Adán y Eva
Eva... Fuiste el alba de mis delirios y semilla de la vida. Te entregaste a mí igual que la fruta prohibida. Despertaste mi lujuria dormida y nos unimos dentro de ti, saboreando el pan crujiente de tu salvaje avenida. Mi mano cae y se desliza como el vino evaporándose entre las rejas de tus seductoras piernas y beber de tus cavernas para ser el cristo de tus pasiones.
Adán, la manera en que mi alma estaba unida a la tuya era impresionante. Aún en mi camino prohibido pensé en ti, no quise que ejecutaras pecado, ni de mis jugos de manzana hacerte beber, pero no pude evitar compartir contigo lo prohibido de la vida. Me volví la mujer que muchos llaman bendita y que otros llaman traidora, yo me quedo como la mujer que amaste eligiendo la lujuria de la vida a sabiendas que pecarias y del edén desertarías.
© Martín Klein, @Tzuyu_K
2021
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