Si me hubieses preguntado hace dos años si me imaginaba a mi hermana Eva casándose, me hubiese reído en tu cara y probablemente aún estuviese burlándome de ti. Sin embargo, aquí estoy, bajándome de un avión en el reino de Kestria donde dentro de unas horas mi hermana se casará, no con un chico cualquiera, con Kylliam Wesh, rey de Kestria. Pasamos de ser dos hermanas que se odiaban a muerte a vivir rodeadas de la realeza y mezclarnos con ella. Aunque todo resultó siendo un caos absoluto, ahora las aguas están tranquilas.

El camino hacia la salida del aeropuerto se me hace bastante incómodo y ese cosquilleo en mi espalda hace que mueva mis hombros cada cierto tiempo intentando hacerlo desaparecer.

No estoy en peligro, nada va a pasarme. Leonard no volverá nunca.

Es lo que me repito cada vez que siento esa sensación de asfixia comenzar a llenarme el pecho. Estuve secuestrada hace dos años junto a mi hermana, aunque solo ella terminó herida, a mí me dañaron de una forma diferente, mi maldito primo me jodió la mente. Salir ya no se siente como antes y tengo este miedo constante a que alguien quiera dañarme. Tomo profundas respiraciones mientras camino e intento mantenerme alejada de todas las personas. A través del cristal veo un cartel que sobresale con mi nombre y apresuro mi paso hasta salir. Fuera, un auto negro me espera y junto a un chico vestido del mismo color con expresión seria.

Es uno de los empleados de tu hermana, relájate.

Trago en seco y me acerco hasta el coche. El chico baja el cartel y yo miro en detalle su rostro.

Si nos secuestra, luego podremos hacer un retrato hablado.

Sus ojos son color avellana, su cabello negro sedoso y brillante, lo lleva peinado hacia atrás pero algunos mechones rebeldes caen en su frente.

—Su hermana me han enviado a buscarla, señorita —su voz interrumpe mi escaneo y llevo mi mirada al cuello de su camisa de donde sobresalen unos tatuajes.

Asiento con nerviosismo y el abre la parte trasera del coche para que entre. Una vez dentro lo observo tomar mi maleta y rodear el coche para dejarla en el maletero. Hay varias personas fuera del aeropuerto, si grito pueden ayudarme. Me dejo caer en el espaldar del asiento y limpio el sudor que se ha instaurado en mi frente.

Relájate Angie, dentro de poco estarás con Eva.

El chico entra en el coche y lo pone en marcha. El silencio es bastante incomodo mientras nos dirigimos al palacio. Él mantiene su mirada seria en la carretera y yo actúo como si me interesase observar los edificios de Kestria cuando en realidad solo busco una forma de poder escapar si esto termina siendo un secuestro.

Las palabras de la psicóloga llegan a mi mente:

—No estás en condiciones de viajar.

Y lo sabía, soy una maldita bomba a punto de explotar, pero soy tan caprichosa que dije que no iba a perder la boda de mi hermana por nada del mundo, y heme aquí, a punto de sufrir un ataque de pánico. Me aclaro la garganta intentando recomponerme y atraigo la mirada del chico, quien ni siquiera pudo decirme su nombre, tal vez esto si sea un secuestro y por eso no lo hizo.

Ignoro mis pensamientos y agarro mi celular del bolso junto a los auriculares, la música es la ayuda que necesito para relajarme, pero todo mi cuerpo se esteremece cuando veo el mensaje de Eva en la pantalla.

Tuve algunos inconvenientes, iré por ti en 15 minutos.

¡Mierda! Si Eva va por mi. ¿Quién es este tío que me ha recogido?
Las manos comienzan a temblarme y el celular cae al suelo del coche, me vale madres, tengo que salir de aquí. Cuando miro por las ventanas, todo a nuestro alrededor son árboles y plantas. Listo, voy a morir, este chico quiere secuestrarme y pedir un gran rescate por mi culo. Salto en mi lugar cuando su celular comienza a sonar y me observa por el retrovisor, hago el intento de parecer relajada, detiene el auto y sale a contestar.

¡Es ahora o nunca, Angie!

—Ya estamos llegando —le escucho responder mientras me coloco el bolso en el brazo y me agacho para tomar mi celular—. No, ella está bien.

Claro, hasta dentro de unos minutos cuando me tengas encerrada en contra de mi voluntad, maldito secuestrador.

—Es mi trabajo, se como hacerlo —responde con molestia.

Dios, este tío es peligroso. Me acerco con cautela a la puerta y la abro atrayendo su mirada. Por favor, que esto salga bien. Salgo del auto, le doy una sonrisa forzada y el me ignora siguiendo su plática por teléfono, doy pequeños pasos alejándome y cuando estoy a un metro de él, corro.

—¡Eh! —me grita—. ¡Te has vuelto loca! ¿A dónde vas?

Miro hacia atrás y veo como lanza si celular al suelo y comienza a perseguirme. ¡Joder! ¿Por qué tuve que ponerme tacones? No me detengo, corro a través de la carretera rodeada de árboles con la esperanza de alguna buena persona me rescate de este secuestrador, pero una mano agarrando mi brazo hace que me detenga.

—¡¿Qué diablos haces?! —me grita enojado.

—¡Suéltame, maldito loco! —le grito forcejeando—. Yo no tengo dinero, no sé que...

—Pero, ¡¿Tú qué te has metido, histérica?!

Un pito horrendo llena mis oídos cuando comienza a jalarme de regreso al coche y aunque intento safarme de su agarre me es imposible.

—¡Suéltame, neandertal! —le grito, pero él solo me ignora mientras me jala de regreso al auto.

Entonces una idea estúpida me llega, me agacho, tomo una piedra y la impacto directo en su cabeza provocando de caiga al suelo inconsciente.

¡Joder! No se veía tan mal en mi mente.
Entonces antes de que pueda entrar en pánico mi celular comienza a sonar y respiro con alivio al ver la foto de mi hermana en la pantalla, contesto enseguida.

—¿Por qué tardas tanto? —se queja.

—¡Eva! ¡Eva! —le grito presa del pánico.

—¿Angie? ¿Qué pasa?

—¡Han intentado secuestrarme!

—¡¿Qué?! ¡¿Pero cómo?! ¡¿Y Devian?! —grita asustada.

—¿Devian? —pregunto confundida.

—¡Si! ¡Devian! Yo no podía ir por ti, así que mandé al jefe de a guardia real a buscarte.

Doble mierda.
Me aclaro la garganta antes de hablar.

—¿Por casualidad ese Devian es un tío con aire misterioso, mirada borde, ojos avellanas y ciertos tatuajes en el cuello?

—Si, ese mismo. ¿Qué está pasando, Angie?

—Eh...¿Puedes venir por mi y traer un médico?

Eva pega un grito.

—¡¿Estás herida?!

—Eh..no, pero he noqueado a tu guardaespaldas.

—¡Angie! —me regaña.

—¡No me regañes! El muy idiota ni siquiera se presento y lleva todo el camino con cara de culo y actitud sospechosa.

—¡Devian siempre tiene cara de culo!

—¡¿Puedes venir de una vez?! No quiero cargar con una muerte en mi conciencia.

—Enseguida salgo

Cuelga y yo me quedo allí de pie con un guardaespaldas inconsciente en el suelo. Bonita bienvenida me has dado Kestria.

¡Sorpresa!

Quise traerles el prólogo de esta historia. Puede que también publique algunos capítulos, ya luego les explico por qué.

Espero les haya gustado el desastre que se montaron estos dos😂

Lea advierto que nos van a hacer reír mucho.

Nos leemos pronto amores.

Gracias por su apoyo siempre ♥️