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👑 Capítulo 15👑

El silencio reina en el avión mientras volamos con destino a Nardinkath. Jared está dormido en su asiento, Kylliam no para de mirar por la ventanilla y yo sigo intentando despejar mi mente con un libro que me prestó la aeromoza. Es increíble como leyendo puedes dejar el sitio en el que te encuentras para entrar a un mundo tan perfecto que te dan ganas de poder experimentar todo lo que vive la protagonista, porque a pesar de los malos momentos siempre termina con un final feliz —en la gran mayoría de los casos—, me encanta poder visitar nuevos sitios a través de las páginas de un libro, es algo mágico.

Doy una pausa a mi lectura y llevo mi mirada a los dos chicos que me han acompañado en este corto y desastroso viaje, Jared descansa tranquilamente y me gustaría poder saber que está soñando, se ve realmente en paz. Pero Kylliam es una total incertidumbre porque no logro descifrar que está pasando por su cabeza, no me ha dirigido la palabra desde que salimos del hospital, tampoco me ha mirado y cuando intento encontrar su mirada me esquiva como si fuese la peste, quiero saber qué le pasa, pero aún así me siento incapaz de preguntarle, algo dentro de mi me dice que las cosas están mejor de esta forma.

Después de varias horas de viaje el avión finalmente aterriza en el aeropuerto de Nardinkath donde ya una de las tantas limosinas de la escuela nos espera y eso solo me hace saber que Korra ya sabe de mi regreso. Los tres montamos en silencio y así continuamos durante todo el camino. Jared me lanza sonrisas de vez en cuanto y yo les respondo cortésmente porque estoy nerviosa y asustada. Las ruedas emiten un sonido cuando finalmente nos detenemos frente a la puerta del castillo y tomo una profunda respiración, Kylliam se baja primero sin decir palabra.

—¿Estás lista? —me pregunta Jared.

—No creo que lo esté nunca.

—Tranquila, estoy aquí contigo.

Asiento y ambos bajamos, Korra, Gerad, mi tío Alessandro y Rachel se encuentran esperando en la entrada. Korra sonríe victoriosa por verme rendida, mientras mi tío Alessandro me mira serio, está enojado y lo puedo oler desde lejos. Jared y yo nos acercamos lentamente y veo como Kylliam se acerca a mi tío Alessandro, le dice algo al oído y entra en la escuela rápidamente.

—Buenas noches a todos —saluda Jared y hace una reverencia que todos responden.

—Buenas noches, majestad —le responde Korra con una sonrisa de amabilidad falsa.

—¿Cómo te encuentras, Eva? —me pregunta y tengo que aguantar mis lágrimas de impotencia.

—Mejor.

—Mejor dejamos que Eva hable con su padre —dice mirando a mi tío, Jared asiente y ellos entran en la escuela dejándonos solos.

Me quedo en silencio esperando que Alessandro suelte su furia hacia mi, pero no lo hace, se mantiene callado mirándome.

—¿Cómo está Alfred? —Rachel rompe el silencio y la miro con los ojos llorosos.

—Mi madre no me dejó verlo.

—¿Por qué huiste, Eva? —finalmente habla Alessandro.

—Colapsé, yo…pensé que Korra te había hecho algo.

—Estoy bien —Rachel lo mira y rueda los ojos—. Descubrió que planeaba entrar en su oficina para buscar los documentos que demuestran la inocencia de tu padre y la incriminan a ella, todo salió mal y terminé con algunos golpes, nada grave.

—Siento haberme marchado —bajo la cabeza avergonzada—. Tú siempre me decías que debo ser valiente.

—Ya lo eres pequeña, no todo el mundo es capaz de regresar a su propia cárcel después de haber logrado huir.

—Quiero que mi  padre esté bien.

—Tranquila Eva, estoy seguro de que va a estarlo.

Tres días habían pasado desde mi regreso y nuevamente volvía a acoplarme a la vida de este lugar. Adele y Dalton se habían emocionado mucho cuando me vieron al día siguiente en clases, Angie se encontraba en un viaje con sus compañeros y no había podido verla. Por otro lado Korra no había intentado conversar conmigo o amenazarme para que no me fuera y eso era algo muy pero muy raro y que me tenía a la defensiva. A Jared lo había visto pocas veces por los pasillos, ahora camina como cualquier persona mostrando su rostro aunque en compañía de sus guardaespaldas, quedamos de conversar cuando estuviese menos ocupado y Kylliam —mi tormento—, pues ahora es como si fuésemos desconocidos, no me habla, varias veces hemos coincidido en los pasillos o en clases y él simplemente hace como si no existiera, tampoco es que haya intentado acercarme, no he hecho nada para que tome esa actitud.

—¿Qué tanto piensas?

Dalton me saca de Evalandia y lo miro, está jugando con el tenedor mientras esperamos que traigan nuestro almuerzo.

—¿Qué pasó de nuevo por aquí en mi ausencia?

—Pff, nada, lo único divertido fue ver a Gretchen retorcerse cuando se enteró de que tú eras la prometida del príncipe Jared.

Miro hacia la primera mesa de la fila desde donde Gretchen me mira con ganas de asesinarme, no sabía que estuviese interesada en Jared.

—Ella siempre ha querido ocupar ese lugar —comenta Adele—. Tienes que tener cuidado, puede incluirte en los señalados.

—Lo dudo —suelta Dalton y Adele lo mira confundida—.¿No te has dado cuenta? —ella niega—. Kylliam está babeando por Eva.

Lo miro como si tuviese tres cabezas y ríe.

—Por favor, las únicas que no lo saben son ustedes.

Bueno, si lo sé, pero porque él me dijo que le gustaba, jamás eso me había pasado por la cabeza.

—¿A ti te gusta Eva? —me pregunta Adele con una sonrisa pícara.

¿Me gusta Kylliam?

—El silencio otorga —bromea Dal y todos reímos.

—Eres muy reservada con tu vida, necesito que me des todos los chismes Eva, estar en tu vida es como ver una película.

La silla a mi lado se mueve y ellos se quedan en silencio mientras Jared toma asiento en nuestra mesa y sus guardaespaldas nos rodean.

—Hola —saluda con una sonrisa dulce y Dalton pega un chillido de emoción.

—¡Lo ves! —le grita a Adele—. Es una jodida novela.

—Dalton —lo regaña Ade pero él le hace caso omiso.

—¡El príncipe de Nardinkath está sentado en nuestra mesa!

Jared lo mira divertido y suelta una carcajada que me contagia y me encuentro riendo también.

—Eres increíble —Adele niega con la cabeza mientras ríe.

—¿Cómo estás? —me pregunta Jared mientras Dalton continua parloteando sobre mi vida.

—Bien —su mano toma la mía.

—Lamento haber estado ausente estos días, tenía varios asuntos que resolver.

—No te preocupes, lo entiendo.

—¿Eva porque siento que no estás bien? Aunque me sigas diciendo que si no veo ese brillo que tenían tus ojos cuando paseamos por Nardinkath.

—Estaré bien.

Si solo pudiese contarte todo estaría mejor.

—¿Sabes que puedes confiar en mi? —su mano acaricia con delicadeza mi rostro y me dan ganas de refugiarme en sus brazos y olvidarme de todo.

—Lo sé.

—¿Me ocultas algo? —me pregunta con precaución y lo veo tensarse.

Niego frenéticamente como si de eso dependiese mi vida.

—No…yo no…no te oculto nada —los nervios me delatan y él asiente no muy convencido.

—No me gustan las mentiras Eva, por favor si tienes algo que decirme dilo ahora antes de que sea demasiado tarde.

Siento como el corazón se me contrae porque no puedo contarle la verdad, porque quiero que sepa que todo este tiempo ha estado viviendo un infierno provocado por su propio padre. Uno de los guardaespaldas se acerca y le susurra algo al oído, él se pone de pie.

—Debo atender un asunto, espero poder verte pronto —le sonrío—. Korra se reunirá contigo para comenzar con los detalles de la boda.

La sonrisa se me borra de la cara y él lo nota. Me da un leve asentimiento antes de marcharse.

—¿Por qué esa cara de agonía? —Dalton me mira preocupado.

—Ella no quiere casarse —responde Adele por mi.

—¿No te gusta Jared?

—No es eso Dal, yo no estoy preparada para casarme aún, mucho menos para ser reina.

Adele va a hablar pero es interrumpida por Angie que llega corriendo hasta nosotros. La miro con alegria porque extraño pelear con ella, extraño estar con alguien familiar, pero ella solo me mira enojada.

—Tenemos que hablar —me pongo de pie enseguida y salimos por la puerta hacia el jardín.

Angie acaba de descubrir todo lo que estaba pasando.

—¡¿Por qúe te lo callaste todo?! ¡¿Por qué no me habías dicho lo que está pasando con papá?! —exclama enojada cuando nos detenemos.

—Lo siento Angie, no quería preocuparte con todo esto.

—¿En serio, Eva? Estuviste todo este tiempo cargando con todo ese peso, una carga que ni siquiera te pertenece —las lágrimas caen por su rostro—. Y yo solo me dedicaba a hacerte sentir mal.

—Tú no sabías nada, tranquila —me acerco y la abrazo.

—A partir de ahora no estás sola, y vas a contarme todo lo que pase —asiento y ella saca su celular—. Mamá mando está foto está mañana mientras venía de regreso.

En la foto estaban ella y mi padre en la habitación del hospital, papá tenía un media sonrisa dibujada en el rostro y eso me dió una luz de esperanza de que todo esto podría terminar, solo tenía que seguir y cumplir con mi deber como hija.

—Lamento mucho todo esto, ojalá pudiese ser yo y no tú, no lo mereces.

—Tú tampoco, basta ya de hablar de ese tema, suficiente tengo con tener que soportar ver a Korra para los asuntos de la boda.

—Nuestra abuela es una bruja —dice riendo y asiento.

Justo en ese momento Kylliam y Thomas pasan por nuestro lado, Thomás se acerca saludar mientras Kylliam se mantiene de pies esperándolo e ignorando nuestra presencia.

—Hola Eva —me sonríe—. Es bueno tenerte de vuelta.

—Gracias. ¿Dónde anda la tercera parte de la mesa?

—Edgar tuvo que viajar a su reino, algunos problemas por allá.

—¿Tú no saludas? —si dije que no iba a hablarle tampoco, pero es que no me aguanto.

Kylliam sigue ignorándome y Thomas me mira apenado.

Bien.
¿Quieres jugar?
Juguemos.

Me acerco a Thomas y lo abrazo sonriendo, él se sorprende pero me devuelve el abrazo.

—Es bueno verte —le doy un beso en la mejilla y la mandíbula de Kylliam se tensa—. Nos vemos luego.

Angie y yo regresamos dentro del comedor, ella se retira a su cuarto para preparar su males y yo vuelvo a la mesa donde Ade y Dal me esperan junto a nuestro almuerzo.

(…)

El vals resuena por todo el salón mientras bajo lentamente los escalones. Me siento tan feliz que soy incapaz de borrar la sonrisa de mi rostro, las manos me tiemblan y el corazón me late deprisa. Cuando llego al último escalón su mano se estira y sonrío entrelazando la mía junto a la suya. Me sostiene por la cintura y comenzamos a bailar. Su mirada gris llena de dulzura hace que me sienta tranquila y relajada mientras bailamos, él me sonríe y me dan ganas de hacerlo sonreír siempre.

Entonces siento alguien llamarme y cuando miro a mi derecha una mujer me observa mientras llora.

¿Quién es ella?
¿Por qué se ve tan triste?

Jared me toma de la barbilla alejando mi mirada de la mujer para que me concentre en nuestro baile, pero cuando miro al frente esos ojos verdes que siempre  me retan me miran con una intensidad que me tiene ardiendo por dentro. Kylliam sonríe mientras su mano se aprieta en mi cintura y provoca un caos en mi respiración.

Alguien agarra mi mano y me separa de él. Jared me mira enojado.

—¿Qué crees que haces? —pregunta—. ¿Juegas con los dos?

Miro del uno al otro apenada y siento vergüenza de mi misma.

—No puedes estar con ambos al mismo tiempo Eva —Kylliam se acerca mi pero Jared lo detiene.

—Tienes que elegir a uno.

Me despierto exaltada y completamente sudada, Katlin me mira y se acerca hasta a mi con un vaso de agua.

—¿Tuvo una pesadilla? —me pregunta y asiento antes de darme un trago.

—Lo lamento mucho.

Hoy no hay clases, recuerdo y la pesadilla pasa a un segundo plano.
No hay clases y mi cuerpo lo sabe. Según Ade por primera vez Korra había decidido suspender las clases para que saliéramos a pasear por la ciudad y despejar, increíble lo sé. La cuestión era que iba a visitar la ciudad y eso me ponía de buen humor, porque después de todo mis mejores momentos los he pasado allí junto a James o bueno Jared.

Un rato más tarde Katlin está acomodando mi vestidor mientras yo termino de trenzar mi cabello y aprieto los cordones de mis zapatos. Ella tararea alguna canción que nunca he escuchado, desde esta mañana se ve muy alegre y feliz.

—Veo que hoy estás de buen humor —le digo y ella se gira sonriendo.

—Si majestad, mi mañana ha sido muy agradable.

—Pues estoy feliz por ti entonces.

Ambas sentimos la puerta de la habitación abrirse y salimos del vestidor rápidamente. Korra mira cada detalle con atención y luego centra su mirada en nosotras.

—Buenos días —saluda cordialmente.

—Buenos días señora Directora —Katlin baja la cabeza en señal de respeto y yo me quedo como si nada.

—¿A qué debo su visita? —porque el que esté aquí no debe significar nada bueno.

—Necesito que me acompañes Evangeline —me responde—. Tenemos que comenzar a preparar la boda.

Un escalofrío me recorre el cuerpo.

—He quedado con mis amigos para ir a la ciudad.

—Di el día libre porque debo acompañarte en los preparativos, si no hubiese boda, todos estuviesen en clases, debes venir.

—No tengo dinero para los gastos que conlleva una boda —agarro mi bolso.

—Los gastos los cubre el rey.

—Perfecto, entonces encárgate tú de todo —le sonrío—. Haz de cuenta que estás preparando tu boda, sé que tienes buen gusto.

Toma un suspiro para contenerse y me mira con ganas de matarme.

—Bien, Eva —logré que cediera en algo finalmente—. Pero debes firmar esto.

Levanta una carpeta con documentos que lleva en sus manos.

—¿Qué es eso?

—Un contrato donde te comprometes a casarte con el príncipe.

La miro perdida.

—No voy a correr el riesgo de que vuelvas a marcharte.

—No puedo firmar nada.

—Llama a tu tío Alessandro, él te dirá que hacer.

Abro mi bolso al instante y marco el número de mi tío en el celular quien contesta a los dos tonos.

¿Eva? ¿Todo bien?

—Korra quiere que firme un contrato —le digo y el suspira frustrado.

Esa maldita bruja no puede estar tranquila —maldice—. Fírmalo, es la única solución.

No respondo nada, cuelgo, agarro el lapicero que me tiende Maléfica y firmo el maldito papel, porque esta vez voy a hacer lo posible para que mi padre esté bien.

—Gracias —su cara es pura felicidad cuando mira mi firma en el papel—. Diviértete con tus amigos, yo me encargo de la boda.

Asiento y ella sale de mi habitación. Me despido de Katlin y voy en busca de Adele. Por el camino me encuentro con Gretchen y sus amigas quienes se interponen frente a mi.

—Hola Eva —saluda ella sonriendo.

—Hola —la hipocresía no es lo mío, no puedo simular que me agrada verla.
—Felicidades por tu boda, te lo tenías callado.

—Muchas gracias —me dispongo a seguir caminando pero su voz me detiene.

—¿Sabe Jared que también andas de zorra con Kylliam? —destila su veneno y a mi mente viene el comentario que Kylliam le hizo a Joel.

Una sonrisa se forma en mi cara.

—¡Por supuesto! —finjo emoción—. Estamos pensando en convivir los tres juntos, ya sabes, como un trío, sería algo muy poderoso para nuestros reinos.

Su cara es digna de estar en un museo en estos momentos, mientras sus "amigas" se burlan de ella a sus espaldas, le lanzo un beso en el aire y sigo mi camino.
Adele me espera en la puerta de su habitación junto a Salto y ambos me sonríen cuando llego.

—¡Vamos a divertirnos! —grita Dalton y nos ponemos en marcha.

El día en la ciudad pasa demasiado rápido y cuando nos damos cuenta la noche comienza a caer. Habíamos comprado ropa y regalos, comimos golosinas y finalmente pude ganarle el peluche de Stich para Dalton en la feria, quien ahora se pasea por la ciudad con un enorme muñeco azul en su regazo, llevándose miradas raras de las personas.

Adele tenía deseos de tomar algo y bailar un poco, así que decidimos ir a un bar, pero los que ellos acostumbran a frecuentar están abarrotado de personas y no hemos podido entrar, así que ella quise venir a un bar que le habían mencionado, y al que me niego a entrar ahora que estamos aquí y se cuál es.
El nombre de Royal se alza en el letrero, el bar donde Kylliam y sus amigos me trajeron aquella noche.

—¿Por qué no quieres entrar? —me pregunta Dal con su muñeco.

—No me gusta este sitio.

—¿Has venido? —Adele me mira sorprendida.

—Una noche que ustedes salieron sin mi, me encontré con Dilary, ella me invitó.

—Ah

—¡Venga no seas aguafiestas! —Dal me agarra del brazo y me arrastra a la entrada donde los de seguridad nos miran.

—No pueden entrar —nos dice uno de ellos, lo reconozco de la última vez que estuve aquí.

—¿Tú no eres la amiga del principe Wesh?

Adele y Dalton me miran como si tuviese tres cabezas y me dan ganas de que me trague la tierra, pero asiento porque es la única forma de que podamos entrar.

—Entonces adelante —nos abren la puerta y mis amigos emiten un grito de victoria.

La música alta me impacta en el momento en el que entramos al bar. La pista de baila llena de personas moviéndose al ritmo de la melodía. Las luces rojas dándole ese toque de oscuridad y peligro pero a la vez de tentación.
Caminamos hasta la barra y pedimos unas bebidas. Miro de un lado a otro pero no veo a nadie conocido, así que suspiro con alivio, zona libre.

—Este sitio es genial —me grita Adele por encima de la música y me sonrío en respuesta.

—¡Venga vamos a bailar!

La música se cuela por mis venas y muevo mi cuerpo al ritmo de la canción, mientras río de los movimientos absurdos de Dalton.

Me divierto con ellos, es como si nuevamente estuviese en casa y no en lugar desconocido, son como una familia que no sabía que necesitaba, personas que no me juzgan, no preguntas y simplemente se encargan de disfrutar cada momento, sin temerle a lo que pueda pasar mañana.

—¿Ese no es Kylliam?

Adiós magia, la sola mención de su nombre hace que me tiemblen las manos y se me seque la garganta.

¿Por qué provoca esta reacción en mi?

—¿Nos está mirando? —pregunta Adele.

—¡Si! Joder parece molesto —suelta Dalton.

Pero decido no buscarlo y me doy otro trago de mi bebida mientras sigo bailando, después de todo no me habla.

—¿Eva? —detengo mi baile y miro a Adele—. ¿Le hiciste algo a Kylliam?

—¿Yo? No ¿Por qué?

—Porque viene hacia aquí con cara de querer matar a alguien.

Entonces mi mirada va directamente hacia las escaleras como si sintiera su mirada clavada en mi y en efecto sus ojos verdes chocan los míos y me quedo sin voz al ver la furia que destella en ellos.

—¿Qué le pasa? —pregunto.

—Ni idea, pero no voy a quedarme aquí para averiguarlo —Dalton toma la mano de Adele y caminan fuera de la pista.

Reacciono y hago lo mismo, pero una mano me toma por el brazo y me giro para encontrarlo frente a mi, con la respiración pesada y la mandíbula tensa.

—¿Corriendo lejos de mi otra vez, Eva? —me pregunta y siento un cosquilleo al escuchar su voz después de varios días.

—Solo iba a por otra bebida —giro nuevamente para marcharme porque no olvido que me ha estado ignorando.

—No vas a beber más —me ordena.

—¿En serio? —río—. ¿Por qué lo dice quien?

—Yo —suelta serio.

—¿Por qué no sigues ignorándome como hasta hace un momento? —me suelto de su agarre y camino pero me sigue.

—Te dije que no vas a beber más.

—Por favor Kylliam, busca a otra persona para molestar.

—¿Quieres que haga esto por las malas? —me advierte.

—No te tengo miedo, has lo que quieras.

Al instante mis pies dejan de tocar el suelo y el bar se pone de cabezas. Mi mundo literal se pone patas arriba y Kylliam comienza a sacarme del bar mientras me lleva a cuestas en su hombro.

—¡Pero te has vuelto loco! —grito—. ¡Es que te gusta cargarme cada vez que vengo aquí!

—Cállate.

—¡No me mandes a callar maldito imbécil! ¡Bájame!

Entra por un pasillo que ni siquiera distingo porque creo que en cualquier momento puedo vomitar y abre una puerta de lo que parece ser una oficina y me deja finalmente en el suelo.

—¿Qué carajos ha sido eso? —le pregunto, él cierra la puerta y se mantiene callado mientras camina al escritorio y se sirve un vaso con agua.

—¿Kylliam? —lo llamó pero me ignora—. Bien, volvemos a lo mismo, vete a la mierda, me largo.

—No te atrevas a cruzar esa puerta —dice enojado.

—¿Pero a ti quien te entiende? En serio, tengo demasiadas cosas encima como para tener que adivinar qué te pasa y por qué actúas así conmigo, si lo que quieres es no saber de mi, no hagas estas cosas.

—¿Puedes mantenerte callada cinco minutos?

—No.

Se pone de pie y camina hasta mi, me alejo pero el continúa acercándose.

—¿Tengo que callarte?

La pregunta me deja confundida y me pone bastante nerviosa.

—¿Por qué me ignorabas? —pregunto más calmada.

—Para evitar enamorarme de ti, pero no ayudas.

—Yo... —me quedo sin palabras.

—¿Puedes dejar de hacer que me preocupe por ti? Deja de hacer tus malditas locuras que provocan que quiera protegerte.

—Yo no quiero que...

—Ya te lo dije, no seas buena conmigo, no vayas a dónde yo estoy, aléjate de mí Eva.

—Yo... No puedo alejarme de ti.

Sus ojos se abren sorprendidos cuando esa frase abandona mi boca.

No puedo alejarme de él, me dolía que me ignorara, extrañaba pelearme con él, extrañaba su mirada, extrañaba esta sensación de peligro cuando lo tengo cerca.

Su mano acaricia mi rostro y el contacto es como electricidad, su mirada me provoca un incendio por dentro y el cuerpo completo me tiembla.

¿Qué me haces Kylliam?

—¿Qué me haces Eva? —pregunta él y río porque es justo lo que estaba pensando yo.

Entonces la puerta se abre de golpe y él se aleja rápidamente, me quedo mirándolo nerviosa.

—¿Eva? ¿Que haces aquí? —la voz de Jared me trae de regreso a Nardinkath y veo la mirada de arrepentimiento de Kylliam.

Pero yo me concentro en los latidos de mi corazón, porque estoy en una maldita encrucijada.

¿Es posible que te gusten dos personas?

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