👑 Capítulo 9 👑
—Bien, creo que aún soy joven y no padezco de sordera —dice Killiam con sarcasmo—. Ustedes no son mudas, así que respondan. ¿Acabas de decir que Korra es tu abuela?
Mi tía y yo nos miramos la una a la otra sin saber que decir o cómo reaccionar, Kylliam pertenece a los intocables, es su líder, yo solo soy una excluida haciéndose pasar por princesa, lo más probable es que en el momento en que me descubran sea una señalada y se encarguen de hacerme la vida imposible, más de lo que ya está haciendo Korra.
—¿Es que no piensan responder? —insiste.
Tomo una profunda respiración y hago lo que mejor se me ha dado siempre, huir de los problemas. Camino hasta él rápidemante y lo empujo por la espalada directo a la puerta sin tiempo a que reaccione y ejerza fuerza para no salir.
—Pero ¡¿qué haces?! —exclama mirándome mientras yo no desisto y sigo empujándolo hacia la puerta.
Mi tía nos observa con diversión mientras yo uso toda mi fuerza para empujar a Kylliam fuera de mi habitación, ya habrá tiempo para que me amenace y demás, hoy no quiero más drama.
—Lo siento Kylliam pero hoy he agotado mi cuota de problemas a resolver —le digo y mi tía ríe bajo—. Tendrás que esperar a mañana para hacer tu drama, pide cita con mi asistente, hay una larga fila.
Ni siquiera le doy tiempo a forcejear para evitar salir, me mantengo constante con mi empuje mientras el intenta darse la vuelta para detenerme, pero no lo dejo.
—Estás loca, Eva —es lo que dice y una carcajada se le escapa.
Lo miro un poco asombrada de verlo reír de esa manera, e incluso mis pensamientos son un poco raros sobre ello porque se ve bastante sexy sonriendo y hace que me ponga nerviosa, pero recuerdo que puede usar esta información en mi contra y que no es de fiar, por lo que me recupero velozmente y sigo empujándolo fuera.
—Sabes que no pienso quedarme tranquilo —me dice una vez fuera de mi habitación.
—Ya te dije, saca turno y has la fila —le respondo antes de cerrar la puerta en su cara y soltar un suspiro de alivio.
—Eso nos va a traer grandes problemas —me recuerda tía Sarah señalando hacia la puerta y sé que obviamente se refiere a Kylliam.
—Lo sé, pero creo que puedo ocuparme de él, no te preocupes.
—Te dejo descansar entonces, por lo visto no has tenido un buen día, mañana conversamos.
Asiento y ella se marcha dejándome sola, Katlin me envia un mensaje avisando que se siente un poco mal y se marcha su habitación temprano. Me doy una ducha tibia y me lanzo a la cama dispuesta a descansar, pero mi celular comienza a sonar y respondo rápidamente cuando veo el código de mi ciudad.
—¿Hola?
—¿Eva? ¿Hija?
—¿Papá? —al instante las lágrimas comienzan a salir, no sabía que lo extrañaba tanta y escuchar su voz tan déil hace que se me remueva todo—. ¿Cómo te encuentras?
—Tranquila pequeña, estoy bien —comienza a toser y juro que el corazón se me hace añicos—. Tú solo cuídate y no hagas lo que te pida Korra por favor, no caigas en sus amenazas.
—Papá, ¿estás con las crisis de asma?
—Sí, pero estoy bien, tu madre me trajo algunas medicinas hoy.
—Pero no las que necesitas, no me mientas, tus medicinas son caras y no tenemos dinero para comprarlas.
—Eva que voy a estar bien —me recalca y escucho su voz temblar, está mintiéndome, nada está bien en él—. No quiero que cargues un peso que no te corresponde, tengo que colgar, solo me permiten hablar dos minutos.
—Te sacaré de ahí, lo prometo —le digo y luego escucho el sonido avisando que la llamada terminó.
Me hago un ovillo en la cama y me permito llorar toda la noche, sacar la furia, la ira y el dolor. la situación cada vez era más insportable y peso sobre mis espaldas no dejaba de atormentarme. Mañana será otro día y debo seguir siendo fuerte, no por mí, por ellos.
El día comienza bien movido con clases de economía —si aquí también me da sueño en las clases pero luego recuerdo la llamada de papá y desaparece totalmente—, después etiqueta donde el profesor Solomón nos esclaviza repitiendo una y otra vez el nombre de cada cubierto, plato o copa en la mesa y donde me regaña cada vez que ruedo los ojos "porque es de mala educación y no digno de una señorita de la realeza", a lo que yo hago caso omiso y vuelvo a rodarlos.
Finalmente llega la hora de almuerzo, me siento agotada y frustrada porque sigo odiando cada parte de este lugar, lo único que hace que me sienta bien son las locuras de mis nuevos amigos. Adele, Dalton y yo estamos esperando en una de las mesas a que traigan nuestro almuerzo, Dalton nos cuenta que le gusta un chico de otro salón, que lo ha visto quedársele mirando muchas veces, pero no quiere ilusionarse porque siempre termina con el corazón roto.
—Seguro le gustas —le afirma Adele—. Si no fueras gay y yo no tuviese novio, estaría coladita por ti.
—Gracias —le dice él con aires de superioridad—. Por supuesto que soy un bombón asesino.
Los tres reímos a carcajadas. El comedor está bastante lleno y todos conversan en las mesas cordialmente, sin ningún tipo de alboroto, si fuese en mi universidad esto sería un épico paraíso de risas y personas saludándose, un buen almuerzo con hamburguesas y gaseosas, extraño mucho mi vida, a mis no amigos, a Liv. Tener la vida de una pesona normal, sin reglas es algo que necsito más que respirar, poder salir sin miedo a ser descubierta y sobre todo saber que cuando llegue a casa mis padres van a estar ahí, esperándome para regañarme por haber llegado tarde.
Me pongo en alerta cuando todo se queda en silencio y miro hacia la entrada, Kylliam, Edgar, Thomas, Gretchen y su amiga, junto a una chica y otro chico que jamás he visto vienen entrando y caminando como si estuviesen en una alfombra roja.
—Bien, se acaba de poner fea la hora de almuerzo —susurra Adele por lo bajo.
—¿Qué no estaban almorzando en el jardín? —pregunta Dalton.
—Por lo visto vienen a hacernos sufrir un poco, era raro, llevaban días tranquilos —le responde ella y yo me mantengo en silencio mirándolos y rezando porque Kylliam no me vea.
Pero ¡sorpresa!, mi suerte nunca ha sido tan buena, así que Kylliam posa sus ojos verdes sobre mí y una sonrisa malévola se dibuja en su rostro y veo como comienza a caminar más rápido que los demás dispuesto a acercarse a nuestra mesa.
Bien Eva, hora de poner en marcha nuestro plan.
¿En serio vas a salir corriendo?
No me queda más remedio. Me pongo de pie de inmediato y salgo por la puerta de la esquina por donde una vez entró su alteza zombie y huyo lo más rápido posible de Kylliam, miro hacia atrás esperanzada, pero el señor sonrisas me sigue divertido.
¡Lo odio!
¿Por qué insiste en hacerme la vida más complicada?
¿Acaso no tiene alguien más a quien molestar?
El jardín y los rayos del sol me reciben entusiastas y decido que no me queda más remedio que comenzar a correr de veritas, así que piernas para que las quiero.
—¡Eva! —escucho el grito de Kylliam pero no me detengo—. De alguna manera vas a tener que enfrentarme, no puedes huir toda la vida.
—¡Claro que si puedo! —le grito mientras me alejo con una sonrisa por haber triunfado, pero de repente mi cuerpo impacta con otro y termino en el césped.
—¡Lo siento mucho! —esa voz la conozco—. ¿Te encuentras bien?
Levanto mi cabeza y los ojos grises de James me miran con amabilidad.
—¡Eva! —exclama—. Qué bueno verte.
Claro sobre todo después de que ayer me mandaras olímpicamente a largarme, me ayuda a levantarme y me sacudo el trasero, pienso en los que me diría el profesor Solomón y no puedo evitar reírme.
—¿De qué te ríes? —me pregunta James sonriendo.
—Cosas mías —le respondo y asiente—. ¿Qué haces aquí? Hasta donde sé está prohibida la entrada de personas ajenas a la escuela.
Sé queda en silencio unos segundos mirándome fijo y eso me pone nerviosa, muy nerviosa.
—La jefa de la casa hogar pidió una audiencia con el príncipe, vine a acompañarla, ya me marcho.
—¿Qué tal fue todo? —le pregunto y por la cara que pone me imagino que nada bien.
—No quiso hacer nada —dice con rabia—. Dice que no está en sus manos.
—Es el príncipe —digo con sarcasmo—¿Cómo no va a estar en sus manos?
—Nada es lo que parece, Eva —me responde—. Ya tengo que marcharme, quiero pedirte algo.
Mi corazón comienza a latir un más acelerado, porque la intensidad en sus ojos al decirme eso causa estragos en mí.
—¿Si? —le pregunto.
—¿Te gustaría que saliéramos esta noche? —me toma de la mano y creo que me voy a desmayar—. Bueno, si puedes salir de la escuela.
Me quedo callada porque las palabras no me salen y mucho menos cuando me encuentro totalmente hipnotizada por su mirada. sus ojos grises tiene esa dulzura que logra hacer que mi corazón se derrita.
—Está bien —respondo finalmente y me sonríe, maldita sonrisa roba suspiros.
—Te espero en el bar al que fuimos.
Se marcha y me quedo parada allí unos segundos asimilando todo. Finalmente entro por la parte trasera al castillo, decido que hoy no almorzaré y camino hacia mi habitación. Por el camino me encuentro a un grupo de guardaespaldas caminando hacia mí y en medio de ellos, el príncipe Jared, como siempre con su capucha puesta y la cabeza baja ocultando su rostro. Me dispongo a pasar por su lado, como siempre, olvidando su existencia, pero las palabras de James se repiten en mi mente.
Dice que no está en sus manos.
Para cuando reacciono ya ha pasado por mi lado, así que giro sobre mis talones y camino rápido acercándome a él.
—¡Alteza! —lo llamo, pero todo me ignoran—. ¡Príncipe Jared!
Camino un poco más rápido y los alcanzo, pero cuando voy a acercarme a él, uno de sus guardaespaldas me impide el paso y me agarra por el brazo.
—¡Alteza! —vuelvo a llamarlo—. Necesito hablar con usted, soy Eva Toscano.
Al instante en que mi nombre abandona mis labios, él se detiene y camina hacia mí, creo que veo a cámara lenta como se acerca y le hace una seña al guardaespaldas para que me suelte, quien lo hace inmediatamente.
—¿Qué quieres? —me pregunta, su vos es ronca.
—Yo... —comienzo a titubear—. ¿Por qué no puede ayudar a los niños de la casa hogar?
—Ya le dije a tu amigo que no estaba en mis manos.
Abro mi boca asombrada.
¿Cómo sabe que James es mi amigo?
—Usted es el príncipe, se supone que si está en sus manos.
Se queda en silencio y veo como aprieta los puños, bien hecho Eva has hecho enojar a tu futuro esposo.
—Yo no ordené cerrarla —me dice girándose y comenzando a alejarse—. Fue mi padre.
Me quedo en medio del pasillo, descolocada porque Korra quería casarme con un desconocido, no solo para mí, no creo que nadie en el reino conozca algo del príncipe Jared, es un total misterio. Entonces como siempre mi cabeza comienza a pensar.
¿Cómo podría vivir pensando que asesinó a su madre?
He estado juzgándolo por su forma de ser, sin pensar que tiene motivos para ser así, pero lo que más me preocupaba era cuando llegara el momento.
¿Cómo podría mirarlo a la cara y ocultarle que su hermano mayor está vivo y que el verdadero asesino de su madre es su padre?
(...)
—¿Entonces por qué estamos aquí? —pregunta Dalton por quinta vez.
Adele y yo nos miramos y rodamos los ojos riendo porque nuestro amigo tiene la capacidad de agotar con la paciencia de las personas rápidamente.
—Un amigo me citó —le respondo y pone una sonrisa juguetona.
—¡Oh! ¿Así que un amigo? —pregunta y me choca el hombro coquetamente.
—¿Estás saliendo con alguien? —sueltan él y Ade al mismo tiempo y no puedo evitar reír.
—¿No escucharon la palabra "amigo"?
—Bueno, si tú lo dices —comenta Adele adelantándose y entrando al bar.
Después de ella seguimos Dalton y yo. Me quedo un poco perdida cuando miro a mi alrededor y veo el cambio tan notable del lugar, la decoración es diferente, las luces, está totalmente repleto de personas y la música retumba fuerte. Tiene el aspecto de un bar VIP para personas importante como aquel que visité con Kylliam y sus secuases, mientras aquella tarde que James me trajo parecía un sitio más tranquil para platicar y escuchar música suave.
—¿Quieren algo de tomar? —Adele y yo asentimos y Dalton se marcha hacia la barra.
Miro hacia allí y no veo a la chica que conocí junto a James, sino a un chico que parece muy concentrado en una de las chicas que está sentada en la barra. Adele me agarra de la mano y caminamos hasta una mesa vacía cercana a la tarima y nos sentamos. Al cabo de unos minutos Dal llega con nuestras bebidas y ellos comienzan una plática sobre la escuela mientras yo mantengo mi mirada en la entrada del bar esperando a que un chico de ojos grises haga su aparición.
—¿Que crees Eva? —me pregunta Adele y yo la miro perdida.
—Ya andas nuevamente por Evalandia —se burla Dal—. ¿Qué crees de lo que andan hablando en los pasillos sobre Kylliam?
Eso roba totalmente mi atención.
—¿Qué pasa con Kylliam?
—Según dicen su padre está bajo investigación y su puesto como rey peligra —me informa Adele—. La reina puso una denuncia en su contra por maltrato físico, hay un juicio próximamente y Kylliam debe ir a testificar.
Me siento un poco mal porque no sabía nada de esto. Kylliam debe estar pasando por un momento muy difícil.
—Eso no es lo peor —continua Dalton—. Está entre la espada y la pared, su madre o su padre, si su padre es condenado, debe abandonar la escuela y cumplir con su deber a la corona.
—¿Se convertiría en rey? —pregunto y ambos asienten.
De repente la música se detiene y todos comienzan a aplaudir. Los tres miramos hacia la puerta por donde James junto a cuatro chicos entran y saludan, chocan las palmas con los hombre y saludan a las mujeres. Parecen héroes que acaban de llegar triunfantes de la guerra. La mirada de James conecta con la mía y ahí está esa hermosa sonrisa que hace que me derrita.
—¿Ese no es el chico del que huimos el otro día? —me pregunta Dal y le hago una seña para que se calle.
James camina junto a dos de los chicos hacia nosotros, sin dejar de mirarme, pero esta vez no me mira como la hecho siempre, su mirada es más intensa y siento que mi corazón se va a salir de pecho, las manos me sudan.
—Buenas noches —saluda cuando llega a nosotros.
—Hola —saludan Ade y Dalton.
—Me alegra que vinieras —me sonríe—. Ellos son Igor y Theo, unos amigos.
Los chicos saludan amables y se sientan junto a mis amigos. Dalton no tarda en sacarles tema de conversación y Adele se une a ellos. James se mantiene mirándome en silencio y me siento muy, muy, demasiado nerviosa.
—¿Tengo algo pintado en mi cara? —le pregunto intentando ocultar mi nerviosismo.
—¿Me acompañas? —me pregunta brindándome su mano y le sigo.
Subimos unas escaleras hasta el segundo piso del bar donde hay menos personas y la música no se escucha tan alto. Me lleva hasta una mesa alejada de las demás y nos sentamos.
—¿Cómo has estado? —me pregunta.
—Como he podido —le respondo, "mal" quisiera poder decirle.
—Yo hoy he tenido un buen día —se ríe negando con su cabeza para luego mirarme, sus ojos brillan con algo diferente.
¿Pueden recogerme? Creo que me he desmayado.
—Me alegra —le digo tragando en seco porque esta causando todo un desastre en mi—. ¿Cómo va todo con la casa hogar?
Se queda en silencio mirándome por unos segundos, algo que por lo visto es costumbre.
—Una vez más me di cuenta que nada es lo que parece Eva —me dice de la nada—. A veces la vida te sorprende.
Me toma la mano y abro mis ojos asustada.
—Hay algo que tengo que decirte, porque creo que mereces saberlo.
Me va a dar un ataque cardiaco, James me mira fijamente mientras yo solo puedo concentrarme en nuestras manos juntas, en sus ojos y en esa sonrisa que esta sacudiendo mi mundo.
—Necesito que me escuches con atención —me pide y asiento.
Pero por un microsegundo mi mirada se va hacia la escalera por la que subimos y unos ojos verdes llenos de furia chocan con los míos y siento que el mundo va a arder por la fiereza de su mirada. Kylliam camina como todo un león dispuesto a devorar a su presa hacia nosotros y solo se me ocurre algo para evitar que llegue a nosotros.
Espero no arrepentirme de esto, aunque dudo que lo haga.
Tomo el rostro de James en mis manos que me mira entre sorprendido y atontado, sin pensarlo dos veces uno sus labios a los míos. Al principio solo es un presión de labios, pero si ya metí la pata, vamos a hacer que merezca la pena. Profundizo más el beso y el abre su boca dejándome paso. Sus manos van a mi cintura mientras nuestras bocas se devoran la una a la otra como si se conociecen de toda una vida.
Me separo porque necesito tomar aire y caigo en cuenta de lo que acabo de hacer. James mantiene su mirada gris en mi, hago un intento fallido para descifrar esa mirada y cuando voy a pedirle disculpas él toma mi rostro con sus manos y se apodera de mis labios dejándome totalmente atontada.
No tenía ni idea de lo que acababa de hacer o a dónde me llevaría esto, pero los labios de James podían convertirse en mi adicción.
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