👑 Capítulo 29👑
Kestria es bastante diferente de Nardinkath, hay muchos edificios y casas modernas. Es como si aquí todo el mundo fuese adinerado. Kayla me muestra algunos lugares mientras la camioneta que nos recogió en el aeropuerto nos lleva al castillo. Ella y yo vamos solas en un auto junto a Jared, Kylliam se separó en cuanto llegamos al aeropuerto y un hombre de pelo canoso se acercó a él con cientos de papeles, lo vi fruncir el ceño y tomar una respiración profunda antes de retomar su papel de rey. No entendía porque no podía viajar junto a nosotros y Jared solo me dijo que las cosas aquí eran diferentes a Nardinkath y que ya él me explicaría a su tiempo.
Estaba inquieta por pisar terreno desconocido y algo me decía que las cosas no serían tan fáciles como pensaba. Kayla se notaba bastante feliz de estar en casa y me contaba todas las historias de los lugares importantes que veíamos por el camino. El palacio quedaba cercano a la ciudad en unos terrenos bastantes extensos rodeados por campos verdes. La camionta se detuvo frente a una gran reja y Jared me miró con una sonrisa.
—Mucho había aguantado —me hizo un seña para que mirar al crista de atrás y me giré para encontrar a Kylliam hablando con Devian, su primo, más bien Kylliam estaba discutiendo mientras el chico negaba con la cabeza.
—¿Qué pasa? —pregunto perdida. Varios autos rodeaban la camioneta en la que estábamos y el otro auto más pequeño donde venía Kyllian con Devian y el hombre canoso, todos se habían detenido a nuestro alrededor. Kylliam miró en nuestra dirección y nuestras miradas se encontraron, dejo a su primo prácticamente hablando solo y llegó hasta la camioneta para abrir la puerta, mi corazón comenzó a latir un poco más rápido.
—Eva —había comenzado a llamarme por mi nombre desde que llegamos, otra cosa que no entendía, pero no quise preguntar—. ¿Puedes bajar?
Asentí con la cabeza y tome la mano que me tendió para ayudarme a bajar de auto. Afuera el aire estaba frío y Kylliam se quitó su abrigo para ponerlo sobre mis hombros. Con mi mano aún unida a la suya comenzó a caminar hacia el auto donde estaba su primo que por primera vez me observaba. Los tres entramos en ese coche. Devia delante y yo quedé en la parte trasera en medio de Kylliam y el hombre de pelo canosos.
—Eva, él es Samuel, mi consejero.
Llevé mi vista hasta el señor que bajo su cabeza.
—Es un placer conocerla, majestad —comencé a mover mis manos negando.
—No, no…yo no soy de la realeza —le expliqué.
—Es la hija del rey Alessandro —me explicó Samuel—. Es usted la princesa de Quirthey.
Creo que un grito escapó de mis labios y llevé mi mirada a Kylliam que asintió dándole la razón a su consejero. Definitivamente este mundo me persigue y yo soy demasiado lenta para huir de él.
—A Devian lo conociste —continua Kylliam, aunque yo sigo en shock.
—Es un placer majestad —me dice el chico mirándome por el espejo retrovisor.
Los autos vuelven a ponerse en marcha y al cabo de unos minutos veo una enorme puerta que se alza ante nosotros.
—Por favor, no me digan majestad —les pido con vergüenza y Kylliam ríe—. Solo Eva.
Samuel y Devian también ríe y me hago a la idea de que van a ignorar mi petición y seguir tratándome con respeto. La gran puerta se abre automáticamente cuando la camioneta donde Kayla y Jared van se detiene frente a ella, para luego entrar y yo abro mi boca asombrada por el inmenso castillo.
—Bienvenida a mi casa, corredora —me susurra Kylliam en el oído y no puedo explicar la emoción que me causa escuchar ese apodo nuevamente.
El castillo está a unos 10km de la entrada y la calle que recorremos para llegar está rodeada de hermosos árboles que hacen que quiera tirarle foto a todo y recordar este sitio para siempre. Kylliam nunca habló de su hogar y es sin duda maravilloso. Finalmente todos los autos se detienen en la entrada del castillo y por el espejo retrovisor puedo ver a varias personas paradas frente a nosotros en posición de firme. Algunos visten trajes elegantes y otros llevan uniformes, por lo que deduzco que son empleados. Repaso mi vestimenta con mi mirada y me dan ganas de ser invisible porque mis jeans rotos y mi sudadera azul no son la mejor vestimenta para estar en este sitio. Kylliam note que estoy tensa y toma mi mano.
—Estás conmigo —me da un beso en la frente—. No voy a dejar que nada te pase, debo salir primero, están esperando por mi.
Escucho unas cornetas sonar y acto seguido Kylliam abre la puerta pero sin salir. Devian sale primero y observo por los cristales a varios guardaespaldas rodear el coche. Samuel a mi lado me sonríe al ver mi nerviosismo y luego se escucha una voz.
—Su majestad, el rey Kylliam ha regresado a casa —varios aplausos suenan luego de eso y Kylliam sale del auto dejándome sola con el consejero.
Lo veo rodear la puerta hasta ponerse frente a todas las personas que hacen un reverencia y luego una mujer de pelo oscuro se acerca él y lo abraza. Las cornetas vuelven a sonar nuevamente y doy un saltito del susto que provoca la risa de Samuel. Dios esto es muy incómodo.
—Su majestad, el príncipe Jared de Nardinkath —más aplausos y veo a Jared bajar con una sonrisa de la camioneta que está frente a este auto y acercarse a donde esta Kylliam con la mujer, ella también lo abraza.
—Cuendo digan su nombre debe salir —me explica Samuel y lo miro como si tuviese dos cabezas.
—¿Mi nombre?
La voz llama a Kayla y ella sale emocionada, prácticamente corre hasta la mujer y se lanza a sus brazos. Esta vez cuando suenan las malditas trompetas —las odio—. Me comienza a temblar todo y miro a Samuel pidiendo auxilio pero el señor todo lo que hace es sonreírme.
—Su majestad, la princesa Eva de Quirthey —maldito Alesaandro por comprarse una isla y convertirse en rey.
Me tardo varios segundos en procesar que todos están esperando que salga, tomo fuerzas desde mi interior y salgo del coche por la puerta que antes había salido Kylliam. La larga carretera rodeada de árboles por donde habíamos entrado me saludó y quiero emprender carrera por ahí mismo, hasta que una mano tomo la mía y mis ojos se encuentran con una mirada verde y una sonrisa que me llena de valor. Kylliam camina conmigo hasta el sitio donde estaban Jared, Kayla y aquella mujer. Las demás personas ya no están y ni siquiera me di cuenta de cuando se fueron.
—Mamá —la mujer de cabello oscuro se gira hacia Kylliam—. Ella es Eva.
Los ojos verdes de la señora se posan en mi y puedo ver la misma mirada de Kylliam, esboza una hermosa sonrisa de dientes blancos y acto seguido sus brazos rodean mi cuerpo.
—¡Eres hermosa! —exclama—. Bienvenida a Kestria, está es tu casa.
—Muchas gracias —le digo con nerviosismo, se separa y lleva sus manos a mi rostro.
—Soy Triana, la madre de Kylliam —se presenta—. Es un placer poder conocerte al fin.
—Lo mismo digo —es una mujer que desprende dulzura y se me enconge el corazón al recordar todo lo que ha sufrido.
—¡Vamos! —exclama emocionada—. He mandando a preparar un almuerzo estupendo, tenemos que celebrar la llegada de Eva y que mis dos hijos son amigos de nuevo.
Jared y Kylliam rien y por primera vez desde que llegamos a Kestria siento que no me había equivocado, este es un buen lugar.
El almuerzo fue algo genial, Triana me contó muchas de las travesuras que hacían Jared y Kylliam cuando pequeños, todo fue risas y emociones buenas. La madre de Kylliam es extraordinaria y dulce, no entiendo como pudo vivir momentos tan horribles. Kayla la considera una madre y la llama como tal, no sé cual es la historia de ambas pero me alegra ver que tienen una buena relación. Para cuando terminamos de almorzar ambas se disponen a mostrarme la que será mi habitación y esucho a Kylliam gruñir mientras caminamos hasta las enormes escaleras, él y Jared nos siguen pero nos deteneos cuando nos topamos de frente con Devian y Samuel.
—Majestades —ambos hacen una reverencia. Kylliam se acerca a ellos con el rostro serio y noto cierta tensión en el ambiente.
—¿Qué pasa? —les pregunta.
—Lo sentimos majestad pero…—comienza a hablar Devian pero Kylliam lo interrumpe.
—¿Puedes dejar toda esa mierda de palabrería y hablarme como tu primo? —suelta de mal humor—. Eva es de confianza y a los demás los conoces.
Devian niega riendo.
—Debes ir a hablar con el senado —le informa—. Ganamos tiempo pero Bastian los ha reunido nuevamente.
Ve como los brazos de Kylliam se tensan, me da una mirada rápida y luego se vuelve hacia su primo.
—¿Sabe que regresé? —le pregunta Samuel.
—No, lo mantuvimos en secreto como pidió —él asiente y se acerca a mi.
Lo miro confundida y pedida, porque no entiendo que pasa y él no me termina de explicar como funcionan las cosas aquí.
—Debo irme por un rato —me explica.
—¿Está todo bien? —le pregunto preocupada.
—Lo estará —toma una de mis manos, la besa y escucho un suspiro de Kayla que me hace reír.
—Iré a verte pronto, mi hermana se quedará contigo —asiento y el comienza a alejarse.
—¿Puedes ir con él? —le pregunta Triana a Jared—. Temo que cometa una locura.
Jared asiente y sale detrás de Kylliam pero las palabras de su madre encienden mis alarmas, sin embargo decido no ser indiscreta y mantenerme al margen hasta hablar con él y que me explique.
—Venga —su madre me sonríe—. Vamos a mostrarte tu habitación.
Las tres subimos los inmensos escalones y una vez en el segundo piso parecen varias puertas ante nosotras, nos detenemos en la quinta y Triana me entrega una llave.
—Espero que te sientas cómoda, debo ir a atender algunos asuntos pero nos veremos en la cena —asiento y ella me sonríe antes de marcharse.
—Los días aquí son bastantes ocupados como puedes ver —Kayla toma las llaves de mi mano y abre la puerta de la habitación, ambas entramos—. Kylliam dijo que no te gustaban los lujos, así que mandé a decorarla así para ti.
—Es perfecta —le digo dando un recorrido con mi mirada por la habitación. Las paredes eran de un color azul claro que le daba una sensación de frescura, había un cama enorme con sábanas blancas y varios almohadones en forma de corazón y dos pequeñas mesitas en cada lado. Un closet para guardar mi ropa, una mesa de estudio, unas puertas de cristales que daban a un balcón y otra puerta que me imagino debe ser el baño—. Me corrijo, es maravillosa, muchas gracias Kayla.
Ella se enconge de hombros y camina hasta las puertas de cristal para salir al balcón. Abro la boca de la impresión cuando mis ojos detallan el maravilloso jardín que hay en la parte trasera del palacio, pero también hay una casa más allá.
—¿Qué es eso? —le pregunto señalando la casa.
—Esa es la casa de Jared —me explica—. Siempre que sus padres y el venían de visita a Kestria se quedaban allí, así que imagino que ahora también lo haga. Noto cierta amargura en su voz cuando habla de Jared.
—Esa de ahí —me señala el balcón de al lado—. Es la habitación de mi hermano.
Me río porque era obvio que no iba a estar muy lejos y ella también lo hace.
—Si, mandó a que estuvieses cerca suyo —niega con la cabeza—. ¿Crees que debo hablar con Jared? ¿Decirle lo que siento?
Puedo ver la indecisión en su mirada.
—No, creo que debes esperar, no es porque lo que sientas esté mal porque el amor nunca será algo malo. Pero Jared no está en condiciones de amar a alguien ahora, necesita amar primero así mismo, temo que si se lo confiesas se aleje de ti.
—Esperaré entonces —respira profundo.
Ambas llevamos nuestras miradas hacia abajo cuando varias personas comienzan a salir de la parte trasera del palacio y una señora mayor saluda con la mano a Kayla.
—Esa es mi nana —me explica—. Pronto la conocerás.
Luego de eso entramos a la habitación y nos pasamos la tarde platicando tonterías de libros. Resulta que ella ama leer tanto como yo y termino recordando que el libro que Kylliam me regaló en el avión era para ella, cuando se lo cuento me dice que lo obligó a comprarle tres más por no haberle traído ese. Me lleva a su habitación y me muestra una pequeña blibioteca que ella misma mando a crear ya que en el palacio no había ninguna y sin lugar a dudas se convierte en mi lugar favorito del castillo.
Cuando cae la noche tomo una ducha y me pongo un vestido rojo ella misma me regalo con unos zapatos de tacón pequeño, me maquillo un poco y dejo mi cabello suelto para bajar a cenar. No había visto a Kylliam desde que se separó de nosotras en la mañana y lo extrañaba, tanto que mientras Kayla y yo llegábamos al comedor me sentía ansiosa y llena de nervios. Pero me llevé una decepción cuando llegué a la mesa y solo me encontré a Triana esperando por nosotras.
—¡Wao! —exclama emocionada—. Se ven hermosas.
Ambas le agradecemos y veo la decepción de Kayla porque Jared tampoco está aquí.
—¿Dónde está mi hermano, madre?
—Las reuniones se alargaron bastante, me temo que ni él, ni Jared no acompañarán en la cena.
Trato de que mi descontento se note lo menos posible y sonrío cada vez que Triana habla y me explica todos los sitios que podíamos visitar junta el día siguiente.
Yo solo quiero ver a Kylliam.
La cena termina y me invita a ver una película pero me excuso diciendo que estoy cansada por el viaje. Regreso a la habitación, me quito los zapatos y me lanzo a la cama. De repente me sentí igual que Nardinkath, sola en un sitio desconocido y me dieron ganas de regresar a mi hogar, pero ya yo no tenía un hogar, solo una familia rota que esparaba algún día volviese a repararse. Cerré mis ojos y dejé que todos los pensamientos abandonasen mi cabeza pero entonces unos ojos verdes se adueñaron de mis pensamientos.
¿Qué pasaba con Kyllian, con este reino?
Dos toques en el cristal del balcón hicieron que abrirá mis ojos asustada, me levante de la cama y miré hacia el balcón para encontrarme con la sonrisa del sueño de mis pensamientos. Se veía bastante agotado, lleva un pantalón negro elegante y una camisa blanca con los primeros botones abiertos y las mangas remangadas hasta los codos, su cabello era un desastre que le caía en mechones en el rostro. Caminé descalza y abrí las puertas.
—Maldita sea, te extrañé —al instante sus labios impactaron con los míos y sus manos sujetaron mi rostro. Su lengua se abre paso en mi boca y un jadeo escapa de mis labios cuando lleva mi cuerpo hasta la pared. Cierro mis ojos dejándome llevar por las sensaciones que este chico despierta en mi y mientras sus suaves labios me llevan al cielo.
Kylliam se separa de mi y une su frente a mía, nuestras respiraciones agitadas se mezclan, el calor de su cuerpo se pega al mío y una sensación de bienestar me llena el pecho. Sus ojos me miran con tanta pasión que quiero quedarme aquí, en este momento para toda mi vida.
—Me estoy haciendo adicto a ti, corredora —sus labios dejan un corto beso sobre los míos—. Te tengo una sopresa, ven —toma mi mano sin dejarme hablar y abre la puerta de la habitación.
Estaba tan embelesada por él que ni recordé que no traía zapatos. Bajamos las escaleras de las habitaciones en silencio, lo vi mirar hacia todos lados antes de guiarme hacia la puerta trasera del palacio. No sé a donde me lleva, pero con el iría hasta el mismo infierno.
Cuando salimos el aire frió de la noche hizo que soltara un suspiro, pero Kylliam parecía muy concentrado en llevarme a dios sabe dónde.
—¿Majestad? —pregunta una voz masculina y Kylliam suelta una maldición, nos detuvimos y el me lleva a su espalda ocultándome. Dos guardias aparecien ante nosotros.
—Buenas noches —los saluda y ellos hacen una reverencia.
—¿A dónde va? —pregunta uno de ellos, la mano de Kylliam se separa de la mía.
—Solo a dar un paseo por el jardín, no podía dormir.
—¿Y la princesa? —me señala el otro y me tenso al ser llamada princesa.
—Ella tampoco podía, así que la he invitado.
—Sabe que no podemos permitir que abandone el castillo en la noche —le explica el primero y escucho a Kylliam soltar un bufido.
—Creí que podía hacer esto por las buenas —les dice antes de literalmente lanzarle un golpe directo al rostro del hombre.
Suelto un chillido en sorpresa y entro en pánico porque Kylliam comienza a pelear con los guarpaespaldas, él los golpeo mientras ellos solo intentan detenerlo —algo que se les hace imposible porque el chico sabe lo que hace.
—Kylliam —lo llamo—. ¡¿Qué estás haciendo?!
Él solo me ignora mientras logra tumbar hacia el suelo al primer guardaespaldas que se da por vencido y luego de dos golpes el otro también cae. Yo me quedo estática sin saber que carajos hacer mientras el rey del ego tiene una sonrisa triunfante en su rostro.
—Lo siento —les dice a los guardias—. Pero esto es más importante que las esúpidas reglas de Kestria.
Se acerca hasta mi nuevamente y toma mi mano como si nada, damos tres paso caminando hacia lo profundo del jardín pero yo me detengo y él también lo hace.
—¡¿Qué carajos fue eso?! —le pregunto—. ¡¿Por qué te peleaste con tus guardias?! ¡¿Te has vuelto loco?!
—Joder —se lleva las manos a los oídos—. Deja de gritar como una loca Eva, solo fueron unos golpes.
—Pero…—suspiro—. Dios, no entiendo nada —camino alejándome de él pero me detiene.
—Hay reglas aquí —me dice—. Muy tontas y estúpidas que espero poder explicarte, no debo salir en las noches del castillo.
—Regresemos entonces —me suelto de su agarre, pero él vuelve a tomarme del brazo.
—No, he dicho que te tengo una sorpresa y voy a llevarte hacia allí.
—No quiero buscarte problemas.
—No vas a buscarme problemas. Soy el rey ¿Recuerdas?
Kylliam me da una sonrisa, pero no logra quitarme la idea de que esto va a traer problemas de mi cabeza. Así que le sonrió para que crea que ha ganado, pero en segundo emprendo a correr hacia el palacio.
—¡Joder! —le escucho—. ¡Dijiste que no corerrías lejos de mi! —me grita divertido.
Y en segundos siento sus manos en mi cintura para luego ver como el mundo se pone de cabeza y mi cuerpo es puesto sobre el hombro de Kylliam. El muy idiota me alcanzó.
—¡Bájame! —le grito.
—Por supuesto que no voy a bajarte, estoy enojado —me dice—. Dijiste que no volverías a huir de mi y ahí ibas como el correcaminos.
—Te odio —no puedo evitar reír.
—No lo haces. Volveremos al palacio después de hablar Eva Toscano, es hora de que conozcas un poco más de mi vida.
Finalmente Kylliam me deja en el suelo para llevar sus ojos a mi pies y mirarme enojado.
—¿Vas a asistir a todas nuestras citas sin zapatos?
¿Alguien más ama a Kylliam?
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