👑 Capítulo 6👑
Al despertar esta mañana vine directo a la ducha dispuesta a tomar un baño relajante, Katlin aún no había llegado, algo que me parece raro porque es muy puntual. El agua caliente me reconforta un poco y mi cabeza logra obtener un poco de paz, después de darle vueltas varias veces al asunto me di cuenta que irremediablemente mi familia y yo estámos en manos de Korra, que debo cumplir con lo que me pide por el bien de ellos, no puedo dejar que mis padres pasen por todo esto, así que he decido tener una plática formal con ella y aclarar que es lo que planea con todo esto y que espera que haga yo.
Salgo de la ducha tranquila, pero me detengo abruptamente cuando entro en la habitación y veo a la tía Sarah acompañada de dos mujeres más.
—¡Hola sobrina! —me saluda con una sonrisa. Todas llevan trajes elgantes y las otras dos mujeres traen unas carpetas colgando de sus brazos.
—¿A qué se debe esta visita? —pregunto a la defensiva, después de todo ella sabe la situación de mis padres y no me contó, puede estar encompinchada con Korra, siento que no puedo confiar en nadie mientras esté aquí.
—Primero que todo —se acerca a mi y por instinto me alejo—. Quiero aclararte que no tenía ni idea de los planes de Korra con tus padres, no sé qué pretende con todo esto y por supuesto que no estoy de su lado, solo quiero ayudarte, Eva.
—Lo siento, pero no puedo confiar en ti —le soy sincera y su mirada se entristece—. Después de todo es tu madre y has vivido todo este tiempo con ella.
Las dos mujeres se mantienen en silencio y recién me percato de que han estado escuchando todo, tía Sarah se da cuenta y me tranquiliza.
—Ellas son de mi total confianza.
Asiento y camino hasta la cama donde agarro mi celular para ver si tengo algún mensaje de mi madre, pero nada, lo regreso a la cama y pongo toda mi atención en las tres mujeres que me observan.
—¿Entonces por qué están aquí?
—Hoy es día de recepción, señorita Eva —me responde una de ellas con una cálida sonrisa.
Yo la miro totalmente perdida porque no tengo ni idea de que es eso de recepción y las tres sueltan risas. ojalá pudiera reír pero mi cabeza solo me manda flashes de todo lo que escuché ayer.
—Katlin tenía razón sobre ella —comenta la segunda acercándose—. La recepción es el día de visitas, hoy los padres de los estudiantes vienen a verlos, estamos aquí para alistarte y ponerte hermosa para cuando lleguen tus padres.
—Mis padres no van a venir —digo y algo dentro de mi se encoge—. Esto es horrible.
Llevo mis manos al rostro, mientras trato de reprimir las lágrimas y no decaerme, ellos me necesitan fuerte, más que nunca.
—Korra dijo que tenías que estar lista —aclara mi tía—. Si no viene nadie a verte los demás sospecharán de ti, de tu jerarquía, me imagino que tiene un plan para que eso no pase.
Suelto un bufido de frustración y comienzo a caminar de un lado a otro nerviosa. Ahora tengo que actuar con dos extraños que dicen ser mis padres y sonreír como una familia feliz.
—¡¿Qué le hicimos nosotros a Korra para que haga todo esto?! —grito y me permito llorar porque siento que no podré con todo esto.
Tía Sarah me mira con pesar y camina hacia mi envolviéndome en un abrazo.
—No lo sé, Eva. Ojalá pudiera evitar todo esto, pero yo también estoy en sus manos, no puedo llevarle a contraria, no solo por tu padre, sino también por mi hijo.
Me separo de ella y la miro asombrada y confundida.
—¿También te está haciendo daño? —ella asiente y tomo su mano.
—Siento mucho haber pensado mal de ti —me diculpo.
—Te entiendo, yo hubiese hecho lo mismo. Eres valiente Eva, estoy segura de que podrás enfrentarte a todo esto y saldrás totalmente ilesa junto a tu padre.
Le doy una sonrisa y en verdad espero que sus palabras se cumplan, de ser posible en poco tiempo.
—Ahora vamos a prepararte.
Una hora y media más tarde me encuentro bajando los escalones hacia la entrada de la escuela donde se efectuará el recibimiento de los padres. Mi tía y sus amigas hicieron magia conmigo, las ojeras por las pesadillas habían desaparecido y lucía un hermoso maquillaje con colores suaves, arreglaron mi cabello que se veía lacio y sedoso gracias a la plancha y después de discutir varias veces dejé que me pusieran un vestido azul, no un vestido de los normales, uno con aros y corsé súper incomodo que me dificultaba respirar, pero que hacía que fácilmente pareciera una de estas princesas.
Cuando llego a la salida ya todos estan aquí. Hay una alfombra desde la puerta hasta unos metros adelante donde me imagino se detendrán los coches para que los padres entren. Nosotros estamos agrupados en dos filas a cada lado de la alfombra, los de primer año justo al frente y detrás segundo, seguido de tercero. Me ubico entre Dalton y Adele, ambos me sonríen, pienso en hablarles pero Dalton me hace una seña para que guarde silencio, lo que me deja una clara enseñanza: en el recibimiento no se habla. Todos se mantienen mirando hacia el final de la alfombra donde Korra y Celine se encuentran, me dan ganas de salir corriendo hacia mi abuela y estrangularla, pero luego recuerdo que no soy una asesina y se me pasan.
—Buenos días majestades —saluda Maléfica y ruedo lo ojos, Adele me ve y ríe—. Primera recepción de este curso, los veteranos saben cómo funciona. Para los nuevos, Celine dará una breve explicación.
—Cada padre llegará hasta la alfombra, caminará por ella y encontrará a su hijo, luego juntos pueden ir a cualquier sitio de la escuela, excepto la parte trasera, ya saben que es prohibida. La recepción durará hasta la noche, donde tendremos la cena familiar para finalizar con ella —termina de leer y nos sonríe, algo en ella me da paz.
—Les recuerdo que no deben hablar mientras esperan por sus padres —agrega Korra—. Y como siempre irán llegando por años, ahora sí, comencemos.
Ella se aparta de la entrada y acto seguido llega un auto. El chico que ayudé en la cafetería sale de no sé dónde y se acerca a abrir la puerta de donde sale una hermosa mujer, digo reina, debe ser reina porque lleva corona, camina por toda la fila y se detiene delante de Dilary, se saludan con un beso en la mejilla, ambas sonríen y continúan juntas el camino hasta entrar a la escuela.
Entonces caigo en cuenta, que no tengo ni la mínima idea de quién va a venir a verme y comienzo a ponerme nerviosa. Otro auto se detiene, esta vez sale un hombre, con el cabello totalmente cubierto por canas, lleva barba y bigote, su mirada es fría y un tanto intimidante, camina con la cabeza erguida. Comienzo a rezar para que no se detenga frente a mí, no lo hace, se detiene frente a Kylliam, pero no lo mira, no lo saluda, ni siquiera le sonríe, espera unos segundos y luego continúa caminando siendo seguido por Kylliam que lleva la misma mirada fría en sus ojos.
Tres coches más llegan, la madre y el padre de Adele que la abrazan y la llenan de besos, el hermano de Dalton —me susurró que era huérfano antes de marcharse al ver mi cara de confusión por la edad y juventud de la persona que vino a verlo y me sentí mal por él—, también la madre de Edgar, el compinche de Kylliam.
El siguiente auto se tarda varios minutos en llegar y eso hace que mi corazón lata algo más de prisa, niego la posibilidad de que sea alguien para visitarme cuando veo una limosina negra estacionarse y luego bajar tres guardias de seguridad que le prohíben al chico abrir la puerta, uno de ellos lo hace y siento que todo pasa en cámara lenta. Lo primero que observo son unos zapatos elegantes de hombre, unos pantalones negros de tela fina y cuando miro su mano, suelto todo el aire que estaba conteniendo sin darme cuenta, allí estaba ese anillo que había confeccionado a los catorce años cuando él mismo me enseñaba a trabajar con el acero. Ni siquiera lo pensé, me importó poco el vestido, los zapatos o hacer el ridículo delante de todos, corrí hasta él y me lancé a sus brazos como una niña pequeña, sentí finalmente esa protección que había estado necesitando todo este tiempo.
—Ya estoy aquí princesa —me dijo apretándome en sus brazos.
Finalmente volví a ver a mi tío Alessandro.
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