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07.

be your lover, your friend,
you'll find it all in me

Jungwon había dejado su trabajo nocturno y se dedicó de tiempo completo a la cafetería. Bueno, a excepción de los fines de semana cómo hoy.

Apenas llevaba unos días trabajando, menos de una semana, pero ya se sentía exhausto. Su mente no paraba de recordarle los rostros de sus chicos, no paraba de pensar en ellos haciéndole aún más imposible el día.

Hasta había ignorado durante esos días las llamadas y mensajes de Sullyoon y Harua, quiénes le pedían que regresaran junto a ellos, aunque quién sabe dónde estarían viviendo ahora. Sullyoon estudiaba en la universidad, por lo que vivía en los dormitorios de este y definitivamente no podían quedarse con ella por más que ella lo quisiera así. Mientras que Harua... bueno, el vivía sólo, tal vez unos cuántos se hayan logrado quedar con él.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos ante el sonido proveniente de un hombre que aclaraba su garganta, siendo más específicos. Jungwon se acercó a la mesa para tomar su orden y no fue hasta cuándo este alejó el periódico de su rostro y comenzó a hablar que cayó en cuenta de quién se trataba.

—Buenos días, voy a tomar un café expreso y... me interesa mucho las galletas con jalea de piña de este lugar, aunque tienes que saber que soy alérgico a la piña, por lo que querré únicamente la galleta...— dijo Ni-ki viendo fijamente al menú en el mostrador —Y tampoco tomo café, así que si puedes traerme sólo la taza te lo agradecería mucho.

Jungwon le miró sin expresión y este sólo pudo sonreírle con inocencia cómo si hablara completamente en serio.

—Tú eres el mayor representante del destino para demostrarme cuánto me odia, ¿no es así?

Ni-ki se hizo el desentendido —¿Esa es la forma de tratar a tus clientes? Tsk, ni siquiera me gustan las galletas.

—Ni-ki, ¿qué mierda haces aquí?— preguntó con molestia pero por lo bajo.

—Te tengo una propuesta.— dijo sin más rodeos —Ya que no aceptaste mi dinero, conseguí un lugar dónde puedes seguir con tu refugio. De nada, me lo agradeces luego.

Jungwon parpadeó incrédulo por unos segundos antes de soltar una risa —De ninguna forma, y por si aún no lo sabes, ya me retiré de cuidar donceles.— respondió antes de darle la espalda y dirigirse al mostrador.

Ni-ki le siguió de cerca hasta que una de las trabajadoras le dijo que no podía entrar al área de trabajadores. Jungwon reprimió una sonrisa. Se paró frente a él, con el mostrador dividiéndolos, y le miró sin poder creerle.

—¿Estás hablando en serio?

Jungwon siguió trabajando cómo si nada. —Sí.— se encogió de hombros.

Ni-ki frunció el ceño —Tú no eres así.

Yang ladeó la cabeza —¿Me conoces?

Suspiró —¿Por qué los abandonaste?

—¿Por qué tanto interés?

—Me gusta el chisme.

Jungwon lo ignoró y salió nuevamente para tomar la orden de otro cliente en su mesa. Ni-ki se molestó al sentirse ignorado. Caminó en su dirección y lo tomó del brazo.

—¿Quieres soltarme? ¡Estoy trabajando!— gritó el de hoyuelos.

—¿Por qué hiciste eso?— lo ignoró, Yang suspiró.

—Disculpe, más vale que se vaya de aquí si no quiere que llame a la policía.— advirtió la misma trabajadora que lo sacó del mostrador. Ni-ki la miró sin poder creerlo pero se dió cuenta de que estaba armando una gran escena en una cafetería mediocre.

—¿Tienes idea de quién soy? ¿Quién te da el derecho de hablarme así?— contestó a la defensiva.

—¡Largo!— dijo la chica comenzando a mojarlo con un rociador de agua.

El chico soltó a Jungwon mientras se protegía del agua y caminaba hacia la salida de la tienda.

—¡Los voy a demandar!— gritó antes de salir.

Haewon reprimió las ganas de reír y le guiñó uno de sus ojos a Yang. Jungwon miró la escena y al finalizar de tomar la orden y pasársela a los cocineros se dirigió hacia su nueva amiga.

—No tenías qué hacer eso, los clientes creerán que los rociaremos a ellos también.

—Sólo hice mi trabajo cómo buena amiga— respondió sin tomarle importancia —Ese es el chico del que me hablaste estando borracho, lo sé por la forma en que lo veías y además, ¿quién no conoce al escuincle que es dueño de given?

—Me arrepiento de haberte acompañado al bar ese día.— fue lo único que contestó. Haewon bufó.

—¡Oh, vamos! Si te vuelve a molestar me dices. Los chicos son unos pendejos.

—Por si no lo notaste, yo también soy chico.

—Y estás bien pendejo.

—¡Oye!— Hae lo golpeó en el brazo y Jungwon se volvió a quejar.

—¿No me crees? ¿Qué clase de idiota va a darle una mamada al wey que lo avergonzó frente al alcalde y en un prostibulo?— Yang volteó hacia todos lados para asegurarse de nadie estuviera escuchando su conversación.

—¿Quieres cerrar la boca? ¡Pareciera que quieres contarle mi vida a los productores de la rosa de guadalupe!

—¡Nadie pagaría tanto por tu lamentable vida! ¿Dónde está el amor? ¡Todo se basa en malas decisiones!

—¿No se supone que eras mi amiga?— dijo indignado.

—Disculpen, pero...— uno de los clientes llegó a ellos y tuvieron que componerse —Allá afuera hay unas patrullas de la policía...

Antes esto tanto Oh cómo Yang abrieron sus ojos sorprendidos y salieron deprisa del mostrador.

—¡Te lo advertí!— dijo Jungwon empujándola.

—¡No creí que ese imbecil sería capaz de demandarnos de verdad!— se defendió.

Pronto ambos salieron del lugar pero grande fue su sorpresa al no ver nada afuera. Nada más que al rededor de veinte chicos (o quizás menos) a los que reconocía demasiado bien.

—¿Qué... hacen aquí?— preguntó acercándose a ellos con pasos lentos.

Eran sus chicos, los más pequeños de ellos. Todos lo veían con una sonrisa en su rostro y Yang quiso echarse a llorar. Los echaba de menos.

—¡Escuchamos que conseguiste un nuevo lugar! ¡Viviremos juntos de nuevo!— gritó Gaku emocionado. Todos los demás comenzaron a celebrar con clara felicidad.

Jungwon sonrió incómodo sin poder entender absolutamente nada. —¿De dónde... de dónde sacaron eso?

—El señor Riki nos dijo.— contestó Daniel.

—Dije que me llamaran sólo Ni-ki.— respondió Lee a sus espaldas, Jungwon volteó —Apenas cumplí veinte.

—¿Por qué les dijiste eso?— preguntó.

—Les dije que ya no tienen por qué vivir en la calle más y que tengo un lugar para ellos, más espacioso, ventilado y dónde ni siquiera deberán preocuparse por pagar y la comida.— contestó sereno —Si quieres  formar parte de eso... eres bienvenido.

Gaku y Daniel abrazaron sus piernas y le miraron con ojos de cachorrito incitándolo a aceptar. Subió la mirada y se encontró con los ojos de Haewon, quién al principio pareció sorprendida pero luego fingió ver algo en el cielo, y por último, vió a Sullyoon y Harua detrás de Riki, susurrando suaves « sí » para que aceptara.

—De acuerdo.— finalmente respondió. Todos comenzaron a celebrar a excepción de Ni-ki y Haewon. Jungwon mordió su labio inferior reprimiendo una sonrisa.

—Vamos, tienes que verlo.— dijo Riki pasando a un lado suyo.

—Aún no termina mi turno.— respondió viendo a Haewon.

Esta se lo pensó bien unos segundos antes de rodar sus ojos y hacer una seña con sus manos. —Sólo por esta vez, Yang.— advirtió. Ella era la supervisora durante ese mes.

Jungwon sonrió agradeciéndole y volteó nuevamente para ver cómo unos autos llegaban al estacionamiento y los chicos empezaban a entrar emocionados a ellos. Ni-ki les gritó un par de veces que no ensuciaran nada e incluso les pidió que no fueran tan ruidosos, lo que le hizo sonreír de nueva cuenta.

—¡Jungwonie, sube!— pidió Gaku palmeando a su lado en el asiento. Yang dió un paso pero entonces Ni-ki lo tomó del brazo.

—Tú vienes conmigo.— dijo antes de comenzar a jalar de él.

Lo llevó a su propio auto, dónde no iba nadie más que ellos dos. Jungwon tragó duro mientras se acomodaba mejor en el asiento de copiloto. Vió a las otras tres camionetas partir así que miró a Ni-ki indicándole que ya podían irse.

—¿Ellos te importan?— preguntó luego de un tiempo en completo silencio.

Ni-ki sonrió de lado —¿A tí no?

Jungwon empezaba a creer que Ni-ki prefería ocultar su lado cursi y atento detrás de comentarios sarcásticos y preguntas que lo dejaban sin responder.

—Ellos son mi familia.— respondió —A veces se sienten cómo mis hijos, y otra veces son ellos quiénes me cuidan.

—¿Entonces por qué?— volvió a preguntar. Jungwon sabía que se refería a la pregunta que tanto evitó en la cafetería.

—Lo hice porque creí... que ya no podía ser más lo que ellos necesitaban.

—Tú eres su familia.

Jungwon sonrió de lado —No tenemos a nadie más.

Lee finalmente le dirigió una pequeña mirada antes de volver a ver hacia la carretera. Ambos se mantuvieron en silencio hasta que se detuvieron afuera de un gran edificio. Jungwon abrió sus ojos de más y Riki simplemente se bajó del auto.

—Síganme.— le indicó a todos los presentes mientras se encaminaba a la entrada.

Al adentrarse al interior del edificio, Yang pudo ver cómo este estaba claramente vacío y le hacía falta una buena limpieza. No había mucho polvo, suciedad o algo por estilo, sino más bien cajas, plástico y muchas bolsas.

—Este era uno de los edificios de la marca que compré— comenzó diciendo —Al final no le dimos uso y quedó cómo un simple almacén más, así que puede que encuentren muestras de ropa que al final desechamos y cosas así.

Todos los chicos admiraron el lugar cómo si fuera lo más hermoso del mundo, cosa que estaba muy lejos de serlo, y algunos comenzaron a corretear para ver todo de cerca.

—Tendrán mucho pisos de sobra, espero que no les moleste.— dijo con una sonrisa.

—¡Para nada!— gritaron todos al unísono haciendo reír a Jungwon y Ni-ki.

—Te lo agradezco, Ni-ki.— dijo Yang sentándose a su lado.

Habían comenzado a limpiar el lugar. Jungwon se tomó un pequeño descanso y aprovechó para hablar tranquilamente con el menor.

—Sabes que no es nada.

—Pero trataré de pagarte todo— siguió diciendo —Tal vez ni siquiera se acerque a lo que cuesta un lugar cómo este, pero quiero que al menos... aceptes lo que soy capaz de darte cada mes.

—De acuerdo.— respondió simple —Si es lo que quieres, sé que no puedo negarme.

Jungwon asintió sintiéndose contento con esa respuesta. La conversación nuevamente murió ahí, estaba claro que seguían estando en malos términos por lo que Jungwon se apresuró a hablar nuevamente.

—¿Puedes decirme por qué haces esto?

—A veces hago cosas sin necesitar razones.— respondió tranquilo, tomando un sorbo de su bebida.

Jungwon volvió a asentir, con la vista fija en lo que hacían los chicos —Cómo la vez que compraste un cerdito.

Ni-ki no pudo ocultar su sonrisa. Ambos rieron un poco ante el recuerdo.

—Rogelio vive tranquilo en la pequeña granja que tiene Danielle en casa. Ya no es exactamente un cerdo bebé, ahora fácilmente podríamos usarlo para fiestas de fin de año y aún así sobraría.

La pequeña risa de Yang resonó por el lugar.

—Espera... ¿dijiste Danielle?— le miró con duda.

Ni-ki asintió —Sí, mi hermana.

Jungwon abrió grande sus ojos —¡¿Tienes una hermana?!

Esta vez fue el turno del menor de sorprenderse.
—¿Qué...? ¿Tú no-? ¿Acaso no lo sabías?— se movió mejor en la banca para verle indignado.

—¡Nunca lo mencionaste!

Ni-ki entonces recordó que el también se enteró estando ya en Australia. Claramente sus padres habían mantenido en secreto la existencia de la bebé durante su boda y tal vez antes.

—Okay, okay... pues sí, tengo una hermana. Actualmente tiene cinco y es extranjera, cómo Jake. Es... así de alta— comenzó a hacer señas con sus manos —Y es bastante lista.

—¿Así que finalmente se te hizo?— preguntó con una pequeña sonrisa.

Ni-ki lo miró a los ojos y un recuerdo pasó por su mente.

"—Tienes... un lindo cuarto.— halagó viendo a su al rededor.

—Gracias.— sonrió —A veces se siente muy sólo. Me refiero aquí... en casa. Desearía tener un hermano.— dijo mientras guardaba algunas camisas dentro de su mochila.

—¿Se lo has dicho a tu padre?— preguntó y el contrario soltó una carcajada.

—No quiero que papá use su pene en alguien que no sea Jake.— Jungwon abrió los ojos de más y golpeó a Riki con una almohada. —¡Era broma! "

Sonrió con tristeza.
Extrañaba esos días junto a Yang.

—¿Qué ocurre?— preguntó Jungwon al verlo repentinamente decaído.

Ni-ki le dirigió una mirada —No quiero que papá use su pene en alguien que no sea Jake.

Jungwon abrió sus ojos con sorpresa y un leve sonrojo apareció en sus mejillas.

—¡Nada! ¡Quise decir nada!— cerró sus ojos con vergüenza y empezó a moverse inquieto retractándose. —¡Te lo juro! ¡Quise decir nada pero mi mente me jugó en contra y ywsjdkslqjsm

Jungwon comenzó a carcajearse por lo nervioso que se veía Riki. Su risa resonó por todo el lugar creando un estruendoso eco y sus ojos se cerraron inevitablemente. Los hoyuelos se remarcaron de más y hasta tuvo que agacharse un poco sosteniéndose la panza.

Ni-ki lo había hecho reír.
De nuevo. Justo cómo ese día.

Había hecho lo que nadie pudo en esos cinco largos años.

Sacarle una sonrisa.

Aunque no fue de la mejor manera.
Se disculpaba sinceramente con el pene de su papá.

—¿Estás mejor?— preguntó una vez Yang había dejado de reír y se limpiaba las lágrimas. Jungwon asintio quejándose un poco del dolor de estómago.

—Ah... hace mucho que no veo a tus papás.

A Ni-ki se le ocurrió una idea. —En dos horas será el recital de mi hermana. ¿Quieres venir? Mis papás también irán.

Jungwon agachó la mirada sintiéndose de pronto apenado —¿P-por qué?

Lee se encogió de hombros —Aún no la conoces.

El mayor no supo qué responder. Esta era su oportunidad para volver a empezar con Riki. Tal vez las cosas entre ellos finalmente dejen de ser incómodas después de esto.

—Está bien— Ni-ki no se esperó esa respuesta, por lo que Jungwon soltó una pequeña risa al ver su reacción —Iré.

holaaa, bueno ya está decidido que actualizaré todos los jueves esta historia. aunque bueno hoy ya es viernes pero es porque me atrasé un poco escribiendo jwjsjjds así que sí, ahora tienen motivo para esperar los jueves 😻

gracias por leer ❣️
Rin.

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