~CAPÍTULO 13~
Shanea
El día tan inesperado había llegado, me encontraba en mi habitación con un vestido blanco el cual cubría todo mi cuerpo, los tacones ésta vez no eran tan altos, pero igual me costaba trabajo caminar con ellos, Jeison había contratado a tres mujeres para diferentes acciones. Una era la encargada de hacer un hermoso peinado el cual deslumbrara a todos, la más joven era la encargada de realizar un estupendo maquillaje el cual me dejara como una reina y por último, pero no menos importante, la tercera chica era la encargada de organizar mis uñas y dejarlas bellísimas.
Yo me sentía como en un cuento de hadas, donde yo era la princesa y era tratada como tal; sin embargo, no era así, me estaban forzando a casarse con un chico el cual no conocía para nada, a parte de eso era peligroso y no sabía hasta qué punto era capaz de llegar para lograr lo que tanto desea, la recompensa de su padre. Aunque debo admitir que había algo de él que me causa seguridad, no sé si era el simple hecho de que confesara su más grande y vergonzoso secreto o el hecho de que haya ayudado a mis padres solo porque yo estaba aquí, probablemente otro solo estaría feliz de mi llegada y mis padres ya no estarían en éste mundo.
—¿Ya está lista la novia más hermosa? —preguntó Jeison entrando sin tocar.
—¡Espera! Es de mala suerte ver a la novia antes de la boda —respondí mirándolo con temor. Tal vez solo era un agüero, pero mis padres me habían advertido mucho sobre eso.
—Por favor mi pequeña, no creerás en eso. —musitó arqueando una ceja— ¿Qué podría pasar?
—Tienes razón, solo estoy nerviosa —suspiré—. Nunca creí casarme así.
—Prometí que te dejaría libre —informó—, esa promesa sigue en pie.
Jeison salió de la habitación no sin antes entregarme un bello anillo de rubíes, el cual según él pertenecía a su madre, él decía que era la indicada para llevarlo, pues su madre se sentiría orgullosa de que al fin el se casara, aunque fuera por obligación. El día estaba realmente hermoso, afuera estaba todo decorado, desde las mesas, bancas, el altar y muchas cosas más, el padre ya se encontraba en su posición al igual que Jeison, solo faltaba yo para que ésta pesadilla diera fin.
Alcé mi vestido y poco a poco fui caminando acercándome al lugar, habían muchas personas, pero ninguna conocía, eran personas poderosas que al más mínimo error no dudarían en utilizar sus grandes armas, al rededor habían guardaespaldas que no quitaban su vista de encima de todos aquellos que poseían armas. Era extraño no ver al padre de Jeison en la ceremonia, él era más interesado en que ésta boda se llevara a cabo ¿O no? Seguí caminando hasta encontrarme junto a Jeison, poco sabía yo de lo que iba a ocurrir.
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