👑 Capítulo 4👑
El nuevo día en Nardinkath me recibe con una clase a primera hora de etiqueta, Katlin tiene todo listo cuando la alarma de mi celular suena y pese a que me estoy muriendo del sueño me levanto sin protestar y me alisto rápidamente. La escuela está movida desde temprano, todos caminan a sus aulas con libros en las manos, cada cual en su mundo sin fijarse en lo que hacen o dejen de hacer los demás. Camino apresurada hasta el aula seis dónde me toca esta clase, pero me detengo al toparme con mi hermana pequeña que camina riendo junto a un grupo de chicas, supongo sean sus nuevas amigas.
—Eva —me saluda seca y le doy un asentimiento algo dudoso.
¿Ahora qué le pasará? Una de sus amigas le susurra algo al oído y ella me mira fijamente, luego me agarra del brazo y nos aleja.
—No puedes saludarme en los pasillos —me dice y no puedo evitar soltar una carcajada.
Vaya, podía imaginar cualquier cosa de ella, pero no esto.
—¿Ahora te avergüenzas de tu propia hermana? —ruedo los ojos, siempre consigue sorprenderme aún más.
—Eres una posible señalada —susurra y la miro perdida, pero luego recuerdo todo el asunto de las jerarquías aquí—. Te metiste con Kylliam Wesh, Eva, estás frita.
Porque todos en esta escuela le tienen tanto miedo a ese chico. ¿Acaso ha matado a alguien?
—Perfecto Angie —le digo y me mira apenada—. De todos modos, no es que entre nosotras exista mucha comunicación.
Baja la cabeza apenada, pero ya es demasiado tarde para arrepentirse. Es mi hermana y se supone que debe ser la primera en apoyarme y no largarse cuando las cosas se ponen difíciles.
—Yo... Lo siento Ev.
—No lo sientas —le digo antes de seguir mi camino—. Si me necesitas ya sabes dónde encontrarme.
Vuelvo a retomar mi camino, menuda forma de empezar este día. Cuando llego al salón solo hay tres personas: la chica que es presidenta de la clase: Dilary, el otro chico príncipe de una isla y uno de los amigos de Kylliam. Me siento en la fila del final, al lado de la ventana y reviso mi celular en lo que llegan los demás. Después de varios minutos ya estamos casi todos y Dalton entra con una sonrisa plasmada en el rostro y camina directo a mi.
—Buenos días, Eva de mi corazón —se sienta a mi lado y corre la silla para acercarse.
—¿Cómo puedes sonreír siempre? —ojalá pudiera hacer eso.
—Todo se trata de actitud —me guiña un ojo—. La vida es muy corta para desperdiciarla con la tristeza. Y bueno... ¿Cuándo me vas a contar?
Lo miro confundida, Adele también llega al aula y se acerca a nosotros.
—¿Contar qué? —le pregunto.
—¿Quién era el chico guapetón de ayer? —me pregunta.
—¡Oh sí! ¡Necesito saber! —exclama Ade—. Me llevé un susto de muerte cuando llegaron corriendo.
—Es complicado —intento barajar el asunto.
—Nos tienes que contar —afirma Dalton y soy salvada por el profesor que entra al salón.
Todos nos quedamos en silencio mientras acomoda sus pertenencias en el escritorio y se gira a nosotros. Es un hombre algo mayor, con cabello canoso y varias arrugas por la edad. De repente una bola de papel cae en mi mesa y miro a mi alrededor para encontrarme con Kylliam que me sonríe desde el otro extremo del salón. Ruedo mis ojos y procedo a abrir la nota.
"Me debes una Eva"
Vale, que no cunda el pánico Eva, solo es un chico pijo que está acostumbrado a que todo el mundo se rinda a sus pies y nunca ha encontrado a alguien que se le enfrente, dentro de unos días no serás nadie para él y olvidará tu existencia.
El profesor habla algo sobre un baile dentro de unas semanas pero estoy demasiado concentrada intentado ignorar la mirada de Kylliam que no se mueve de mi.
—Deben escoger una compañera para el baile —escucho y los murmullos comienzan—. La costumbre en Nardinkath es que los chicos inviten a las chicas. Bien, me han dicho que tenemos una nueva princesa por aquí.
Levanto mi mano y nuevamente soy el centro de atención de todos en el salón.
—Bienvenida a Nardinkath, majestad —me dice el profesor y le agradezco—. Espero que mis clases de etiqueta le sirvan para su futuro reinado.
La clase continúa y Kylliam sigue mirándome fijamente, cuando suena finalmente la campana le agradezco a todos los dioses y salgo como alma que lleva el diablo del salón. Dalton y Adele me alcanzan y juntos caminamos hacia el salón de ceremonias dónde comenzaremos las prácticas para el baile. Mi celular notifica un mensaje y comienzo a hiperventilar cuando lo leo.
Desconocido
Dile a Korra que te diga la verdad...
¿Tus padres de vacaciones?
No sientes que hay algo más detrás de todo eso.
—¿Pasa algo Eva? —me pregunta Ade preocupada—. Estás pálida.
—Yo... Necesito hacer algo antes de ir a clases —le digo y comienzo a caminar hacia la oficina de la abuela con el cuerpo temblándome.
Por el camino varias personas se quedan mirándome y los ignoro olímpicamente porque ahora mismo solo necesito una explicación a ese maldito mensaje que recibí. El pánico se apodera de mi. Cuando llego a la oficina de la abuela, la puerta está abierta y escucho voces desde dentro.
—El anuncio se hará el día del baile, Jared lo sabe y está de acuerdo —escucho una voz masculina.
—Es el día perfecto —añade mi abuela—. Estará lista para ese día.
—¿Has hablado con ella? —pregunta el hombre.
—Aún no, hoy es su segundo día aquí.
—Debes de hacerlo pronto Korra, nada puede salir mal —escucho dos copas chocar y me dispongo a tocar la puerta pero mi abuela habla.
—Evangeline es la indicada, Gerad —ríe—. Ella y Jared serán excelentes esposos.
"Esposos"
"Ella y Jared serán excelentes esposos"
La puerta hace un estruendo cuando la abro de repente ciega de la ira y camino hasta mi abuela y el hombre que la acompañaba.
—¡Pero te has vuelto loca! —le grito y me mira asustada—.¡¿A qué te refieres con esposos?!
—Evangeline cálmate —me pide el señor desconocido.
—¡Usted no se meta! —le grito.
—¡Eva! —me regaña Korra—. ¡Respeta al Rey Gerad!
Miro al señor, él me da una mirada analizadora y lo ignoro por completo volviendo a mi abuela. Me importa muy poco que sea rey, solo quiero que la señora me explique lo que acabo de escuchar.
—¡¿Quién te crees para armar todo esto?! —ella se mantiene impasible mientras yo estoy a punto de estallar—. ¡Ahora mismo llamo a mi madre y me largo de este lugar!
De repente comienza a reír y la miro confundida con más rabia aún. ¡¿Qué rayos le pasa a esta mujer?!
—¿Tu madre? —me pregunta y suelta una carcajada—. Dudo mucho que tu madre pueda sacarte de aquí.
—¿De qué me hablas? —le pregunto, el corazón me late a mil por segundo y las manos me tiemblan, mientras mi "abuela" me mira con burla.
—Tu madre está en la cárcel, Evangeline —me dice el tal Rey Gerad y yo giro mi cabeza hacia él.
No, no, esto no puede estar pasando.
—¿Q.. qué?
—Si —añade mi abuela—. ¿Acaso creíste eso de que el inútil de tu padre había hecho un buen negocio?
—No hables así de mi padre —le digo mientras mis ojos se llenan de lágrimas.
—Es la verdad, si tu madre me hubiese obedecido no estuviese pasando por esto —se sienta en su sillón—. Ambos están en prisión, tu padre fue engañado.
—¡No! —le grito mientras las lágrimas comienzan a caer—. ¡Estás mintiendo!
—No Evangeline —el Rey Gerad camina hasta mi y pone su mano en mi hombro, me alejo al instante—. Tu abuela dice la verdad.
El aire comienza a faltarme mientras miro del uno al otro. Mis padres no me ocultarían algo como esto, es solo un juego, una broma de mal gusto. Tengo que hablar con ellos, esta vieja está loca.
—Estás mintiendo
—Ahí tienes.
Korra me lanza un periódico donde se lee en la primera página "Hijo mayor de los Toscanos es apresado por malversación de fondos"
Mi cuerpo se tambalea al instante mientras las lágrimas no cesan, el rey me toma del brazo para ayudarme pero me alejo rápidamente. La rabia comienza a llenarme y el sentimiento de impotencia hace que mire hacia mi abuela con todo mi desprecio.
—De todos modos, no pienso casarme con nadie —le digo secando mis lágrimas—. Puedo no tener a dónde ir, pero no puedes obligarme a ello.
—Es por tu bien —me dice con una sonrisa falsa.
¡Bien sus arrugas!
—No me importa —le digo furiosa—. No pienso hacerlo.
Ella y el Rey comparten miradas, siento que esto se va a poner mucho peor cuando saca unos papeles de la gaveta de su escritorio y los pone en la mesa.
—Quería intentarlo por las buenas, querida nieta —me dice seria—. No me dejas opción.
—¿Qué es eso?
—Eso, futura nuera —miro al Rey Gerad con desprecio mientras me habla—. Son los documentos que pueden sacar a tus padres de la cárcel.
Suelto un suspiro de alivio e intento cogerlos pero Korra los aleja de mí. Joder, que esto sea una pesadilla y me despierte entre las cobijas de mi cama.
—No es tan fácil.
—¡¿Y tú por qué haces todo esto?! —le grito desesperada intentado controlar las lágrimas.
—Estos papeles estarán en tus manos luego de que te cases con el príncipe Jared —me informa y ya me es imposible retener las lágrimas—. Esa es la condición.
—¡Es tu hija la que está en prisión! —doy una palmada en el escritorio y ella pega un brinco—.¡Es que tú no tienes corazón!
—¡Basta ya! —me grita—. ¡Deja de hacer este maldito berrinche!
—¡¿Berrinche?! ¡¿Crees que esto es un maldito berrinche?!
—Cálmense ambas —pide Gerad—. Estamos en la escuela.
Secó mis lágrimas y miro los papeles en las manos de Korra.
—¿Qué ganas tú con todo esto? —le pregunto.
—Solo quiero el bienestar para mi familia —me dice y no le creo nada, hay algo más detrás.
—Quiero hablar con mis padres —le exijo—. A ti no te creo nada.
—Tu madre debe llamarte esta noche —me informa y asiento.
—Bien —me giro dispuesta a marcharme.
Ni siquiera pienso en ir a clases, solo quiero estar casa y que todo esto sea una horrible pesadilla. Por el pasillo me topo con Angie que me mira preocupada al notar que estuve llorando, pero no es capaz de acercarse y sinceramente prefiero que no lo haga.
(...)
Camino de un lado a otro por la habitación, descalza y en pijama. Katlin se mantiene sentada en la silla del escritorio observándome preocupada, hasta yo lo estoy. ¿Cómo llegué a este punto?
¿En qué momento mi vida se convirtió en esto?
—¿Está bien, alteza? —me detengo. Es imposible hacer que ella me llame por mi nombre.
—Necesito irme de aquí —le digo sentándome en la cama.
—Eso sería imposible —me mira con pesar.
Suelto un suspiro lleno de decepción y me acuesto. ¿Cómo estarán mis padres?
Si todo lo que dice Korra es cierto, mamá estará a punto de morir de un colapso nervioso y papá simplemente estará escondiendo toda su tristeza para que ella no se sienta peor. Todo va a depender mi, eso es lo que más me corroe, hacer algo mal, ser egoísta y pensar en mi felicidad por encima de la de ellos. Siempre lo he hecho, pero creo que llegó el momento de olvidarme de mi.
Se escuchan dos toques en la puerta y Katlin se levanta a atender. Abre un poco y muestra una sonrisa a la persona que está fuera.
—La princesa Eva no está disponible en este momento —dice con amabilidad, la otra persona habla pero no logro escuchar—. No creo que quiera verlo, la verdad.
Quien esté del otro lado de la puerta vuelve a hablar y Katlin se gira hacia mi un poco incómoda.
—Alteza, el chico al que le lanzó un plato de sopa a la cara la busca —abro mis ojos de par en par ante la mención de Kylliam y me levanto de un salto de la cama.
—Dile que no estoy —suelto nerviosa y escucho una risa.
—Te ha dicho que estoy aquí —dice Kylliam divertido—. Acabo de escucharte Eva.
—No quiero hablar contigo.
—Entonces cierta persona que conoces hace poco va a pagar las consecuencias —dice y siento como gira sus zapatos dispuesto a irse.
¡Adele!
—Vale —suelto rápidamente—. Permítele pasar Katlin.
—Déjanos solos —le ordena él con indiferencia, ella asiente bajando la cabeza y sale cerrando la puerta.
Vale, me siento acorralada y mi nerviosismo aumenta cuando Kylliam mira toda mi habitación con detalle y camina alrededor sin decir palabra alguna.
—¿Qué quieres? —le pregunto tratando de aparentar indiferencia hacia él.
Sus ojos verdes dejan de detallar mi habitación y se posan en mi, sonríe y si no fuese porque sé que es alguien peligroso hubiese sonreído también.
—Veo que ya te hablaron de mi —suelta una pequeña carcajada—. ¿Qué tal la salida de ayer con tus amigos?
—¿Cómo sabes que salí ayer?
Se sienta en mi cama y da una palmada a su lado para que me siente también, pero lo ignoro.
—Que poco amable eres, Eva, soy tu invitado.
Ruedo los ojos y me río. Él sigue con su mirada fija en mi y por unos segundos me quedo mirándolo también. Es jodidamente guapo, sus ojos verdes tienen pequeñas motas de un color miel y es increíble lo profundos y misteriosos que son sus ojos. Cuando mi corazón amenaza con acelerar sus latidos, llevo mis ojos hacia la ventana.
Que no sepa que nos estamos derritiendo con su mirada.
Kylliam se aclara la garganta y salgo de mi lucha interna.
—En primer lugar, no te he invitado, tu solito te apareciste aquí. En segundo no mereces mi amabilidad.
—¡Auch! —lleva una mano a su pecho—. Eso dolió.
—¿Qué quieres de mi, Kylliam?
—No puedo creer que no recuerdes —dice por lo bajo pero logro escucharlo.
—¿De qué hablas?
Mi celular comienza a sonar en la mesita de noche y la palabra "Mamá" se ilumina en la pantalla. Suelto una maldición interna porque Kylliam está aquí, miro del celular hacia él.
—Puedes contestar —señala el celular.
—No tienes que darme permiso para contestar mi teléfono —camino hasta la mesita y lo tomo contestando.
—¿Eva? —la voz de mamá se escucha algo débil.
—Mamá ¿Cómo estás? —le pregunto al instante preocupada con la mirada de Kylliam causándome estragos.
—Cariño, lo siento mucho —está llorando y el corazón se me desarma—. Tu padre está...
—Lo sé mamá —una lágrima rebelde se escapa y el chico que está en mi habitación finalmente aparta su mirada—. Haré lo posible para que esto termine pronto, te lo prometo.
—Por favor Eva, obedece a la abuela —siento a alguien llamándola—. Ella es la única que nos puede sacar de esto.
El orgullo se me quiebra porque depender de la abuela es algo que no tolero, porque su solución a todo esto, es mi maldita condena a una vida que odio.
—Está bien, mamá. Cuídense por favor y llama seguido.
—Haré lo que pueda
Cuelga y el mundo se me cae en los hombros. Kylliam está de pie mirándome con confusión.
—¿Está todo bien? —me pregunta y me dan ganas de sacar toda mi rabia con él.
—Nada está bien, pero eso no te incumbe.
Alza sus manos en señal de paz y camina hacia la puerta.
—Hoy es un mal día para platicar contigo —dice abriendo la puerta—. Tenemos algo pendiente Eva.
—No tengo nada pendiente contigo, Kylliam.
—Yo creo que sí —sonríe—. Me debes una sopa, mi asistente te avisará la dirección, ponte algo elegante.
—¿Puedes marcharte ya?
—Sea lo que sea, estoy seguro de que tienes la fuerza suficiente para salir de ello.
Sale de mi habitación dejándome totalmente perdida. ¿Ponerme algo elegante? ¿Eso último fue para darme ánimos?
Sacudo mi cabeza y me olvidó de Kylliam porque él es el menor de mis problemas ahora. Entro al vestidor, agarro algo medio decente y me dispongo a ir a hablar con la abuela. Como de costumbre en las noches los pasillos de las habitaciones están vacíos, pero al llegar al salón principal todos caminan hacia la salida.
—¡Eva! —me llama Adele desde la puerta y la saludo con la mano—. ¿No vienes?
—Hoy no.
Me giro y continúo mi camino. Cuando llego a la oficina de Korra, la puerta está abierta y entro, pero no hay nadie, así que me siento en unos de sus cómodos sillones a esperarla. Al cabo de unos segundos escucho unas voces y miro hacia mi derecha donde hay una puerta que recién descubro, de allí vienen las voces.
—¿A qué te refieres con que está recobrando la conciencia? —pregunta mi abuela enojada.
—Hay una nueva enfermera que lo está ayudando —le responde el Rey Gerad.
Por lo visto le gusta mucho visitar a Korra.
—¡Eso no puede pasar! —grita ella enojada—. ¡Eres el rey!
—Hago lo que puedo Korra —le dice él y escucho un baso impactar en la mesa.
—Gerad, si Jared descubre la verdad nuestro plan se va por la borda.
—Lo sé, yo soy el que pierde más en todo esto.
De repente ambos se quedan en silencio y me acomodo en el sillón porque pienso que van a salir, pero vuelven a hablar.
—Tiene que seguir pensando que él la mató —dice mi abuela y creo que suelto un pequeño chillido cuando escucho.
—Si, pero eso lo está consumiendo por dentro.
—Eso no nos interesa Gerad.
Mi abuela es un maldito monstruo.
¡¿Qué rayos tiene esta mujer en mente?!
—Jared es mi hijo, Korra —la voz de Gerad se siente un poco triste.
—Y yo soy la mujer que amas —me llevo mis manos a la boca.
Decido que es mejor irme antes de escuchar algo más que no deba y terminar metida en más enredos.
—Nunca me va a perdonar —creo que Gerad está llorando. Pero yo me pongo de pie dispuesta a irme y hablar mañana con la abuela—. Su hermano está vivo, y yo soy un maldito monstruo que mató a su madre y le hizo creer que había sido él.
Tropizo y termino tumbando el librero, las palabras de Gerad me causan náuseas y termino maréandome-
¿En dónde me habían metido mis padres?¿Qué clase de lugar es este?
Las lágrimas comenzaron a caer por mi rostro. Pobre Jared, ya veo porque siempre anda alejado de todos, carga un gran peso sobre sus hombros.
¡¿Cómo un padre puede hacerle algo así a su hijo?!
Mientras intento recomponerme ambos salen de lo que sea que fuese es habitación y cuando pienso que la abuela me va a dar el regaño de la historia, ella solo me mira con una sonrisa en su rostro, el mareo se va de golpe y las manos comienzan a temblarme.
Ahora tiene otro motivo para chantajearme usando a mis padres
Buenas, buenas
Espero que todos estéis bien.
No olviden decirme que les pareció y dejarme un lindo votito.
Os quiero!!!
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