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👑Capítulo 1👑


"Hola Kestria"

Solo faltan segundos, unas cuantas instrucciones más del rector y seré libre por unos días hasta el comienzo de las prácticas. Mi último año como estudiante de publicidad ha acabado, lo que quiere decir que también se acaba mi castigo. Adiós a la residencia de la universidad, a las largas filas para poder ducharme, a las fiestas que terminan en peleas callejeras, a la larga lista de novios de mi compañera de cuarto y su ruidosa manera de hacerles saber que le gusta lo que le hacen.

Lo admito, estoy emocionada, orgullosa de mi misma por todo el esfuerzo que he realizado y que finalmente va a tener sus frutos. Mientras el rector explica algo que realmente no tiene importancia alguna para ninguno de los de último año, a los que no nos interesa su pasado como estudiante, reviso nuevamente la aplicación en mi celular donde reservé el vuelo hacia Kestria. Por supuesto, días libres significa ir a ver a mi hermana mayor, es algo que no hago desde su boda y ella no ha dejado de acosarme por teléfono para que vaya a verla.

Finalmente el rector da por terminada su charla y suelto un suspiro lleno de satisfacción mientras me pongo de pie y salgo del auditorio. La residencia queda al cruzar la calle y mis maletas están listas desde anoche. Entro con una sonrisa triunfal en mi rostro y Jack, el señor de la recepción me saluda.

—¿Todo ha ido bien, Angie?

Le sonrío. Jack siempre ha sido amable conmigo desde el día que Patricia se llevó las llaves de nuestro cuarto y tuve que dormir en los sillones de la recepción. Fue una noche larga en la que Jack me compartió de su café y me escuchó hablar sobre la historia de mi hermana y como terminó siendo reina de Kestria.

—Ha ido genial. Voy a hacer las prácticas en Sharme's.

Respondo con todo el entusiasmo que estaba conteniendo en la charla del rector. Sharme's es la mejor empresa de Publicidad de Seattle, hacer mis prácticas allí es ganar puntos para conseguir un buen trabajo como publicista.

—Patricia se ha ido, ha bajado tus maletas —sale de detrás del mostrador con mis tres maletas en la mano—. Ha sido un placer conocerte, jovencita. Que tengas un buen viaje. Dale mis saludos a tu hermana.

—El placer ha sido mío, gracias por escucharme Jack.

Tomo mis maletas y salgo afuera donde el Uber que pedí para ir hacia el aeropuerto está esperándome. Mi celular comienza a sonar y el nombre de mi psicóloga aparece en la pantalla.

—Puntual cómo siempre —respondo sonriendo.

El taxista pone el auto en marcha mientras como cada día Marcia se asegura de que no tengo una recaída.

¿Qué tal estás hoy? Según tu horario imagino que debes ir camino al aeropuerto.

—Asi es, justo voy en el Uber y estoy bien, todo tranquilo.

Es bueno escucharlo, cualquier inconveniente estoy a una llamada.

—Lo sé, Marcia, gracias.

Solo hago mi trabajo.

(...)

Respirar el aire de Kestria me llena de satisfacción, regresar a este lugar me trae recuerdos buenos y malos. El aeropuerto es inmenso, las personas caminan de un lado a otro y respiro despacio para evitar sentirme acorralada. Nadie sabe que vengo así que no hay un auto lujoso esperándome en la entrada. Sigo mirando a mi alrededor y cierro los ojos.

Intenta pensar que estás sola, que no hay nadie cerca de ti.

Escucho las palabras de Marcia en mi mente y cuando vuelvo a abrir los ojos no hay nadie a mi alrededor. Dejo que mi imaginación me controle y camino con rapidez hacia la salida antes de que la burbuja explote y el miedo aparezca. Una vez en la salida, saco mi celular con el número de Kestria que Eva me dio y marco si número, solo bastan tres tonos para que conteste.

¿Cómo es que me estás llamando de este número? —me pregunta al instante y siento la emoción en su voz.

—Pues porque he venido a visitar a mi hermana mayor.

Eva pega un grito que me hace alejar el celular del oído y con una sonrisa lo vuelvo a acercar.

—¿Puedes enviar a alguien por mi?

Claro, ahora llamo a Devian, está cerca del aeropuerto, seguro puede recogerte.

Un escalofrío me recorre la espalda ante la mención de la única persona a la que no deseo ver en Kestria. Recuerdo nuestro último encuentro, cuando me acerqué a pedirle disculpas por lo que ocurrió el día que nos conocimos, su forma tan prepotente, es un imbécil al que deseo mantener lo más lejos posible de mi.

—No, por favor, Devian y yo mientras más lejos estemos mejor. Envía a otra persona.

De acuerdo, hermanita, como gustes.

En efecto, veinte minutos más tarde una limosina con la bandera de Kestria se detiene frente a mi, el chófer se baja a abrirme la puerta y guardar mi maletas y una vez dentro del auto suelto todo el aire que estaba conteniendo. Saco la agenda de logros de mi bolso y tacho una de las cosas de la lista.

Viajar sola a otro país.

Dejo caer mi espalda en el asiento y me pongo los auriculares. Como pasa en cada momento de tranquilidad, mi mente viaja a ese maldito día en que mi vida se volvió una esfera de cristal.

Amaba salir a correr por las mañanas, desde que mi hermana y yo habíamos regresado de Nardinkath mi vida se había vuelto una rutina, pero me gustaba la sensación de paz que me provocaba tener todo estrictamente calculado. Aquella mañana el cielo estaba nublado en Seattle y mientas Cheap Thrills sonaba en mis auriculares mis pies se movían con vida propia. Para ese entonces era tan confiada que le sonría a cualquier persona que me tocara en la calle, por eso no me pareció extraño que aquella chica se acercará a correr junto a mi.

Al principio tuvimos una conversación casual, que estudiábamos y esas tonterías que platicas con las personas que acabas de conocer. Pero cuando estuvimos lo suficientemente alejas de las personas del parque, ella me golpeó por la nuca y caí inconsciente.

Desperté en un lugar oscuro, con la ropa mojada y un horrible dolor de cabeza que no me deja abrir bien mis ojos. Estaba amarrada a una silla y mi boca cubierta con cinta adhesiva. Pasé así seis horas, en las que intente sacarme de las amarras, gritar, mientras las lágrimas bajaban por mi rostro. Estaba hambrienta, con sed, asustada. De repente las luces se encendieron y una figura emergió de la oscuridad, era Leonard, mi primo, por supuesto que creí que iba a rescatarme, pero no, él resultó ser el secuestrador.

Regreso a la realidad cuando el auto se detiene frente a las puertas del castillo de Kestria y ni siquiera dejo que el chófer abra mi puerta. Yo misma salgo y soy recibida por los brazos de mi hermana. Su perfume inunda mis fosas nasales y me siento en casa nuevamente.

—¡Dios! Estás guapísima —me dice mientras me aprieta contra su cuerpo.

—Necesito respirar, Eva.

Ella se separa con una sonrisa, mi cuñado se acerca y me saluda cordialmente. La verdad aún me siento intimidada por Kylliam, en Nardinkath mis compañeras me contaban las historias de él como jefe de los intocables y me inculcaron cierto respeto hacia su persona, que aún no ha desaparecido.

—Bienvenida, Angie —me dice y le agradezco.

Unos sirvientes adentran mis maletas al castillo y mi hermana les ordena llevarlas a la que será mi habitación durante mi estadía. Ellos me invitan a entrar y no puedo evitar soltar un suspiro cuando las magistrales paredes del castillo aparecen en mi campo de visión. Extrañaba un poco esto, la elegancia y la vida de la realeza, aunque me sienta cómoda en Seattle, de alguna manera el tiempo que viví en Nardinkath me hizo soñar con una vida así, una vida que nunca tendré.

—¿Cómo está papá? —me pregunta Eva mientras caminamos.

—Ocupado —le respondo.

Lo odio, detesto que papá ya no tenga tiempo para mí, para conversar o salir a cenar con su hija. Se ha enfrascado totalmente en la empresa, en reuniones y eventos de la alta sociedad que solo me aburrían y siempre termino escapándome a escondidas.

—He conversado con él varias veces, no logro hacerlo razonar.

—Tal vez deberías darle un nieto —digo riendo pero mi hermana se pone tensa.

Uy, acabo de tocar un tema sensible. Miro hacia mi cuñado y noto la tensión en su cuerpo también, por lo que decido salir de esta y cambia de tema.

—¿Dónde está Kayla? —les pregunto.

—En su habitación, seguro se alegrará de verte —Kylliam finge una sonrisa que no me creo en lo absoluto.

—Voy a verla, os veo más tarde.

—Angie, tengo un evento hoy en la academia, me gustaría que vinieras.

—No me lo pierdo por nada.

Me doy la vuelta hacia las escaleras que llevan a las habitaciones y subo corriendo hacia la habitación de mi enojona favorita. Toco dos veces su puerta pero no abre, así que decido entrar, total, ella debe estar acostumbrada a mi locura. Kayla está plácidamente dormida entre los almohadones de la cama.

—¡SORPRESA! —grito y ella se despierta de un salto.

Su cabello negro es un desastre y veo cierto rastro de saliva en su cara. Plasmo mi mejor sonrisa y ella me mira como si fuese un fantasma.

—¡¿Cómo?! —se levanta en shock con rapidez y me envuelve en sus delgados brazos.

Me río mientras le devuelvo el abrazo y puedo notar lo bien que se encuentra, eso hace que me relaje y la preocupación abandone mi mente. Kayla pasó por momentos muy difíciles, las dos atravesamos cosas complicadas y pudimos estar la una para la otra, por eso somos tan unidas.

—Comienzo las prácticas en una empresa y me han dado unos días antes de incorporarme —le explico—. He decidido pasarme esos días aquí, contigo y con Eva.

—¡Genial! —exclama con emoción y yo me lanzó a su cama.

Suelto un suspiro de frustración y suelto lo que no he podido hablar con nadie.

—Estoy algo ansiosa, el dueño de la empresa es bastante exigente e incluso me habían contado que no aceptaban becarios, he tenido suerte Kay, no quiero meter la pata.

Ella se acuesta a mi lado, ambas miramos al tejado de su habitación, justo como hacíamos en el hospital donde compartimos sala y me siento tan tranquila, es como si Kayla lograse disipar todos los miedo de mi cabeza.

—Vas a poder, estoy segura —me dice—. Has cambiado mucho, aunque sigues siendo caprichosa e insoportable a veces —me lanza una almohada que logro esquivar—, pero te has convertido en una gran persona y sé que serás capaz de enfrentar esto y mucho más.

—Ya no soy tan caprichosa.

—Jared me besó —suelta de momento y pego un grito.

—¡¿Te besó?! —exclamo y me levanto dramáticamente de la cama—. ¡¿Cómo ue te besó?! ¡¿Dónde?!

Ella entrecierra los ojos con ganas de asesinarme y se señala los labios.

—¡En la boca! —abro la mía con asombro—. ¡Te dije que si le gustabas! ¡Puedo ser vidente!

Ambas soltamos la carcajada.

—En serio, no sé por qué sigo siendo tu amiga —niega con la cabeza, mientras yo hago el tonto, me arrodillo en la cama y empiezo a dar saltitos de emoción.

—Porque me amas y soy la única capas de aguantar tu mal humor —llevo mis manos a su rostro e intento que sonría—. Ahora deja de refunfuñar y cuéntame cómo fue todo.

—Me besó, me dijo que estaba enamorado de mi y que me iba a demostrar que me quería.

Pego un grito que debe haberse escuchado en todo el castillo y antes de que pueda expresar mi emoción alguien toca la puerta y me levanto para abrir.

Devian Wesh con un traje negro que para mí desgracia le queda malditamente bien está de pie frente a mi. Por supuesto como siempre, con su rostro sin expresión alguna. Cuando intenta hablarme le cierro la puerta en la cara y regreso a la cama sin ganas de nada.

—Abre tú —le pido a Angie.

—¿Quién era? —me pregunta.

—Solo abre —suelto un bufido y camino detrás de ella hacia la puerta.

Cuando abre, Devian se encuentra más serio que antes —si es que eso es posible—, lleva su mirada hacia mi y hace una mueca de disgusto que le respondo de igual manera.

Estúpido neandertal

—Hola primo —lo saluda Kayla—. ¿A qué debo tu visita?

Él toma un profunda respiración y mi mirada viaja directo a sus manos tatuadas, están heridas.
¿Qué le pasó?

Eso no te interesa Angie —me respondo a mi misma.

—Hola Kayla —le responde el saludo— y compañía.

Me mira con superioridad y quiero lanzarme a su cuello y ahorcarlo

—Tengo nombre —le respondo con molestia—. Eh...¿Cómo es que se llama tu primo?

Kayla se atraganta con su propia risa mientras el ambiente tenso entre Devian y yo no hace más que crecer.

—Devian —me responde—. Ella es Angie.

El guardaespaldas asiente restándole importancia. Veamos si mantienes la calma.

—El neandertal, claro, cómo olvidarlo —le digo y su mandíbula se tensa.

Toma esa cariño.

—No sería neandertal, si no fueras una histérica —me devuelve.

—Yo no...

Kayla nos interrumpe trayendo la paz.

—¿Qué querías decirme?

—Eva quiere que las lleve a la Academia —explica—. Hay un evento, tú debes estar allí y ordenó que ella también fuera.

Ella asiente y cierra la puerta para prepararse. Mientras la espero a mi brillante cabeza se le ocurre una forma de divertirse mientras estoy aquí en Kestria. Sacar de quicio al guardaespaldas será mi nuevo hobbie, vamos a ver si es capaz de mantener su estado neutra siempre.

Una hora más tarde, montamos en el coche junto a Devian, le muestro el dedo medio por el espejo retrovisor y el me da una mirada asesina.

Prepárate neandertal, porque está histérica te va a dar un poco de tu propia medicina.






~•••~
Hello, hello
¡Amores!
Uf extrañaba esto.
Vamos allá.

Por el momento AMQT está pausada, las que leen la historia por allá les dejo un apartado con el anuncio y una explicación.

Así que voy a empezar con las actualizaciones de AMQPl.

¿Qué les pareció este primer capítulo?

Espero les haya gustado...

Aquí abajito les dejo sorpresa.



Escenas del próximo capítulo

—Solo dime Xavier, es un gusto conocerte, Angie.

—El gusto es mío, majestad, perdón, Xavier.

(...)

—¿Cuándo vas a dejar de ser tan imbécil?

—Cuando tu dejes de comportate como una niña mimada.

—Te odio.

—El sentimiento es mutuo.

—Suéltame neandertal —su mano mantiene agarrado mi brazo y el calor de su cuerpo invade el mío.

Estamos tan cerca que nuestras respiraciones se mezclan y su perfume está ocasionado que mi corazón lata deprisa.

—Suéltame tú, niña mimada —mantengo mi mano en el cuello de su camisa.

Joder, por qué demonios este tipo tiene que estar tan atractivo, por qué tengo ganas de besarlo.

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