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👑 Capítulo 27👑

Cuando entramos al aeropuerto todas las miradas se posan en mi: una chica en una silla de ruedas, con el rostro lleno de moretones y un yeso en una pierna. Jared mueve la silla mientras recorremos todo el lugar en busca de Kylliam, Adele y Thomas caminan a nuestro lado y yo comienzo a reírme.

—¿Ahora porque ríes? —Jared me pregunta.

—Si Kylliam se marcha voy a ir a Kestria y voy a asesinarlo.

Todos ríen pero yo no, porque estoy nerviosa y porque creo que sí el se marcha lo nuestro no va a tener solución, han sido muchas idas y venidas, presiento que es nuestra última oportunidad.

Thomas saca su celular del bolsillo mientras caminamos y comienza a llamarlo pero el rey de las huidas no responde —luego me dice corredora a mi—. Jared me pone una mano en el hombro porque sabe que estoy a punto de desesperarme.

—Así no vamos a encontrarlo —me dice—. Ustedes dos sepárense y busquen en la zona de espera —Ade y Thomas asienten—. Voy a la cafetería por una botella de agua para ti, espera aquí Eva, por favor.

Me conoce, sabe que no voy a quedar aquí estática sin hacer nada. Así que cuando ellos desaparecen comienzo a mover las ruedas de la silla con mis manos y a pasear me por todo el aeropuerto. Mis ojos se ponen algo llorosos porque quiero verlo, verlo ya.
Como si no fueran suficiente mi cerebro me ataca con miles de recuerdos y debo detenerme porque la cabeza quiere explotarme. La imagen de Kylliam esa noche en mi casa, pidiéndome que no fuese buena con él, después en el avión cuando me dió el libro, creo que me río cuando recuerdo el día que le lancé el plato de sopa o la vez del zapato. Han sido tantas discusiones, pero joder él no se ha ido, no se fue cuando me vio besar a Jared por tratar de alejarme de él, no se fue cuando estaba indecisa, tampoco cuando quise huir de Nardinkath, siempre ha estado para mí, pero yo solo he huido lejos de él.

Las lágrimas caen por mi rostro y me odio por haberme dado cuenta de todo esto ahora, por haberlo hecho esperar cuando él no lo merecía.

—Oye ¿Estás bien? —una chica me toca el hombro y levanto mi cabeza, secando mis lágrimas.

—Si, solo estoy buscando a alguien.

Ella asiente y yo llevo mi mirada hacia el frente dónde un chico con ojos verdes me mira con sorpresa y juro que el alma me vuelve al cuerpo. Él se queda quieto sin moverse y mirándome como si fuera una alucinación mientras abre y cierra los ojos varias veces y yo me acerco a el moviendo la silla de ruedas.
El corazón está apunto de salir huyendo de mi corazón y creo que hasta me río por los nervios mientras me acerco y Kylliam parece una estatua. Una vez estoy frente a él me encargo de patearlo suavemente con mi yeso en su pierna.

—No estás alucinando, soy yo —sonrío con nerviosismo y él pone una expresión seria.

—¡Eva! —exclama—.¿Que haces aquí? ¿Por qué Jared dejó que salieras del hospital?

—¡Eres un imbécil! —le digo pero el solo me mira enojado—. ¿Puedes agacharte? Desde allá arriba no me dejas ofenderte como debo.

Él niega con la cabeza y se agacha para estar a mi altura en la silla de ruedas.

—Te odio Kylliam Wesh —comienzo—. ¡¿Quien te crees que eres para irte sin decirme nada?!

—Eva no..

—Te callas y me escuchas —me obedece—. En serio, haces que mi cabeza colapse y mis neuronas entren en cortocircuito — se ríe pero aún me mira con enojo—. No sé quién te dió la facultad de decidir lo que yo quiero o no, pero no quiero que te vayas o te alejes de mi.

—No puedo quedarme aquí y verte con él, lo siento.

Ruedo los ojos y lo agarro por el cuello de la camisa, me arrimo hacia delante y atraigo su cara cerca de la mía. Sus iris verdes me derriten el corazón y veo la humedad en ellos.

—No vas a verme con nadie más que no sea contigo —le digo—. ¿Acostumbras a huir de las chicas que se enamoran de ti?

—¿Qué... Qué dices? —me pregunta confundido mientras yo sigo sin soltar su agarre.

—Te quiero —las palabras salen solas de mi boca y él me da esa mirada tan intensa que hace que arda por dentro—. Siempre fuiste tú, solo que soy demasiado terca para darme cuenta.

—Eva... —intenta hablar pero quito una mano de su camisa y le tapo la boca.

—Dejame declararme, por favor —veo la sonrisa en sus ojos—. Yo soy un desastre Kylliam, ni siquiera se qué hacer con mi vida ahora, pero si sé que la única persona que logra desordenar y ordenar mi vida al mismo tiempo eres tú, aunque seas ególatra, odie tus bromas y la mayor parte del tiempo discutamos, quiero intentarlo, quiero que lo intentemos juntos.

Quito mi mano de su boca y puedo ver cómo sonríe, se que va a soltar unos de sus comentarios y ya estoy riéndome con antelación.

—¿Ya no vas a huir de mi corredora? —me pregunta.

—Ahora solo correré hacia ti, príncipe ególatra.

Al instante sus labios se unen con los míos y siento que por primera vez desde el accidente, algo finalmente se siente bien. Si lengua se abre paso dentro mi boca y aunque es un beso sueva logra despertarme miles de sensaciones. Escucho aplausos y me alejo de su boca para encontrarme con Thomas, Jared y Adele que nos miran con diversión y veo a mi amiga secarse unas lágrimas. Kylliam me toma del mentón para llevar mi mirada a la suya y no puedo borrar la sonrisa de tonta que tengo.

—Yo también te quiero, corredora —deja un corto beso en mi boca—. Por supuesto que vamos a intentarlo, solo espero que no nos matemos el uno al otro.

Río y él se levanta, me rodea y comienza a mover mi silla para acercarnos a los demás. Hay un momento bastante tenso en el que nadie habla y él y Jared se observan él uno al otro con bastante intensidad. Y entonces me sorprenden cuando Kylliam se acerca hasta él y lo envuelve en un abrazo. Adele rompe en llanto nuevamente y a mi se me escapa una lágrima rebelde.

—Lo siento —le dice Jared—. Lamento haberte dejado solo lidiando con tu padre.

—Lamento haber huido cuando necesitabas todo mi apoyo —le dice Kylliam.

—Dalton los va a odiar por haberse perdido esta escena digna de novela —dice Adele entre mocos provocando que todos ríamos.

Jared y Kylliam estrechan las manos y entonces el chico de ojos verdes lleva su mirada hasta mi.

—Venga corredora, hora de regresar al hospital.

Suelto un bufido y me cruzo de brazos.

—Estaba todo muy bien. ¿Por qué arruinas el momento?

—Ya me declaraste tu amor —me dice con su mirada de superioridad que tanto me saca de quicio—. Debes de volver y recuperarte.

—¿No podías decirlo sin esa mirada? —el ríe—. Príncipe ególatra.

—Ya no puedes decirme así —camina hasta la parte trasera de mi silla y nos ponemos en movimiento hacia la salida—. Ahora soy un rey.

—Sigues siendo ególatra.

—Y tú una habladora, calla por unos minutos.

—Imbécil.

—Infantil —me devuelve.

Escucho la risa de los demás.

—Te odio.

—Hace unos minutos dijiste que me querías —se ríe.

—Lo retracto — detiene la silla.

—¿La dejamos aquí? —les pregunta a los demás.

—Está quejándose mucho, estoy de acuerdo —dice Jared y lo miro como si tuviese dos cabezas.

—Me siento traicionada JJ —el se ríe por el apodo que usé estando borracha—. Kylliam si me dejas aquí, esta vez no será una sopa, voy a lanzarte mi yeso.

Niega riendose, estruja mi cabello y se acerca a mi oído.

—Toda está altanería, tendrá consecuencias cuando mejores, Eva —el calor sube a mis mejillas.

—¿Qué le dijiste? —pregunta Adele cuando ve que me quedo callada y continuamos caminando.

—Creo que ya aprendí como hacer que Eva Toscano se calle —dice él con suficiencia y yo río.

—En tus sueños, rey del ego.

Cuando llegamos al hospital Kylliam me lleva directo a la habitación y entre él y Jared me ayudan a volver a la cama —no puedo negar que estar acostada ayuda a que el dolor en mi cuerpo disminuya—. Mientras regresábamos Adele y Thomas me explicaron que habían estado todo este tiempo en Seattle pero que no habían querido visitarme después de despertar para darme tiempo a procesar todo. Dalton había tenido que viajar a su reino porque su hermano estaba enfermo, pero hoy llegaba junto a Kayla, la hermana de Kylliam. Por supuesto les dije que no era necesario que todos viniesen pero solo me lleve un regaño de Adele por no dejarlos cuidarme, así que opté por quedarme callada el resto del viaje.

—¿Estás cómoda? —me pregunta Kylliam y asiento.

—Voy a buscar algo para comer —anuncia Jared y sale de la habitación.

Mi mirada se posa en mi ...¿Qué se supone que somos? Él me sonríe.

—¿Crees que va a estar bien? —le pregunto

—Eso espero, no voy a dejarlo solo, voy a encargarme de que Jared enfrente su mierda.

—Yo también voy a ayudarlo —él asiente y se acerca para dejar un beso en mi frente.

—¿Puedo contarte algo? —me pregunta y asiento.

Lo veo agarrar el collar de las llamas de su cuello y me lo muestra, trago en seco, porque sé de lo que va a hablar.

—La señora que nos dió los collares a mi y a Jared, nos dijo que un día llegaría una persona con otro collar del mismo material que este y se encargaría de barrer toda la basura de nuestras vidas.

Lo miro arqueando una ceja y el ríe.

—No lo dijo con esas palabras, pero ese es el significado. Creo que esa persona eres tú, Eva, llegaste como un torbellino y lo cambiaste todo. Tienes el collar, te lo ví hace un tiempo en Nardinkath.

—Lo tengo —le digo y me mira con ternura—. Fui a la ciudad con Adele y mientras ella compraba unas cosas di un recorrido, una señora me regaló un collar semejante al tuyo pero con un corazón y me dijo algo similar.

Jared entra en la habitación con unos vasos y unas cajas con comida.

—Eva tiene el collar —le dice Kylliam.

—Lo sé —responde él—. La vi con el puesto, mientras me hacía pasar por James.

—¿Por qué no me dijiste nada? —le pregunta Kylliam.

—No hablábamos en ese entonces.

Ambos ríen y a mi los ojos comienzan a pesarme, suelto un bostezo y Kylliam me mira con diversión.

—¿Estás agotada?

—Quiero descansar un poco —les digo.

—Bien, estaremos fuera, no dudes en llamarme para cualquier cosa.

—No tienen que estar todo el tiempo aquí, no soy una niña.

—Pero te comportas como tal, deja de ser terca y permite que los demás se preocupen por ti y te cuiden.

Ambos salen de la habitación y yo me acomodo con bastante dificultad en la cama. Cierro mis ojos y en pocos minutos me quedo totalmente dormida.
Escucho algunas voces lejanas y me remuevo un poco pero al instante siento dolor. La inconfundible voz de Kylliam se escucha lejana y creo que la persona que habla con él es Angie. Me quedo con los ojos cerrados escuchando todo.

—¿Crees que va a odiarme? —le pregunta mi hermana—. Yo no podía hablar, aunque quisiese.

—Va a entenderlo —le responde Kylliam—. Después de todo ella pasó por lo mismo con Jared.

Escucho el llanto de mi hermana y decido abrir los ojos porque dudo de Kylliam sea capaz de lidiar con ello, así que veo su cara de alivio cuando nuestras miradas se cruzan.

—Angie —llamo a mi hermana y ella se seca las lágrimas y se acerca a la cama.
—Korra me amenazó —comienza a explicar entre llantos—. Yo escuché cuando le decía al rey que tú eras hija de Alessandro, yo...yo no... Tú eres mi hermana.

Se lanza a mis brazos mientras llora y las lágrimas caen también por mi rostro. Desde pequeñas nuestra relación fue totalmente desastrosa, pero es mi hermana y siempre va a serlo.

—Venga, cálmate —ella mantiene su cabeza oculta en mi cuello—. No tienes que pedirme perdón, entiendo que no podías decirme nada.

Ella se separa de mi lentamente y sus ojos rojos por llorar hacen contacto con los míos.

—¿Somos primas entonces? —me pregunta.

—Somos hermanas, Angie, eso no lo cambia ni Alessandro, ni Alfred —ella me sonríe—. Siempre vas a ser mi caprichosa hermana pequeña.

—Yo no soy caprichosa —se queja y ambas reímos.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta.

—Con algo de dolor, pero bien. ¿Y tú?
Si rostro cambia a una total preocupación y me tenso porque eso significa que ella no está bien.

—Tengo pesadillas —baja la cabeza—. Yo... No puedo estar tranquila, tengo miedo constantemente y siento que va a intentar vengarse.

Se que se refiere a Leonard. Kylliam que se había mantenido callado todo este tiempo y concentrado en su teléfono, se acerca a mi hermana y le pone una mano en el hombro.

—Él no volverá —dice con seguridad—. Me encargué de que nunca más vuelva a ponerles un dedo encima.

Lo miro confundida por la oscuridad en su mirada.

—¿Cómo que te encargaste de él? —cuestiono.

—Luego te explico, voy al aeropuerto, Dalton y Kayla llegaron —deja un corto beso en mis labios y mi hermana nos mira con sorpresa.

El rey del ego sale de la habitación y suelto una carcajada cuando Angie me mira como si hubiese matado a alguien.

—¿Están juntos? —asiento y ella aplaude—. Gretchen va a morir cuando sepa que son novios.

Me rasco la cabeza con nerviosismo porque Kylliam y yo no le hemos puesto un título a esto que no lleva ni un día.

—No le hemos puesto nombre —le cuento y ella masculla un "ah"

Pasamos varios minutos conversando hasta que recibe un mensaje de Alfred avisándole que ya vino por ella. Me hubiese gustado verlo pero les pedí espacio a él y Alessandro y ambos me lo están dando.
La tarde transcurre con tranquilidad, veo televisión y Adele y Thomas pasan un buen rato de risas conmigo. Cae la noche y la enfermera me ayuda a tomar un baño y luego me traen la cena —que no está tan mala, para ser de un hospital—. Cuando me dispongo a ver una novela de esas turcas que ve Angie, la puerta de la habitación se abre y Dalton literalmente se lanza hacia mi con los brazos abiertos.

—¡Casi sufro un infarto por culpa de ese psicópata! —sus brazos se enredan en mi cuello—. ¡Dime qué estás bien y que vas a salir de aquí pronto!

En la puerta Kylliam, Jared y Kayla se ríen de su melodrama pero yo solo me remuevo intentado sacarmelo de encima porque me está asfixiando.

—Estoy bien y voy a salir de aquí pronto, pero necesito que dejes de asfixiarme.

Él me ignora olímpicamente y sigue pegado a mi.

—Yo sabía que esa carta absurda no podía ser cierto, tu me amas y no puedes vivir sin mi —me río y él también lo hace.

Kylliam se aclara la garganta y se acerca a él, lo toma por la camisa y me lo quita suavemente de encima.

—Quieres dejar de asfixiar a mi chica —le dice y Dalton forma una O con su boca y abre los ojos.

—¡No, no, no! —me mira con falso enojo—. Cómo se hayan atrevido a declararse su amor sin mi presencia voy a irme de aquí.

—Lo hicieron —le dice Jared riendo.
Y Dalton pega un grito de asombro.

—¿Tú te estás riendo? —le pregunta a Jared—. ¿Y estás de acuerdo con que estén juntos?

Camina hasta el sofá de la habitación y se sienta.

—Me han roto el corazón —finge estarse desmayando—. Son unos amigos muy malos, yo debí estar presente cuando ocurrió todo esto, voy a quejarme en la sociedad protectora de amigos.

—¡Wao! —Kayla aplaude—. Deberías abandonar lo de la realeza y ser actor.

Todos reímos incluído Dalton y mi mirada va hacia mi cuñada.

¿Por qué es mi cuñada, no?

No deja de mirar la sonrisa de Jared.

—En serio te vez mejor —le dice y Jared la mira con dulzura.

—Lo estoy, pequeña —le estruja el pelo y ella suelta un bufido.

—Ya no soy pequeña, tengo diecisiete.

—Siempre vas a ser pequeña para mí —le responde Jared y veo la mirada triste en el rostro de la chica.

Mis ojos buscan los de Kylliam que mira la escena y cuando sus iris conectan con los míos, se que él también se dió cuenta.
Kayla está enamorada de Jared.



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