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Capítulo Tres: "JUEGO DE PROVOCACIONES"


             "Juego de provocaciones "

Mi corazón late una vez, luego se detiene y me parece que me voy a desmayar.
La figura no se mueve, sigue recostada plácidamente sobre mi colchón. Su perfil es apenas iluminado por la luz del pasillo y de la luna que se filtra por mis cortinas ondulantes, y es gracias a eso que lo reconozco.

—Noah. —susurro con alivió— ¡¿Que rayos haces tu aquí?!.

El susodicho no se inmuta.

—Esperándote..

—Pudiste hacerlo en la entrada, o llamado antes para avisar, como la gente normal. —le reclamó, con la mano puesta sobre el pecho, como si eso fuera a detener los latidos erráticos— ¡¿Tienes idea del susto que me acabas de dar?!.

—Lo lamento muñeca, no era mi intención matarte de un susto.

Sabia que era sinceró. Pese a sus manos por debajo de la nuca y a su postura relajada yo sabia que su intención seguramente era darme una grata sorpresa, la cual ya comenzaba a sustituir al susto anterior. Mi corazón latía, pero esta vez de puro gozó. Por fin Noah se aparecía y nada más y nada menos que en mi habitación.

—¿Como entraste?. —le pregunte de camino al pie de la cama, donde me senté.

—Por el balcón. En realidad llegue hace rato, pero al ver que no abrías decidí trepar y entrar por mi cuenta.

Se incorporó a penas, usando los codos para mantenerse erguido y mirarme. No parecía avergonzado ni mucho menos, en todo caso se veía satisfecho de su método y habilidades para entrar aquí.

—Yo acabo de llegar..

—Lo se, me tome la libertad de buscarte en cada rincón que hay, y debo decir que tienes una casa hermosa.

—No se si agradecerte o llamar a la policía. —me reí cohibida.

—Yo diría que la primera, lo ultimo que quiero es ir a prisión y desperdiciar la noche.

Noah me mira sugerente, dando a entender que planes tiene para esta noche. Las manos me sudan y la boca se me torna agua, todo eso en menos de un segundo. El cual me toma echarle un vistazo a su camiseta blanca, tan delgada que casi se echa de ver su pecho y abdomen.
Desvío mis ojos de vuelta a su rostro, segura de que estoy roja y con la sombra del deseo ya sobre mi.

—Pensé que llamarías, eso dijiste el otro día, antes de irte.. —le comente en voz baja y tensa, preocupada de que mi tono le confirmara el rumbo que habían tomado mis pensamientos.

—Planeaba hacerlo, pero pensé que sería mejor venir personalmente. Me moría de ganas de verte.

Sonreí, ahora mucho mas cohibida y nerviosa, a tal punto que se volvió imposible seguir ocultándolo.

—Yo también quería verte. —murmure.

Noah se levanto, quedando sentado frente a mí.

—Entonces valió la pena el haber vuelto a violar la ley.

No se río, por lo que aquello no era una broma. Arque la ceja, gesto que debió tomar como simple coqueteo, cuando en realidad era un gesto inquisitivo.

—¿Me pregunto cuantas veces habrás roto las reglas?. —comente medio en broma— Sobretodo en situaciones como esta, donde te pueden acusar de  allanamiento de morada.

Ambos soltamos la risa por lo bajo, como si hablar de esto fuera lo mas divertido y normal del mundo.

—Pese a lo que puedas imaginar, esta es la primera vez que lo hago. Nunca antes había tenido la necesidad de escabullirme a la habitación de una chica.

—Me imaginó que las demás te lo debían poner mas fácil. ¿No es así?.

Agito la cabeza, sonriendo ampliamente. Fuera cual fuera su respuesta yo sabia que había dado en el blanco.

—Eres demasiado astuta para mi.

—¿Y eso seria un problema para ti?.

Mi pregunta lo toma con la guardia baja, lo supe por el tiempo que le toma darme una respuesta.

—Depende.. —se interrumpe a propósito, para apartar de mi rostro un mechón de cabello, con sus dedos largos— De cuanto te agrade la idea de que me salga siempre por la tangente.

—Eso no es justo. Yo soy un libro abierto..

Mi queja perdió volumen como también firmeza, uno de sus dedos se deslizó por mi mejilla rumbo a mi cuello. Ladeó por instinto mi cabeza para que siga por el largo hasta mi clavícula. La respiración se me corta, seguida de un escalofrío placentero que me recorre la columna vertebral.

—Tus caricias no me van a distraer.

Le aseguró, cuando siento su toque descender a mi pecho, rumbo a mi escote. Mala idea el haber usado una blusa que le permita tocar la curva donde inician mis senos. Otro escalofrío me abruma de la cabeza a los pies.

—¿Ah no?. —pregunta simulando sorpresa.

—N-no.. —¿como puedo tartamudear una palabra de dos letras?.

Aprovecha mi debilidad, para tocar por encima del filo de mi blusa. Paso saliva ruidosamente.

—No te ves muy convencida..

—Noah.. Lo es-toy..

—Me encanta lo sensual que suena mi nombre cuando sale de tu boca.

A este punto apenas puedo seguir aparentando que sus juegos de provocación no surten efecto en mi. Cierro los ojos, derrotada y a su completa merced.

—Eres hermosa muñeca.

Sonrió. Ya en un trance de placer que me recorre el cuerpo entero.

—Noah.. —repito su nombre solo para complacerlo— Dime que puedo dejarme llevar por esto que siento por ti. Que no me voy a arrepentir después.

Lo escuchó respirar pesado y largo.

—No te lo puedo asegurar. Yo también tengo miedo.

Aprovecho su pausa para jalar aire, excitada hasta el tuétano.

—Tengo miedo.. —continuo— De no ser lo suficiente bueno para ti. Temo que en cualquier momento mi pasado parezca y lo destruya todo. A ti, y a mi.

Aunque las preguntas aparecen, no logran sobre ponerse ante mis hormonas, las cuales siguen dominando gran parte de mi mente. Creando mas escenas y formas de cerrarle la boca. —Besarlo seria un bien inició—, pienso.

—Mienteme entonces. —ruego en un suspiro— Dime que todo estará bien, y que no habrá ninguna otra mujer además de mi.

Sentí miedo de sus palabras, pero mas de las mías. Me daba cuenta de la gran cantidad de celos que me invadían cuando lo imaginaba con alguna de esas chicas a las que seguramente  visitó y sedujo en el pasado. Procure ocultarlo bajo una sonrisa inocente, que muy seguramente fue solo el burdo intento.

—¿Estas segura?.

Asenti sin titubear.

—Aun así, solo puedo prometer que a partir de hoy solo tu existes para mi. Sarah, eres la única mujer que me hace arder en el infierno sin la necesidad de recurrir a mis viejos viciosos.. Lo que tu me haces sentir es real y estoy enamorado de ti. Irremediablemente enamorado de ti.

Mi corazón se hincha de emoción, como nunca antes lo había echo. Ojalá sus palabras quedaran suspendidas en el aire para siempre, al igual que el tiempo. Todo era prefecto ahora, con el sonido de las olas de fondo, y el viento agitando el olor de su perfume, mezclado con otro muy parecido al del café..

—¿Estas preparando café?. —me pregunta, el también debe percibir el fuerte aroma.

—Ah.. Si. —respondo recordando que deje la cafetera encendida.

Ninguno de los dos hace amago de moverse, o tan siquiera de apartar la mirada. ¡Al diablo con el café!

—Huele delicioso, deberíamos baja y beber un poco.

No estoy segura de querer hacerlo, aun cuando él cambia su agarre a mis manos, para levantarme de la cama. Me lleve a la puerta, y escaleras a bajo, deteniéndose en la cocina. Me quedo a un costado de la barra, observándolo sacar de la gaveta superior dos tazas donde sirve el café.
Me siento en un taburete, al mismo tiempo que él deja la taza frente a mí, sentándose un segundo después.

El vapor me inunda la nariz y gracias a eso es que puedo pensar en otra cosa que no sea su olor y su cercanía. Por lo que me llevo el filo de porcelana china a los labios, para hací tener otra cosa mas en que meditar.

—Esta delicioso. No me imagine que dentro de tus habilidades se encontrara preparar tan bien el café.

—Me gustaría llevarme todo el mérito, pero yo solo lo puse en la cafetera, ella hizo todo lo demás.

Vuelvo a beber otro trago corto, quemandome la lengua en el proceso.
Noah por su parte saca el muffin de la bolsa de estraza y me lo acerca.

—Vamos, no quiero evitar que cenes algo.

Lo aceptó, le quito la envoltura y lo parto por la mitad, devolviéndole el trozo de pan de chocolate.

—No es necesario, no tengo hambre.. O al menos no de esto.

Me giña el ojo con picardía.

—Es solo un pedazo, de haber sabido que vendrías hubiera comprado dos.

—Gracias pero como te digo, no hace falta. Comí algo antes de venir a verte.

—En tu departamento, con Bruno supongo.

—No. Y come ya.

Hago lo que me dice sin rechistar. Recompensada con la escena de él mordiendo también su parte del moffin, de manera que me resulta de lo mas sensual. ¿Que tan enferma, —o caliente— tenias que estar para que eso te hiciera mojarte de golpe?. La humedad se propago y solo me quedo apretar las piernas.

Continúe comiendo, con los ojos puestos en el hilo de vapor que salía de ambas infusiones.
Una vez que terminamos me levante con la intención de lavar la loza. Eso seria un breve escape de él, y así fue, me entretuve lo mas que puede, hasta que el jabón se volvió inexistente.
Noah las seco y guardo. Dejándonos sin mas nada que hacer.

—Ahora que ya has comido, se me ocurre que podemos subir y buscar un buen modo de pasar el rato..

—Al diablo con todo..

Lo besó, sin importarme que prácticamente me eche sobre él para lograrlo. Noah me carga y yo me sujete de su cuello, pensando que posteriormente me depositara sobre la encimera, pero la pasa de largo y cuando sube las escaleras descubro cual ha sido su intención. Cruzamos el umbral de mi habitación, donde término con la espalda sobre mi cama y con su cuerpo sobre el mío. —¡Madre mía!— esto era increíble, y lo sería mucho más cuando lograra quitarle la estorbosa camiseta. La arrojó lejos, y cambio de objetivo, buscando a tientas el botón de su pantalón. Me detengo solo para que él también se deshaga de mi blusa, y el sostén, quedando rápidamente media desnuda frente a sus ojos llenos del deseó contenido. El cual se desata contra mis senos, los acaricia amoldando su mano a ellos, sin ejercer presión, lo cual me hace jadear en voz alta.
Ya no soy capas de pensar con claridad, cada parte de mi cuerpo se encuentra pendiente de su toqué, a la espera de que sus manos migren a otro lado, y con ellas el placer que sigue creciendo en mi vientre. Sin embargo, aquello no ocurrió, su tacto desapareció y en medio del remolino de sentimientos que me invadían solo pude abrir los ojos y verlo retroceder, jalando el edredón rosa para cubrirme el pecho. Parpadeo confusa.

—Noah..

—Lo lamento.. —me dijo— No deberíamos.

—¿Porque no?. —le preguntó mientras me incorporó despacio, hasta quedar sentada a su lado.

Luego dejo pasar un minuto antes de continuar.

—Si lo haces por no presionarme..

—No es por eso Sarah.

—¿Entonces?.

¿Que ocurría?. ¿Acaso había echo algo mal?. ¿Mis jadeos lo molestaron?.

—Simplemente no es el momento.

Había algo más.

—"El momento". ¿De que hablas?. Estamos solos, mi madre no se enterará si es eso lo que te preocupa.

—Vamos, no digas niñadas. Claro que no es por tu madre, se que ya tienes edad para hacer esto y mas. Pero no ahora.

Me mordi la lengua para no soltar mi respuesta, en su lugar remplace el edredón con mi brazo derecho cubriendo mis senos y me levante de un salto, huyendo al baño.
Avergonzada busque mi bata y me plante frente a mi espejo, observando fijamente como el abanico de sentimientos —Coraje, decepción, deseo, anhelo—  cruzaban fugazmente por mi reflejo. Cierro un momento los ojos, para procesar cada una de ellas, viviendo la sensación que dejan a su paso. Y ahora que se han ido me percató de lo profundo de mis sentimientos por él, ya no cabía duda de que estaba enamorada, y esa era la razón del dolor intenso por su rechazo.
No tenía el valor para salir, por lo que me quedo ahí, fingiendo que nunca llegue a esa conclusión y que estar completamente enamorada de él no es un verdadero problema.

Minutos después, escuchó claramente la puerta abrirse, los pasos huecos que se acercan hacia mí y justo ahora unas manos que se deslizan por mi cintura. Cierro con mas fuerza los ojos, completamente inmóvil.

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