👑 Capítulo 22👑
Finalmente la noche ha llegado le y Dalton se han encargado de subir mis ánimos con una fiesta de pijama improvisada. Kylliam se marchó de mi habitación después de curarse los golpes y no he vuelto a saber más nada de él —después de todo no hemos arreglado nuestra situación—. No sé qué habrá pasado entre él y Jared, pero espero que no se haya roto su amistad, no por mí, porque no me lo perdonaría nunca.
—Vamos a jugar a verdad o reto —Dalton agarra una botella de champagne que descansa en un cubo de hielo y se lanza a la cama junto a nosotras.
—¿Por qué siempre buscas la manera de meternos en problemas? —Adele suelta una carcajada.
—Venga, es solo un juego, nadie saldrá lastimado ¿Verdad Eva?
Con el día que he tenido, un poco de diversión no me viene nada mal.
—¡Venga juguemos!
Ade suelta un bufido mientras él se acomoda en la cama para dar comienzo a la dinámica.
—Obvio, como fui el d la idea comienzo yo —ambas asentimos porque es imposible llevarle la contraria.
—Ade
—Ya sabía que ibas a lanzar tu veneno sobre mi —lo interrumpe.
—¿Verdad o reto?
—Verdad —responde ella segura.
—¿Extrañas a Dave o eres totalmente feliz con Thomas?
Bien, Dalton está tirando fuerte, no debí aceptar jugar a esto.
—Si te soy sincera me siento totalmente bien —sonrío al escuchar eso—. Thomas me hace sentir bien y me cuida, ambos entendemos nuestros compromisos como personas de la realeza y tratamos de compenetrarnos.
—Aww —Dal hace un puchero—. Hacen linda pareja, Thomas ha cambiado mucho la verdad.
Adele nos sonríe y luego me mira de forma maliciosa.
—¿Verdad o reto, Eva?
Sé lo que va a preguntarme y sé la respuesta a ello, pero pretendo que esa respuesta permanezca para mi por todo el tiempo que pueda, así que también le muestro una sonrisa maliciosa.
—Reto —respondo.
—¡No! —se queja Dal—. ¡Tenías que elegir verdad!
Comienzo a reírme porque sus planes fracasaron y ambos están decepcionados.
—Venga. ¿Qué reto van a ponerme?
Ade se queda pensativa por unos minutos.
—Tienes que asustar a Kylliam y hacerle creer que te desmayaste.
—¡No! Cuando se entere va a matarme.
—Para nada, tal vez primero muera él de un infarto pero nada más.
Los tres comenzamos a reír y termino cayendo en su juego. Nos ponemos de pie y planificamos todo el teatro que vamos a armar. Una vez listo, Dalton me carga en sus brazos y yo pongo mi mejor cara de enferma cerrando los ojos y salimos corriendo a la habitación de los chicos con Adele delante de nosotros. Cuando llegamos ella comienza a tocar la puerta desesperadamente mientras los llama.
—¡Kylliam! ¡Thomas! —a este paso va a alarmar a todos los huéspedes del hotel—. ¡Joder, abran la puerta, por favor!
Siento el cerrojo abrirse y escucho la voz de Thomas.
—¡¿Pero qué pasa?!
—¡Es Eva! —grita Dalton conmigo en brazos—. Se ha puesto mal y ha perdido el conocimiento.
—¡Dámela! —escucho la voz de Kylliam y al instante siento como paso de los brazos de Dalton a los de él.
El calor corporal que emite se apega al mío, me arrepiento de todo esto porque no trae nada encima y mi piel hace contacto con su torso y siento que el cuerpo se me incendia.
Escucho los pasos de todos y creo que entramos a la habitación de los chicos.
—¿Cómo ha pasado? —pregunta Kylliam aún conmigo en brazos.
—No lo sé, ha sido de repente, estábamos jugando, se ha puesto mal y acto seguido cayó en el suelo —escucho la voz afligida de Ade y trato de contener la risa.
Siento como Kylliam me deja sobre el sofá y siento alivio aunque extrañe el calor de su cuerpo.
—Eva —me llama mientras me toca el rostro—. Busca alcohol en el botiquín del baño —le ordena a alguien y escucho los pasos alejarse.
—¿Por qué no vamos a un hospital? —pregunta Dalton y quiero asesinarlo, pero Kylliam lo ignora mientras sigue tocándome el rostro intentando que despierte.
—Voy a darle boca a boca —dice y el corazón me da un brinco.
¡Mierda no!
—¡¿Qué?! —exclama Dal—. No es necesario, no es que se haya ahogado ni nada.
—Está respirando con dificultad —le explica él y no sé de dónde saca que estoy respirando con dificultad—. Necesita boca a boca.
Siento su mano apoyarse en mi brazo y abro los ojos antes de se le ocurra poner sus labios sobre los míos.
—¡No necesito boca a boca! —le grito, veo como me mira con diversión y se cruza de brazos.
—Supiste que era una broma todo el tiempo —confirmo y suelta una carcajada.
—No sabes actuar, corredora —me dice y escuchar el "corredora" de su boca me da una sensación de alivio.
—Es culpa de ellos —señalo a Ade y Dal—. Me retaron.
—¡Aquí está el alcohol! —Thomas aparece con un pomo y nos mira a todos confundidos.
—¿Ya estás bien? —me pregunta y todos soltamos las carcajadas.
(...)
Temprano en la mañana he recibido un mensaje de Kylliam, me está esperando en la recepción del hotel. Jared está aquí, quiere pedirme perdón pero eso no quiere decir que va a escucharme, como tampoco quiere decir que voy a olvidar como me trató, algo se ha roto entre nosotros y es imposible de salvar. Las heridas se curan pero dejan cicatriz.
Cuando estoy lista bajo a la recepción y encuentro a Kylliam sentado leyendo un periódico. Me dedica un sonrisa cuando llego y me siento rara porque creo que ya no estoy en la lista de las personas que le agradan.
—¿Segura que quieres verlo? —me pregunta y asiento.
Comienza a caminar hacia el comedor del hotel y sigo detrás suyo. Este es diferente al del hotel donde hablé con Jared, más cálido y familiar. Lo diviso apenas entramos, estaba en una de las últimas mesas cuando nuestras mirada quieren encontrarse desvío la mía hacia otro lado, tenía miedo de volver a ver la ira reflejada en ellos.
—Hola —le dice Kylliam cuando llegamos y toma asiento frente a él. Yo me quedo de pie sin saber qué hacer. Entonces Kylliam toma mi mano y lo miro, su sonrisa está ahí, dándome todo el apoyo que necesito.
—Hola —le digo y él solo asiente.
Tomo asiento al lado de Kylliam. Las manos me tiemblan y miro hacia todos lados incómoda.
—Eva —Jared me llama y finalmente pongo mi mirada en la suya. Suspiro con alivio cuando veo que su mirada está llena de calma—. Lamento mucho lo que pasó ayer, esa es la versión de mi que no quería que conocieras, la oscura.
No sé que decirle así que me mantengo callada escuchando todo lo que él tiene que decir. Temo que si hablo pueda salirse de control y no quiero que Kylliam tenga que intervenir porque eso traería problemas entre ellos dos.
—No debí tratarte así, lo sé y tampoco me justifico —continúa—. Pero no logro olvidar todo lo que ocultaste, no puedo perdonarte, no cuando te miro a los ojos y todo lo que veo es a la persona que podía evitar que mi infierno siguiese y no lo hizo.
—Si lo hizo —interviene Kylliam y Jared lo mira con molestia.
Le tomo la mano por debajo de la mesa para que calle y él me mira confundido.
—Como sea —sigue Jared—. No quiero volver a verte o saber de ti, mientras más lejos estemos el uno del otro mejor.
Le doy un asentimiento sin pronunciar palabras y él se pone de pie y se aleja de nosotros.
—¿Por qué te quedaste callada? —me pregunta Kylliam—. Tú no eres así ¿Lo piensas dejar irse así de fácil?¿Vas a renunciar a lo que sientes por él?
—Estoy cansada de nadar en contra de la marea —le digo dispuesta a ponerme de pie pero él me detiene tomándome por el brazo.
—Aún tenemos otra cita —me dice señalando hacia la puerta por donde un chico muy parecido a Jared entra sonriendo y no puedo creer que finalmente vaya a conocerlo.
—¿Él es…? —le pregunto a Kylliam emocionada.
—James —me responde él justo cuando el hermano mayor de Jared llega a nosotros.
—Hasta que finalmente puedo verte sin interrupciones —le dice a Kylliam que se pone de pie y ambos se dan un abrazo.
—La vida de un rey es muy ocupada —le responde Kylliam riendo.
—¿Tu debes ser Eva? —me pregunta y asiento—. Un placer conocer a mi salvadora.
Lo miro confundida y me regala una sonrisa.
—¿Fue todo bien con mi hermano?
Me quedo callada y Kylliam responde por mi.
—Sigue sin abrir los ojos.
—A veces la ira y el rencor nos nublan la visión del corazón, espero que cuando mi hermano se de cuenta no sea demasiado tarde —su sonrisa es demasiado contagiosa y termino riendo también—. Me caes bien Eva, gracias por ayudarme a salir del infierno.
—Yo no…
—Lo hiciste —me toma las manos—. Que Jared aún no pueda verlo, no quiere decir que me pase igual. Si tú no hubieses llegado a nuestras vidas todo seguiría igual, no importa cuánto tardó, al final logré salir de allí gracia a ti.
Asiento con los ojos llorosos y él deja un suave beso en el dorso de mi mano derecha.
—Debo regresar con él, fue bueno verlos chicos.
Se aleja rápidamente y nosotros regresamos a las habitaciones.
El día se me pasa rápido, hablo con mi padre, pongo Angie al día con todo lo que ha pasado, Ade y Dal fueron de compras en la tarde pero decidí quedarme descansando y relajándome en el jacuzzi de la habitación.
Salgo del agua cuando la noche ya ha caído y muero de hambre. Agarro mi pijama favorito y cuando abro la puerta para buscar a Adele en la habitación de los chicos y pedirle algo de comer me topo de frente con Kylliam que se disponía a tocar mi puerta.
—Vístete —me ordena y lo miro confundida—. Por favor, dile a Adele que te ayude y ponte algo decente.
Sus ojos me miran de pies a cabeza y se ríe de mi pijama de las Winx.
—¿Para qué?
Dalton entra corriendo a la habitación con una inmensa sonrisa.
—¡Vamos a salir a divertirnos!
(...)
Salir no es la mejor actividad para m esta noche, porque solo tengo ganas de estar en un lugar tranquilo, leerme un buen libro y tomarme un taza de café. Después de cenar en un restaurante en el que me sentí sumamente mal porque no entendía el nombre de ningún platillo, los chicos decidieron que era buena idea ir un rato a un bar. Así que aquí estábamos, ellos bailando y divirtiéndose, mientras Kylliam y yo nos mantenemos sentados en el reservado sin pronunciar palabra. No he mirado la hora pero si sé que el libro que he abierto en mi celular para entretenerme está casi terminando, lo que quiere decir que ha pasado un buen rato.
Adele llega toda sudada y transpirando a la mesa, agarra uno de los basos de vodka y se lo bebe de un tirón, la miro con una sonrisa porque me encantaría tener esa energía ahora mismo.
—¿Por qué no vamos a bailar un rato? —me pregunta y niego.
—No tengo ganas.
—Te has pasado toda la noche así —solo me encojo de hombros sin saber que respuesta darle y entonces ella lleva su mirada a Kylliam que se encuentra recostado con la cabeza caída hacia atrás.
—¿Y tú que haces? —le pregunta.
—Ahogarme en mis pensamientos —le responde manteniendo su posición.
—Bueno, quedaos aquí aburridos, me voy a bailar.
Se marcha moviendo las caderas y yo vuelvo mi atención a mi libro digital. Siento el sofá hundirse a mi lado y luego mis ojos se encuentran con los iris verdes de Kylliam.
—¿Nos vamos? —me pregunta y lo miro confundida—. Al hotel, estoy cansado, no quiero seguir aquí y por lo que veo tu tampoco —señala mi celular.
—Vale.
Ambos nos ponemos de pie y lo sigo a través de las personas hasta donde se encuentran los chicos bailando y riendo. Él se acerca a Thomas y le susurra algo al oído, este asiente y entonces Kylliam retoma su camino hacia la salida mientras lo sigo.
El aire frío de Paris nos recibe en la calle, cierro el libro y me quedo de piedra cuando miro la hora y solo faltan dos horas para el amanecer. ¿Cómo pasó tan rápido el tiempo?
La calle está totalmente vacía excepto por tres hombres que se encuentran conversando tranquilamente en una esquina.
—Tenemos que ir caminado.
Giro mi cabeza lentamente hacia él porque no hay manera en la que pueda caminar con estos zapatos.
—Hubo un problema en el hotel y los guardias tuvieron que ir a asegurarse de que todo esté bien con nuestra seguridad —me explica—. Toca caminar.
Asiento algo confusa y nos ponemos en marcha en silencio. El aire frío hace que la piel se me erice y comienzo a masajearme los brazos en busca de calor. Él lo nota y se quita la chaqueta de su traje quedando solo con su camisa blanca, la pone sobre mis hombros haciendo que de inmediato el calor me proteja.
—Gracias —le digo y me da un asetimiento algo torpe que me hace reír.
¿Qué le pasa?
Abre tres botones de su camisa y mis ojos van a su cuello y a un hermoso colgante que lleva un dije de unas llamas, realizado con el mismo material del colgante que me obsequió aquella mujer en Nardinkath. Nota mi mirada en él y lo toma en sus manos.
—Una señora me lo regaló en Nardinkath —me cuenta—. Jared tiene uno semejante pero tiene algo como unas ramas.
Me quedo de piedra y las palabras de aquella mujer vienen a mi mente.
—Solo hay dos más como este…Cuenta la leyenda que las otras dos personas que los tienen están rotas y la que posea este colgante traerá luz a su vida.
—¿Eva? ¿Estás bien? —me saca de mis pensamientos y sonrío nerviosamente.
—¿Falta mucho para llegar? —le pregunto intentando evadir el tema.
—Más o menos.
Nos quedamos en silencio mientras seguimos caminando. A nuestro alrededor todo está en silenco excepto por el sonido de mis tacones y el que hacen sus zapatos mientras caminamos.
Ha pasado un buen rato cuando decido ser valiente y romper el incómodo silencio.
—¿Qué pasó con tu padre?
Él se sorprende por mi pregunta.
—Está preso, resulta que tenía una larga cola para cortarle.
—Me alegro que todo haya salido bien.
—Gracias a ti.
Ahora soy quien lo mira sorprendida.
—Si, fuiste tú la que me dijo que era un cobarde y me diste las fuerzas para comenzar a investigar todos los andares de mi padre. Si no hubieses estado grabando el día de la recepción no hubiese tenido pruebas para mostrar que él maltrataba a mi madre.
—¿Ella era tu madre? —él asiente—. ¡Dios ni siquiera lo supe, en verdad lo siento mucho!
—Tranquila, ella está agradecida contigo, al igual que yo.
Suelto una risa sarcástica para mi misma.
—Al final ir a Nardinkath no estuvo tan mal, terminé siendo de ayuda y extrañando a todos mientras estuve en casa.
Sus ojos se quedan por instantes pegados en mi.
—¿Entonces me extrañabas? —me pregunta sin dejar de caminar llevando su mirada al frente. Como si temiera de mi respuesta.
Sonrío para mi misma porque estoy haciendo todo lo que dije que no iba a hacer. La idea era alejarme de él, no acercarme cada vez más.
—Si —respondo—. No tenía con quien discutir.
Se ríe y lo imito porque el ambiente ya está lo suficientemente tenso entre nosotros. Necesito que vuelva a ser mi amigo, por lo menos quiero quedarme con eso.
—Yo también te extrañé, todos los días —sus ojos buscan mi mirada y me quedo seria cuando veo su tristeza—. Me dolió no poder despedirme Eva, pero más me dolió saber que no querías que supiese nada de ti.
—Era lo mejor, pensé que…—me callo antes de decir algo que no debo.
—¿Qué pensabas? —me pregunta, pero lo ignoro y sigo caminando a su lado. Ya comienzan a dolerme los pies por los zapatos.
Se detiene y toma mi mano provocando que yo haga lo mismo. Se acerca a mi y bajo la cabeza porque no quiero mirarlos a los ojos y que sacuda mi mundo.
—Eva —sus manos van mi barbilla y levanta mi cabeza para que lo mire—. ¿Qué pensabas?
Las manos y las piernas comienzan a temblarme, ese cosquilleo extraño que me provoca comienza a crecer.
—Yo…Las noticias…Creí que —ni siquiera puede terminar una oración por los nervios.
Entonces Kylliam forma esa sonrisa maliciosa que tanto me gusta y odio a la vez.
—¿Creiste que Kayla era mi novia? —pregunta riendo y le doy un golpe en el hombro.
—¡Imbécil! —le digo y sigo caminando rápidamente dejándolo atrás.
Por supuesto me alcanza y vuelve a detenerme con la diversión marcada en su rostro que solo provoca que me hierva la sangre.
—¿Eso quiere decir que estabas celosa? —cuestiona.
—¡¿Qué?! —finjo reír y claro que se me da fatal pero hago como que no me doy cuenta—. ¿Celosa de ti? Jamás.
—Hagamos como que te creo.
Continuamos caminando y cometo el error de mirar hacia atrás. Aquellos tres hombres que estaban en la esquina del bar caminan detrás de nosotros. Llevamos alrededor de una hora dando vueltas por las calles de París para llegar al hotel, casi estaba amaneciendo y ellos van detrás nuestro. No puede ser algo normal, así que entro en pánico y toco el brazo de Kylliam suavemente.
—¿Vas a aceptar que estás celosa?
—Mira con cuidado —le susurro y él se tensa—. Esos tres hombres de ahí atrás nos están siguiendo desde hace rato.
Dismula y lleva su mirada a nuestra espalda. Veo como los músculos de sus brazos se tensan por encima de la camisa y luego posa sus ojos en mi. La expresión que veo en ellos en lugar de calmarme hace que me dé mas miedo.
—Eva —toma mi mano y me da un ligero apretón—. Necesito que hagas lo mejor que sabes hacer.
Lo miro confundida sin entender nada.
—Cuando cuente tres, vas a empezar a correr lejos de aquí.
¡Dios!
Juro que me dieron ganas de comenzar a gritar y pedir auxilio, la respiración me comienza a pesar y los latidos de mi corazón comienzan a acelerarse.
¡¿Qué está pasando?! ¡¿Por qué tengo que huir?!
—Necesito que saques la guerrera que llevas dentro y salgas de aquí lo más rápido que puedas.
Entonces me percato de que solo está hablando de mi, él planea quedarse aquí.
—¡¿Vas a quedarte?!
—Alguien debe encargarse de esos imbéciles.
—Pero…
Aprieta más mi mano.
—Confía en mi —besa mi frente—. Voy a estar bien y te alcanzaré en minutos.
Asiento no muy convencida y porque el miedo ni siqueira me deja refutar sus órdenes.
—Uno…—comienza a contar—Dos… ¡Tres!
Separo mi mano y empiezo a correr a toda prisa. Pero me detengo abruptamente al dar cuatro pasos y escuchar el sonido de un disparo
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