09.
it's too late to think of
the value of my life
En un aproximado de dos semanas después de su conversación frente al canal no pasaron muchas cosas realmente.
Jungwon comenzó a vivir en el edificio de Riki junto a los chicos, siguió trabajando en la cafetería durante todo el día, todos los días y podría decir que se sentía un poco más uh... ligero luego de por fin revelar la razón por la cuál no pudo aceptar el amor de Riki en aquel entonces.
Por otro lado, Ni-ki no cambió su rutina en lo absoluto. Siguió concentrándose únicamente en GIVEN y en su hermana, de quién se tenía que hacer cargo mucho últimamente. Y no es cómo se quejara de eso la verdad, amaba mucho ver a su niña en su casa. Amaba que aunque todo el mundo parecía cambiar, las cosas con ella seguían siendo iguales. Nada cambiaba.
Sin embargo, había algo que definitivamente había cambiado luego de su conversación.
Jungwon y Ni-ki habían vuelto a ser amigos.
Amigos... esa era una palabra que el menor había rechazado desde lo pasado hace cinco años. Aunque no culpaba del todo a Jungwon por eso, cabe destacar. Se podría decir que su rechazo había sido la excusa perfecta para alejarse de los demás, ya que realmente no le llamaba la atención conocer personas nuevas y dejar que se entrometieran en su vida. Principalmente porque temía ser juzgado ya sea por su situación familiar en aquel entonces o por específicamente ser hijo de Heeseung y Jake. Ya había tenido que escuchar bastante mierda de los empleados de LHS sobre la relación de sus padres. Nunca sabía qué esperar realmente de las personas.
Beomgyu había sido el claro ejemplo de lo que no quería que pasara... pero pasó.
Fue entrometido, demasiado. Se paraba a un lado de Ni-ki e intentaba entablar una conversación aunque el menor nunca respondía nada, nunca le prestaba atención. Ni siquiera tenía el descaro de pedirle que se largara; simplemente lo ignoraba.
Pero el castaño insistió, vaya que lo hizo. Insistió e insistió, una y otra vez. Nunca paró de hablar.
Ni-ki acudió a su último recurso: le contó a Beomgyu cada detalle de su vida. Le contó que nació en cuna de oro, que siempre tuvo lo que quiso, que solamente debía llorar un poco cuándo era bebé para tener a su alcance el juguete más caro que las empleadas de su casa pudieran encontrar. Creyó que Beomgyu se alejaría con eso. Creyó que pensaría que se había equivocado al interesarse en él, porque resultaba que no era más que un niño presumido y mimado. Pero no lo hizo. Ni-ki recuerda bien su reacción, solamente parpadeó cómo si lo que acabara de decirle era algo que ya sabía. Algo que definitivamente no era cierto.
Entonces, siguió contándole. Le dijo que en cuánto creció, su padre se fue alejando de él al punto de ni siquiera enterarse de que su esposa en aquel entonces, quién Ni-ki creía que era su madre, le hacía la vida imposible por el simple hecho de ser el heredero. Había creído que era su culpa, que la razón por la que su mamá lo trataba así era porque no se esforzaba lo suficiente en la escuela o en casa.
Pero para empezar, ella ni siquiera era su madre.
Beomgyu había estado sorprendido por eso, cómo si lo que escuchara había sido una historia completamente nueva para él. Cómo si estuviera en una biblioteca para niños y el instructor estaba relatando el cuento más emocionante de drama y fantasía. Con la diferencia de que el cuento era completamente real y espantoso.
Eventualmente le habló también sobre su abuela. Le contó que ella no era diferente, y que aunque no estaba del todo seguro, llegó a sospechar durante la adolescencia que el odio de su propia abuela se debía a algo más que simple fastidio por su inmadurez. Obviamente no pensó en la posibilidad de que en realidad había alguien al otro lado del mundo llorando porque lo arrancaron de sus brazos mientras [figurativamente] a su padre lo apuntaban con una pistola en la cabeza para hacerlo; pero aún así sabía, o más bien sentía que nada estaba bien. Que esa no era su familia.
Choi se sorprendió aún más al escuchar lo que dijo sobre su abuela y su amenaza por matarlo si su padre no enterraba su homosexualidad por completo. Así de mucho lo odiaba. Tanto, que hasta quería matarlo. Tanto, que lo habría hecho desde incluso antes de nacer si su padre no fuera un obstáculo.
« Eso explicaba porque este chico parece estar repleto de traumas » había pensado Choi mientras comía doritos cool ranch sobre la cama de Ni-ki, escuchando más que atento la historia.
Ni-ki al estudiar su reacción supo que definitivamente no sabía absolutamente nada sobre su vida. No había visto el juicio, no había leído ni un sólo periódico sobre él. No lo había visto rondando por alguna red social, aunque él realmente no tuviera ninguna más que la aplicación de mensajes.
Pasó a la parte más desgarradora de la historia: cuándo su madre, su verdadera madre casi muere. Y por su culpa.
Nunca se lo dijo a su padre, ya que realmente habría sido un completo hijo de puta si lo hacía mientras él parecía poder tener un ataque epiléptico en cualquier momento. Pero se había sentido más culpable que nunca. Había sentido, muy dentro de él, que si tan sólo no hubiera realizado esa llamada ninguno de los dos habría ido a recogerlo y entonces no habrían secuestrado a Jake.
Cuándo lo miró entrar a ese hospital sobre la camilla, con la mirada perdida y con cortaduras por todo su rostro y brazos, Ni-ki sintió algo que nunca había sentido antes. Una sensación horrible.
Sintió cómo si el mundo entero cayó sobre él, en sus espaldas, siendo incapaz de poder levantarlo.
Sintió cómo si las luces en una habitación completamente iluminada comenzaron a fallar, y él miraba a su al rededor totalmente desconcertado.
Sintió cómo si una daga acababa de atravesarle por completo el corazón, pero no podía morir. Por alguna razón no podía hacerlo. Tenía que vivir el resto de sus días con ese dolor en su corazón, y entre más intentara sacar la daga de ahí, el dolor simplemente incrementaba.
Sintió cómo si el último vaso de vidrio que trataba de poner en la cima de su pirámide de quinientos mil vasos más acababa de resbalarse de su manos. Y todo por lo que se esforzó tanto en construir acababa de ser destruido en miles de pedazos por su culpa. Pedazos jodidamente pequeños, filudos y con toda la intención de hacerte sangrar en caso de que quieras intentar arreglar las cosas.
Y cuándo supo que no podía recordarlos a ambos, el mundo entero terminó por aplastarlo contra el suelo.
Durante esa parte Beomgyu había llorado. Ni-ki sacó toallitas de su gaveta y se las extendió. Se saltó la parte en la que enfrentó su primer corazón roto, ya que no vió ninguna necesidad de mencionarlo. Sin embargo, se aseguró de contar el desenlace completo de la historia. Las mujeres fueron encerradas, Jake logró recuperarse, sus padres se casaron, tuvieron una hija y ahora todo estaba bien, al menos entre ellos.
Al terminar de hacerlo, Ni-ki le dijo a Beomgyu, tan serio cómo de costumbre, que si deseaba alejarse de él por lo que acababa de contarle estaría completamente bien con eso. Es más, ni siquiera le importaría.
Sabía que ser hijo de una pareja gay era todo un reto. Ser hijo de un doncel era razón suficiente para ser rechazado por los demás. Ser un chico con un pasado tortuoso y "fama" mal conseguida era toda una vergüenza para él. Ser un chico frío, rígido, alejado, callado y misterioso era prácticamente una definición muy retorcida de « aburrido ». Y Ni-ki, pues, era absolutamente todas las anteriores, así que entendería bastante bien si Choi quisiera dar un paso atrás.
Pero él no lo hizo. Prácticamente, dió incluso un paso más, con tal de estar frente a Ni-ki, poder tomarlo del brazo y comenzar a jalar de él al parque de diversiones más cercano.
Beomgyu era por mucho, lo más cercano a un amigo que Ni-ki tenía. Y si no lo consideraba uno aunque prácticamente lo haya integrado al clan, ni le haya otorgado aún el título, era porque aún no se lo permitía a sí mismo.
Estaba lejos de admitirlo, pero le tenía mucho miedo a la palabra amistad.
Lo apreciaba, claro está. Pero la última vez que había tenido un amigo había caído perdidamente enamorado de él y había olvidado cuál era su verdadero lugar en su vida. No planeaba cometer el mismo error.
Sin embargo, Ni-ki no sabía de qué otra forma llamar a lo que tenía con Jungwon ahora. No sabía qué título darle a la relación que mantenían luego de su emocional conversación.
Ni-ki iba a recoger a Yang al trabajo cada vez que sabía terminaba su turno, y aunque este siempre mantenía una cara de "¿por qué estás aquí? ¿no sabías que tenía moto?" el menor se las arreglaba para meterlo a su auto y llevarlo de regreso al edificio dónde vivía ahora.
Era sólo eso, sin embargo, para Ni-ki significaba algo más. Estaba claro que aún sentía algo por Yang, no hacía falta hacerse el tonto consigo mismo. Nunca le agradó la idea de traicionarse a sí mismo. Sabía que podía ser honesto consigo, que sus sentimientos no tenían por qué ser desconocidos para él.
Pero por eso misma razón no quería lastimarse más. Jungwon le había contado por qué no pudo aceptarlo antes aunque claramente sentía lo mismo, aunque no habían tocado ese tema nuevamente desde que lo hablaron. Sabía que quizás el sentimiento de querer proteger a Yang por sobre todo seguía ahí, la necesidad de verlo a diario y el deseo de verlo sonreír, así tan bonito cómo sólo el puede hacerlo.
Pero ya no estaba seguro de quererlo para él.
Ya no estaba seguro de estar enamorado, incluso lo dudaba más que cualquier otra cosa. Ya no creía quererlo, estar dispuesto a hacer cualquier cosa por él. Sí, tal vez el Lee Riki de quince estaba completamente cegado por el amor o era demasiado inocente e ingenuo, pero el Riki de veinte tenía dudas. Dudas que no quería responder, porque estaba bien así. Si las cosas no se dieron antes, nada iba a cambiar en el futuro. Si cuándo eran niños su historia no pudo funcionar, nada parecía indicar que ahora lo haría. Mucho menos cuándo ambos estaban igual de rotos.
Así que, por ahora, Jungwon era su amigo.
Un amigo con una bonita sonrisa, bonitos ojos, bonito corazón y bonita boca, más si esta se encontraba al rededor de su...
—¡Ni-ki! ¿Por qué sigues viniendo aquí?— llamó su atención con un grito.
Lee salió de sus pensamientos (y vaya que piensa mucho) y parpadeó desorientado. Cierto, se encontraba esperando por Yang afuera de la cafetería, apoyado sobre su auto cómo si no pudiera hacerlo desde adentro.
—Porque sigues trabajando aquí— respondió simple y se encogió de hombros.
Jungwon se paró frente a él y miró hacia arriba para igualar la mirada de Ni-ki. Odiaba admitir lo mucho que le gustaba que el menor siga siendo más alto que él, y parecía no querer parar de crecer.
—Ya te dije que siempre traigo mi moto. No pienso irme contigo una vez más y dejar al pobre guardia cuidando de ella.
—Las cosas serían más fáciles si me dejaras recogerte y llevarte de regreso.
Jungwon le miró incrédulo —¿Te cansaste de ser modelo acaso y ahora quieres ser taxista?
—¿Si lo fuera me dejarías recogerte?
—¡Claro que no!— soltó un pequeño gruñido. Ni-ki no sabría indicar bien por qué de pronto parecía irritado.
—¿Alguien te molestó?
—¿Qué?
—¿Algún cliente se portó mal contigo?— preguntó aún con seriedad. Cómo si sus palabras, su semblante y tono de voz fueran completamente desconocidos entre sí —¿Fue alguno de tus jefes?
—¡Nadie me hizo nada!
—¿Entonces por qué gritas?
—¡Porque-...— tomó aire —Porque no deberías estar aquí.
—Kazuha es quién hace mi itinerario, no creo que sepas bien dónde debo estar y dónde no.
—Sabes a qué me refiero. Todos los días vienes a traerme y... nunca puedo negarme, siempre terminas convenciéndome pero hoy no será así, Ni-ki.
—Eres demasiado mandón— se agachó levemente para igualar su altura —para alguien que apenas puedo ver.
Jungwon le proporcionó un golpe bien puesto en la nuca que hizo reír a Ni-ki.
—Vamos, sólo por hoy ¿sí? No nos volveremos a ver en un tiempo— intentó convencerlo.
Yang enarcó una ceja —¿Por qué? ¿Adónde vas?
—A Busan, será el primer desfile de GIVEN y necesito estar ahí con días de antelación.
—¿Por cuánto tiempo te irás?— intentó no sonar triste.
Ni-ki apretó sus labios en una línea recta pareciendo pensarlo un poco —Probablemente una semana y media. Mañana me iré así que tendrás un descanso de mí el resto de los días.
Jungwon entonces soltó un suspiro y terminó asintiendo —De acuerdo, sólo por esta vez.
Ni-ki le sonrió con diversión y atrapó su muñeca entre sus dedos. Comenzó a jalar de él hasta dejarlo sentado en el asiento de copiloto y posteriormente se subió a su lado.
—Debes saber que mentí— mencionó una vez se encontraban sobre la carretera, completamente lejos de la cafetería —No habrá ningún desfile y no me voy a ninguna parte.
—Me voy a bajar del jodido auto— espetó Yang antes de desabrocharse el cinturón e intentar abrir la puerta.
Ni-ki fue más rápido y lo tomó del brazo, aunque bajó drásticamente la velocidad del auto para evitar accidentes.
—¡Te irás al maldito infierno! ¡Prácticamente me estás secuestrando!— se quejó apartando su agarre de un manotazo.
—Sabes a dónde vamos, no te obligué y te dije que mentí. ¿Cómo es eso un secuestro?
—Yo no quería venir.
—¿Y por qué estás aquí?
Hubo un silencio que se prolongó por un total de diez segundos. Jungwon esperó a que Riki se detuviera en un semáforo para comenzar a golpear su brazo con el que conducía.
—¡Por que me engañaste, ¿entiendes?! ¡Me hiciste creer algo completamente falso para salirte con la tuya una vez más! ¿De dónde saliste tan mentiroso? No recuerdo que tus padres sean así.
—Definitivamente no conoces a mi padre.
—¡Ese no es el punto!
El semáforo cambió a verde así que el viaje se emprendió de nueva cuenta. Ni-ki mantuvo una sonrisa divertida en su rostro. Intentó alcanzar el cinturón de Jungwon para asegurarlo nuevamente pero este volvió a alejar su mano.
—Ponte el cinturón. Es peligroso.
—No sigo órdenes de secuestradores— fue lo que dijo antes de inclinarse sobre su asiento y comenzar a bajar del vidrio a su lado.
Ni-ki le miró con una ceja alzada hasta que Yang sacó levemente su cuerpo hasta dejar la mitad afuera. El viento chocó violentamente contra su piel y se permitió sonreír tanto cómo el sol en sus ojos se lo permitiera. Soltó un pequeño grito que hizo sonreír de nueva cuenta al menor. Bajó nuevamente la velocidad con tal de cuidar a Yang en todo momento.
Jungwon acomodó mejor la parte inferior de su cuerpo sobre el asiento y ahora se encontraba de rodillas sobre él, con sus codos apoyados en la ventana abierta que por suerte no le dejaría ni una marca gracias a su camiseta de botones arremangada.
El auto de frente frenó de forma repentina aunque se encontrara un poco lejos de Ni-ki, quién por pura inercia frenó de igual manera y llevó su brazo instintivamente al cuerpo de Yang. Había una gran distancia entre ambos autos, nadie iba a salir herido. Sin embargo, el corazón latiente y desenfrenado del menor sentía lo contrario, y su brazo al rededor de la cintura de Jungwon también.
Jungwon, aún con una sonrisa en su rostro, comenzó a respirar desesperado sin percatarse de que había estado aguantando la respiración todo este tiempo. La adrenalina del momento lo hizo feliz. Sin importar que el momento pudo haber acabado en un accidente.
Eso hizo preocupar internamente a Ni-ki.
¿Acaso habría reaccionado igual incluso si él no hubiera frenado?
¿Acaso...
No, no podría ser eso, ¿verdad?
Jungwon no podría sentirse plenamente contento al estar cerca de la muerte, ¿cierto?
Soltó una carcajada que lo descolocó por completo. Una que le hizo sentir escalofríos e hizo eco por toda su cabeza. Él también comenzó a respirar con desesperación.
—¡Asombroso!— sus ojos se convirtieron en pequeñas medialunas, las mismas que aparecían cuándo sonreía, cuándo pocas veces lo hacía.
Ni-ki lo miró con los ojos más que abiertos. Mil dudas y pensamientos pasando por su mente en ese momento.
Jungwon estaba... peor de lo que pensó.
Las calles se atascaron en un enorme tráfico. Por eso el auto de enfrente había frenado. Tenía tiempo para calmarse antes de volver a conducir.
De pronto se dió cuenta de dónde estaban sus manos. Su brazo derecho abrazaba la cintura contraria con fuerza, la rodeaba tan bien que hizo que Ni-ki se preocupara de nuevo por lo fácil que era de atrapar.
Su otra mano... sobre su pecho. Sobre su propio pecho, justo dónde se sitúa su corazón. Latía rápido, acelerado. Ni-ki temía que se saliera en cualquier momento.
Cerró sus ojos lentamente. Respiró con los labios separados e incluso comenzó a rezar en su mente. Agradeciendo que nada estupido haya pasado. Agradeciendo... que Jungwon siguiera vivo.
Sintió una mano sobre la suya. Abrió los ojos lentamente y se encontró con la mirada curiosa de Yang sobre sus manos juntas.
—Late muy rápido— dijo arrastrando las palabras. Cómo si estuviera fascinado y a la vez inmutado.
—Casi haces... que se me salga el corazón— dijo con algo de dificultad en su voz.
—Tú igual, pero por razones distintas— contestó apartando la mirada y dirigiéndola esta vez al brazo aún sosteniendo su cintura.
Ni-ki tragó duro —Te dije que sería peligroso.
—Siempre ha sido peligroso— murmuró con voz suave —Siempre ha sido así.
Ni-ki finalmente soltó el cuerpo de Yang y alejó sus manos de su pecho. Se inclinó para empujarlo sin fuerza sobre el asiento y ponerle el cinturón de seguridad, todo con la mandíbula apretada en clara señal de molestia.
Minutos pasaron y el viaje comenzó de nuevo, pero esta vez en completo silencio. Ni-ki subió los vidrios y mantuvo su vista fija al frente, su agarre en el manubrio tornándose cada vez más fuerte y cada parte de su cuerpo tensándose conforme pasaban los segundos.
—¿Puedes hacerlo de nuevo?— preguntó Jungwon viendo directamente a la ventana. Su mirada se notaba perdida.
Ni-ki suspiró con pesadez —¿Hacer qué?
—Tu corazón— aclaró—¿Puedes hacer que lata así de nuevo por mí?
—No juegues así. Creí que algo te iba a pasar-
—No importa la razón— lo interrumpió. Su voz salió suave y pensativa, cómo si lo que musitaba era en realidad una tranquila canción de cuna —Quiero sentirlo de nuevo.
Ni-ki no respondió más.
Jungwon sabía que no lo haría.
holitaaa, perdonen que actualice hoy viernes. me puse a hacer el capítulo tarde y perdí mucho tiempo corrigiendo errores 🥹
ya para este punto el fic se está poniendo más oscuro, así que quiero verlos sufrir en los comentarios 🫶🏻
okei al principio pueden ver la historia de OBN prácticamente resumida desde el punto de vista de riki. hay muchas cosas que no mencioné en esa historia, cómo el hecho de que se sentía culpable por el secuestro de jake y otros detalles más. todo esto es importante porque es así cómo comenzaron las inseguridades de él hacia sí mismo :( no es que quiera culpar al heejake ni nada, pero debieron apartar un tiempo tal vez luego de su boda para hablar seriamente con ni-ki sobre todo lo que le tocó sufrir. recordemos que sólo tenía 15 años y había tenido una vida difícil. por más que hee fue al psicólogo y jake aprendió a superar, se olvidaron por completo de una personita más que también salió afectada en todo eso y por consecuencia explotó el día del baile, ya que el rechazo de jungwon fue la gota que rebalsó el vaso, en este caso sus sentimientos reprimidos
bueno, byeee ❣️
Rin.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro