Desnudo.
"Desnudo"
Ha pasado otro minuto completo, donde apenas he podido analizar su toque. Su perfume es embriagante e inconfundible.
Sus manos se detienen en mi vientre y siento su mentón reposar sobre mi hombro.
-De verdad lo lamento mucho muñeca. -me susurra al oído, exhalando su cálido aliento.
Trago saliva de forma compulsiva.
-No te culpo si estas molesta conmigo, porque yo también lo estoy. Soy un completo idiota por no aprovechar la oportunidad e intentar esta vez, hacer las cosas bien.
-No hace falta que te disculpes, entiendo si no quieres hacerlo conmigo.
-No se trata de eso Sarah. Me muero por hacer el amor contigo, es lo que mas deseó desde el primer instante en el que te vi. Tu sonrisa me robo el corazón y el sonido de tu risa el aliento.
Solté el aliento, con la emoción de nuevo a flor de piel.
-¿Me deseas?.
No quería que sonora a pregunta, pero así fue. Necesitaba su confirmación aun cuando ya había dicho que quería hacer el amor.
-Mucho, demasiado. Mas que a cualquier otra cosa en el mundo.
Sonreí con los ojos cerrados, y con el corazón mágicamente repuesto. Todo volvía a estar bien.
-Noah..
Me beso el cuello, y gracias a eso puedo saber que también sonríe.
-Tienes mi palabra de que pronto te cogeré como nadie lo a echo antes. A este paso no falta mucho para que me rienda a tus encantos y me olvide de mi promesa de ir despacio contigo.
-¿Porque te importa tanto eso?.
Respira hondo, soltando el aliento de tajo.
-Porque no quiero repetir mis viejos hábitos. Quiero que tu seas la primera chica en mi vida con la que intento recomponer mi vida. Y eso implica llevar las cosas con calma.
-Sabes algo, aunque me muero de ganas de saber exactamente a que te refieres, me acabo de dar cuenta de que no me importa. Sea lo que sea que escondes no preguntare mas. Si algún día tu quieres hablar sobre eso, aquí me tendrás para escuchar.
Me sentí mejor tras decirle aquello, si era cierto que no lo olvidaría por completo, lo dejaría pasar hasta que él se sintiera listo para bajar la guardia. Hasta entonces seguiré lidiando con la incertidumbre y las locas ganas de seducirlo hasta lograr mi cometido.
A través del espejo veo su sonrisa alegré, se le nota que esta cómodo, con la nariz pegada a mi cabello, aspirando su olor. Lo se porque justo después comentó.
-Me encanta el olor de tu shampoo. El olor a vainilla te va de maravilla.
-Gracias.
Y gracias a dios también que me había duchado al medio día.
-Si de olores vamos, el tuyo es embriagador. Jamas había olido un perfume tan particular.
Noah cambio el gesto a uno mas arrogante.
-Es porque lo es.
Alce la ceja, incrédula.
-No te creo. Apuesto a que se trata de algún perfume caro nada mas.
Él me imitó, levantando el rostro.
-Es caro, si. Pero no bromeó al decir que es único. La novia de un amigo es perfumista, ella lo creo para mi.
Aquello me impresiona, y obviamente se nota en mi rostro. Por lo que intento de inmediato recomponerme.
-Okey..
Estalla en carcajadas, provocando que mis mejillas se enciendan. En momentos así odiaba a mi torrente sanguíneo y lo fácil que le resultaba burlar a mi piel. Procure no darle mas motivos y me solté de su agarré, girando mi cuerpo y quedando ahora frente a él.
-No tenia idea de que tuvieras amigos tan interesantes. Ella debe ser una perfumista muy buena si logro un olor así.
Olisqueo con discreción, e intento descifrar cada uno de los aromas que conforman su fragancia. Detecto canela, vainilla y algo mas fresco, quizás algún cítrico. Y por último un ingrediente que no logro reconocer, pero que hace que todo lo anterior armonice y cobre sentido.
-Lo es. Pero eso no importa.
Sus manos se posan a los costados de mi cuello, mientras que sus labios tocan los mios. Me besa de tal forma que todo lo demás se esfuma de mi mente.
Esa noche volvimos juntos a la cama, sin malicia. Noah se acurrucó a mi lado y me abrazo, como si yo fuera una niña pequeña a la cual cuidar durante la noche. Después de todo aquello fue suficiente para mi, y me hizo sentir protegida, acompañada y sobretodo querida, algo que comenzaba a necesitar cada vez mas y mas.
Podría acostumbrarme a ver su rostro apenas abro los ojos. A su imagen durmiendo. No había nada en él que quisiera cambiar, físicamente era perfecto, su piel blanca, su cabello rizado y negro, sus pómulos altos y su mandíbula cuadrada y adornada por la barba incipiente, que da a entender que acaba de rasurar recientemente. Le paso la palma de mi mano por el contorno de su rostro, tocando apenas el vello que me pincha la piel, sonriendo como una boba.
Suspiro y lo dejó tranquilo. Me levantó sin hacer ruido y de camino al baño me llevo la ropa deportiva, -unos shorts, y una sudadera- que suelo usar para salir a correr.
Me cambio deprisa y ya lista salgo de la casa.
Cruzo la calle, sigo por la acera hasta el paseo marítimo, y entonces comienzo a correr, rumbo a las escaleras que dan a la playa.
Las bajo y sigo por la arena seca, a un metro de donde rompen las olas.
A mitad de camino me detengo para sacar del bolsillo mi reproductor de música y los auriculares, elijo la primer canción y solo entonces reanudó el trote.
Me concentró en la musica que fluye en mi cabeza, encontrándole un nuevo sentido, la letra me parece mas profunda que antes y el sonido mucho mas alegré. Eso sin lugar a dudas se debía a Noah, todo era gracias a él, a lo mucho que me hacia sentir. Incluso el mar se veía mas azul y el cielo hermoso, aun cuando seguía semi cubierto por nubes grises.
Devolví la vista al frente y avance unos metros mas, hasta que me tuve que detener de golpe, a unos pasos de mi se encontraba una fogata, aún con los rescoldos encendidos entre las cenizas. A su lado había latas de cerveza esparcidas por la arena y lo mas sorprendente eran las prendas de ropa de mujer entre ellas. La fiesta debió ser intensa.
Rodeó los troncos que muy seguramente usaron como bancos y sobre uno de ellos encontré un papel cuyo texto me llamo la atención. Se trataba de la propaganda de un club nocturno donde una banda tocaría esta noche. Tomó el anunció y me alejó de ahí.
De camino a casa recordé que alguna vez Ángela y yo habíamos planeado ir a ese mismo club, motivadas por el nombre que tenía. La palabra Lucifer resaltaba en el anunció y hacia que mi curiosidad aumentará lo doble del pasado. Siempre me pareció que seria un lugar de temática oscura y el refugio de gente gótica con gustos musicales acordes con eso. Y quizás por eso jamas nos atrevíamos a ir, pero ahora tenía a Noah para salir y averiguar de una vez por todas el enigma que encierra Lucifer.
Ingreso la llave en la cerradura y apenas abro la puerta el olor a tocino me inunda las fosas nasales. Cierro deprisa, huyendo a la cocina donde me encuentro con la espalda de Noah. Él esta frente a la hornilla friendo el tocino y lo que parecen ser huevos fritos.
-Hola. -le digo rodeando la encimera- Salí a correr y no quise despertarte.
-Ojalá lo hubieras echó. Fue una tortura despertar sin ti.
Me río de su comentario, mientras me detengo, estaba sudada y era mejor mantener distancia.
-No es broma. -ahora fue él quien se río, posiblemente de mi expresión avergonzada.
-Y a todo esto, ¿que haces cocinando?.
Noah deja sobre la encimera la espátula de madera y se cruza de brazos. -Se me ocurrió que mientras regresabas yo podría preparar el desayuno.
Sonreí conmovida.
-Por lo visto sabes hacerlo. Tiene buena pinta y huele delicioso.
Se me acerca y me besa. Se que debo alejarme pero no puedo, por lo que lo dejo besarme y cuando suelta mis labios me vuelvo a apartar.
-Sera mejor que me de una ducha.
No espero a que me responda, me precipitó al segundo piso y me baño en tiempo récord. Me visto de la misma manera y vuelvo a la cocina, donde él ya se encuentra sentado y con la comida servida.
-Mucho mejor. -comente tras sentarme frente a él.
Noah no hace ningún comentario, se limita a sonreìrme y a esperar a que me digne a probar lo que preparó. Bajo la mirada al plato y me llevo un bocado, masticando despacio y con eso ganando un poco de tiempo extra para esfumar la bruma mental que siempre me deja su perfecta sonrisa.
-¿Y bien, que opinas?.
No respondo de inmediato, lo dejo con la incertidumbre todo lo que yo tardo en pasarme el bocado y beber un poco del jugo de naranja.
-Bueno.. Esta delicioso.
Sólo entonces él también empieza a comer, con ese gesto suyo que deja entrever lo satisfecho que se siente consigo mismo. Y que por alguna razón a mi me hace sentir feliz, y con la urgencia de seguir halagándolo. Sin embargo, me reservó, y busco algún otro tema mas trivial del cual hablar.
-Noah.. Esta mañana me encontré con un anuncio de un club nocturno, y pensé que podríamos ir esta noche..
Remuevo con el tenedor los trozitos de huevo, sin alzar los ojos.
-Te refieres al Lucifer, ¿cierto?.
-Si, pero ¿como lo adivinaste?.
Él desliza el papel sobre la encimera, hasta que esta dentro de mi campo de visión. No recordaba en que momento lo había dejado aquí.
-¿Donde lo encontraste?.
-En la playa, en lo que parecía ser el resultado de una fiesta.
Cuando por fin lo miro, descubro que a vuelto a cubrirse de seriedad.
-No imaginó porque una chica como tu quisiera ir a un lugar como ese..
-Eso quiere decir que tu lo conoces bien.
-Bueno, si. Y justo por eso quiero evitar que entres a ese mundo.
-Tu mundo. ¿A eso te refieres?.
Noah apretó la mandíbula, y pese a todo pronóstico asintió una vez. Sorprendida mi boca se entre abrió, formando una pequeña "O". No esperaba que lo aceptara tan fácil.
-¿Serviría de algo si te pido por favor que te olvides de ir a ese lugar?.
Negué en silencio.
-En ese caso tendré que convencerte de otra manera.
Se levanta de un salto y me toma del brazo para hacer que me levante también. Lo sigo en automático a la salida y me guía al auto, abre la puerta y espera a que entre. Rodea el cofre entrando también al automóvil.
-¿A donde vamos?. -le preguntó una vez que echo la reversa, y condujo calle a bajo.
-Aun no lo se. De echo esperaba que tu tuvieras algún lugar mucho mejor a donde ir.
-A esta hora.. -mientras lo dije revise el reloj del tablero. 12:30- .. Solo se me ocurre seguir y bajar por la carretera.
Noah aparta los ojos del camino un segundo para mirarme con curiosidad. -¿Que se supone que hay allá?.
-Tu solo conduce, prometo que no te arrepentirás.
Sonríe sin repelar.
Unos kilómetros mas adelante le indico que siga por la desviación semicircular que rodea gran parte del final del paseo marítimo, pasando por una pequeña área franqueada por altas palmeras verdes. En esta parte de Merimansun predomina las áreas verdes, donde los campos de golf se extienden hacia el océano.
Bajo las ventanillas para que el aire se filtre y respirar el olor a sal marina y a césped recién regado.
En este punto Noah acelera, dado que estamos en la autopista a las afueras de la ciudad, a unos treinta minutos de nuestro destino.
El ultimo anunció vial aparece y con él, el fin de nuestro viaje. Le doy las ultimas indicaciones y entramos por fin al camino de tierra.
-Estacionate aquí.
Noah frena, apaga el motor y yo salgo del auto, deseosa de continuar a pie por el pequeño tramo de arbustos. De la cajuela saco el viejo mantel que siempre usamos para tirarnos y tomar el sol.
-Empiezo a comprender a donde me trajiste.
-Vamos, aun nos falta un poco mas.
Me toma de la mano y ahora soy yo quien lo guía entre los angostos caminos, esquivando ramas y el follaje que hay sobre el piso irregular.
Minutos después el círculo de agua clara aparece justo enfrente coronado por la imponente cascada que fluye desde la cima del risco. Me quedó maravillada por la vista, a pesar de que no es la primera vez que lo observó. Anteriormente solía venir con Ángela a pasar los fines de semana, cuando necesitábamos un respiro de las concurridas playas y este lugar nos ofrecía un poco mas de privacidad.
Noah me suelta y se adelanta a la orilla echa de pequeñas rocas hundidas en la arena blanca.
Me quedo unos pasos por detrás suyo, a la espera de que diga algo, pero parece tan absorto en lo que esta viendo que opto por ser yo quien hable.
-¿Y bien, que te parece?.
-Es grandioso. -me responde- No tenia idea de que hubiera un lugar así, aquí. Siempre me pareció que el único atractivo que poseía la ciudad era la playa.
-Bueno, ya ves que no, solo no se lo digas a los turistas o a sus guías.
-Mi silencio tiene un preció muñeca.
Reprimi una sonrisa, me encantaba que me llamara muñeca.
-Adelante, pon tu precio.
Él se gira hacia mi, con una mirada que no presagia nada bueno, se que algo esta tramando y mi sangre se enciende solo de imaginarlo.
-Okey.
Dicho eso sonríe y comienza a quitarse la ropa, la boca se torna agua cuando se quita por completo la camisa y deja su abdomen al descubierto, seguido por sus piernas y su bóxer negro. -¡Madre mía! - ¿Que demonios estaba haciendo?.
-¡Estas loco!. -exclamo, cuando ya se había quitado también los converse negros. -No estarás pensando en meterte al agua.
-Si, justo eso planeo hacer.
-Estas loco. -vuelvo a repetir- Debe estar helada.
El clima no era cálido, a pesar de que el sol se empezaba asomar un poco.
Noah se encoge de hombros, se da media vuelta y lo que hace a continuación me deja sin aliento y boquiabierta. Sus manos toman el elástico del bóxer y lo baja, quitándolo por completo. Lo tira a la arena junto a él y dice. -Te esperó adentro.
Salta al agua completamente desnudó, dejandome en la mente la imagen de su lindo y bien formado trasero.
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