Epílogo
Shanea
Las gotas de lluvia empezaban a golpear la ventana cerca de mi cama, afuera parecía un diluvio debido a la gran cantidad de agua que estaba cayendo en ese momento, mi familia se había negado a salir, por lo tanto, el restaurante estaría cerrado durante todo el sábado y nos daría tiempo para descansar. Mi mente estaba perdida en aquellas gotas de agua, que parecían morir al terminar de caer por el cristal de la ventana, seguí así por un largo rato y no supe en qué momento me quedé dormida, lo último que supe, fue que caí en un sueño demasiado hermoso.
—Los días de verano son mis favoritos —sonrío mientras me miraba lleno de amor y pasión—. Los colores hacen juego con tus hermosos ojos miel.
—Te amo Jeison —lo abracé sintiéndome conforme, llena de vida y felicidad—, no me gustaría perderte, jamás encontraré a alguien como tú.
—Hagamos algo mi amor —canturreo con felicidad— hay que prometer que siempre estaremos juntos, en todas nuestras vidas.
—Contigo por toda la eternidad mi amorcito —lo besé sintiéndome la persona más feliz del universo.
—Te amo Shanea.
Desperté de golpe al escuchar mi celular sonar a lo lejos, lo tomé entre mis manos y nuevamente divisé aquel número extraño el cual había estado llamando durante los últimos días. Suspiré pesadamente y contesté con la voz temblorosa, por alguna razón, mi corazón empezó a latir con rapidez mientras aquella voz desconocida al otro lado hacía la misma pregunta de siempre "¿Usted es la esposa del joven Jeison?" No podía negar que nuevamente quería decirle que no, que no quería saber nada de él, que quería olvídalo por todo lo que me había hecho, pero a la final, terminé confirmando su pregunta, después de todo, yo aún era su esposa.
—¿Se encuentra sentada señorita? —preguntó antes de empezar a comunicar lo ocurrido.
—Sí. —dije extrañada por su actual pregunta ¿Tan grave era? Fue lo único que pensé en ese momento.
—Señorita, hace algunas semanas encontraron el cuerpo de su esposo, lo entraron cerca de un puente. —informó con voz cautelosa— de verdad lo lamento —no supe cómo responder, simplemente no entendía lo que estaba diciendo—, señorita ¿Se encuentra bien?
—¿A qué se refiere con el cuerpo? —pregunté odiando el nudo que se empezaba a formar en mi garganta.
—Su esposo está muerto y siendole sincero, nunca encontramos la razón de su muerte, sigue siendo un... Misterio. —musitó haciendo énfasis en la última palabra. Seguido a eso informó la ubicación y colgó.
Mi mente empezó a trabajar en ese momento, las lágrimas no tardaron en salir humedeciendo mis mejillas, tarde unos segundos en salir de mi estado, pero cuando lo hice, solté un grito de dolor que alarmó a toda mi familia. Lo había perdido ¿Pero en qué momento? ¿Cómo ocurrió todo? Tenía muchas preguntas sin respuesta y mi corazón estaba pidiendo a gritos explicaciones, el dolor era insoportable y solo quería morir también.
—¿Qué ocurre hija? —preguntó mi madre con temor al ver mi estado.
—Está... Está muerto. —susurré en un hilo de voz.
—¿Quién está muerto? —cuestionó mi padre.
—Encontraron el cuerpo de Jeison sin vida. —sollozé— ¡Jeison está muerto!
Mis padres corrieron a abrazarme mientras yo me rompía en sus brazos, mis gritos de dolor solo los preocupaba más, pero sencillamente la herida era demasiado y solo quería que aquel sueño fuera verdad y aún estuviera a mi lado en una tarde de verano. Mis padres y yo tomamos un taxi y salimos directo hacia la morgue, donde se supone que estaría el cuerpo de Jeison y yo debía reconocerlo. Después de unos minutos, llegamos, los policías nos estaban esperando ansiosos por saber la verdad, solo quería entrar allí y que ese cuerpo no fuera de él.
Entramos después de hacer algunos papeleos, el doctor del lugar sacó un cuerpo de uno de los cajones metálicos, quitó la manta que lo cubría y como era de esperarse, el cuerpo sí era él, era Jeison. Mis lágrimas volvieron a salir de mis órbitas y me aferré a su cuerpo frío y pálido.
—¡¿Por qué?! —grité eufórica— ¿Por qué me dejaste cuando más te necesitaba? ¡¿Por qué me dejaste Jeison?! Yo te amo. —lloré como nunca en toda mi vida había llorado, mi corazón estaba roto y mi alma muerta.
—Lamento la pérdida. —susurró el doctor alejándome del cuerpo para volverlo a meter en aquel cajón de metal— me gustaría decirles la razón por la que murió, pero simplemente no hay nada.
—¿Qué quiere decir con nada? —preguntó mi padre.
—No hay golpes, no hay lecciones internas o externas, ninguno de sus órganos se encuentra en mal estado. Sencillamente el cuerpo del joven está completamente sano, no hay razón para que muriera —suspiró con frustración—. Este caso se quedará sin resolver. Una cosa más, encontramos esta carta en su mano, dice para Shanea.
—Soy yo. —susurré tomando la carta. Rápidamente la abrí y la leí.
No llores mi pequeña, yo estaré bien y te cuidare desde lo lejos, nos volveremos a encontrar en otra vida.
Con amor, Jeison.
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