lo que le pasó, no responde nuestras llamadas y no nos avisó nada antes." fue lo que le dijeron cuándo fue a buscarlo a Given.
Jungwon ahora se preocupó. ¿Adónde podría haber ido sin avisarle a nadie antes? Ni-ki era muy serio cuándo se trataba de su marca. Nunca la dejaba de lado y Jungwon podría asegurar que era de lo que más se enorgullecía en la vida.
¿Habría pasado algo grave?
¿Serán sus padres?
¡¿Y si algo pasó con Heeseung y Jake?!
Tal vez estaba sobrepensando todo, pero era algo natural de él. Por eso ni siquiera lo pensó dos veces para visitar ahora la casa del menor. Pidió la dirección y esperó fuera del portón de esta.
No era una mansión cómo en la que vivía antes o en la que vive el resto de su familia actualmente, pero si era una casa grande para una sóla persona. Se preguntó mentalmente si el menor no se sentirá sólo en algún momento, recuerda bien que era alguien que seguido necesitaba de alguna compañía.
Tocó el timbre un par de veces hasta que el portón se abrió solo desplazándose hacia un lado. Jungwon se adentró sintiéndose de pronto confundido. Aparcó la moto cerca de la entrada y vió cómo el portón se cerraba de nueva cuenta. Qué espantoso, ¿y si era una casa embrujada?
Esta vez golpeó un par de veces la madera de la puerta. Hizo un pequeño puchero inconscientemente y jugó nerviosamente con sus manos, al menos sabía que se encontraba en casa. Aunque el portón embrujado aún le resultaba extraño.
Luego de unos segundos la puerta se abrió y dejó ver a un Lee Riki con el cabello húmedo y desordenado, los ojos casi cerrados y su camisa de botones abierta por completo dando vista a todo su torso. Jungwon procuró no ver de más.
—¿Qué mierda haces aquí?
—¿Qué hay de tí? Escuché que no fuiste a GIVEN.
Ni-ki suspiró y se volteó. Jungwon tomó eso cómo una indirecta invitación y se adentró de igual manera escuchando cómo la puerta se cerraba.
—Y si voy o no, ¿eso qué tiene que ver contigo?— se echó contra el sofá de bocabajo. A Jungwon se le hizo raro su estado. Se veía... mal.
—¿Estás enfermo?— preguntó. Ni-ki negó —¿Entonces qué te traes?
—Una pregunta muy interesante viniendo de alguien cuya mente me cuesta entender— contestó contra una de sus almohadas.
—No intentes cambiar de tema conmigo. Responde.
Soltó una risa —Si así es cómo va, entonces a tí te corresponde hablar primero. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué te importa que vaya a GIVEN o no? ¿Qué excusa darás ahora?
—¿Por qué no fuiste a recogerme hoy?— preguntó luego de tanto tiempo pensando qué responder. Ni-ki se asomó un poco desde su lugar para mirarlo de reojo —Creí que algo le había sucedido a tus padres o tu hermana.
—Ellos están bien— respondió seco —Y no fuí porque creí que no te gustaba que lo hiciera.
—Incluso si no me gustaba tú siempre lo hacías. Así eres tú.
—También me aburro rápido de las cosas. No soy fan del compromiso, ni de la regularidad, las responsabilidades ni tampoco soy del tipo metódico. Si te interesa alguien así puedes buscar a mi papá, aunque creo que sabes de sobra que él ya está casado— usó de nuevo su tono irónico y rencoroso.
—Eres tan molesto— le dirigió una mirada asesina.
Ni-ki sonrió de lado —O tú te irritas con facilidad.
—Tú eres un idiota que cree siempre tener la razón.
—¿Por qué? cuándo adivino bien tus verdaderos sentimientos sueles enojarte conmigo. Pero sabes bien que es verdad, porque no haces nada para negarlo y hacerme ver que estoy mal.
—Y ahora juegas con mi mente.
—Estás en mi casa, podemos jugar a lo que tú quieras en la tuya.
—¡No te olvidé, maldita sea! ¡¿De acuerdo?!— explotó —No te olvidé, ni te superé, así que deja de creer eso, por favor.
Hubo un silencio incómodo después de su declaración. Ni-ki le vió sin expresión alguna, y Jungwon comenzó a arrepentirse.
—Y-yo...
—¿Hablas en serio?— preguntó por fin.
Le seguía viendo con frialdad, pero su tono de voz salió tambaleante, lo que lo delató por completo. Jungwon volteó hacia otro lado incapaz de poder sostenerle la mirada.
—Sí... — aclaró su garganta —Por si aún no te ha quedado claro, aún sigo sintiendo lo mismo por tí que en la secundaria. Nunca lo negué. Ni siquiera me molesté en fijarme en alguien más porque no quería hacerlo— volvió a mirarlo —No quería reemplazarte.
Lee finalmente se sentó bien el sofá, le miró ahora con esperanza y Jungwon podía decir que era la primera vez que logró ver al menos un poco del Lee Riki de quince años.
—¿A-aún te gusto?— sonrió al escucharlo tan nervioso y sorprendido.
—Sí... ¿acaso yo no?
—¿Eres estupido? Estoy literalmente a tus pies.
—Acabas de llamarme estupido...
—Acabo de decir que me gustas— corrigió —Que aún me gustas.
Jungwon parpadeó un par de veces y Ni-ki se le quedó viendo, ambos sin saber cómo reaccionar ante la situación.
—No creí que tú...— su voz salió en un pequeño hilo. Aclaró su garganta —Creí que ahora me odiabas— soltó una pequeña risa.
—No podría decir que estaba exactamente cómodo contigo, pero tampoco es cómo que te odiaba— dijo sincero —Incluso después de nuestra charla intenté continuar cómo tu amigo.
—¿Intentaste?— frunció el ceño.
Asintió —Sí, porque era todo un reto verte a la cara y contenerme las ganas de besarte.— dijo con total seriedad.
A Jungwon le parecía increíble la sinceridad con la que hablaba Ni-ki, además de a veces hacerlo completamente serio cómo una roca y muchas otras con sarcasmo.
Sus mejillas se tiñeron y agachó levemente la mirada, fallando en ocultar su sonrisa. —Eso es atrevido...
—Pero me lo supe ocultar, hasta que ese chico te esperaba fuera del refugio y tú te veías levemente atraído hacia él.— siguió.
Yang suspiró —Ya te dije que no saques conclusiones. Taehyun no es mi-
—Sin embargo, soy un idiota— lo interrumpió —No tengo el derecho de reclamarte y lo sé bien, pero no puedo evitar sentirme así. Pasé toda la noche pensando en eso, en cómo soy tan fácil de perder el control cuándo se trata de tí.
—¿Pensaste toda la noche... en mí?— preguntó con sorpresa.
—Nunca antes me había emborrachado por alguien.— admitió —Ni siquiera me gusta el alcohol.
Entonces Jungwon pareció entender finalmente su estado. Le dedicó otra mirada sorprendida. —¿Tú... bebiste?
—Sí, recién despierto y lo hice con una resaca terrible. Mi cabeza duele cómo el infierno.— tomó su cabeza entre sus manos —Acababa de salir de la ducha cuándo llamaste a la puerta.
Lo siguiente que el menor sintió fue cómo los dedos de Yang se enredaban en su cabello. Levantó nuevamente la cabeza para verlo hacerlo, este parecía estar seguro de sus acciones. Jungwon sintió el agua fría escurrirse entre sus dedos, logrando mandarle escalofríos por toda su espina dorsal y más al ver de nueva cuenta el torso del menor.
En un movimiento rápido, Lee jaló de Jungwon haciendo que este cayera sobre sus piernas. Y aunque la primera reacción de este fue una completamente inmersa en la sorpresa, fue él mismo quién dió inicio a un beso salvaje. Ni-ki atrapó su cintura entre sus brazos, acercándolo más hasta que el mayor jadeó contra su boca aún sin romper el beso. Este subió sus manos y las dejó detrás de la nuca de Ni-ki, también acercándolo más a sí, cerrando cualquier espacio que quedara entre ellos.
Pronto se separaron para finalmente tomar una bocanada de aire, suspiraron en el rostro del otro y cuándo el menor intentó repetir el beso, esta vez Yang agachó un poco su cabeza para comenzar a succionar la piel de su cuello. Ante esto, Lee cerró sus ojos y se permitió disfrutar de la sensación, dejando salir todos los graves gemidos y jadeos que su garganta quisiera sin detenérselos.
Jungwon trazó un camino imaginario sobre el pecho de Ni-ki, acariciando con su palma el trabajado cuerpo del menor lográndolo calentarlo más. Dejó una leve mordida contra su cuello, pero en el momento en que las manos del contrario intentaron adentrarse en su ropa él no se lo permitió.
—A-aún no...— contestó contra la curvatura de su cuello. Ni-ki lo tomó cómo una señal de que primero lo haría sentir bien a él y ya luego sería su turno, por lo que decidió obedecer.
Sus labios volvieron a chocar. Chasquidos sucios y desordenados resonaban por toda la gran sala, sus lenguas comenzaron a pelear por el control y la parte baja de sus cuerpos se rozaban tanto que estaban tan cerca de cambiar de posiciones en el sofá.
Pero entonces, el teléfono comenzó a sonar.
Jungwon gimió cuándo Ni-ki comenzó a morder su mandíbula, deleitándose por esa zona suya en específico. Sentía que sería su favorita en mucho tiempo.
Siguió sonando.
—Ni... ki...
Ahora besaba sus hoyuelos. Oh dios, eran tan profundos. Estaba seguro que su cara había sido hecha de masa, sino, no encontraba una razón lógica de porque se marcaban tanto. Cómo si Dios hubiera metido su dedo en el área de sus mejillas y entonces estos adaptaron esa forma. Si, eso seguramente fue lo que pasó.
Terminó, pero volvió a sonar.
—¡Alguien está llamando!— lo alejó levemente justo cuándo había bajado a la zona de su cuello. Ni-ki gruñó y tomó su celular en la mesita de al lado.
—¡¿Qué mierda?!— contestó sin siquiera haber leído el contacto.
—¿Qué mierda?— repitió indignado. Ni-ki se arrepintió al instante —¡¿Es esa la forma de hablarle a tu madre?!
—L-lo siento mamá... ¡no sabía que eras tú!
—Tsk, ¿qué te pasa? ¿Por qué estabas molesto?
—Y-yo... estaba haciendo algo y... perdí la concentración, es todo— respondió apenado.
Jake lo pensó unos segundos —Hmm, de acuerdo. Te llamaba para avisarte que estoy fuera de Given. Danielle se quedará contigo.
—¿Por qué? ¿Saldrán?
—Tu papá debe ir a un viaje a Japón, me pidió acompañarlo pero Jihye tiene escuela. La cuidarás por unos tres días.
—Pero yo...
—¿Dónde estás? La recepcionista me acaba de decir que no has llegado en todo el día.
—Estoy en casa. Yo sólo... me tomé el día libre.
—Entonces voy para tu casa.— sin decir más colgó.
—Viene para mi casa, genial, mamá viene para mi casa— dijo poniéndose de pie mientras comenzaba a entrar en pánico.
Jungwon le miró confundido mientras su pecho aún subía y bajaba por la agitación de hace un momento.
—¿Qué ocurre?
—Ocurre que Jake vendrá y yo la tengo parada, estoy casi desnudo y tú estás aquí— se encaminó a las escaleras de su hogar —¡Tengo que vestirme y tú... escóndete! ¡No dejes que te vea!— sin más, desapareció.
Jungwon no sabía qué hacer realmente. Comenzó a recorrer el lugar y buscó algún sitio cómodo dónde pudiera esconderse. Visualizó un espacio vacío entre los libreros, podría ser un buen escondite. Aunque ahora que lo recuerda Jake amaba mucho leer...
La cocina podría ser buena idea. Se dirigió ahí y abrió las gavetas bajo el lava trastes, también sería un gran escondite, aunque no le agradaba la idea de mojarse en caso de que la tubería se rompiera o una rata apareciera a su lado.
Dios, odiaba mucho a las ratas.
Con un escalofrío cerró las gavetas.
Luego de unos minutos en los que se encontraba todavía pensando, escuchó el timbre de la casa sonar. Caminó lentamente y abrió un poco las cortinas para visualizar el auto de los padres de Riki en el portón embrujado, pero se llevó una gran sorpresa al encontrarse a Shim esperando pacientemente mientras sostenía la mano de su hija a un lado.
Cerró de golpe y comenzó a morder sus uñas sintiéndose ansioso de repente. Caminó de un lado a otro mientras escuchaba el irritante sonido del timbre una y otra vez. Al final se fue más por la opción de abrir la puerta y no dejar que esperaran más.
—¿Qué te tomó tanto tiem...po?— Jake abrió sus ojos de par en par al ver a Jungwon frente a él. Este le sonrió con incomodidad y saludó con su mano —¿Jungwon? ¿Qué haces aquí?
—P-pues...
—¡Mamá!— Ni-ki bajó las escaleras rápidamente mientras se abotonaba una nueva camisa, esta menos reveladora que la anterior —Lo siento... me estaba cambiando.
Ante esto la mirada sorprendida de Jake cambió o mejor dicho se funcionó junto a una preocupada. Soltó la mano de su hija y esta corrió para abrazar las piernas de su hermano.
—¡Nini! ¿Wonnie también está acá? ¿Acaso vino porque sabía que yo también lo haría?— preguntó con inocencia.
—Ah... sí, princesa.— le dirigió una pequeña mirada a Yang y luego volvió a ver a Jake —La voy a cuidar bien, no te preocupes.
Jake salió de su trance luego de unos segundos de incómodo silencio. Su mirada no se movía de Jungwon.
—Sí... si claro...— sus piernas se movieron lentamente en dirección a la salida, retrocediendo unos pasos sin querer siquiera voltearse —Tiene examen pasado mañana, asegúrate de que estudie y... también dijo algo de querer ir al cine, sólo no dejes que coma muchas palomitas...
Finalmente salió al corredor. Jungwon y Ni-ki le sonrieron incómodos mientras el menor de ellos asentía tomando notas mentales. Danielle ni siquiera se daba cuenta de lo que pasaba frente a ella.
—Bien... nos vemos.
—Adiós señor Shim.
—¡Adiós mamá!
—Nos vemos luego.— se despidieron al mismo tiempo.
Jake los miró una última vez antes de finalmente irse.
—¿Por qué tardó tanto en abrir?— preguntó Heeseung una vez su esposo subió al auto. Jake aún parecía estar en un trance mental por lo que el mayor le palmeó el muslo despabilándolo.
—Heeseung... creo que Ni-ki ya no es virgen...— susurró sin poder creérselo. El mayor enarcó una ceja.
—¿Por qué lo dices? ¿Estaba con alguien? ¿Danielle no vió nada, cierto?— preguntó con rapidez. Jake negó.
—J-jungwon abrió la puerta y tenía los labios hinchadísimos, creerías que se besó con un panal. Además su cabello era un desastre, y por si fuera poco, cuándo Ni-ki bajó no fue nada mejor. ¡Dijo que acababa de cambiarse la ropa! Su cuello tenía marcas y-y en la llamada... dijo algo sobre estar ocupado y lo desconcentré...— contó aún sintiéndose sorprendido. Heeseung reprimió las ganas de reír por la cara de su esposo.
—¿Así que finalmente la puso?
—¡Heeseung!
Dejó salir una risa —¿De qué te preocupas? Ni-ki tiene veinte y además es con Jungwon, no veo el problema.
—Tal vez tú no lo sepas pero, Jungwon es doncel. ¡Podríamos convertirnos en abuelos demasiado pronto!— dijo histérico.
El mayor volvió a reír —Estás exagerando. Ellos sabrán cuidarse, solamente eres muy celoso y sobreprotector cuándo se trata de Riki.
—¡No es así! ¿De qué estás hablando?
—Tú también eres doncel y tenías diecisiete en nuestra primera vez. ¿Por qué de pronto eres responsable en estas cosas?
—Porque es mi hijo, es normal que me preocupe.
—Y yo te pido que no lo hagas, solamente confía en él, en sus decisiones y también en Jungwon. Créeme que yo también estaría así cómo tú si no fuera porque lo viste con ese chico. No sé qué tiene, pero me agrada mucho para Riki.
Jake se tranquilizó un poco ante las palabras de su esposo. Se acomodó mejor en el asiento y miró directamente al frente.
—Si... tienes razón, tal vez sólo estoy exagerando.
Heeseung asintió —Además... te puedo asegurar una cosa.
Jake volteó —¿El qué?
—Serás el abuelo más sexy del mundo.— le guiñó uno de sus ojos con una sonrisa burlona en su rostro.
Jake lo empujó del brazo y Heeseung rió con más fuerza.
—Chistoso.
el siguiente capítulo va a estar bu-e-no-te
gracias por leer 💘 tengan una linda semanaa
Rin.
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