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👑 Capítulo 5👑

Respiro profundamente, seco mis lágrimas y camino acercándome a ambos. Korra sigue con la sonrisa en su rostro y me dan ganas de lanzarle el agua del vaso que descansa en su escritorio. La situación es tensa entre los tres, ambos me observan esperando alguna reacción, pero todo esto me tiene en una estado de shock. Me odio por haber venido aquí, haber escuchado, ahora todo se complica aún más.

-No tienes suerte, querida nieta -dice mi abuela riendo.

Gerad ni siquiera me mira a los ojos, permanece con la cabeza baja. Es increíble cómo puede siquiera respirar con todo el mal que ha causado.

-Puedes ahorrarte las amenazas, porque sé muy bien lo que vas a decir -ella asiente satisfecha y se acerca hasta mi.

-Ni una sola palabra Evageline o tu padre no volverá a ver la luz del sol -suelta su lengua venenosa y le regalo una mirada de desprecio.

La odio con todas mis fuerzas, creí que jamás podía odiar a alguien, pero mi abuela todos los días que permanezco a su lado me demuestra lo contrario. Todo es un desastre, no tengo ni la más mínima esperanza de salir ilesa de todo esto, Korra me tiene en sus manos y debo obedecerla si quiero ayudar a mi padre. La opresión en mi pecho no hace más que aumentar y me trago las lágrimas que amenazan con salir.

-Que tengan buena noche -les digo dispuesta a marcharme-. Si sus conciencias se lo permiten.

Eso va más para Gerad, quien parece se está destruyendo a si mismo con el peso de la culpa que carga. Pero nada de eso le impide seguir causando más daño. Él levanta la mirada y me observa apenado, pero lo ignoro y salgo de la oficina con todo el ánimo de abandonar de las paredes del palacio y refrescar la mente en la ciudad de Nardinkath, aunque solo sea por un rato. Pero cuando voy a mitad del pasillo recuerdo que Adele ya se ha marchado y con ella mis esperanzas de cambiar el chip. Derrotada comienzo a subir las escaleras que llevan a las habitaciones.

-¡Hola Eva! -Dilary, la presidenta de la clase me saluda y ambas nos detenemos-. ¿No vas a salir?

La miro en detalle, lleva un vestido a unos centímetros por encima de la rodilla de color negro, tacones rojos -no tengo idea de cómo camina con esos-, su cabello recogido en una coleta y una sonrisa despampanante iluminando su rostro.

-Emm... no, Adele se marchó.

Ella me da una mirada de pies a cabeza un poco confundida. Sé que no voy muy bien vestida, mis ojos deben estar un poco rojos por la rabia, pero me da igual lo que piensen los demás.

-Puedes cambiarte y venir con nosotros -sonríe, en serio Dilary me podía enviar un poco de su felicidad hoy, me vendría bien.

Me detengo unos segundos a analizar si sería buena idea. Podría ir con ella y buscar a Adele luego, así que acepto su invitación, pero me niego a cambiarme, deben ir adaptándose a verme en estas pintas, eso de vestidos y tacones no va conmigo. Juntas caminamos hacia la salida, le pido que me haga un préstamo para pagarle a los guardias y que me dejen salir, ya luego se lo pediré a Maléfica -nuevo apodo que utilizaré para referirme a Korra-y le devolveré todo.

Me confudo cuando Dilary me lleva por un camino diferente al que me llevó Dalton y ella me comenta que este es top secret de los intocables -por lo visto no se ha enterado de mi altercado con Kylliam-, le sonrío con nerviosismo y continuamos caminando. Luego de unos segundos finalmente llegamos a la calle donde una limusina nos espera y me detengo abruptamente, ella hace lo mismo y se gira hacia mi.

-¿Pasa algo? -me mira confundida.

-¿Nos vamos en eso? -le pregunto señalando el auto y ella se comienza a reír por mi reacción, claro, no sabe que en mi vida he visto una de esas.

-¿No hay de estas en tu isla?

-Eh... si claro -actúo casual restándole importancia y hago un gesto con mi mano para darle más simpleza-. Pff, limusinas, si, miles, que diga, cientos...si un montón de ellas.

Ella suelta una risita y sigue caminando. Llegamos al auto y automáticamente se abre, muy bien Eva, que no se note que estás emocionada. Dilary entra y sigo detrás suyo, pero toda la emoción se borra automáticamente de mi rostro cuando observo las personas que están dentro de la limosina: Dos chicas a las que no conozco, junto a Kylliam y sus fieles seguidores.

-¡Pero mira lo que trajo la marea! -exclama Don Dueño del mundo y ruedo los ojos.

-Me trajo Dilary -le digo y me siento.

No voy a dejar que también Kylliam me arruine la noche, para atrás ni para tomar impulso.

-Ya veo que sigues de mal humor.

-Es que me sale solo, cada vez que te veo -le doy una sonrisa llena de falsedad.

Todos los demás se mantienen en silencio mirándonos, hasta que una chica se acerca a mi.

-Hola, soy Gretchen, Eva ¿no? -me ofrece su mano y se la estrecho asintiendo-. Bienvenida.

Luego se aleja y le dice algo al oído a la otra chica que la acompaña. La limusina se pone en marcha y yo permanezco en mi lugar en silencio. Pero siento la mirada de Kylliam todo el tiempo encima de mí, por supuesto, lo ignoro olímpicamente. En serio cuando lo conocí en el avión tenía una opinión totalmente distinta de él.

Media hora más tarde, el auto se detiene, el chofer abre la puerta y todos bajamos. Miro a mi alrededor totalmente perdida, esta es un área diferente a la que había ido con los chicos. Hay varios locales, que lo por lo que observo son privados y con guardias de seguridad en cada entrada, el ambiente es más rollo millonarios.

-¿Perdida pequeña Eva? -me pregunta Kylliam y vuelvo a rodar los ojos. Es que no tiene a quien molestar.

Todos comienzan a entrar al local frente al cual ha parqueado el auto, no tengo más remedio que hacer lo mismo, porque no sé cómo llegar a donde está Adele. Pero cuando voy a entrar, el guardia de seguridad me detiene con una expresión seria.

-Usted no es cliente de Royal -su voz ronca me da algo de miedo.

Kylliam que está a punto de entrar se gira hacia nosotros y se acerca sonriente.

-Viene conmigo K -le dice al guardia, quien se aparta al instante dejándome pasar.

Sigo mi camino pasando de largo frente a Kylliam que sonríe divertido, pero ni en mil años le voy a agradecer, estoy alerta todo el tiempo, esperando su venganza. Dentro, la música suena a todo volumen, hay varias personas en la pista bailando, mesas en las esquinas de la planta baja y una barra gigantesca con tres barmans. Hay una escalera que seguro llevaba al piso de arriba por la que suben Kylliam y los demás, yo decido permanecer lejos de ellos e ir directo a la barra.

-¿Algo de tomar? -me pregunta el barman que más cerca quedaba a mi silla y niego, lo que menos deseo es armar un desastre estando borracha.

La fiesta está en su punto más animado, y yo sigo en la barra mirando todo al alrededor, a cada ratos el barman se acerca a preguntarme si deseo beber algo y continuo respondiendo que no, seguro pronto me pedirá que me vaya de aquí. Mientras me río de los pasos de baile de un chico, alguien toca mi hombro y casi me caigo de la silla cuando observo al chico a mi lado.

-Hola -me saluda y abro mi boca sin saber que decir-. Por favor esta vez no salgas corriendo.

Sus ojos grises me miran divertidos, tengo que reír algo apenada. Esta vez no tenía a donde escapar de él y tampoco ánimos para hacerlo. El chico de ojos grises cuyo nombre no recuerdo, aunque tampoco sé si en algun momento llegué a saberlo, me mira con amabilidad.

-Tranquilo, ya llevo demasiada adrenalina por hoy.

Por lo visto estaba esperando que lo mandara a la conchinchina, porque me mira sorprendido y se sienta en la silla que está a mi lado.

-Entonces, Eva -niega con la cabeza riendo, su sonrisa es algo angelical, por dios-. Creí que jamás volvería a verte después de esa noche.

-Emm... yo hubiese querido que así fuese -le digo apenada-. Lamento mucho si yo...fui algo pesada estando borracha, no recuerdo nada de lo que pasó.

Eso parece sorprenderlo un poco.

-¿No recuerdas nada?

-¿Hice muchos desastres?

Él suelta una carcajada que me hace babear mentalmente, me observa y siento que no puedo despegar mis ojos de los suyos.

-Solo te quejaste de tu vida. -siento que pasaron más cosas importantes y asiento con nerviosismo desviando la mirada hacia la pista-. ¿Estás viviendo aquí?

-Espero que sea por un corto tiempo. ¿Y tú? ¿Eres de aquí? -levanto un poco la voz para que me escuche sobre la música.

-Si, nací aquí.

-¿Y qué hacías en mi ciudad?

-Asuntos familiares -responde incómodo y sé que no debo preguntar más.

Nos quedamos a callados, ambos mirando a las personas bailar.

-¿La estás pasando bien, Eva? -Kylliam aparece a mi lado con una botella de cerveza.

-Hasta hace un segundo que llegaste, muy bien -el ríe negando, luego mira hacia el chico que está a mi lado y su sonrisa se borra automáticamente.

Llevo mi mirada al chico que me llevó a casa aquella noche y también está serio, definitivamente no son amigos.

-¿Cómo entraste aquí? -le pregunta Kylliam.

-Por la puerta -le responde él encogiéndose de hombros y Kylliam tensa la mandíbula-. Sabes que K hace cualquier cosa por unos billetes.

-¿Lo conoces? -me pregunta a mi.

-Eso no es tu asunto -le responde el chico.

-Ella vino conmigo -le dice Kylliam y estira su brazo sobre mis hombros provocando que me sobresalte y me aleje de él.

-No entiendo que pasa entres ustedes, pero esta no es la noche para enfadarme -les digo y me dispongo a marcharme pero el chico desconocido me toma del brazo.

-¿Vienes con él? -me pregunta, sus ojos me suplican que diga que no, miro hacia Kylliam y veo su rostro lleno de furia.

¿Es qué solo sé meterme en problemas?

-Él me trajo -respondo con la verdad.

-Por supuesto que ahora te marcharás, ¿no? -le pregunta Kylliam divertido.

-Sé que volveremos a vernos-me dice el chico con una sonrisa.

-¿Te vas? -insiste Kylliam.

Él lo mira sonriendo, yo sigo algo perdida en todo esto. ¿De dónde se conocen?

-¿Qué pasa si digo que, no? -cuestiona.

-Pues nos marchamos nosotros -responde Kylliam.

Y en segundos siento mi mundo dar vueltas, porque el muy imbécil me carga como un saco de papas. Veo al revés como pasamos entre las personas que nos miran como si fuésemos locos, me remuevo y pataaleo intentando que me suelte pero es imposible. Me saca del local hasta estar frente a la limusina donde me deja nuevamente en el suelo. Me tambaleo un poco acostumbrándome.

-¡Pero te has vuelto loco! -le grito enojada.

Él me ignora totalmente.

-Louis, llévala al castillo ¡Ya! -le ordena al chofer y abre la puerta.

-¡No pienso irme! -le vuelvo a gritar-. ¡Pero tú quien te crees!

-Yo te traje y puedo decidir cuando te vas -me agarra por el brazo y me empuja dentro de la limusina cerrando la puerta detrás de mi.

-¡Imbécil! -le grito a través del cristal mientras me alejo.

Y el regreso al castillo se me hace eterno porque mi cabeza divaga entre mis padres, las amenazas de Korra, el imbécil de Kylliam y el chico de ojos grises.

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