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7.- Cobardía

Dereck

16 años.

El tiempo pasó y en casa, todo siguió igual. Así que intentaba que fuera de ella, fuese todo lo contrario.

La escuela ayudaba a pasar tiempo lejos de casa, detestaba la hora de volver así que la posponía tanto como fuese posible, calculando el momento exacto en donde papá ya debería de estar dormido.

—Nunca me has invitado a tu casa —dice Kiara mientras se acomoda a un costado del sillón de su sala—. ¿A caso quieres mantenerme en secreto?

—No veo el motivo, no me malinterpretes —me apresuro a aclarar—. Es solo que mi casa no es un buen sitio para llevarte.

Ladea la cabeza, mirándome de esa manera en la que detesto tanto. Como si estuviese haciendo miles de preguntas mentales para luego lanzarlas hacia mi sin ningún reparo.

—Pero soy tu novia, y no me has presentado a tu padre.

—Papá no está muy interesado en conocer sobre mi vida —admito encogiéndome de hombros—. En todo caso, Kaykay, ¿Qué importancia tiene?

—La tiene, porque nunca pareces querer tocar esos temas —reclama—. Dereck, ¿Cómo se supone que conseguiremos formar algo si no eres capaz de decirme lo que ocurre?

—Es que no ocurre nada —respondo—. Realmente no pasa nada. ¿Por qué habría de mentirte?

Ella resopla.

—Siento que me escondes cosas —admite—. Y odio sentirme así, porque realmente te quiero.

—Y yo te quiero a ti, Kiara. Así que no veo la necesidad de tantas preguntas —sonrío intentando convencerla—. Te juro que todo está bien.

No luce demasiado convencida, sin embargo, por primera vez no insiste.

Kiara Avery y yo comenzamos a salir hace varios meses, luego de que Lucie, la novia de Colton, decidiera que era buena idea hacer la función de cupido al presentarnos.

Y dio frutos, porque Kiara resultó ser alguien agradable. Alguien con quien se me hacía fácil hablar, estar con ella me hacía sentir que podía tener algo bueno en mi vida después de todo.

Sin embargo, hacía preguntas. Muchas preguntas.

Parecía ser la única en no creer en mis explicaciones, sabía que se preocupaba por mí, probablemente era la persona que más lo hacía desde hace tiempo, pero no estaba listo para hablar de lo que ocurría en mi vida.

No estaba listo para contarle la verdad.

Paso el tiempo en su casa hasta que sus padres llegan, los señores Avery me saludan con educación y tras unos minutos más, decido que es momento de marcharme.

No tenía nada más que hacer, así que considero que tal vez no sería tan mala idea volver a casa temprano, no he estado ahí en todo el día y si corría con suerte, papá todavía no estaría en casa.

Sin embargo, apenas estaciono la motocicleta afuera, sé que me equivoque. Dejo la moto en el garaje, y me convenzo de que tal vez está lo suficientemente ebrio como para prestarme atención.

—Volviste temprano —dice apenas abro la puerta. Está sobrio, lo que me hace pensar que hoy no era mi día de suerte.

—Sí —me quito la mochila, sosteniéndola con uno de mis brazos mientras camino hacia las escaleras.

—Mis amigos vendrán esta noche, procura no salir de tu habitación —dice sin mirarme.

—Bien.

Termino de subir, apenas ingreso a mi habitación le coloco el cerrojo. Sabía que papá detestaba eso, pero si me pidió no molestarlo, tal vez ni siquiera lo note.

Me concentro en hacer los deberes, y para cuando el sonido del televisor a todo volumen narrando el partido de futbol se escucha, ya he acabado.

Los amigos de mi padre solían venir a veces, a ver el partido de futbol y beber cervezas. Sabía que era probable que la sala terminara hecha un desastre, desastre que yo tendría que limpiar porque papá estaría lo suficientemente ebrio como para hacerlo.

Es tarde cuando comienzo a sentir hambre y me reprendo el no haber comprado nada antes de venir, sé que papá pidió que no saliera de la habitación, pero estaba consciente de que, con hambre, no podría dormir.

Y no estaba dispuesto a pasar toda la noche escuchando mi estómago rugir, así que bajo.

Consigo escabullirme a la cocina sin ser notado, hay varias cajas de pizza sobre la mesa, y botellas de cerveza y refresco.

—Dereck —Nick, el amigo más cercano de mi padre sonríe al verme—. No sabíamos que estabas en casa, ¿quieres unirte a nosotros?

—No, gracias —respondo tomando la caja de cereal—. Solo bajé por comida, tengo deberes.

—Deja eso —dice haciéndome una seña—. Hay tanta pizza que no vamos a comer.

Toma uno de los platos y toma varios trozos de pizza antes de entregármelo.

—Te ofrecería cerveza, pero no quiero que tu padre me asesine —dice riendo—. ¿Estás seguro que no quieres unirte? Los chicos...

—Tiene deberes —papá aparece y me observa con molestia—. ¿No es verdad, Dereck?

—Justo eso le he dicho —respondo con la mandíbula tensa.

—Oh, vamos, Patrick. Deja que el muchacho se relaje un poco —insiste Nick—. ¿O es que nunca preferiste ver un partido de futbol que hacer deberes?

Observo a papá apretar los puños.

—En realidad no me gusta el futbol —me apresuro a responder—. Será mejor que suba.

Cuando cruzo por su lado, Nick me toma del brazo y me quejo cuando sus dedos sujetan la zona que mi padre había golpeado.

La sudadera cubría casi todos los moretones, pero el dolor seguía ahí.

—¿Estás bien? —inquiere—. ¿Te ocurrió algo en el brazo?

—Me golpee sin querer —miento apartándome—. Gracias por la pizza, Nick.

Le doy la espalda y me escabullo fuera de la cocina antes de que alguno tenga la oportunidad de decir algo más.

No vuelvo a salir de la habitación, agradecía que al menos tuviese un baño propio, lo que hacía que si deseaba quedarme aquí todo el día, pudiera hacerlo.

Aún estoy despierto cuando el sonido del televisor se detiene, y cuando las voces despidiéndose abajo consiguen escucharse. Luego el sonido de los autos y después, el habitual silencio.

Me había acostumbrado a él, a lo silencioso de la casa y los pasillos. Recuerdo que de pequeño lo odiaba, como si eso me recordara lo solitario que era estar aquí, pero ahora resultaba incluso reconfortante.

Desgraciadamente esa sensación no me dura demasiado.

—Te dije algo claramente —me sobresalto cuando papá ingresa a la habitación—. ¿Tan difícil es obedecerme?

—Papá...

—¿Realmente siempre tienes que encontrar el modo de darme problemas?

—¿Problemas? —inquiero incorporándome—. Lo único que hice fue bajar por comida, ¿o es que esperas que no coma nada?

—Dereck...

—Y tu amigo, lo único que hizo fue ser amable. Así que como lo veo, no te di ni un solo problema.

Mi padre me sostiene la mirada.

—No sobrepases el límite —pide con la mandíbula tensa.

—¿Sobrepasar el límite? ¿Por qué? ¿Por decirte la verdad?

Esta vez cuando se acerca no retrocedo.

—Agotas mi paciencia, Dereck.

—¿Por qué? ¿Por qué he dejado de ser un niño que solo se queda callado aguantando tus golpes?

Su mano viaja con rapidez hacia la parte trasera de mi cuello, aprieto la mandíbula reteniendo el quejido de dolor que produce en agarre cuando lo intensifica.

—¿Te crees muy valiente? —inquiere.

Jadeo cuando su puño golpea mi estómago, repite la acción y el aire me abandona. Lanza un golpe contra mi rostro que me impulsa hacia atrás y caigo sobre la alfombra.

—¿No te he dicho que tienes que respetarme? —inquiere tomándome del cabello solo para conseguir golpearme el rostro otra vez.

El sabor a sangre se adueña de mi boca en cuestión de segundos, y cuando lo miro quitarse el cinto, sé que no hay vuelta atrás.

Una vez llegado a este punto, nunca la hay.

No asisto a la escuela al día siguiente, los golpes son demasiado notorios como para inventar siquiera una excusa. Así que decido faltar, e ir a Sellwood en vez de eso.

Recibo un par de mensajes de Kiara que ignoro, y también un par más del Colton preguntando por mi ausencia en las clases, pero solo invento una excusa barata. Sabía que las inasistencias sin justificación me perjudicarían, pero no podía presentarme con el rostro lleno de golpes.

Kiara parece creer lo que le digo, así que cuando el timbre suena esa noche, no espero verla detrás de la puerta.

—¿Kiara...? ¿Cómo...?

Me mira como si le hubiese dicho una gran mentira, sé que repara en los golpes en mi rostro y también en los de los brazos.

—¿Qué te ocurrió? —inquiere en un hilo de voz.

—No debes estar aquí —musito—. Kaykay...

—No me digas de ese modo —reclama mirándome con recelo—. Dime que mierda te ocurrió, Dereck. ¿Por qué estás tan golpeado? ¿Fue una nueva pelea? ¿Alguien te hizo daño?

—Kiara...

—¡Dime la verdad!

—¡No puedo! —grito y me arrepiento al instante—. No puedo hacerlo.

—¿No confías en mí? —suena herida y me maldigo por eso.

—Claro que confío en ti, Kiara. Realmente lo hago, pero hay cosas que no puedo decirte, que no me siento listo para decir y no puedo contigo presionándome y haciendo preguntas. Estoy bien, eso es lo que importa.

—No, para mí no —sentencia.

Sé que no debería dejarla entrar a casa, pero papá no está y no pretendo armar una escena afuera, así que tomo su mano y la hago entrar.

—Kiara...

—Estoy cansada de sentir que me ocultas cosas, cansada de que al parecer no formo parte de tu vida. Estoy cansada de que me mientas todo el tiempo.

—Kaykay...

—No, basta, Dereck. Si me quieres, si lo haces realmente, necesito que me digas que carajos pasa contigo.

No estaba listo para enfrentarlo, no estoy listo para decirle lo que realmente ocurre.

—No confías en mí —reprocha—. Porque si lo hicieras, serías capaz de ser sincero.

Toma una inhalación y se aparta.

—Te quiero muchísimo, Dereck, lo hago realmente pero no puedo estar con alguien que me miente todo el tiempo, no puedo estar con alguien que no me quiere lo suficiente, como para hablarme con la verdad.

—¿Estás terminando conmigo?

—Estoy terminando contigo —repita y siento un ardor extraño por dentro—. Lo siento, Dereck, pero no puedo continuar con esto.

Y solo se marcha. Me quedo a mitad de la sala de mi hogar, intentando procesar que carajos acaba de ocurrir.

Mi novia acaba de dejarme, tal vez he arruinado la única posibilidad de estar con alguien que me quiera de verdad, la visión se me nubla y maldigo por lo bajo.

Tal vez era mejor así, sin nadie en el medio, sin nadie preocupándose ni haciendo preguntas. Estoy en medio de un infierno, y no deseaba a nadie cerca cuando terminara por consumirme.

Kiara tiene razón, debí de ser capaz de hablar con la verdad, debí ser capaz de decirle que los golpes no son por peleas, que es mi padre quien los ocasiona.

—¿Qué haces ahí parado? —me deshago de las lágrimas con rapidez cuando la voz de mi padre se escucha—. ¿Qué te ocurre?

—Nada —respondo sintiéndome repentinamente enojado, con él, con Kiara, con todos. Me doy la vuelta dispuesto a ir hacia mi habitación.

Kiara dijo que no la quería lo suficiente, pero tal vez, era al revés. Porque cuando alguien te quiere de verdad, no abandona cuando las cosas se ponen complicadas, era fácil creer que no quería ser sincero, que no quería decirle la verdad.

Pero simplemente no soy capaz.

Y desearía serlo, desearía poder ser tan valiente como para gritarle a todos, la única verdad.

Pero no lo hago, después de todo, soy un cobarde que no se atreve a poner un alto.

Y comenzaba a pagar las consecuencias. 

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El siguiente extra es de la primera vez que Halley ve a Dereck, y ya comenzamos con los pequeños extras que ocurren en AM. 

¡Gracias por leer!

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