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👑 Capítulo 10👑

Siento un golpe fuerte en la mesa que hace que me separe rápidamente de los deliciosos labios de James, mis ojos van a mi lado donde Kylliam nos mira a ambos con cara de pocos amigos y le da una mirada llena de odio a mi acompañante.

—¿Crees que esto que estás haciendo es correcto? —le pregunta a James y este lo mira con indiferencia.

Siempre que se encuentran cuando estoy presente, siento este aire lleno de tensión como si tuviesen asuntos pendientes y se conocieran desde hace mucho tiempo Miro del uno al otro con confusión porque me parece rara toda esta situación sobre todo porque me doy cuenta de que ellos no se llevan precisamente bien.

—¿No ves que estás interrumpiendo? —James toma mi mano y lo miro con ternura, pero sigo incómoda por la situación.

Kylliam mira del uno al otro antes de hablar.

—Te vienes conmigo —ordena agarrándome del brazo y provocando que por reflejo me ponga de pie. James también lo hace y sigue sosteniendo mi mano, así que ambos me tienen en medio.

¿En qué momento la situación se complicó tanto?

—Ella no va contigo a ningún lado —James da un paso al frente y Kylliam suelta una carcajada  que se escucha por encima de la música.

—Estás equivocado —niega riendo—. ¿A qué si te vas conmigo, Eva?

Miro del uno al otro en varias ocasiones, el corazón me late demasiado rápido. Si me marcho con Kylliam, James va a enojarse, seguro no querrá verme en su vida y necesito aclarar que está pasando entre nosotros. Pero si me quedo estoy segura de que Kylliam armaría todo un espectáculo en la escuela anunciando que no soy princesa y eso pondría en riesgo a mi familia.

¿Qué carajos hago?

De repente el amigo de Kylliam, Edgar, llega corriendo hasta nosotros con cara de haber visto un fantasma y la respiración agitada.

—¡Los guardias de la escuela están aquí! —exclama asustado—. ¡La bruja nos descubrió!

Me da un gran regocijo que llamen a Korra bruja, pero mis alarmas se encienden cuando estamos en riesgo de ser descubiertos y eso significa más problemas para mí.

—Hay que largarse de aquí, ya. —añade Kylliam.

¡Mierda y más mierda! Si Korra  me descubre va a empezar con sus trampas y coacciones. No quiero causar más problemas de los que ya tiene mi familia.

—Por la puerta de atrás —le dice James a Kylliam que asiente—. Buscaré la forma de verte —me dice y le sonrío antes de ser totalmente arrastrada por Kylliam y empezar a caminar junto a él  por un largo pasillo a oscuras.

—¡Joder Adele y Dalton! —exclamo recordando mis amigos.

—Thomas los está ayudando —me responde Edgar y me siento un poco rara porque se supone que ellos son los intocables y no ayudan a nadie.

Kylliam parece leer mis pensamientos y añade.

—Le gusta Adele, por eso los ayuda —murmuro un ah y Edgar ríe.

Seguimos caminando por el pasillo, Kylliam permanece agarrando mi mano y mentiría si no dijera que eso me tiene un poco nerviosa. Finalmente Edgar abre una puerta, bajamos unas escaleras hasta otra puerta que nos permite salir a la calle de al lado del bar. Respiro aire fresco y siento un poco de alivio, miro a nuestro alrededor y solo hay algunos contenedores de basura. Hay un momento incómodo cuando Kylliam y yo nos damos cuenta que aún afuera seguimos tomados de las manos y ambos nos soltamos como si el contacto quemara.

—Esperen aquí, voy a por Thomas y los demás —nos dice Edgar y desaparece por la calle.

Ambos asentimos y nos quedamos en un silencio totalmente incómodo.

—Pensabas huir de mi para siempre, impostora —me dice Kylliam recalcando la última palabra y llevo mi mirada hacia él.

—Puede que por el resto de mi vida, si —le respondo con rabia.

¿Qué le importa lo que haga o deje de hacer? Kylliam se pasaba todo el tiempo dándome más problemas de los que ya tenía con su maldita costumbre de aparecer en todos lados.

—No pareces nieta de Korra, eres más... —se detiene para pensar y lo miro dudosa—. Común.

—¿Común? ¿Eso es un cumplido o una ofensa?

—Tómalo como quieras —su mirada va al comienzo de la calle, mientras yo me quedo por una milésima de segundo mirándolo, si no fuera tan gilipollas podría tenerme a sus pies justo ahora.

Sus ojos verdes se iluminan con el reflejo del poste de luz que ilumina la calle. Lleva un suéter de cuello alto y una chaqueta de cuero por encima y en sus brazos se marcan perfectamente sus músculos —Kylliam hace ejercicio, se nota—. Su pelo entre marrón y castaño oscuro está algo desecho pero le da un toque sexy y peligroso.

Peligro, es la palabra perfecta para definirlo.
Kylliam es un peligro en el que muchas chicas amarían caer.

—¡Mierda! —maldice y me saca de mi limbo—. Esos guardias vienen hacia aquí.

—¡Ay no! No quiero morir en manos de Korra, por favor —digo mirando al cielo.
Kylliam se acerca y me acorrala contra la pared.

Todo mi cuerpo reacciona a su cercanía y al calor que desprende su cuerpo. Mi corazón comienza a latir desesperado y las manos me tiemblas cuando mis ojos y los suyos hacen contacto.

—¿Qué carajos haces? —pregunto alarmada.

—¿Confías en mi? —cuestiona.

¡Pfff! Quien en su sano juicio confiaría en alguien como él.

—Claro que no —le digo—. Ni loca.

—Deberías, Eva —me dice—. Sé toda tu verdad y no he hablado nada.

—Quieres chantajearme con ella.

Susurra algo por lo bajo que no logro escuchar y cuando voy a decir algo su dos dedos índices se posan en mis labios y por encima de ellos sus labios. Abro mis ojos asustada, cualquier persona que nos vea piensa claramente que estamos besándonos. Su cercanía hace cosas locas con mi respiración, me mira con picardía y luego cierra los ojos. Su respiración es totalmente tranquila, mientras mantiene nuestros labios separados por sus dedos, mientras yo soy todo un mar de nervios.

—Solo es una pareja —escucho una voz a lo lejos y pasos alejándose.

Entonces él abre sus ojos y se separa de mi.

—¿Ves? Todo salió bien.

—Eres un maldito imbécil.

Sentimos el claxon de un auto y cuando miramos al otro lado de la calle, Louis el chofer de Kylliam nos hace señas para que nos acerquemos. Ambos corremos a subir al auto donde ya se encuentran Adele, Dalton, Edgar y Thomas, me siento rápidamente al lado de Adele que me mira con curiosidad.

—¿Por qué estás toda roja?

—Kylliam siendo Kylliam —le respondo igual que ella a mi aquel día en el comedor.

Durante todo el viaje siento la incomodidad de tener alguien mirándome, cuando finalmente decido ver quien es, me encuentro con los ojos verdes de Kylliam observándome con una intensidad que me hace temblar.
Luego de unos minutos finalmente llegamos al palacio y todos bajamos en silencio para no llamar la atención , la mayoría de los guardias están en la ciudad buscando a los demás estudiantes, así que podemos entrar sin problemas. Dalton les agradece a Kylliam y los demás por su ayuda y nos disponemos a marcharnos, pero solo doy tres pasos porque Kylliam me detiene tomándome del brazo.

—Eva.

—¿Qué quieres Kylliam? —le pregunto rodando los ojos y el ríe.

—Eres diferente —me dice con sus ojos verdes totalmente fijos en los míos y siento que las piernas se me debilitan.

—¿Qué quieres decir?

—Eres diferente, eso te hace especial —es lo único que dice antes de soltar mi brazo y marcharse dejándome con la boca abierta.

(…)

Miro tranquilamente como Korra camina de un lado a otro por el pasillo de su oficina mientras Angie y yo la seguimos con la vista. Llevamos toda la mañana reunidas con ella, los demás estudiantes se encuentran en el gran salón en un debate con todos los profesores, algunos con Celia en su oficina firmando la expulsión de la escuela. Han descubierto las salidas clandestinas y todo era un gran caos de regaños, expulsiones y castigos.

—Entonces nunca salieron a escondidas —vuelve a cuestionar y Angie asiente.
Mi hermana está algo rara, no ha hablado mucho desde que llegamos, ni ha intentado defenderse, se limita a responder lo que maléfica pregunta y bajar la mirada a cada rato, le pasaba algo y estaba totalmente segura de que no iba a quedarme con la curiosidad.

—¿Tú tampoco Evangeline?

—Ya te he dicho cuatro veces que no, Korra —me mira molesta por haberla llamado por su nombre—. ¿Puedes liberarnos, por favor?

Estoy segura de que no tiene pruebas de mí salida anoche, sobre todo porque tía Sarah y yo nos encargamos de buscar la cámara que había puesto en mi habitación y la eliminamos.

—Bien, solo espero que este horrible hecho no vuelva a pasar, sus padres ponen todo el empeño para que tengan una buena educación en esta escuela.

Casi le escupo la cara después de esa maldita actuación de doña "ayudo a todos por su bien". Pero dejo de prestarle atención cuando sigo observando a mi hermana en un estado deprimente a mi lado y aunque ella sea indiferente conmigo no puedo evitar preocuparme por su estado.

—El baile real está a la vuelta de la esquina —continua hablando la señora—. Y tú Evangeline debes bailar con el príncipe Jared.

Espera ¡¿Qué?!

—¿Perdón? —cuestiono.

—Si, ya están todos los preparativos, el fin de semana viajaremos al palacio de descanso del príncipe Jared y el lunes será su cumpleaños —su cara de emoción es épica—. Tú serás la que lo acompañará y juntos abrirán el baile.
Quiero gritarle cosas horribles, pero las palabras del tío Alessandro en la llamada de hace unos días se repiten en mi mente.

Al enemigo mejor tenerlo cerca, así puedes vigilar sus pasos.

Y eso me había propuesto, lograr que Korra confíe en mí y crea que me tiene en sus manos, mientras secretamente intento descubrir que oculta detrás de esa cara arrugada y planes perversos. No podía dejar que sospechara de mis planes, así que debo de ser la princesa perfecta, aunque para eso tenga que ir a ese baile del demonio.

—De acuerdo —le respondo fingiendo una sonrisa, Angie levanta la mirada y me mira asombrada—. Si es mi deber, lo cumpliré.

—¡Perfecto! —aplaude emocionada—. Pueden marcharse a sus habitaciones, las clases hoy están suspendidas porque los profesores se reunirán conmigo para detallar nuevas medidas de seguridad.

Ambas asentimos y salimos de su oficina, he planeado reunirme con Adele y Dalton para caminar un rato por el castillo, pero el rostro triste de mi hermana no deja de perturbarme.

—¿Te pasa algo? —le pregunto mientras caminamos hacia las habitaciones.

—Lo lamento —se detiene y me mira con los ojos cristalizados—. Lamento ser una horrible hermana menor, tratarte mal, ser odiosa y haber roto tu primera guitarra, nunca pedí disculpas por eso.

Me quedo paralizada observando como las lágrimas ruedan por sus ojos, finalmente veía sentimientos en ese corazón tan frío que durante tantos años me trató como alguien ajeno a su familia.

—Yo... —ni siquiera sabía que decir.

—Entiendo si no quieres disculparme —intenta marcharse pero la tomo de la mano.

—Claro que te disculpo —le sonrío—. Eres mi hermana pequeña y aunque toda nuestra relación se ha basado en discusiones y problemas, siempre voy a quererte Angie, aunque seas insufrible.

Ella muestra una sonrisa apenada y me sorprende dándome un abrazo cálido, que logra darme una tranquilidad que no sabía que necesitaba. Después de todo, aunque peleemos todo el tiempo, es la única persona cercana que tengo aquí, es inútil guardar rencor cuando vamos a estar juntas toda la vida, la familia es la familia.

—Perdón —repite.

—Ya te perdoné, insufrible —le digo riendo—. ¿Por qué sigues pidiendo disculpas.

—Algún día sabrás porqué —me dice aún pegada a mi—. No soy la persona correcta para contarlo.

Se separa y me da una sonrisa triste que logra preocuparme. ¿Más secretos?

—¿Qué pasa?

Ella niega,  sin decir nada sube las escaleras y se pierde por el pasillo hacia su habitación. Suelto un suspiro pesado y me dispongo a tomar algo de aire en el parque pero soy interrumpida por el sonido de mi celular, que anuncia la llamada de un número desconocido, respondo al instante pensando en mi madre.

—¿Hola?

¿Eva? —una voz que logra descontrolar los latidos de mi corazón me responde.

—¿James?

Que bueno que si es tu número —lo escucho reír y automáticamente sonrió—. ¿Qué tal está todo?

—Bien, o eso creo. ¿Cómo conseguiste mi número?

Tuve que hacer algunas averiguaciones, pero lo bueno es que puedo escuchar tu voz.

Eso último me lo dice en un tono que me pone la piel de gallina y me tiene riendo como una tonta en medio del pasillo.

Quiero verte —suelta de repente—. Necesito verte.

—No puedo salir de la escuela, reforzaron la seguridad después de lo de anoche.

No escucho respuesta de su parte y pienso que ha colgado pero luego se escucha una voz femenina.

Puedes venir, necesito que me ayudes con la maleta.

Y eso fue directo al corazón.

Eva, lo siento, debo irme —habla un poco más bajo y eso no me da buenas sensaciones—. Voy a ir a verte, espérame.

Cuelga.
Me quedo en medio del pasillo con una sensación de decepción en el pecho.

¿James tiene novia?
¿Dónde vive?
¿Con quién vive?
¿Tiene familia?

No sé absolutamente nada de ese chico que está revolucionando mis sentimientos, lo conocí de casualidad y creo que ha llegado a convertirse en alguien importante para mí, no sé exactamente qué es lo que siento, pero ahí está justo ahora ese sentimiento de haber sido estafada.

¿Son celos?

Si, estoy celosa de esa chica que seguro puede pasar más tiempo con él, porque justo ahora a mí me gustaría estar ahí. Porque me doy cuenta de que aunque prácticamente no lo conozca y me esté arriesgando a que sea algo totalmente diferente a lo que he conocido, me gusta, James.

Pero hay muchas cosas que tengo que descubrir sobre él.

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