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👑 Capítulo 32👑



La chica frente al espejo me sonríe, una sonrisa genuina que irradia una total y plena felicidad. El vestido blanco me queda mejor de lo que había imaginado en mi cabeza y la tiara no pesa tanto como había pensado. Suspiro cuando recuerdo todo lo que pasé para llegar hasta este momento y miro incrédula el brillo que destaca en mis  ojos.

Soy yo, estoy aquí, a media hora de mi boda con Kylliam Wesh, rey de Kestria, mi rey del ego. El corazón aún me late como loco cada vez que pienso en él y es increíble que aunque hayan pasado dos años sigamos sacándonos de quicio el uno al otro y amándonos con la misma intensidad.

Dos años, llevo todo ese tiempo viviendo en Kestria, hace dos meses fue mi coronación como princesa de Quirthey y tuvimos que esperar todo este tiempo porque resulta que es bastante complicado demostrar que eres la hija legítima de un rey y cambiar el nombre de tu padre en tu acta de nacimiento, algo que era necesario para casarme con Kylliam porque el maldito senado no aceptaba nuestra boda hasta que yo fuese nombrada princesa. Pero como siempre, no me rendí y lo logré.

La puerta de la habitación se abre y Angie entra con cara de pocos amigos y se tira al sofá con los brazos cruzados, ya tiene diecinueve y es más madura e inteligente, está estudiando publicidad y dentro de dos años más podrá graduarse y comenzar a trabajar, pero aún así, sigue siendo una chica caprichosa.

—Que sepas que lo detesto —me dice—. Es un amargado, insípido y aburrido.
Agarro el vestido con mis manos y me giro hacia ella con una sonrisa.

—¿Hablas de Devian?

—Si, de ese insípido —bufa—. He ido a pedirle disculpas y me ha tratado fatal, ni siquiera me ha hecho caso y después me ha gritado como un loco.

—¿Hiciste algo? —la miro acusatoriamente.

—Vale, puede que le haya lanzado una copa por estarme ignorando —dice restándole importancia.

—¡Angie! —la regaño—. Devian tiene un carácter complicado.

—Ya me doy cuenta —rueda los ojos—. No volveré a pedirle disculpas, que lo sepas.

—Todo fue un mal entendido —comienzo a ponerme los zapatos—. Verás que con el tiempo os llevareis bien.

—No lo creo —es lo que responde antes de levantarse y ayudarme con los zapatos.

Me mira de pies a cabeza y sonríe emocionada.

—Kylliam va a morir, estas hermosa —se limpia una lágrima que rueda por su mejilla—. Te extraño en casa, pero entiendo que ahora este es tu hogar y que eres feliz, eso es lo que más me importa.

—Tienes que venir a visitarme seguido —le ordeno y ambas reímos—. ¿Dónde la dejaste?

Ella hace una mueca de tristeza y vuelve hacia el sofá.

—En su habitación dándose un baño para quitarle la borrachera.

—Kylliam está preocupado por ella y yo también, no sabemos que hacer.

Kayla lleva un tiempo sumida en un hueco oscuro de dónde no hemos podido sacarla, desde el día que Jared se marchó todo lo que hace es ir de fiesta y beber, la mayor parte del día esta borracha y cuando hemos intentado hablarle termina echándonos de su habitación y diciendo que lo tiene controlado. No lo tiene controlado en lo absoluto y temo que esto termine mal para ella.

—Es mi amiga —dice Angie—. No me gusta verla así.

—No sé que le dijo Jared antes de marcharse en el aeropuerto cuando se quedaron solos, pero desde ese día absolutamente todo cambió.

La puerta de la habitación vuelve abrirse y los dos hombres más importantes de mi vida entran sonriendo junto a Rachel y mi madre.

—¡Eva! ¡Te ves increíble! —Rachel carga a Héctor en sus brazos y el bebé manosea su cabello ocasionando un desastre.

Les sonrió a todos y mis padres se acercan hasta mí.

—¿Nerviosa? —me pregunta Alessandro.

—Solo un poco.

—Todo saldrá bien —Alfred me da un beso en la frente.

Lara camina hasta mi con una sonrisa y sus brazos me rodean.

—Estas preciosa cielo.

De repente dos toques en la puerta hacen que todos miremos hacia allí y no puedo explicar mi emoción cuando veo un chico de ojos grises sonreír.

—¿He llegado tarde? —pregunta Jared con una sonrisa y pego un grito mientras corro hasta él y lo abrazo.

—¡Viniste! —grito.

—No podía perderme el día más importante para mis mejores amigos.

Una lagrimilla se me quiere escapar y respiro hondo para encerrarla y que no salga a arruinar mi maquillaje, pero entonces recuerdo a Kayla y que ver a Jared no le hará bien. Me separo de él al instante y trato de sonreír.

—¿Por qué no vas para el altar con Kylliam?

—Eh... —me mira confundido—. Si, si, los espero allá.

Le doy yo misma la vuelta y prácticamente lo empujo.

—Apresúrate, no queremos que Kylliam espere mucho, seguro te ha extrañado.

—No voy a quedarme durante la boda —dice y me detengo de empujarlo—. Debo volar a Nardinkath ver a James, lo siento.

Suspiro con alivio, dios es horrible pero no quiero que Kayla se ponga peor.

—Oh —me hago la triste—. Lo entiendo, es tu hermano.

Él me sonríe y comienza a bajar los escalones no sin ates dar una mirada fugaz hacia la habitación de Kayla. Me asustó porque junto cuando Jared desaparece ella abre la puerta de su habitación.

—Como nueva —me dice con una maldita sonrisa superficial.

La tomó del brazo y la llevo comingo a la habitación mientras me cuenta su aventura de anoche, no sé que carajos haremos Kylliam y yo, pero tenemos que resolver esto.

(...)


Lo admito me tiemblan las piernas mientras camino hacia la entrada de la gran inglesa de Kestria engachade de ambos brazos de mis padres, si porque no iba dejar a ninguno fuera de esto, ambos me entregaran en el altar porque ambos son mis padres.

—Creo que voy a vomitar —susurro con pánico y ambos ríen.

—Princesa, eres una guerrera, recibiste una paliza de un mal nacido, un disparo en una pierna, casi mueres ahorcada. Una boda no es nada para ti —me dice Alessandro y yo suspiro.

Claro que puedo con esto.

Me enderezo y saco mi mejor sonrisa cuando finalmente entramos por la puerta y cualquier rastro de nervios o miedo desaparece cuando lo veo allí, al final del camino con un traje blanco que hace resaltar sus hermosos ojos, parece un ángel caído del cielo y me mira con una sonrisa que solo hace que me sienta más feliz y que quiera ahorrarme la estúpida caminata lenta y correr hasta sus brazos.

Ni siquiera me fijo en el número de personas que hay en la boda, en los flash de las cámaras y los reporteros filmando cada detalle, si tropiezo quedará guardado para toda la eternidad, pero yo solo quiero llegar a dónde está Kylliam.
Finalmente estoy frente a él y me creo que está aguantando una carcajada.

—¿Tenías ganas de correr hasta aquí todo el tiempo, verdad? —me pregunta y asiento—. Caminar lento no es lo tuyo.

Yo también me río y Alfred se separa para dejar que Alessandro entregué mi mano a Kylliam.

—Te lo dije una vez —le dice—. Tu eres a la única persona a la que le confiaría a mi hija, Kylliam Wesh, espero no tener que patearte el trasero.

—No dejaría que me patees el trasero —le responde y río.

Mis padre se marchan a la primera fila de asiento al lado de Lara y Rachel y yo miro a manos costados para ver a Thomas y Adele, nuestros padrinos de boda con una sonrisa. Siguen juntos y viven en el reino de Thomas, Dalton también está sentado en la primera fila con Wellen y me pone contenta ver qué todos estamos bien.

—¿Nervioso? —le pregunto a Kylliam.

—Feliz —me responde.

El cura comienza a hablar y yo ni siquiera lo escucho porque Kylliam y yo no dejamos de mirarnos ni un solo segundo y me pierdo totalmente en su mirada hasta que el me llama.

—¿Eva?

Sacudo mi cabeza y miro hacia el cura que sonríe.

—Alteza. ¿Acepta casarse con el Rey Kylliam para amarlo y respetarlo todos los días de su vida hasta que la muerte los separe?

—Acepto —digo y Kylliam toma mis manos.

—Majestad. ¿Acepta...

—Si, acepto, claro que acepto —lo interrumpe y todos en la iglesia ríen.

—Por el poder que Dios me ha concedido, los declaro marido y....

Kylliam no deja que el padre termine la oración y se lanza a mis labios como si hubiese estado esperando por esto todo el tiempo. No me da un beso simple, en lo absoluto, su lengua se abre paso por mi boca provocando que se escape un jadeo e incluso muerde mi labio inferior cuando se aleja para mirarme lleno de felicidad.

—Moría por besarte —pega su frente a la mía e ignoramos los gritos de felicidad de los demás en la iglesia—. Te amo corredora, lo hago hoy y lo haré cada día.

—Yo también te amo como nunca jamás imaginé amar a alguien.

—¿No decías que antes muerta que princesa? —me pregunta con una sonrisa pícara en su rostro.

—No soy princesa, ahora soy una reina —le digo riendo—. Y vale la pena morir si es a tu lado, rey del ego.

Kylliam sonríe antes de lanzarse de nuevo a mis labios y llevarme nuevamente a ese sitio donde solo existimos él y yo porque el mundo a nuestro alrededor se borra totalmente.

Mi pasado ha sido un sinfín de problemas y sé que el futuro también los tendrá, pero si algo aprendí de todo lo vivido es que no importa cuántas veces caigas o quieras rendirte siempre hay que buscar esa pisca de fuerza que nos queda y seguir luchando, por ti, porque mereces ser feliz, todo el mundo merece serlo. Y aunque los momentos malos sean una total mierda cada momento feliz hace que valga la pena luchar. Rendirse no es una opción cuando está en juego tu bienestar.

—¿Te parece bien si nos largamos de aquí? —me pregunta Kylliam mirando todo el caos de invitados y periodistas.

—¿Quieres que huyamos? —le pregunto riendo.

—Te dije que siempre correríamos juntos —me da un beso en la frente—. ¡Vamos!

Me toma de la mano y ambos salimos de la iglesia donde un coche nos espera. Montamos entre risas y veo a Devian al timón que intenta ocultar su sonrisa.

—¿Hacia donde majestades? —nos pregunta.

—Hacia la felicidad —le responde Kylliam y él niega riendo antes de arrancar el coche y alejarnos de la iglesia.

Miro a Kayla con una botella en la mano mientras nos alejamos, a Angie diciéndome adiós con su mano y me río, aún quedan muchas cosas por vivir y nuevas historias que contar.





Fin.





*Se seca las lágrimas*

Amores hemos llegado al final de esta historia, espero con todo mi corazón que les haya gustado, muchísimas gracias por todo su apoyo.

Esto no termina, Kayla y Angie aún tienen historia que contar así que te invito a quedarte en esta familia y continúa junto a mí en Antes Muerta que Tuya y Antes Muerta que Plebeya.

El epílogo de la Eva y Kylliam, estará junto al de los demás libros una vez termine la saga, así que ahí sabremos cómo sigue este par, a pesar de que ambos tendrán participación en los demás libros de la saga.

Y....
Aún no termina, ¡Hay extras! Con escenas inéditas narradas por nuestros dos príncipes.

Las amo siempre

~Dani

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