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08.

look into my eyes, it's where
my demons hide.

Ni-ki esperaba pacientemente fuera del apartamento de la amiga de Jungwon, Haewon.

Honestamente, ni él mismo tenía una sóla idea de que lo que estaba haciendo. Es decir, se supone que no quería saber absolutamente nada de Jungwon. Se suponía que no quería tener nada que ver más con él, mucho menos estar cerca de él.

Sin embargo... ahí se encontraba. Apoyado en su auto con los brazos cruzados mientras esperaba a que su mayor terminara de alistarse para ir a ver el recital de su hermana.

Jungwon, por otro lado, se miró frente al espejo cientos de veces mientras movía de un lado a otro su húmedo cabello con sus manos. Se vistió cómo típicamente lo hacía: con pantalones ajustados, una camisa de botones (en este caso de color gris) y un par de botas. También hace poco había comenzado a usar un piercing largo en una de sus orejas, por lo que se acomodó el arete frunciendo un poco el ceño y finalmente admiró su reflejo.

Suspiró al darse cuenta de que absolutamente nada había cambiado. Lo seguía odiando. Seguía sin sentirse un poco satisfecho con su trabajo.

Dejando de lado su deprimente situación, decidió abandonar el apartamento y bajar las escaleras hasta llegar a dónde Riki lo estaba esperando.

El menor levantó su mirada de su celular y admiró a la persona frente a él, y Ni-ki vió algo completamente diferente a lo que Yang vió en sí mismo frente al espejo. Cómo siempre lo hizo.

—¿Nos vamos?— preguntó Yang pasando sus manos repentinamente sudadas por su pantalón. Ni-ki solamente se limitó a asentir y volteó para subir al auto.

¿Incómodo? Incómodo fue todo el viaje hacia el recinto dónde se llevaría a cabo el recital. Ninguno de los dos dijo nada en el camino, Yang simplemente se dedicó a ver la ventana a su lado cómo si las carreteras fueran lo más interesante del mundo mientras que Ni-ki sólo podía morder su labio inferior en clara señal de nerviosismo mientras conducía.

El auto se detuvo, y Jungwon sintió que su corazón se detendría al ver que el lugar en el que bailaría la hermana de Ni-ki era nada más y nada menos el mismo en el que rechazó al menor años atrás. Era el mismo lugar dónde se hizo el baile de despedida de su escuela. El mismo lugar en el que vió a Riki por última vez.

Lee no dijo nada, cosa a la que Jungwon se estaba acostumbrando para este momento. Lo vió salir del auto así que el no se quedó atrás e hizo lo mismo. Tragó duro y caminó a su lado en todo momento, siguiéndolo de cerca hasta cuándo en la entrada pidieron sus invitaciones y el menor mostró dos pequeños sobres dorados que les permitió entrar. Al parecer la escuela de ballet de Danielle era muy prestigiosa.

De repente, Ni-ki soltó una risa —Sabía que vendría primero que ellos— dijo mientras miraba los asientos vacíos en la fila que le tocaba a la familia.

—¿Tú hermana... no debía llegar antes?— preguntó tímidamente.

Ni-ki finalmente lo volteó a ver y asintió con seriedad —Seguramente la están preparando. Mis papás son los que están tardando.

Jungwon formó una pequeña "o" con sus labios y la conversación murió ahí. Prefirió sentarse antes de que sus piernas le jugaran en contra y terminara desparramándose contra el suelo. Estuvo sentado en el asiento de la orilla mientras que Ni-ki pensaba hacerlo a dos espacios más que él, pero se retractó a último momento y terminó sentado a su lado. Yang comenzó a jugar nervioso con sus dedos y Ni-ki sacó de nueva cuenta su celular para matar el tiempo.

Otra vez, nadie dijo nada.

Nada, hasta que una pareja pasó a su lado, y mencionaron algo que ambos escucharon fuerte y claro.

—¡Este recinto me pone nostálgica! Aún recuerdo nuestra fiesta de graduación aquí...

La pareja siguió su camino y ya no pudieron escuchar más. Jungwon buscó inevitablemente el rostro de Ni-ki y sorpresivamente este ya tenía puesta su mirada en él. Yang lo miró a los ojos por largos segundos, creyendo que Lee mencionaría algo al respecto, sin embargo, este solamente soltó una risa burlona que salió más por su nariz y se concentró de nueva cuenta en su dispositivo.

« Él... ya lo superó » dijo la voz en su mente.

¿Pero cómo no? Si eso pasó hace años, cuándo ambos eran unos niños y no estaban completamente seguros de lo que sentían. Él mismo se lo había dicho en este mismo lugar.

—¡Te juro que voy a llorar en cuánto la vea con su trajecito!— dijo una voz a sus espaldas que logró sacarlo de sus pensamientos.

—¡Ya te dije que no se llama "trajecito", se llama "tutú"!— le respondió el otro.

Jungwon volteó y se encontró con los padres de Riki, Heeseung y Jake. Estos venían tomados de la mano y caminaban por el lugar sin saber que ellos estaban ahí, se notaba que ni siquiera sabían que habían asientos reservados para cada familia. Muy en su burbuja.

—Ni me recuerdes esa canción, está re quemada.— dijo el mayor mientras pasaban por su lado sin percatarse de a dónde iban.

Ni-ki se aclaró la garganta y pronto ambos mayores finalmente voltearon. El chico comenzó a reírse de sus padres y estos se soltaron para regresar en su dirección.

—¡¿Por qué no nos hablaste, mocoso?! Parecíamos idiotas.— se quejó su mamá mientras entraba a la fila sin notar a Jungwon.

Heeseung, por otro lado, fue lo primero de lo que se fijó al estar parado frente a él. —¡Hey, eres tú! ¡El Won que Riki cortejaba en la escuela!— lo señaló.

Jake entonces dejó de agarrarse de los pelos con su hijo y volteó hacia Jungwon. Casi se le sale el corazón.

—¡Ey, es cierto! ¡Eres Jungwon!— dijo sin poder creerlo —¡Cuánto tiempo, chico! ¿Cómo has estado?— se acercó a abrazarlo. Yang correspondió sin saber cómo reaccionar ante la repentina atención y volteó hacia Ni-ki quién parecía haber desfallecido ante la vergüenza.

—P-pues bien...

—¿Has estado comiendo menos? Estás más delgado, ya ni puedo ver tus cachetes— se separó y tomó al menor de las mejillas haciendo un pequeño puchero —Y tienes ojeras, de seguro no has de dormir bien. Debes cuidar bien tu cuerpo-

—Mamá, déjalo— pidió Ni-ki jalándolo del brazo —Mejor dile lo bien que se ve esta noche.

Los tres pares de ojos contrarios vieron en su dirección más que sorprendidos. Ni-ki no entendió qué dijo mal así que frunció su ceño y dejó salir un "¿qué?" de sus labios. Jake aclaró su garganta.

—Tiene razón, te ves muy bien esta noche, Jungwon, y te extrañé mucho durante todo este tiempo. Espero que hayas estado bien.— le sonrió tiernamente.

—Gracias, señor Jake... espero que ustedes también hayan estado bien— contestó con timidez.

Jake soltó una risa —¿Señor Jake? Mejor llámame "hyung", aquí estamos en confianza— tomó sus manos.

—Claro...— sonrió y agachó la cabeza.

Ni-ki sonrió de lado al ver la escena y las luces en el escenario se encendieron indicando que ya todos debían estar sentados en sus respectivos asientos. Heeseung y Jake finalmente se sentaron en las sillas a su derecha y sacaron sus celulares para grabar a su pequeña. Las luces del lugar se apagaron por completo y lo único que se podía ver era la gran y brillante luna bajando por el escenario.

Yang y Lee intercambiaron miradas mientras la anfitriona comenzaba a hablar. A veces se sonreían y otras veces simplemente volteaban sus rostros con timidez, recreando un escena muy parecida a las que lograban tener durante sus días de amistad.

Danielle tenía el acto de apertura, pues formaba parte del grupo de entre cuatro a seis años de edad. El telón volvió a subir y sus padres chillaron de emoción en cuánto la vieron con su trajecito y algo de maquillaje. Ella sonreía en grande mientras esperaban a que la música comenzara.

Ni-ki se acercó peligrosamente al oído de Yang, y por más que Jungwon tembló en su lugar, no se movió ni un poquito —Es la que está de tercera, de derecha a izquierda— indicó. Jungwon asintió mientras mordía sus labios sin querer atreverse a voltear su rostro.

Rápidamente localizó a la niña. No pudo ver bien su rostro pues se encontraban un poco alejados del escenario y además sus problemas de miopía salieron a la luz, pero podía ver que al menos era la más emocionada entre todas las niñas, pues curiosamente las demás estaban teniendo tremendos ataques de pánico al estar frente a tantas personas.

Unas lloraron mares y sus padres tuvieron que levantarse de sus asientos para consolarlas, otras se quedaron congeladas en su lugar haciendo reír a Ni-ki en silencio por lo tiesas que veían, y pocas otras cómo Danielle bailaban por su cuenta pero completamente descoordinadas entre ellas.

Danielle pasó al centro del escenario al ver que la supuesta centro no paraba de llorar y se la llevaron. Se tomó de las manos junto a las otras cuatro niñas que eran las únicas que bailaban y pronto comenzaron a gritar.

—¡DOS, TRES! ¡HOLA, NOSOTRAS SOMOS NEW JEANS! — dijeron las cinco.

Jake y Heeseung rieron enternecidos y hasta se pegaron el uno al otro con las manos de la emoción. Jungwon tenía que admitir que toda esta ridícula situación le parecía divertida, especialmente porque se esperaba un recital completamente serio.

Volvió a reír tal cómo lo había hecho horas antes, con la diferencia de que esta vez se trataba de Lee Danielle la persona que lo había hecho sonreír.

Algo parecían tener los Lee, porque cuándo estaba con ellos... el mundo era más bonito.

Al terminar la presentación de apertura, la familia se las arregló para irse junto a Danielle, ya que a ninguno le interesaba realmente seguir en el recital.

Dani, ven aquí. Quiero presentarte a alguien.— dijo Ni-ki una vez la niña había salido al estacionamiento tomada de las manos de sus padres.

Danielle se soltó y comenzó a correr en su dirección. Ni-ki se agachó y la abrazó delicadamente, antes de reincorporarse, tomarla de la mano y voltear hacia su acompañante.

—Es él, se llama Jungwon— presentó.

Yang sonrió pequeño hacia la niña y movió su mano en forma de saludo —Es un gusto, Danielle. Me gustó mucho tu presentación allá arriba.

Danielle lo miró con ojos curiosos y sonrió tímida, más aún con el cumplido que acababa de darle.
—No~ , no fue nada...— se pegó a la pierna de su hermano —Tienes bonitos ojos— halagó.

Jungwon sonrió enternecido —¿De verdad?

Danielle asintió —Y bonita sonrisa también.

Yang intercambió miradas con Ni-ki quién ya estaba sonriendo sintiéndose orgulloso de su hermana.

—Tu sonrisa también es muy bonita— habló con voz cálida —Y tu cabello se ve muy suave.

—¡Mamá me lo peina cien veces al día!— dijo ahora con más confianza. Pronto llegó a su lado y lo tomó de la mano mientras comenzaba a jalarlo hacia el auto de sus padres —¡En el auto tengo unas muñecas, ¿quieres peinarlas conmigo?!

—Ammm... claro...

Al final terminaron yéndose en el auto de Ni-ki mientras Heeseung y Jake iban en el suyo, aunque los cinco se dirigieran al mismo lugar a cortesía de Heeseung, quién les invitaría la cena. Danielle y Jungwon iban en los asientos traseros mientras peinaban las dichosas muñecas, la niña hablándole sobre la importancia del cuidado del cabello y por qué Selena Gomez era una completa mentirosa en su comercial de pantene.

Ni-ki sólo podía verlos por el espejo de vez en cuándo. Sonriendo pequeño sin que él mismo se diera cuenta.

—¡Wonnie, siéntate conmigo!— pidió Danielle sin querer soltarle la mano. Jungwon no tuvo más opción que obedecerle y sentarse a su lado, entre ella y Ni-ki.

—Parece que le agrada mucho— le susurró Jake a su hijo. Este sólo pudo suspirar mientras mantenía su vista fija en el menú, dejando a su mamá confundido, sin saber cómo interpretar su reacción.

—Para ser australiana y pequeña... habla muy bien coreano— dijo Jungwon más para Jake y Heeseung.

El mayor asintió —Es lista y aprende rápido.

Danielle siguió dibujando sobre una de las servilletas cómo si no estuvieran hablando de ella. Jungwon sonrió enternecido y acarició su cabello al mismo tiempo que ella le mostraba el papel.

—¡Mira!

—¿Qué es?— preguntó curioso y con una pequeña sonrisa.

—Un monstruo— respondió cómo si nada. Jungwon dejó de sonreír porque se esperaba algo más... tierno e inocente, pero pronto Danielle interpretó su reacción a su manera —¿A Jungwonie no le gustan los monstruos?

Jungwon iba a responder pero Jake se le adelantó
—A nadie le gustan los monstruos, Dani~ ¿Por qué dibujas tales cosas? Mejor haz patitos cómo los de Nini.

La niña hizo un pequeño puchero pero posteriormente le dió vuelta a la servilleta para obedecer a su mamá.

Jungwon se quedó pensando unos segundos en silencio, esto Ni-ki lo notó.

—Fue un gusto verte de nuevo, Jungwon— dijo Jake tomando la mano de Danielle mientras todos salían del restaurante. Heeseung soltó un bostezo que le indicó a Yang que la familia ya debía partir a sus hogares.

—Sí... a mí también me gustó... verlos de nuevo— contestó con una tímida sonrisa. Movió su mano en forma de despedida hacia Danielle quién le sonrió de igual manera.

—¡Adiós, Jungwonie!— se despidió animadamente.

Pronto los tres se dirigieron a su auto, dejando solos a Jungwon y Ni-ki en sus lugares. El menor de ambos metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y soltó un suspiro intentando no parecer incómodo.

—¿Fue una buena noche?— preguntó hacia Yang, sin atreverse a levantar la mirada de sus zapatos.

—Ujum.— se limitó a responder.

—¿Y qué opinas de ella?

—Opino que... es toda una ternurita— sonrió pequeño contagiando al contrario —Es muy parecida a Heeseung y Jake, además que es muy inteligente y... es fácil caer por ella.

—Así es ella— finalmente lo miró —Y me alegra mucho que por fin la conocieras.

A pesar de las cálidas palabras que le estaba dirigiendo el menor, su semblante y tono seguía siendo el mismo de siempre, logrando poner aún más nervioso a Yang. Comenzó a jalar de su dedo inconscientemente, sin poder soportar más las ganas de terminar con esto cuánto antes. Con todo esto.

Ni-ki, ¿crees que... podemos hablar?— finalmente lo dijo, bajito y con la vista fija en el piso del estacionamiento —¿Esta vez en serio?

Ni-ki lo miró, a pesar de que él no lo hacía. Lo pensó unos segundos y volvió a suspirar —¿Ahora?

—Ahora. Lejos de aquí— pidió.

El menor terminó aceptando y comenzó a caminar en dirección a su auto. Jungwon lo siguió de cerca hasta que ambos ya se encontraban dentro de él. Ni-ki lo miró esperando que hablara o que fuera más específico con su petición, por lo que Yang le indicó que fueran a un lugar poco concurrido por las noches. Uno que él acostumbraba a visitar seguido, pero eso no tendría por qué saberlo el menor.

Llegaron a un especie de canal escondido entre árboles más allá de las carreteras en las que habían viajado. Estaba oscuro, era de noche y no había nadie más que ellos. Ni-ki se estaba muriendo de miedo y fácilmente se abrazaría al cuerpo de la persona más cercana sino fuera porque la persona que traía al lado se trataba de nada menos que Yang Jungwon.

Habían rocas al rededor del canal, por lo que luego de examinar el lugar con atención y notar que su mayor había optado por sentarse en la tierra, tomó una de las rocas y la lanzó al agua produciendo un pequeño sonido contra ella.

—¿Y de qué querías hablar?— preguntó con tranquilidad luego de unos minutos de puro silencio en el que no se escuchaba nada más que los nocturnos ruidos de la naturaleza. Se agachó para tomar una nueva roca.

—¿Alguna vez has sentido... cómo si la oscuridad fuera parte de tí?— finalmente habló.

Ni-ki se quedó con la mano en el aire, a punto de lanzar la roca. Agachó su mirada hacia Yang con una de sus cejas alzadas pero este estaba completamente concentrado en el agua, cómo si de cierta manera pudiera reflejarse en ella. Estaba con las rodillas dobladas y sus brazos estaban cruzados sobre ellas, su mentón a tan sólo centímetros de tocar su cuerpo.

Honestamente no sabía cómo responder, así que no lo hizo.

—O que todo el mundo y el tiempo parece avanzar... pero tú te quedas atrás.

—Sí— respondió, consiguiendo que Jungwon lo mirara —Y la oscuridad me aterra.

—Entonces debe ser diferente para tí.

Ni-ki no podía soportar más esta plática entre líneas que al parecer el mayor quería tener aquí, en medio de la nada, en plena oscuridad y con un chico de veinte que no planeaba morir tan joven.

—¿Qué es lo que quieres decirme?— dijo lanzando el objeto de nueva cuenta, pero esta vez contra el suelo —¿Puedes ser claro conmigo aunque sea una sola vez?

—Lo intento— respondió.

—Pues a mí no me parece— siguió diciendo con algo de molestia en su voz pero sin llegar a ser brusco — Desde que tenía quince, esperé. Esperé y esperé por lo que sea que pasaba por tu cabeza. Quise que fueras sincero conmigo tal cómo yo siempre lo fuí contigo... pero seguiste ocultándome todo, y aún así te entendí.

Jungwon apretó sus labios al mismo tiempo que su mirada comenzaba a empañarse. Sabía que esos eran los efectos de hablar con Riki al respecto, pero no creía que llegarían tan pronto.

—Sabes que me sigo preguntando por qué lo hiciste...— siguió diciendo al no recibir respuesta —¿Por qué rechazarme siendo que sentías lo mismo por mí? ¿Por qué hacerlo si todo parecía ir perfecto?

Nuevamente todo quedó en silencio, pero Ni-ki no quería vivir más con él. Estaba cansado de tener que lidear con el silencio toda su vida. Ya no quería que los demás le ocultaran cosas.

—Responde, porfavor.

Jungwon tomó aire por su boca antes de responder para que su voz no saliera tan débil —Probablemente te decepcione aún más saber la razón... pero espero que te baste con saber, que el problema nunca fuiste tú, Ni-ki.

—¿No fuí yo?— preguntó incrédulo.

—No fuiste tú— aseguró —Ni tampoco tu familia, tus intenciones, tus sentimientos, tus acciones ni nada de lo que hayas llegado a pensar— levantó un poco su voz y la primera lágrima bajó por su rostro —No fuiste tú.

—¿Entonces que fué?— para este punto el también tenía su vista empañada, y sabía que se debía a la desesperación. O tal vez del recuerdo de sí mismo cinco años atrás preguntándose frente al espejo qué diablos tenía de malo. Qué era lo que le faltaba.

Jungwon comenzó a respirar pesadamente al sentirse acorralado. Sentía que el aire estaba fallando en llegar a sus pulmones, pero no quería echarse atrás ahora. Una explicación era lo que menos le debía a Ni-ki.

—¡Yo! ¡Yo fuí, ¿entiendes?! ¡Yo era el problema!

Ni-ki apretó sus labios. Se esperaba esa respuesta, sabía perfectamente bien que esa sería su excusa.

—Es una estupida razón, lo sé, pero... esa es la verdad— alejó su mirada lo mejor que pudo y volvió a refugiarse en el agua —No estaba bien. No estoy bien, y yo... sabía que me gustabas mucho y te amaba... pero no podía hacerlo... algo— tragó el nudo en su garganta —Había algo que me lo impedía, pero no sabía qué era, yo... nunca lo supé.

Sorbió su nariz e intentó calmarse. No quería voltear y ver a Ni-ki, no quería saber cómo se lo estaba tomando.

Siguió hablando.

—Tenía mucho miedo... y lo que más me aterrorizaba era que no quería decepcionarte. No quería ser algo... que al final no querías en tu vida. Lo sé, sabía que eso pasaría. Cada maldita persona en este maldito mundo me lo ha dicho y me han hecho sentir... de lo más mierda en maneras que nunca creí posible. Y yo estaba bien con eso...— sonrió hacia el agua con tristeza —Pero no podría soportar que tú también me odiaras. No podría haber vivido con eso.

Nuevamente, silencio.

—Eres el único, cuya opinión realmente me importa, y nunca me había sentido así. Temía que me dejaras  y de cierta forma te deshicieras de mí... pero al final siempre terminaste haciéndolo— finalmente lo miró y volvió a sonreír con tristeza —Siempre terminaste yéndote...

—Y sé que fue culpa mía. Yo hice que te fueras, hice que los siguientes años en la secundaria fueran más infernales que antes e hice que te culparas a diario, lo siento— un sollozo escapó de sus labios —Siempre supe... que soy difícil de amar, pero esto sólo lo confirma.

Cuándo supo que Jungwon había terminado de hablar para seguir llorando, Ni-ki finalmente se agachó y se sentó a su lado. No dijo nada por otro rato, simplemente lo escuchó llorar.

—No sé si duele más el hecho de que no hayas confiado en mí... o que no hayas confiado en tí— finalmente habló.

Ambos chocaron miradas y el menor le dedicó una pequeña sonrisa.

—Y se siente realmente horrible... el que no haya podido hacer nada por tí en ese entonces. No importa cuánto haya hecho, tus inseguridades seguían ahí, debí haberme preocupado más por eso que por un simple enamoramiento.

—No, Ni-ki, ya te dije que no fue así-

—Si las hubiera borrado una por una, y te hubiera recordado todos los días de mi vida, a cada segundo del día, lo hermoso que te ves sonriendo... tal vez habrías empezado a creerme— le interrumpió.

Jungwon miró al menor directamente a los ojos. Intentó buscar la burla, el sarcasmo, frialdad y molestia en sus ojos, cómo habría esperado hacerlo. Sin embargo, Ni-ki también tenía la mirada cristalizada. Él también hablaba en serio.

—Tal vez si en lugar de haberme enamorado de tí, yo me hubiera concentrado en ser un buen amigo... todo estaría bien. Tú estarías bien, y cómo tú lo estás, entonces yo también.

Yang agachó la mirada y negó con su cabeza.

Ni-ki comenzó a reír alto, a carcajadas, lo que le hizo voltear nuevamente.

—¡Soy el mayor idiota del mundo, ¿no?!— gritó, Jungwon no sabía cómo reaccionar —¡¿En qué carajos estaba pensando cuándo creí que alguien cómo yo podría tenerlo todo?! ¡¿En qué mierda estabas pensando, Lee Riki?!— dijo contra el aire, refiriéndose a su yo del pasado —¡¿Qué te hizo creer que podías ser feliz?!

Jungwon volvió a sentirse culpable, por lo que agachó de nueva cuenta su mirada y lloró fuerte contra sus brazos. Ni-ki también lloró pero sin emitir ni un solo sonido. Ambos estaban destrozados por la historia de amor que no pudieron tener.

—Lo siento, lo siento, Ni-ki...— se lamentó Jungwon.

Ni-ki negó —Sabes que para mí tú nunca tendrás la culpa de nada.

Limpió sus lágrimas con la manga de su camisa y lo miró —Si tan sólo... la oscuridad saliera de mi cuerpo y todo esto dejara de doler... si tan sólo fuera otra persona, yo...

« Te amaría sin ataduras »

Ni-ki volvió a negar y sonrió triste —Si tan sólo pudieras verte de la misma forma en la que yo te veo...

Con cuidado fue rodeando su cuerpo con uno de sus brazos, posicionándolo sobre sus hombros conforme hablaba, aún sin despegar su mirada de la contraria. Creando un abrazo a medias.

—Si tan sólo supieras cuánto brillan tus ojos... esos dónde ocultas todo— pasó el respaldar de su otra mano contra uno de sus ojos para alejar delicadamente el cabello que le impedía ver más de cerca.

—Si tan sólo supieras que hasta llorando te ves precioso— dijo con una sonrisa logrando contagiar a Jungwon quién rió por lo bajo.

Sabía que debía decir algo al respecto, pero prefirió no hacerlo. En cambio, decidió pegarse al cuerpo del menor de modo que pudiera descansar su cabeza en su hombro mientras admiraban en silencio la corriente de agua frente a ellos.

Intentar verte de otra forma, superar tus inseguridades, darle una oportunidad más a la vida... es sin duda, algo realmente imposible de hacer. Al menos así era para Jungwon.

Especialmente si el más grande monstruo que traes dentro, ese que parecía ser inmortal, era quién no te dejaba hacerlo.

feliz jueves!! aquí una act de anti-hero, espero que les haya gustadooo❣️

con ustedes, mis papás y mi hermano:

tengan un lindo día, se les quiere 🫶🏻
Rinz

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