CAP 9●
¿ Cosas ilegales ? La sonrisa de Reece
Rosse Leviett
El jueves a pesar de que mi vida era un remolino de peleas, un alemán entrometido y amigos locos pasó sin incidentes.
Aunque me la pase de los nervios todo el día por si el destino me tomaba con la guardia baja pero...nada. No pasó nada, incluso cuando me topé con mi ex mejor amiga en el pasillo me crispé como un gato preparada para cualquier ataque de su parte , pero ella sólo bajo la mirada ¿avergonzada tal vez?
No hay manera de que las zorras tengan vergüenza, aterriza Ross.
(....)
Reece no se metió conmigo en todo el día , Justin estaba en su mundo soñando despierto. Sólo alcancé a decirle que tenía que llevar a cierta persona antes de que desapareciera por el pasillo a la hora del recreo , después de eso no regresó... estaba de lo más preocupada por él, pero no podía preguntar. El era del tipo de persona que no debías presionar.
En la hora del almuerzo me dediqué a responder mensajes del canal, el cual ya contaba con 100 seguidores nuevos y todos estaban muy ansiosos por una actualización , yo estaba más que emocionada con eso pero extremadamente ocupada con el colegio.
Dado el pronóstico del tiempo nos dieron salida antes ya que probablemente una gran lluvia estaba por llegar.
Llegue a casa caminando y me puse a hacer algo de cena para mi y el Grillo pero como todavía era temprano y no había señales de él guarde su porción en el microondas y subí a mi habitación.
Llené la bañera con agua y le añadí sales aromáticas, coloqué algunas velas y luego puse música relajante.
Era un escena de lo más románica sino contábamos mi basta soledad.
Quité mi ropa y me sumergí en el agua, no pude evitar gemir de placer. El ambiente se llevó toda la tensión de mis músculos incluso mi mente estaba en blanco. Entré en tal estado de relajación que cuando salí estaba mareada por el vapor. Ni siquiera me vestí por completo , solamente me puse unos pantis y me lancé a la cama , me dormí al instante.
(....)
Abrí los ojos y en mi ventana todo era oscuro , creo que me excedí con la siesta.... ¿Habrá llegado ya Reece?
Me levanté de la cama y me coloqué un pijama . Salí de la habitación y bajé a la cocina donde se encontraba Reece haciendo sabrá Dios que.
–Tu cena está en el microondas– un bostezo me interrumpió – no tenías que cocinar nada tú. Ya es muy tarde.
–¿Tarde? –Reece me miraba como si estuviese loca. Ni idea de por qué debían ser las 9 de la noche como mínimo
Mi mirada cayó en el reloj de la encimera. Los números debían estar mal ¿cómo que 7 am?
–No me digas que...
–Si...ya es de mañana – contestó poniendo frente a mi un plato con tortitas con miel – Ayer cuando llegué la casa estaba en un silencio tan sepulcral que pensé que habías muerto, pero sólo estabas ahí como bella durmiente.
–Quieres decir que... ¿ya es viernes?
–Si Ross – una sonrisa ladeada se dibujó en sus labios – ¿andar medio encuerada te enfrió el cerebro?
Mi cerebro hizo click y mi cara fue un poema.
–¡Eres un pervertido! – me levanté a la velocidad de un rato de la silla y me cubrí el cuerpo con las manos como si eso fuera a borrar lo que vió en mi cuarto – cómo es que te atreves.
–Ross , llegué a la casa y no se escuchaba ni una mosca – intentó explicar con total seriedad pero se notaba que intentaba aguantar una carcajada – No es mi culpa que se te ocurra la increíble idea de acostarte con solo un pantis..
Tomé una banana de la frutera de la isla y se la lancé sin pensar, el la esquivó.
–¿Qué tanto viste? – pregunté amenazándolo con una naranja.
–Nada , lo juro – levantó las manos y se echó a reír – estabas boca abajo Ross , pero entiende que no es mi culpa.
Bajé la naranja mirándolo con fijeza en parte tenía razón , yo ya no vivía sola y debía cambiar alguno de mis hábitos
– Y aunque no me quejo de las vistas...– sus ojos recorrieron mi cuerpo y su mirada fue seguida por un cosquilleo instantáneo – recomiendo que no duermas así en septiembre, te vas a resfriar.
– Cállate Reece , antes de que te estrangule con una habichuela.
El sonido de su risa seguía resonando en mi pecho para cuando llegue a mi habitación llevando conmigo el plato de tortitas.
No podía comer bajo la mirada pícara de esos ojos verdes y azules .
Apoyada en la puerta no pude más y empecé a reírme también yo de ello. Si bien mi vida no había ido de lo mejor estos días, la compañía de Reece no estaba mal.
Nota de editora : Bueno queridos lectores quiero agradecerles demasiado por apoyar mi recién nacida obra. Está de más decirles que es un placer para mi que a pesar de que somos inexpertas y demás nos apoyen con todo lo que tienen. Solo queda seguir embarcándonos en este viaje entre Rosse y Reece.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro