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👑Extra👑


Jared

Su mano acaricia gentilmente mi cabello mientras ambos miramos las luces de la ciudad desde el balcón de mi habitación.
Adoraba que mamá viniese todas las noches porque con ella podía finalmente ser un niño de cinco años y no un sucesor de la corona. Todas las personas me trataban como si fuese una persona adulta, o más comunmente como un objeto, pero ella no, para ella era su pequeño angelito y me trataba como tal.
Comenzó a tararear una melodía dulce y yo cerré mis ojos porque escucharla me daba paz y tranquilidad.

—No, aléjate de ese monstruo —la voz de James hizo que máma y yo nos girarámos al instante, lo miré con lágrimas en los ojos—. Él es un monstruo.

—No —no soy un monstruo, respondí e intente tomar la mano de mi madre pero ya no estaba.

De repente ya no era mi yo de cinco años. Era el Jared del presente encerrado en una habitación totalemente blanca manchas de sangre en las paredes. El sentimiento de asfixia acumulándose en mi interior, esa sensación de ir cayendo por el vacío.

—¡Jared! —gritaron a mi espalda y cuando giré, el cuerpo de mi madre yacía  en el suelo de aquella horrible habitación.

Su cabello oscuro cubierto de sangre, su piel pálida y sus hermosos ojos sin rastro de vida. Corrí y me lancé al suelo, ese dolor consumiendome por dentro, dañando cada fibra que seguía con algo de vitalidad dentro de mi.

—Es tu culpa —de nuevo James aparecía mirándome acusatoriamente—. Por tu culpa mamá está muerta, por tu culpa yo también lo estoy. Eres un asesino Jared.

—No…—dije entre lágrimas—. Yo no quería…

—Eres un asesino.

La habitación comenzó a dar vueltas mientras la voz de James llamandome asesino retumbaba una y otra vez, llevé mis manos a la cabeza para evitar escucharlo pero era imposible.

Desperté de golpe en mi habitación, el corazón me latía desbocado y tenía todo el cuerpo húmedo por la sudoración. Asaf estaba sentado en mi escritorio y me miró con pesar antes de ponerse de pie y acercarse a mi. Era la única persona con acceso a mi habitación y el que podía tomarse la libertad de tratarme como una persona más, se había ganado ese mérito.

—¿Nuevamente la pesadilla? —me pregunta acercándome un baso con agua, lo tomo de sus manos y doy un sorbo asintiendo.

Me pongo de pie sin dirigirle la palabra y camino directo a la ducha dejando que mi cuerpo haga contacto con el agua fría. Cierro mis ojos y los abro rápidamente cuando la imagen que me atormenta todos los días aparece. Después de unos minutos salgo  y Asaf tiene listo mi ropa de hoy.

—¿Café? —pregunta como todos los días y asiento, suena la pequeña campanilla para llamar al servicio y una chica entra con mi tasa de café, la pone en mi escritorio, hace una reverencia y se marcha.

—Deberían subirme el salario, soy el único que interpreta sus silencios, majestad.

No le respondo y una vez vestido me paro frente al espejo, las sombras oscuras debajo de mis ojos hoy son más notables, después de todo fueron seis veces que desperté por la misma pesadilla de todos los días. Me giro hacia Asaf quien ahora tiene la agenda con mi itinerario de hoy en su manos.

—En la mañana debe ir a la Academia, luego tenemos reunión con el ministro de economía, tiene una audiencia con la  secretaria del museo de Nardinkath para aprobar la compra de nuevos exponentes y el príncipe Kylliam ha pedido reunirse con usted lo antes posible.

Hago una mueca de sorpresa ante la mención de Kylliam, porque lo último que escuché de su boca fue que no quería volver a relacionarse conmigo.

—¿Ha dicho que desea? —hablo por primera vez esa mañana y Asaf esconde su sonrisa.

—No majestad —cierra su agenda—. A lo mejor quiere recordar viejos tiempos, fueron mejores amigos después de todos.

—Los mejores amigos no se abandonan cuando las cosas se ponen difíciles —le hago saber caminando fuera de la habitación.

—Los mejores amigos cometen errores, ambos lo hicieron.

—Somos demasiado orgullosos como para aceptar que ambos nos equivocamos.

La puerta de mi habitación se abre antes de que pueda salir y me topo de frente con mi padre que trae una expresión calmada, algo que no observaba desde hace mucho tiempo.

—¡Vaya! —exclama—. Que bueno ver tu rostro después de tanto tiempo.

Me mantengo indifirente mientras él se adentra más en mi habitación y por cortesía lo sigo para ver cual es el motivo de su repentina visita.

—Tenemos que hablar.

Lo miro con pesar porque no me gusta estar en el castillo mucho tiempo. Normalmente solo vengo aquí a dormir, aunque para lo poco que duermo debería no intentar hacerlo.

—¿Qué pasa? —le pregunto.

—Te he encontrado una esposa.

Al principio creo que no he entendido bien sus palabras y al observar que no continua me doy cuenta de que si escuche bien, y hago lo que no he hecho en muchisimo tiempo, me río.

—¿Una qué?

—Una esposa Jared, creo que hablé muy bien.

—Yo no quiero casarme Gerad. ¿Crees que estoy en condiciones de atender a una esposa?

Me señalo de pies a cabeza, porque el sabe muy bien mi situación, las citas que tengo semanalmete con el psicólogo y todo lo que tengo que hacer para poder vivir o hacer el intento de ello.

—Sé que no estas bien, hijo.

—No, no lo sabes, poque te pasas la vida haciendo las cosas por tu cuenta y no te tomas el tiempo de consultarme o saber cómo estoy —comienzo a alterarme un poco—. ¿Por qué decidiste enviar un aviso de desalojo a la casa hogar de la ciudad a mi nombre?

—¿Cómo sabes eso? —me pregunta alarmado.

—Soy el príncipe —le digo lo obvio—. Las personas de este sitio también están bajo mi mandato.

—Muy pronto serás tú el único monarca de Nardinkath, Jared.

—¿Por eso quieres casarme? Para librarte de tus responsabilidades.

—Hijo —odiaba que esa palabra saliera de su boca, porque Gerad había sido de todo menos un padre—. Creo que es tiempo de que descanse y me dedique a otras cosas.

—¿Quién es? —le pregunto y me mira perdido—. La chica Gerad, la famosa esposa que me encontraste.

Su cara se ilumina cuando pregunto por ella.

—Eva Toscano, princesa de Quirthey.

Quirthey es una isla no muy lejana a Nardinkath, llevábamos una relación coordial con sus antiguos reyes, pero por lo que escuché quedaron en la ruina y tuvieron que ceder sus derechos al trono junto con la isla a un millonario que se interesó en ella.

—Voy a investigarla —le notifico porque después de todo él es el rey.

—Está bien —concede—. Es una buena chica y muy guapa.

Ignoro sus palabras y salgo de la habitació rápidamente con Asaf siguiéndome los pasos.

—Investiga sobre esa chica, quiero saberlo todo.

—Enseguida majestad.

(...)

—Voy a Seattle —le respondo indiferente a Kylliam  mientras monto en mi auto camino al aeropuerto.

—¿Y que rayos vas a hacer en Seattle? —me pregunta—. Es importante lo que tengo que hablar contigo.

—No tengo tiempo Kylliam.

Asaf después de todo el día finalmente había encontrado toda la información de la princesa de Quirthey, se encontraba viviendo en Seattle con sus tíos y mañana viajaría a Nardinkath para ingresar a la academia. Se me había metido en la cabeza que tenía que conocerla antes de que estuviera rodeada de toda la realeza y normas de la academia, quería saber como era, porque no soportaría estar con alguien superficial y necesitaba saber si esa persona era capaz de lidiar con mi oscuridad.

—Entonces voy contigo —abre la puerta del copiloto y toma asiento.

Odio tanto su forma de ser, siempre quiere salirse con la suya.

—Bájate —le ordeno—. Esto no es uno de tus jueguitos.

—¿Crees que si estuviese jugando estaría aquí hablándote? —me pregunta serio—. Se trata de algo importante.

Asiento y decido tomarme unos segundos, después de todo el avión no puede salir sin mi.

—¿Qué pasa?

—Necesito que dejes que mi hermana se quede en tu castillo durante un tiempo —me pide mirando hacia el frente y hago lo mismo.

—¿Qué ha pasado?

—Mi madre va a inicar un proceso juducial en contra del Rey Isacc, lo más probable es que quiera eliminar las pruebas de toda la mierda que puede hundirlo.

—¿Piensas que puede hacerle daño a su propia hija?

Él gira la cabeza hacia mi y hago lo mismo, sus ojos se encuentran húmedos y no puedo evitar sentirme mal por haberlo dejado solo. Ambos nos dejamos solos.

—Me espero cualquier cosa viniendo de él.

Asiento, cuando miro al frente me sobresalto y comienzo a respirar con dificultad.

—Jared —Kylliam me llama pero su voz se siente lejana.

Mantengo mi vista pegada en la calle donde el cuerpo de mi madre se encuentra y James parado frente a ella mirándome con odio.

—No —susurro y siento como voy perdiendo el control poco a poco—. ¡Yo no la maté! —le grito y Kylliam a mi lado se sobresalta.

—Mierda, tenía que ser hoy —lo escucho maldecir y luego siento su mano girando mi rostro hacia el suyo—. Jared, respira, ahí no hay nada, es producto de tu imaginación que no se cansa de joderte la poca vida que llevas.

Intento hacer fuerza para volver mi rosto hacia el lugar donde siento la mirada de James pero el mantiene la fuerza sobre mi para evitarlo.

—Bien, no está funcionando. ¿A qué vas a Seattle hoy?

—Gerad…—intento responde tomando respiraciones profundas—. Quiere casarme.

—Pensé cualquier cosa menos eso —se ríe—. Pobre chica.

Aún con debilidad y tratando de recuperar la respiración le doy un golpe en el brazo, su agarre sigue impidiendo que me gire aunque sigo intentando hacerlo.

—¿Conoces a la chica?

—Por…eso voy a Seattle.

—Acosador

—No pienso casarme con cualquier persona —le digo con molestia y la sensación de asfixia desaparece.

—¿Es guapa?

—No la he visto —le respondo y me safo de su agarre rápidamente girándome a la carretera donde finalmente ya no hay nada, suelto un suspiro de alivio.

—Eso ha sido jodido —comenta acomodándose en el asiento.

—Con el tiempo te acostumbras.

—Pues no creo que estés acostumbrado.

Su voz me taladra la cabeza y quiero estar solo después de esto, Kylliam se mantiene intranquilo dando toques con sus dedos en la ventanilla.

—Puedes traer a tu hermana cuando quieras, ahora déjame solo.

—¿Estás loco? Nos vamos a Seattle, necesito conocer a tu futura esposa.

Lo miro enojado y conozco su actitud.

—Diga lo que diga no vas a bajarte, ¿Verdad?

Me muestra su sonrisa malévola y le digo que es un niño pequeño antes de pisar el acelerador y salir en dirección al aeropuerto, solo espero que Eva Toscano valga la pena.













...

Un poquito de esta historia desde la perspectiva de Jared.
Espero les haya gustado

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