16.- Una nueva promesa.
Alessandra.
Escuché muchas veces que el sentimiento maternal es capaz de hacer que deseemos poder realizar cualquier cosa para cuidar de nuestros hijos, para garantizar su seguridad.
No me di cuenta realmente que el sentimiento maternal por Dereck, apareció desde el momento en el que lo conocí.
Y solo se intensificó con el tiempo, cuando estaba en riesgo, cuando tenía un problema, cuando estuvo en el hospital por largos días, siempre estuvo ahí. No se fue en ningún momento, permaneció ahí, fortaleciéndose a cada segundo.
Cuando lo conocí, no pude prever que se volvería alguien tan importante, que conseguiría ganarse mi corazón de todas las formas posibles. Quería cuidarlo, quería mostrarle que era merecedor de recibir el cariño y amor que se le negó por tanto tiempo.
Una parte de mí ya lo quería como un hijo, ya lo consideraba parte de nuestra familia, ahora mismo si Dereck no estaba, mi familia se sentía incompleta.
Él nos hacía falta.
Cuando decidió volver a casa fue como si nos concediera una segunda oportunidad, una que no desaprovecharíamos de ningún modo.
—Hay algo que quiero hablar contigo —dice Luke mientras se acomoda a mi costado en la cama—. Y antes de que me des una respuesta, quiero que lo consideres.
—¿Sobre qué? —aparto la computadora de mis piernas, dejándola sobre la mesa de noche y giro el torso con ligereza hacia mi esposo.
—Es sobre Dereck.
—¿Le ocurrió algo? ¿Volvió con las pesadillas? —inquiero con preocupación.
—No, no —dice con premura—. En realidad, todo está bien, solo...
Retuerce los dedos sobre sus piernas, signo claro de que está nervioso. Lo miro a detalle, no me sostiene la mirada por mucho rato así que deduzco que, lo que sea que quiere hablar, es lo suficientemente importante.
—¿Qué ocurre?
—He estado pensando, en que, si queremos protegerlo realmente, si deseamos protegerlo de Patrick...—se detiene, toma una corta inhalación como si tratara de armarse de valentía para continuar— lo que quiero decir es...
Vuelve a detenerse y sonrío. ¿Hace cuánto tiempo no veía a Luke nervioso? Desde que me propuso matrimonio probablemente.
—Amor...solo dilo —lo animo.
—Quiero que adoptemos a Dereck.
Por breves instantes no consigo entender del todo lo que quiere decir, parpadeo como si de esa manera pudiera activar a mi mente mientras repito las palabras que Luke ha dicho.
Adoptar a Dereck.
—¿De verdad? —mi voz brota en un susurro.
—De verdad —repite y el tono firme vuelve a él—. Quiero protegerlo, Less. Y sabes que lo quiero como si fuese nuestro hijo, creo que esa es la única manera de protegerlo, la única manera de garantizar que ese hombre no vuelva a su vida.
Un sentimiento explota en mi pecho tan fuerte que no tengo tiempo para detenerlo, y no quiero hacerlo. Porque yo también amaba a Dereck, porque no toleraba la idea de verlo de nuevo en un estado tan vulnerable.
Quería que fuese feliz, quería que viviera la vida que debió de haber tenido.
—¿Qué es lo que opinas? —susurra.
—Que es una idea maravillosa —la emoción se apodera de mi voz—. Luke, yo también deseo que sea nuestro hijo.
El alivio se adueña de su rostro, abre los brazos y pronto me encuentro contra su pecho, sintiéndome protegida, sintiéndome tan amada por un hombre increíble.
—¿Crees que acepte? —inquiero con suavidad—. ¿Qué quiera llevar nuestros apellidos?
Él no parece seguro.
—No lo sé, tengo que hablar con Sebastián y no estoy seguro de que quiera darnos la custodia, es decir, apenas y confiaba en mí al dejar a Dereck en casa. Pero hablaré con él, y borraré las dudas que pueda tener.
Asiento, sintiendo las comisuras de mis labios elevarse.
—Tenemos un viaje programado a Londres —le recuerdo—. Si todo sale bien, tal vez debamos llamar a tus padres, ¿no lo crees?
Asiente, dándome la razón.
—Llamaré a mi padre, con su apoyo podremos agilizar los trámites —dice más para él mismo—. Y resolveremos todo para que sea antes de viajar a Londres.
Vuelvo a acomodarme contra su pecho, Luke rodea mi cuerpo con uno de sus brazos mientras imparte una suave caricia por mi cabello.
—Me hubiese gustado haberlo conocido antes —susurro—. Tal vez entonces pudimos haber hecho algo por él, no permitir que viviera ese infierno por tantos años.
Lo escucho tomar una profunda inhalación, su pecho se eleva y baja lentamente cuando suelta el aire.
—Probablemente no hubiese confiado en nosotros. Pero creo que también me hubiese gustado haber coincidido con él, librarlo del poder de ese hombre. Aún no puedo creer que haya sido capaz de tanto, y que no se arrepienta. ¿Qué tan mal debes de estar para intentar matar a tu hijo y no mostrar arrepentimiento por eso?
Un escalofrío me recorre cuando lo considero, cuando recuerdo todo el infierno que pasó, lo duro que debió de haber sido vivir en soledad con un hombre que, en vez de cuidarlo, solo lo hacía vivir un calvario.
El corazón se me estruja al colocar en mi mente la imagen de Dereck pequeño, ningún niño debería de pasar por algo como eso, ninguna persona en realidad. Pero el hecho de que sean niños los que sufren, que sean seres vulnerables, que no pueden defenderse, lo hace más doloroso, más desgarrador.
—Pero ahora nos tiene a nosotros —dice y me apega a él—. Nos tiene a nosotros, Less.
—Nos tiene a nosotros —repito y cierro los ojos, creyendo que Dereck confiaba en nosotros lo suficiente como para permitirnos cuidar de él por el resto de nuestra vida.
(...)
Luke llamó a Sebastián, y aunque al inicio se negó rotundamente a si quiera considerar la idea, al final estableció que, si Dereck lo deseaba, él no se opondría.
Así que lo decidimos, llamamos a nuestro abogado de confianza, e hicimos todos los pasos necesarios, confiando en que seríamos afortunados y Dereck aceptaría.
No decirle absolutamente nada fue una tortura, Montserrat y Caleb se volvieron un poco locos al enterarse, y los padres de Luke un tanto más.
Los señores Lewis parecían encantados con la idea de tener un nuevo nieto, parece ser que mirar la forma en la que su hijo apreciaba y quería tanto a Dereck, fue un factor que los hizo quererlo también, aun cuando no lo conocían.
Estuvimos cerca de que nos descubriera hablando sobre el tema, y la respuesta rápida que le dimos nos salvó de los cuestionamientos, sin embargo, no tuvimos tanta suerte, y él se terminó enterando.
No fue de la mejor manera, no fue para nada como lo habíamos planeado.
—¿Así que ese era el asunto importante del cual no podía saber? —inquiere con la mirada herida hacia nosotros.
—Dereck, no es...—no se permite escucharnos, nos da la espalda caminando con prisa por el pasillo hacia su habitación.
Luke y yo compartimos una mirada, debíamos aclarar esto, deberíamos dejarle en claro que no era lo que estaba pensando.
—Dacher, ¿podemos llamarte luego? —inquiere Luke.
—Claro, estaré al pendiente.
Tan pronto como se marcha, vamos hacia la habitación de Dereck. Para cuando llegamos, el sostiene una mochila mientras coloca algunas prendas con descuido en el interior.
—Dereck espera, no es como...
—¿Tanto misterio por eso? ¿A caso no podían verme a la cara y decirme la verdad? —suena herido y siento la repentina necesidad de decirle que nada es cómo piensa, que no queremos herirlo otra vez—. Tan simple como decir, Dereck ya no queremos cuidar de ti.
—Es que es no es lo que ocurre —intervengo intentando acercarme, pero él se aparta—. No es...
—No tienes que darme explicaciones, Alessandra —la manera en la que me llama me golpea—. He escuchado lo suficiente, su caso de caridad ya ha acabado.
—No, por Dios, no eres un...
—¡Dejen de mentirme! —grita y encara a Luke—. ¡Lo sabía! ¡Sabía que haría esto otra vez!
—¿De qué hablas? ¿Qué fue lo que hice?
—Toda esta mierda de estar conmigo, de querer cuidar de mí. ¡Todo fue una maldita mentira! Confié en ti otra vez, lo hice de nuevo a pesar de todo y me mentiste.
—¡No! ¡Claro que no!
Cuando él se rehúsa a escucharnos y dice que llamará a Sebastián, Luke le arrebata el celular.
—¿Podrías escucharnos por un segundo? Cálmate y escúchanos.
—Escuché lo necesario, así que dame el teléfono.
—No —Luke se planta con firmeza, abandonando el desespero en su voz—. Debes escucharnos, nosotros no queremos...
—No me interesa, si no quieres la maldita tutela te haré el trabajo fácil. No tendrán que seguir tolerándome, tal vez debí de haberme ido desde el inicio.
Habla con una frialdad que no estaba ahí antes, armándose con esa fortaleza que nos había costado eliminar.
—Estás confundiendo todo, no eres un casi de caridad y no...
—¿Entonces qué quieres? ¿Solo querías asegurarte de mantenerme con vida? ¿Salvarme como no pudiste hacerlo con Carter?
Luke retrocede, su rostro se contrae con la emoción conocida cada que el nombre de Carter era pronunciado.
—¡Dereck! —reprendo sabiendo que si no acabamos esto ahora será demasiado tare.
—No pudiste salvarlo a él, por eso estabas tan preocupado en el hospital, por eso me pedías perdón una y otra vez, ¿para eso hiciste todo eso? ¿Para tener la conciencia tranquila? ¿Pues sabes algo? No te preocupes, que nadie intentará asesinarme otra vez, no tienes que seguir preocupándote por mí.
Su mirada es fría, cada palabra pronunciada se siente como un golpe crudo. Como si de pronto ya no confiara más en nosotros, y eso me aterra. Me aterra que ya no confíe más.
—Dame el maldito teléfono —exige.
—No estas entendiendo nada —Luke habla tranquilo y sé que está intentando no perder el control, sé que intenta solucionar esto, ambos lo intentamos—. Esto no tiene ninguna relación con Carter, nunca la ha tenido.
—Por favor, sabes que sí.
Al inicio lo consideré, la buena voluntad de Luke de ayudar a toda persona que pudiera se debía en gran parte a todo lo que había vivido, a esa noche trágica en donde le arrebataron a alguien importante.
Pero este no era el caso, lo que Luke sentía por Dereck, va más allá del deseo de ayudar a un amigo, de cuidarlo. Lo que es en verdad, es el sentimiento de un padre hacia su hijo.
—No —mi tono sale firme, en un último intento de que el entienda nuestras intenciones—. No tiene nada que ver con el pasado de Luke. Tiene que ver contigo.
—¡Con que no quieren la maldita tutela! ¡Los escuché perfectamente!
—¡Queremos adoptarte! —me sobresalto ante el grito desesperado de Luke a mi costado—. ¡Queremos que seas nuestro hijo! ¡Queremos que lleves nuestros apellidos!
La confusión invade su rostro, una incredulidad pura que lo hace retroceder.
—Lo que dijimos sobre no querer la tutela, no escuchaste completo. Le decíamos a Dacher que no queremos la tutela, queremos la custodia completa. Queremos que lleves el apellido Lewis.
Se deja caer sobre el colchón, como si no creyera aún en lo que estamos diciendo.
—Hemos llamado a Sebastián —intervengo—. No está de acuerdo, pero dijo que, si tú lo quieres, si estás de acuerdo con esto, no va a oponerse. Queremos protegerte, cuidar de ti, si tienes nuestro apellido podremos garantizar tu seguridad, y no hay nada que nos importe ahora más que protegerte, no toleraríamos verte de esa manera otra vez.
—¿Quieren adoptarme? —su voz brota en un sonido tembloroso, inseguro—. ¿De verdad? ¿No quieren que me marche?
Siento la necesidad de decirle que no, de asegurarle hasta que entienda que no volveríamos a abandonarlo. Que ahora no deseábamos que se apartara de nuestro lado, quiero que entienda que ahora tiene una familia, un sitio seguro, un lugar al cual acudir.
—¿Cómo desearíamos eso? —su fortaleza entera se esfuma, todas esas barreras caen, y lo noto por la manera en la que me mira—. Queremos hacer esto, no eres un problema, no eres ningún caso de caridad, eres como nuestro hijo, Dereck. Y queremos cuidar de ti de esa manera.
Se disculpa entonces por lo que dijo sobre Carter, sobre la manera en la que habló y Luke se ve en la necesidad de aclarar que en realidad eso no importa ahora.
—¿Quieres llevar nuestros apellidos?
La pregunta queda en el aire, entre nosotros. Flotando entre el silencio que se ha formado. De pronto la idea de que tal vez lo estamos presionando, que sea demasiado para él, me impulsa a hablar.
—Puedes pensarlo si quieres, no deseábamos que te enteraras así. Queríamos hacerlo bien, pero nos obligaste a adelantar. ¿Necesitas tiempo? ¿Quieres...?
—No —una punzada dolorosa me atraviesa.
—¿No quieres...?
—No necesito pensarlo —se aclara la garganta y nos mira—. Me gustaría muchísimo llevar el apellido.
Reacciono de inmediato, cayendo en cuenta de que ha dicho que sí. Camino hacia él, envolviéndolo en un abrazo que espero sea capaz de trasmitirle toda la emoción y toda la felicidad que experimento en estos momentos.
—Nos hace tan felices que aceptaras —expreso—. Dacher tiene los documentos, solo...solo necesitamos ir al tribunal y hacerlo.
—Dereck Lewis —la voz de Luke me hace mirarlo. Sus ojos están iluminados, y una sonrisa radiante se apodera de sus labios—. Se oye bien, ¿no crees?
—Se oye más que bien —dice abrazándolo.
Y en ese instante, en ese preciso momento, sellamos una de las primeras promesas que hicimos.
Cuidar de él.
(...)
La familia de Luke estuvo más que feliz con la noticia, Nicolás parecía demasiado entusiasmado por el hecho de que Dereck formara parte de la familia, y Rose incluso dijo que podría llorar.
Todos estaban felices por el hecho de que Dereck ahora fuese un Lewis. No fue extraño para Lili saberlo, incluso ella parecía entusiasmada con la idea.
Y nuestra hija, ella parecía no entender demasiado que es lo que significaba tener "un hermano mayor", pero la cercanía y el vínculo que había formado con Dereck era más que suficiente para nosotros.
Los procedimientos se dieron sin inconvenientes, y en menos de un par de semanas, los registros de Dereck habían sido modificados, colocando Lewis White después de su nombre.
Y por primera vez, pareció ser realmente feliz, pareció ser el chico que siempre debió de haber sido, y cada día, esa personalidad solo florecía más.
Fue más sonriente, más animado, verlo convivir con Lessy era una de las cosas más adorables que podían existir, la manera en la que cuidaba de ella, lo bien que parecían congeniar. Reía con más frecuencia, hacía bromas y su confianza volvía.
Pasar tanto tiempo sumergido en un ambiente de violencia, puede conseguir arrebatar la esencia, puede borrar quien realmente somos. Pero Dereck salió a tiempo de ese sitio, y su brillo poco a poco se hizo más fuerte.
Recuperó la confianza, la seguridad, los temores poco a poco se iban desvaneciendo y seríamos pacientes, tanto como fuese necesario hasta verlo bien.
Hasta verlo completamente feliz.
—Es nuestro hijo —Luke me abraza por la cintura, mientras miramos a Dereck jugar con Lessy en la alfombra—. Ya es nuestro hijo.
—Lo es —susurro apegándome a él—. Y le daremos la vida que siempre mereció.
Fue una nueva promesa, una de la cual no necesitaríamos segundas oportunidades para llegar a cumplirla.
Sería un solo intento, una sola oportunidad, y lo haríamos bien, absolutamente bien.
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Este es el último extra sobre Less, los siguientes ya serán narrados desde el punto de vista de Dereck y Halley, planeo que esta historia tenga como 20 capítulos aproximadamente más una especie de epílogo (que será un extra que ocurre muuuuchos años después)
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