V
El capítulo es bien largo, comenten y den estrellita para que mi esfuerzo valga la pena.
Jungkook abrió los ojos sintiendo cómo alguien zarandeaba su brazo, giró la cabeza encontrándose con Hoseok y frunció el ceño sintiéndose confundido, sin embargo, rápidamente recordó todo al ver a Taehyung aún dormido sobre el sofá. Su cuerpo aún se sentía pesado cómo producto del cansancio, estuvo a punto de hablar pero el contrario lo interrumpió haciéndole una seña de que guardara silencio.
—Ven conmigo —dijo en voz baja con una expresión indescifrable, Jungkook le dio una nueva mirada a Taehyung dormitando plácidamente y tomó sus zapatos antes de salir de la habitación siendo casi jalado por Hoseok.
— ¿Qué hora es? —preguntó el menor mientras se calzaba los zapatos arrecostado de la pared aún medio dormido. Hoseok lo observó con cierto fastidio, no entendiendo por qué se sentía de aquella manera respecto al castañito.
—Son las cinco. Taehyung siempre despierta tarde, por eso yo te llevaré a tu casa, Namjoon no puede saber que estás aquí —explicó el mayor y miró a todos lados en el pasillo cómo si temiera ser descubierto. Jungkook ladeó la cabeza y estuvo a punto de preguntar quién eran ese tal Namjoon de no ser que fue interrumpido por una tercera voz.
— ¿Por qué Namjoon no debería saber? —preguntó el chico de tez pálida y cabellos negros.
—Yoongi —soltó Hoseok sobresaltándose un poco ante su presencia —. Ya sabes... Nam tiene ese complejo, de proteger a todos.
— ¿Y? ¿No sería mejor si lo conoce? —respondió el azabache señalando a Jungkook, este no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando pero ni siquiera le daban chance de preguntar. Hoseok se mostró en desacuerdo con las palabras del mayor.
—No conocemos a este chico, trabajaba en ese lugar. ¿No es ya bastante extraño que se le haya pegado a Taehyung anoche cómo una garrapata? —dijo Hoseok haciendo que Yoongi ladeara la cabeza. Jungkook tragó saliva y miró al suelo sintiendo cómo su estómago se revolvía.
—No se preocupen, ya me voy, no tengo intenciones de quedarme —aclaró el castañito dispuesto a salir, Hoseok se marchó detrás de él y Yoongi se quedó de pie en su lugar meditando la situación.
Jungkook salió justo por donde había entrado, debido a la hora el lugar estaba vacío, todos debían estar durmiendo o al menos eso parecía. Hoseok llegó a su lado y se subió a una de las motos encendiendo una de las motos antes de hacerle una seña para que se montara detrás de él, dudó un momento, pero aun así lo hizo, no sabía dónde estaba y probablemente se perdería si tomaba el autobús equivocado, después de todo, luego de ese día no creía que tuviese que volver a ver a aquellos chicos.
Le indicó la dirección a Hoseok y este condujo en silencio por las calles a una velocidad no tan alta en comparación a la noche anterior, en ese momento Jungkook no pudo evitar que sus pensamientos vagaran por a través de los recuerdos de las últimas horas, aún no creía todo lo que había pasado, sentía cómo si sólo hubiese visto una escena de alguna película, ni siquiera había caído en cuenta aún de que había asesinado a un hombre con sus propias manos.
Pero eso sólo sería una más de sus preocupaciones, ahora debía empezar a buscar un nuevo trabajo para poder seguir sobreviviendo y continuar con sus estudios cómo si nada. Así era el mundo, no importaba qué sucediera, las cosas no detendrían su curso y sólo lo arrastrarían si se quedaba parado.
No podía dejar de preguntarse si su vida sería siempre así de difícil, si en algún momento sería capaz de hacer que las cosas mejoraran para que todo se volviera un poco más fácil, o al menos más llevadero.
Suspiró. Estaba cansado.
Hoseok frenó frente a su casa cuando se lo indicó y volteó a verlo esperando a que bajara, así lo hizo y cuando estuvo a punto de caminar hasta la entrada el mayor habló.
—Mantente alejado de esos lugares —soltó tomándolo por sorpresa, Jungkook quiso preguntarle a qué se refería pero se limitó a asentir.
—Gracias por traerme —dijo antes de volver a caminar hasta el interior de su hogar.
Hoseok observó la espalda del chico mientras se alejaba y luego detalló la casa, no podía negar que sentía un poco de pena, pero había una sensación más fuerte en su pecho, aquella que había despertado cuando fue consciente de la forma en que Taehyung había mirado a aquél chico en la madrugada y sólo supo que no lo quería cerca.
Con Seokjin y Jimin las cosas comenzaron a marchar con más calma luego de la muerte del padre del mayor, Jin le había comentado al menor acerca del chico moreno que lo había salvado de forma misteriosa el pequeño castaño había quedado fascinado con la historia, alegando que sería el comienzo de una historia de amor.
—No creo que lo vuelva a ver, Jiminnie —soltó el rubio mientras cortaba unas cuantas manzanas para Jimin.
—Hm, yo digo que sí, hasta te pidió tu número, eso debe significar algo —explicó el menor con los codos apoyados sobre la barra, fantaseando con una historia que el mismo se había inventado.
—Sí claro, ve a estudiar, los exámenes empezarán pronto —regañó el mayor tratando de desviar la conversación. Jimin se quejó en voz alta.
—Ni siquiera quiero entrar a la universidad —aclaró cruzándose de brazos, Seokjin aprovechó el momento para pellizcar una de sus mejillas.
— ¿Entonces qué quieres hacer? —cuestionó pasándole el plato con las manzanas ya peladas y cortadas en trozos.
—Quiero irme a vivir contigo, ya no quiero estar más cerca de mi padre —dijo tomando un trozo de manzana para llevarlo a sus labios—. Él espera que trabaje en su "empresa", pero no quiero hacerlo, me hará hacer cosas que no quiero.
Seokjin se tensó y mordió el interior de su mejilla, él tampoco quería que Jimin trabajara para ese hombre, él mejor que nadie sabía de lo que se trataban sus "negocios".
—Si te gradúas de la secundaria, nos iremos a vivir juntos —ofreció el rubio masticando un pedazo de manzana—. ¿Te parece?
— ¡Si! —contestó el menor asintiendo enérgicamente.
—Apresúrate, tus clases de danza empiezan en una hora —recordó el rubio señalando el plato con fruta.
Jimin obedeció y luego de terminar corrió escaleras arriba para prepararse, Seokjin se quedó en la cocina con una pequeña sonrisa en sus labios y se dijo mentalmente que el menor tendría una buena vida, él se aseguraría de eso.
Su celular vibró en su bolsillo y lo sacó enseguida sintiendo cómo su corazón se alteraba, sin embargo, sintió un pinchazo de decepción al ver que una vez más se había emocionado por nada, no era él, ni siquiera sabía porque estaba esperando un mensaje del moreno desde ese día, después de todo era sólo un desconocido que le había hecho un favor, capaz ya ni lo recordaba y él estaba allí, esperando silenciosamente por algún gesto de su parte.
Suspiró resignado y volvió a guardar el celular en su bolsillo de no ser que nuevamente una notificación lo interrumpió, rodó los ojos y volvió a mirarlo con fastidio.
De: Número desconocido.
Hey, Seokjin. Soy Namjoon ¿me recuerdas? Nos conocimos la otra noche. Este fin de semana volveré a Busan. ¿Quieres que nos veamos?
Inconscientemente gritó y casi lanzó el celular al suelo no creyéndose lo que acababa de leer. ¿Acaso tenía poderes? ¿Cómo era eso posible?
Rápidamente se secó las palmas que habían comenzado a sudar en sus pantalones y se apresuró a enviar una respuesta corta.
Sí.
Aquél era un comienzo, sin embargo, Seokjin no tenía una idea de lo grande que sería.
Yoongi cayó al suelo totalmente anonadado tras el golpe de Taehyung y le hizo una indicándole que pararan porque necesitaba tiempo para recuperar la respiración.
— ¿Estás bien? —cuestionó Hoseok acercándose a él para ayudarlo a incorporarse, Taehyung también se acercó preguntándose si de verdad le había pegado con demasiada fuerza o sólo estaba exagerando.
—Creo que deberías medir tu fuerza un poco más, Tae. Al menos en los entrenamientos, o terminarás matando a alguno de los chicos —comentó Namjoon acercándose a ellos, medio en broma, medio en serio.
—Uh, estoy bien. Sólo me agarró desprevenido —contestó el azabache con voz jadeante pero ya más recuperado.
—Lo siento, Yoon —se disculpó el menor un poco apenado y luego le ofreció una botella de agua que el pelinegro no dudó en aceptar haciéndole un gesto de que no se preocupara.
Todos estaban concentrados en Yoongi hasta que escucharon el ruido de metal crujiendo seguido de un golpe seco. Se giraron de inmediato observando a Edán sobre una de las repisas donde guardaban algunas armas y trajes de combate (la cuál media mucho más de dos metros), el rizado ni siquiera parecía ser consciente de su presencia, él sólo estaba jugando.
— ¿Cómo llegó ahí? —cuestionó Hoseok con los ojos bien abiertos, todos se estaban haciendo la misma pregunta.
Estuvieron a punto de hablar de no ser porque vieron cómo el niño tenía intenciones de saltar desde ahí, enseguida se alarmaron.
— ¡Espera, Edán! —gritó Namjoon.
— ¡No bajes así! —gritó esta vez Taehyung acercándose al lugar.
Sin embargo, el muchachito fue totalmente ajeno a los gritos y no dudó en pegar un brinco directo al suelo, cayendo de cuclillas e incorporándose de una vez antes de continuar corriendo por todo el lugar como si nada hubiese sucedido. Taehyung quedó estático con un brazo extendido en el aire al igual que los demás quienes estuvieron a punto de correr para alcanzarlo.
—Pero qué... —Yoongi trató de hablar pero las palabras murieron en su garganta.
—Él es sin duda algo —soltó Namjoon saliendo de su ensimismamiento.
— ¿Algo demasiado extraño? —cuestionó Hoseok. El mayor lo miró mal.
—No lo digas así, Hoseok. Ser diferente no lo hace extraño, es más bien especial —explicó el moreno.
Cómo si nada el rizado llegó hasta ellos y de un brinco se encaramó sobre la espalda de Taehyung mirándolos a todos con una sonrisa infantil.
— ¿Quién es especial? —preguntó el pequeño abrazando los hombros del mayor para no caerse.
—Tú. Eres una caja de sorpresas —respondió Yoongi revolviendo su melena rizada con una mano, el niño rio.
Todos intercambiaron una sonrisa entre sí, y luego de que Edán bajara de la espalda de Taehyung, Namjoon les hizo una seña para que continuaran con el entrenamiento. El moreno confiaba cada día más en los chicos que había elegido, todos se esforzaban día a día en mejorar sus habilidades y poco a poco se iban alzando.
Cada uno parecía tener una habilidad especial, Hoseok por ejemplo era bueno con los autos, su habilidad de conducción era impecable (eso sin mencionar su habilidad de hacker, por supuesto), Taehyung era un luchador nato, no fallaba un golpe y poseía unos reflejos impecables, cualquiera le apostaría a ojos cerrados, ninguno de los chicos (ni siquiera los de más experiencia) habían logrado ganarle en un combate. Y Yoongi, tenía esa aura oscura que le pondría la piel de gallina a cualquiera, él parecía ser el combo perfecto, era bueno con el combate mano a mano, sigiloso como un gato, no importaba que arma usara su puntería era perfecta, sus habilidades de conducción no se quedaban atrás, y sobre todo, sabía cómo manipular a la gente a su antojo. Y quizá lo más alarmante de todo era, que era despiadado, no mostraba ningún signo de empatía, todas sus acciones eran premeditadas, se aseguraba de dar donde más dolía, y siempre estaba presente allí aquella extraña naturaleza sádica, aquella imaginación oscura. Min Yoongi no sólo mataba porque tuviese que hacerlo, él disfrutaba de asesinar a sangre fría, de ver a su víctima temblar de miedo y retorcerse implorando piedad.
En cuanto a Edán, aún no lograban descifrarlo del todo, el niño tenía una chispa de algo especial en sus ojos, sus habilidades parecían fuera de este mundo, cómo si fuese alguna especie de metahumano, no parecía sentir dolor (al menos no con facilidad), aún siendo tan pequeño su cuerpo era duro, poseía una fuerza casi sobrenatural, parecía no tener límites al igual que su energía y poco a poco iba desarrollando habilidades que Namjoon no había visto jamás.
—Ya estoy aquí, lamento llegar tarde —informó Baekhyun adentrándose en el garaje que usaban como sala de entrenamientos, en ese momento, Hoseok y Yoongi se encontraban teniendo una pequeña lucha para poner en practica unos cuantos movimientos que les había enseñado el entrenador.
— ¿Qué tal estuvo la misión? —preguntó Namjoon en dirección a Baek.
—Todo salió bien, Kai te dará los informes —aclaró el muchacho dispuesto a caminar hacía los chicos de no ser porque Namjoon lo interrumpió al ver la manga de su camisa cubierta de sangre.
— ¿Eso de allí es una herida? —cuestionó el moreno señalando la zona, rápidamente el pelinegro apartó el brazo, evitando que su mirada siguiera examinando.
—No es nada... Sólo fue un rasguño. —Enseguida Namjoon se puso de pie y caminó hasta él tomando su brazo con suavidad, Baekhyun no pudo hacer nada más que dejarse hacer, y apenas el contrario levantó la manga se encontró con la herida abierta a lo largo de su brazo aún sangrando.
—Ve a que te traten eso, es una orden —dijo el moreno sabiendo que si no lo decía de aquella manera el pelinegro se negaría. El menor suspiró rendido y asintió antes de retirarse hacía la improvisada enfermería.
Baekhyun era un muchacho terco, tenía la mala costumbre de poner a todos por encima de él, pocas veces se preocupaba por sí mismo y parecía bastante apático, Namjoon podía notar que aquello solo era una fachada, él era un chico que parecía haber pasado por muchas cosas, recién se estaba acostumbrando a tener gente en quién podía confiar de verdad, sin embargo, tenía grandes habilidades que lo caracterizaban, aprendía rápido, era bastante ágil con las armas y sobre todo, tenía un encanto natural que podía hacer que consiguiera cualquier cosa, también tenía unos dotes de actuación inigualables, era el señuelo perfecto. Parecía inocente, pero apenas te dabas la vuelta, no dudaría en atravesarte la garganta.
— ¿Qué pasó con Baeksito? —preguntó Edán saltando a su alrededor, Namjoon bajó la cabeza saliendo de sus pensamientos.
—Está un poco herido, pero ya lo envié a curarse —respondió el moreno sentándose nuevamente en una silla para observar a los chicos con mayor tranquilidad.
— ¿Cuándo podré ir de misión? —cuestionó nuevamente Edán sentándose en el suelo a su lado, dándole vuelta a la navaja entre sus dedos, totalmente absorto en el movimiento.
—Aún eres muy joven, primero debes completar al menos la primera parte de tu entrenamiento —aclaró el moreno viendo el momento exacto en que Hoseok era derribado por un golpe de Yoongi directo a su mandíbula.
El rizado formó un puchero en sus labios, sin embargo, sabía que no podía protestar por lo que se quedó en silencio dedicándose a observar a sus amigos.
—Al terminar el entrenamiento todos deben ir a la oficina, les daré las indicaciones de la próxima misión y también hay algo más importante de lo que necesito hablarles. —Namjoon habló en voz alta y luego de que todos asintieran se puso de pie para marcharse del lugar.
Hasta el momento todo estaba saliendo de maravilla, pero aún había unas cuantas cosas que debían hacer antes de poder tomar el control total, y ese momento estaba más cerca que nunca, aunque no fuese algo sencillo, él confiaba ciegamente en su equipo.
Después del almuerzo todos se encontraban reunidos en la oficina de Namjoon, rara vez los citaban a todos al mismo tiempo por lo que esto parecía ser una ocasión especial.
—Bien, antes de ir con lo más importante les indicaré la próxima misión —empezó el moreno recostándose contra el escritorio de brazos cruzados, todos sus soldados se encontraban de pie frente a él—. Yoongi. Irás con Hoseok, Taehyung y Baekhyun a la mansión Do. Hoseok, extraerás toda la información de la computadora principal en su oficina, Taehyung y Baekhyun deberán estar atentos en la entrada, algunos refuerzos los acompañarán, aunque no debería ser necesario ya que la mansión estará vacía a excepción de unos cuantos hombres de seguridad. Y luego tú, Yoongi, deberás incendiar la mansión, que no quede nada, tú estarás a cargo.
— ¿Incendiar la mansión? ¿Completa? —cuestionó el azabache un poco aturdido, era la primera vez que Namjoon le pedía algo así.
—Así es. Hay que eliminar cualquier evidencia que haya en ese lugar —aclaró el moreno—. ¿Alguna otra pregunta?
Todos se miraron entre sí, analizando la situación, sabían que ese no era el motivo principal por el que habían sido citados así que sólo asintieron, ansiosos por saber la próxima cosa que saldría de los labios del moreno, la tensión en el aire era palpable, y querían saber de una vez por todos qué era aquello tan importante que Namjoon siempre informaba, pero nunca explicaba.
—Bueno gente, hasta el momento las cosas en la pandilla han ido de acuerdo a lo planificado, cada vez estamos más cerca de nuestra meta; dejar de ser una pandilla para convertirnos en una mafia. No sólo una mafia, la más poderosa de toda Corea —explicó el moreno, todos se mantenían atentos—. Pero para eso, primero necesitamos adueñarnos de todo el territorio, ya lo hicimos con Daegu, Busan, Incheon, etcétera. Ahora debemos ir con nuestro último enemigo, y el más grande. Seúl.
El silencio flotó como una nube espesa en el aire, todos se quedaron estáticos, varias veces habían escuchado los rumores acerca de las pandillas en Seúl, controlar la ciudad significaba técnicamente controlar el país, eran los más grandes, estaban extendidos por todo el país y sobre todo era un completo suicidio meterse con ellos.
—Así es, la pandilla Neugdaedeul. O mejor conocida como "Wolfs". Ha sido el objetivo de mi padre desde que todo empezó, y es mi última misión para poder tomar por completo el mando de la pandilla —Las expresiones de todos los presentes eran indescifrables, no pudiendo terminar de analizar todo lo que estaban escuchando—. En dos meses exactos tendremos la batalla de bandas. Las batallas consisten en tres fases, la primera es una carrera clandestina, la segunda es una pelea entre dos luchadores, uno de cada bando, y la última es la batalla general, deberemos acabar con la mayor parte de los enemigos, y yo, debo asesinar a Ryuta, el líder, con mis propias manos.
—Suena hasta emocionante si lo dices de esa forma —soltó Taehyung con una sonrisa ladina, Yoongi y Hoseok asintieron en acuerdo.
—Esto es lo que tanto hemos esperado, este es el último paso para adueñarnos del país, luego de esto, les aseguro que nada ni nadie podrá detenernos —La decisión en la voz del moreno les transmitía cierto sentimiento de adrenalina, todos los que estaban allí estaban seguros de lo que debían hacer, ese era el momento que tanto habían esperado, el comienzo de todo—. Entonces. ¿Están conmigo?
— ¡Si!
— ¡Por supuesto!
— ¡Cuenta con nosotros, jefe!
— ¡A acabar con todos esos malditos!
Todos vociferaron al mismo tiempo, se oían entusiasmados, Namjoon sonrió con orgullo, en aquella sala habían alrededor de treinta hombres, y aquellos eran sólo las cabecillas de los grupos, la pandilla había crecido no sólo en número, él estaba seguro de que sus hombres eran los mejores y los más hábiles, la victoria era segura.
—Ahora. Hoseok, tú competirás en la carrera. Tengo mi fe puesta en ti, sé que puedes hacerlo. —Todos se vieron sorprendidos en cuanto a las palabras del moreno y no dudaron en responder.
— ¿Está seguro de eso, jefe? Hoseok aún es un crío, apenas va a cumplir dieciocho, no tiene la misma experiencia que los corredores de Ryuta —objetó uno de los hombres sin ningún ánimo de ofender. Hoseok se sintió levemente inseguro con el comentario del tipo, sin embargo, si Namjoon confiaba en él, no lo defraudaría.
—Si me das la oportunidad, yo lo haré, hyung. Te prometo que no te defraudaré, ganaré esa carrera. —El menor habló con seguridad, y aquello sólo sorprendió más a los presentes, Yoongi y Taehyung sólo sonrieron orgullosos, ellos también confiaban ciegamente en su amigo.
—Sé que lo harás —habló Namjoon con una sonrisa—. No quiero hacer menos a nadie, chicos. Pero las habilidades que veo en Hoseok no las he visto en nadie acá en todos estos años, así que el que crea que estoy tomando una decisión equivocada que de un paso al frente porque estoy dispuesto a enseñarles que no deben dudar de mí. Después de todo, yo soy el jefe.
Todos permanecieron en silencio después de eso, Namjoon se mantuvo con la cabeza en alto, esperando que alguno se atreviera a desafiarlo, pero cómo era de esperarlo, nadie lo hizo.
—Y tú Taehyung, serás quien participe en la pelea —señaló Namjoon haciendo que el chico abriera los ojos con sorpresa—. Creo que aquí si no hay que explicar el porqué.
Los presentes se miraron entre sí, pero esta vez nadie protestó, después de todo últimamente nadie la ganaba al menor en una pelea, ni siquiera los mayores, el muchacho era increíblemente ágil para el combate y poseía una fuerza brutal.
—Eso es todo por ahora, entrenen lo más que puedan, no descuiden ninguna de sus actividades, recuerden que este momento será el más importante de todos —continuó el moreno—. Ya pueden marcharse. Hoseok, Taehyung, Yoongi y Baek, ustedes deben quedarse, debemos hablar acerca de algunos detalles para la misión.
Luego de eso todos comenzaron a salir dispuestos a volver a sus actividades, a excepción de los mencionados, los chicos se quedaron de pie esperando las próximas indicaciones del moreno. Namjoon se dedicó primero a acomodar unos cuantos papeles que se encontraban esparcidos sobre el escritorio mientras los chicos conversaban entre sí emocionados por la próxima batalla de bandas.
— ¿Alguna vez se imaginaron que estaríamos en algo así? —cuestionó Baekhyun con sus ojos brillando en emoción.
—Esto es increíble, es obvio que vamos a ganar —comentó esta vez Taehyung.
—Y de no ser así al menos moriremos en el intento, y no nos iremos con las manos limpias —habló Yoongi con una sonrisa ladina, todos asintieron en acuerdo.
Sentían que definitivamente habían nacido para estar allí, para formar parte de todo aquello, para jugar ese matar o morir. Todos habían pasado por adversidades, pero habían encontrado su refugio en aquel lugar, y estaban dispuestos a defender su hogar cueste lo que cueste. Porque para ellos aquello no era una simple pandilla, era su familia.
Iban a devolverle a Namjoon todo lo que había hecho por ellos. Se mantendrían a su lado por siempre y juraron que se protegerían entre sí ante cualquier situación, se convertirían en el mejor equipo.
— ¡Jefe! ¡Jefe tiene que ver esto! —Dan entró alterado en la habitación captando la atención de todos, quienes miraron confundidos la expresión alterada del chico, sin embargo no tardaron en seguirlo.
Casi corrieron detrás del chico hasta llegar a la parte trasera del refugio, la escena los hizo que pararan en seco, estáticos ante la imagen que presenciaron sus ojos. Namjoon se abrió paso entre todos los presentes y al llegar al frente la respiración se atoró en su garganta.
Allí se encontraba Edán sobre un tipo apuñalando su garganta cómo si su vida dependiera de ello, y cerca de él dos tipos más en el suelo completamente sin vida y cubiertos de heridas probablemente ocasionadas por el mismo rizado.
— ¡Edán! ¡Basta! —gritó el moreno. El niño parecía estar en una especie de trance y no reaccionó hasta el momento en que oyó la voz del mayor, todos habían intentado frenarlo, pero había sido inútil.
Cómo si fuese una especie de perro amaestrado su pequeño mano quedó suspendida en el aire, sosteniendo la navaja con fuerza, totalmente cubierta de sangre, el chico se puso de pie y se giró quedando de frente a todos los presentes, todo su pequeño cuerpo incluyendo su rostro estaba salpicado por aquel líquido carmín, y su expresión era totalmente serena, cómo si no acabara de apuñalar a tres tipos el triple de grandes que él hasta morir.
—Intrusos —soltó el pequeño rizado señalando con inocencia el cadáveres en el suelo.
Y efectivamente, aquellos tipos no pertenecían a la pandilla, pero eso no era lo que les parecía impresionante en ese momento.
—Desháganse de los cuerpos —ordenó el moreno aún aturdido—. Baek, dale un baño. Luego tráelo conmigo.
El pelinegro asintió y se acercó al rizado sin pensarlo, al contrario de los demás quienes parecían totalmente aterrorizados y se alejaban cada vez más de él. Namjoon examinó la escena una y otra vez mientras los hombres levantaban el cadáver y luego miró a Dan quien se encontraba de pie a su lado.
— ¿En qué momento sucedió todo esto? —cuestionó el moreno.
—Supongo que fue mientras estábamos en la reunión, cuando nos dimos cuenta él ya estaba acabando con el tercer tipo —aclaró el chico. Namjoon asintió y observó como Baekhyun tomaba la mano del rizado para llevarlo directo al baño.
—Iré a revisar las cámaras —dijo el moreno el mayor y se dio la vuelta para retirarse de allí.
—Ese chico es un completo enfermo, deberíamos deshacernos de él de una vez. —Al escuchar ese comentario paró en seco, dirigiéndose de una vez a la persona que había dicho aquellas palabras.
—Ten cuidado con tus palabras, Joshua. Nadie aquí tiene derecho a juzgar a Edán, y si vuelvo a oír algún comentario parecido de quién sea, será de esa persona de quién me desharé —advirtió el moreno encarando al muchacho, dedicándole una mirada dura que lo hizo tragar saliva.
Dicho eso nadie más se atrevió a decir algo más y Namjoon retomó su camino directo a la oficina, una vez allí se sentó en su escritorio y buscó en la computadora los archivos de grabación de las cámaras, en ese momento Hoseok y Yoongi llegaron a su lado queriendo ver las grabaciones junto a él.
—No puede ser —expresó Hoseok con los ojos bien abiertos observando la parte en que los tres tipos se disponían a ingresar al lugar, segundos antes de que Edán saltara desde algún lugar, guindándose a la espalda del tipo y cortando su yugular sin siquiera esperarlo. El cuerpo cayó al suelo y el chico desapareció entre las sombras de la parte trasera del lugar, que era una especie de almacén repleto de cajas.
Seguido de eso se pudo ver cómo los otros dos tipos buscaban a su compañero en el momento en que el chico se posaba en medio de ellos dos, mirándolos con un rostro inocente, no se podía oír lo que decían, pero ellos no parecieron alarmados ante la presencia del niño hasta que vieron el cuerpo de su compañero desangrándose en un lado.
—Esto es increíble —dijo Yoongi. En ese momento se pudo ver como uno de los tipos trató de acercarse al infante con intenciones de golpearlo y este lo esquivó enseguida con unos reflejos increíbles, repitieron la acción hasta que ambos sacaron sus armas apuntando al rizado y en cuestión de segundos pateó las armas lejos de allí antes de sacar una segunda navaja de su bolsillo y lanzarse sobre ambos tipos degollándolos en un simple movimiento, como si fuese una especie de Ninja, ninguno de los tres podía creer lo que estaban viendo.
Namjoon pausó la grabación en el momento en que el chico se posó sobre los tipos para seguir apuñalándolos y se volteó para ver a Hoseok y Yoongi quienes tenían muecas de completa estupefacción en sus rostros.
—No puedo creer que este chico haya sido capaz de hacer todo esto —soltó Hoseok tambaleándose hacía atrás—. ¿Cómo es siquiera posible?
—Se los dije, Edán es especial —aclaró el moreno poniéndose de pie.
— ¿Cómo un fenómeno o algo así? —comentó Yoongi con sátira.
—No lo digas así, Yoon. No debemos hacer que Edán se sienta avergonzado de sus habilidades, eso lo haría reprimirse, sólo debemos enseñarle a controlarse —explicó el moreno y los contrarios asintieron en acuerdo.
—Iré a buscar a Taehyung —dijo Hoseok saliendo del lugar, Namjoon asintió en acuerdo.
—Tú deberías irte preparando también, Yoon. La misión es en unas cuantas horas —habló el moreno y el azabache asintió en acuerdo saliendo junto a Hoseok para ir directo a las habitaciones.
En el camino se encontraron con Baekhyun y Edán quién ya estaba limpio y bien vestido con ropa nueva, Yoongi no dudó en alborotarle el cabello como siempre lo hacía una vez pasó por su lado y el contrario le dedicó una sonrisita divertida antes de seguir su camino con Baek a la oficina de Nam.
Hoseok paró frente a la puerta de la habitación de Taehyung y tocó un par de veces antes de ingresar a la misma, el menor se encontraba sentado en la cama terminando de calzarse las deportivas, podía ver que acababa de tomar una ducha ya que su cabello seguía goteando.
— ¿Ya preparaste todo para la misión? —preguntó Taehyung viendo como Hoseok cerraba la puerta antes de sentarse en el sofá a un lado de la puerta.
—Sí, lo preparé esta mañana, Namjoon ya me había comentado un poco al respecto así que me preparé de antemano —explicó el mayor mientras observaba a Taehyung con la mirada—. No hemos tenido mucho tiempo últimamente, ven aquí.
Hoseok lo llamó palmeando el lugar a su lado en el sofá y Taehyung sonrió poniéndose de pie una vez que terminó de atarse los tenis, enseguida se acercó al menor, pero en lugar de sentarse a su lado se acomodó a horcajadas sobre su regazo, doblando una pierna a cada lado de su cadera, el contrario lo miró y sus ojos chispearon con aquella fascinación que Taehyung tanto amaba.
— ¿Me has extrañado, hyung? —cuestionó el menor usando aquel término que sólo usaba cuando se encontraban a solas, después de todo Hoseok era mayor que él por sólo unos meses, aún así el mayor sentía que algo se removía en su interior cada vez que lo llamaba así y Taehyung lo sabía.
Las manos del castaño menor se posaron en su cuello y se acercó de forma peligrosa a sus labios, Hoseok susurró contra sus labios un "Sí" a modo de respuesta antes de que el contrario uniera sus labios finalmente, creando un beso aparentemente tranquilo. Movieron sus labios juntos, Hoseok apretó la cintura de Taehyung en sus manos acercándolo más a su cuerpo y mordió su labio inferior dándole un toque más salvaje al beso, sus lenguas se enredaron en una acalorada lucha mientras el menor se friccionaba contra su cuerpo buscando provocarlo.
Taehyung era un chico manipulador, tenía esa manía de querer poseer y tomar todo como de su propiedad, desde que había notado la atracción de Hoseok hacia él no pudo evitar aprovecharse de eso, la forma en que el mayor le miraba como si se tratara de alguna joya, como siempre estaba pendiente de él, revoloteando a su alrededor como una mariposa sedienta de su atención, era una caricia satisfactoria para su ego.
Hoseok por otro lado, estaba tan hipnotizado por el menor que ni siquiera capaz de notar que Taehyung no le miraba de la misma manera. Él sabía que el menor era el típico acaparador, él quería la atención de todos sobre él, los quería a todos ya que creía que eso llenaría de alguna forma aquel vacío que la falta de atención de sus padres había dejado. Y poco a poco Hoseok se iba volviendo más codicioso, él no quería ser una persona más en la vida de Taehyung, él quería ser el único. Y lo sería. Aunque tuviese que acabar con todos los que estuviesen a su alrededor.
Se besaron por largos segundos en los que la temperatura de sus cuerpos se elevaba cada vez más, Hoseok gruñía contra sus labios mientras sus manos viajaban por toda la longitud de su espalda, Taehyung presionaba su garganta de vez en cuando y mordisqueaba su mandíbula, repartiendo húmedos besos por toda la zona.
Pero al igual que siempre cuando las cosas estaban por ir un paso más allá, Taehyung se puso de pie y tomó su chaqueta dispuesto a salir de la habitación.
— ¿A dónde vas? —preguntó Hoseok con la respiración jadeante y las mejillas sonrojadas producto del calor del momento.
—Debo hacer algo antes de la misión —comentó—. No te preocupes, los veré allá a la hora acordada.
— ¿Irás a ver a Jeon Jungkook? —soltó de repente el mayor, y aunque no necesitara una confirmación no pudo evitar preguntar, Taehyung solo le dedicó una mirada apática antes de girar el pomo de la puerta.
—Te veré mas tarde —se despidió antes de cerrar la puerta detrás de él, dejando a Hoseok allí sólo, con la respiración aún agitada pero esta vez por la rabia.
La rabia que sentía hacía Jeon Jungkook por estar alejando a Taehyung de él.
Jungkook se mantenía de pie frente a la tienda de conveniencia cercana a su casa mirando al suelo y pateando pequeñas piedrecitas mientras esperaba pacientemente por la persona que lo había citado allí.
Kim Taehyung era sin duda algo, ya habían pasado casi seis meses desde que lo había conocido aquella noche en el bar, la noche que cambió su vida, la noche que mató a un tipo por primera vez. Una semana después de que Hoseok lo sacara de aquél lugar con prisa, Taehyung había aparecido frente a la puerta de su casa como por arte de magia.
Desde entonces había establecido una especie de amistad con el chico, Taehyung parecía una persona brillante ante sus ojos, era divertido, inteligente, hermoso y lo más importante era que lograba sacarlo de su realidad cada vez que estaba con él. Sin darse cuenta, Jungkook estaba empezando a caer por él.
En cuanto al trabajo, Jungkook había conseguido un empleo con una identificación falsa en una tienda de conveniencia, había tomado el turno de la noche, por lo que en el día podía estudiar, hacer sus deberes y todo lo demás antes de tener que ir a trabajar. En casa las cosas seguían siendo un infierno, su padre parecía volverse más agresivo con la edad y su madre se convertía en una sombra cada vez más. Trataba de permanecer la mayor parte del tiempo alejado de ese lugar, pero al final siempre tendría que volver y eso le generaba un malestar tremendo.
El rugido de una moto lo sacó de sus pensamientos y enseguida alzó la cabeza encontrándose con Taehyung, inconscientemente una sonrisa se formó en los labios del menor y no dudó en acercarse a él.
—Tardaste —acusó el chico con fingida molestia, Taehyung sonrió.
—Estaba ocupado en algo, esta noche tenemos una misión y debía alistar unas cosas —explicó saltándose la parte en la que se había estado besuqueando con Hoseok, Jungkook pareció conforme con su respuesta y tomó el casco que le ofrecía para colocárselo antes de subir detrás de él.
— ¿A dónde iremos? —cuestionó el menor cuando Taehyung volvió a poner el vehículo en marcha.
—Ya lo verás —soltó con simpleza y condujo con un rumbo fijo en mente.
Jungkook rodeó su cintura con sus brazos y suspiró sintiéndose en paz como cada vez que estaba con el mayor, en los últimos meses Taehyung siempre se mantenía atento a él, visitándolo cada tanto, llevándolo a dar una vuelta, a comer, a veces hablaban de todo, con él Jungkook sentía que al fin tenía alguien en quien apoyarse, o al menos alguien que lo escuchaba cuando lo necesitaba.
A diferencia de Hoseok, Jungkook realmente despertaba algo más en Taehyung, no solo aquél deseo de posesión, pero estaba tan jodido que jamás sabría como hacer las cosas bien, y terminaría lastimándolos a todos.
— ¿Qué es este lugar? —preguntó Jungkook una vez Taehyung estacionó la moto frente a lo que parecía un taller de reparación, ni siquiera fue consciente de en qué momento habían llegado.
Se bajó del vehículo y se quitó el casco siguiendo a Taehyung hasta el interior, el chico saludó a un par de personas y luego de atravesar el taller llegaron hasta una puerta metálica, el mayor abrió la misma dejando ver unas escaleras que bajaban a una especie de sótano, Jungkook lo siguió sintiendo cierta curiosidad por lo que se encontraba allí.
Bajaron los escalones con cuidado y una vez allí los ojos del menor se abrieron con sorpresa examinando todo el lugar que era muchísimo más grande de lo que imaginaba, en el centro del lugar había un gran ring de boxeo, o al menos eso parecía, también había varios espacios con maquinas para hacer ejercicio, pesas, casilleros en otro lado y unos pocos hombres entrenando o combatiendo entre sí.
— ¿Aquí es donde entrenas? —cuestionó Jungkook aún asombrado, él sabía que Taehyung entrenaba para ser luchador pero jamás creyó que lo llevaría al lugar donde entrenaba.
—Lo haré a partir de ahora, dentro de dos meses tendré la pelea más importante de mi vida por eso Namjoon me envió aquí —explicó intentando guardarse los detalles innecesarios.
—Woah, eso es increíble —musitó el chico aún sin salir de su ensimismamiento, en ese momento un hombre alto se acercó a ellos saludando a Taehyung con una sonrisa.
—Taehyung —saludó el hombre tomando la mano del chico antes de atraerlo en un corto abrazo—. Te estaba esperando, Namjoon dijo que venías.
—Sí, solo vine a echar un vistazo, debo irme en un rato ya que tenemos una misión —explicó el menor, el hombre asintió y en ese momento su atención se posó sobre Jungkook—. Ah, él es mi amigo, le pedí que me acompañara, seguro lo verás seguido. Jungkook, él es Dohyun, mi entrenador.
—Es un placer, señor. Soy Jungkook —se presentó el menor haciendo una pequeña reverencia, mostrándose un tanto tímido frente al desconocido, el contrario le respondió con una pequeña sonrisa.
—Bien, Taehyung. Ven lo antes posible para empezar con las lecciones, no queda mucho tiempo ya —explicó el entrenador—. Si me disculpas, ya que no te quedarás iré a atender unos asuntos, puedes seguir mirando el lugar.
—Lo haré, hyung —respondió Taehyung despidiéndose del hombre antes de volver a centrar su atención en Jungkook—. ¿Te gusta este lugar?
Jungkook pareció meditar su respuesta por unos segundos en los que veía a los hombres golpear algún saco de boxeo o simplemente practicando llaves entre ellos mismos. Desde que había conocido a Taehyung se sentía atraído por ciertas que no pensó que le interesarían en el pasado, desde que había asesinado a aquél tipo una especie de submundo oscuro parecía haberse revelado ante sus ojos, y ahora estaba en ese momento de su vida en el que peleaba interiormente contra sí mismo para saber cuál seguir.
—Sí. Me gusta —confesó el menor haciendo que Taehyung sonriera en respuesta.
—Si algún día quieres, yo podría enseñarte un poco —ofreció el mayor y los ojos de Jungkook brillaron ante la propuesta.
—Me encantaría, Tae —respondió entusiasmado y sin pensarlo mucho se acercó para abrazar al mayor.
Taehyung se sorprendió ante la acción del menor, pero aún así correspondió el gesto rodeando su espalda con sus brazos, una sensación desconocida se asentó en su pecho y no supo el motivo, más no se preocupó por darle importancia.
Todos eran tan inocentes. Jungkook no tenía ni idea de en lo que se estaba metiendo. Quizá después hasta se arrepentiría de no haber escuchado a Hoseok.
Hoseok tecleaba varias códigos desconocidos para Yoongi en la computadora frente a él, el pelinegro se encontraba de pie junto al escritorio, atento a la puerta mientras sostenía un rifle de asalto en su brazo, en ese momento estaba sudando frío debido a la adrenalina y se preguntó mentalmente si a su amigo le faltaba mucho.
Habían acabado con unos cinco hombres para llegar hasta aquella habitación, bastante más sencillo de lo que habían esperado, y en ese momento mientras Hoseok terminaba Yoongi abrió el bidón de gasolina empezando a esparcir la gasolina dentro del lugar.
— ¿Te falta mucho? —cuestionó el azabache mirando el reloj en su muñeca.
—Tres minutos —soltó el castaño sin apartar su vista del monitor, sus dedos moviéndose casi frenéticamente sobre el teclado.
Los minutos parecían pasar demasiado lentos, y la ansiedad crecía cada vez más en su interior. Con un minuto restante, las sirenas de policía se hicieron presentes alertándolos al instante. Yoongi maldijo entre dientes y tomó su celular leyendo el mensaje de Taehyung avisando que se acercaba la policía y deberían salir rápido.
—Ya está —dijo Hoseok desconectando unos cuantos cables y tomando su computadora para meterla de vuelta en la mochila.
Se colocó la mochila en la espalda y tomó el rifle antes de ponerse de pie tomando el otro bidón de gasolina. Esparcieron el liquido desde allí hasta la salida, pasando por las escaleras, el salón, incluso derramándola sobre el sofá y las cortinas. Una vez afuera los chicos los recibieron, con las sirenas escuchándose cada vez más cerca.
—Vayan a los autos —ordenó Yoongi sacando una caja de cerillos.
Sin protestar los chicos corrieron de allí a la parte trasera de la mansión justo donde habían aparcado, Yoongi estuvo a punto de encender el cerillo cuando una bala rozó su oreja y enseguida se tiró al suelo observando más allá los autos de policía acercándose y disparando desde allí.
— ¡Salga de allí con las manos en alto! —vociferó uno de los uniformados.
Yoongi se arrastró por el suelo cubriéndose con una de las gruesas columnas y volvió a tomar la caja de cerillos, encendió uno y lo lanzó dejándolo caer sobre el inicio del camino de combustible. Escuchó las ruedas de los autos chirriar, y las balas golpeando contra la columna, al instante el fuego se extendió dentro del lugar y rápidamente las llamas se expandieron en el interior.
El azabache aprovechó la distracción y tomó el rifle corriendo a la parte trasera donde se encontraba su auto, las balas rebotaron en la grama cerca de sus pies pero por suerte ninguna pudo darle, Hoseok le hizo una seña desde su auto y Yoongi se subió al suyo arrancando enseguida para salir del lugar seguido de su amigo.
Rápidamente alcanzaron al resto de los chicos, y condujeron a toda prisa a través de las calles, a los pocos metros volvieron a escuchar las sirenas y Yoongi golpeó el volante maldiciendo por lo bajo, en ese momento su celular sonó indicando que era una llamada grupal de Namjoon y los chicos.
—No dejen que los atrapen, apaguen las luces de los autos y no duden es desviarse por los callejones, vayan en sentido contrario al refugio, no importa si salen de la ciudad —explicó rápidamente el moreno, se escuchaba claramente alterado y Yoongi asintió a pesar de que no pudiese verlo.
El motor rugió cuando movió la palanca de cambios y rápidamente rebasó al resto de los chicos posicionándose al frente.
—Síganme —ordenó antes de que Namjoon cortara la llamada.
Los autos de policía se acercaron por la derecha y rápidamente Yoongi movió el volante hacía la izquierda desviándose por una calle del centro poco iluminada, tal cómo Namjoon había ordenado apagaron las luces de los autos y agudizaron sus sentidos. La adrenalina hacía vibrar sus venas, sus nudillos se volvían blancos debido a la fuerza impuesta en el agarre del volante y su cerebro parecía trabajar a mil por segundo.
Los chicos seguían a Yoongi de cerca, manteniéndose todos en fila, escuchando las sirenas cada vez más lejos, pisaban el acelerador a fondo y movían la palanca casi con brusquedad, sus corazones palpitaban con fuerza.
Bajaron las ventanillas y Yoongi observó a Baekhyun en el auto a su izquierda.
—Si desviamos a la derecha en la siguiente nos encontraremos con un camino a las montañas de senderismo —habló en voz alta el chico y Yoongi asintió moviendo la palanca nuevamente y volviendo a pisar a fondo.
Tal cómo dijo Baek giró a la derecha y siguieron por allí entrando a una carretera angosta, eran cerca de las tres de la madrugada y el camino estaba oscuro a excepción de la luna que era la única iluminación en ese momento. Yoongi volvió al frente y guio el camino.
Parecían haber perdido a los policías ya, sin embargo, sabían que no podían confiarse, aún debían estar buscándolos, debían esconderse hasta el amanecer. El camino estaba repleto de arboles a ambos lados de la carretera, no se oía nada que no fuera el zumbido de los autos sobre el asfalto, Yoongi estaba tan concentrando en huir que perdió la atención en el camino y no alcanzó a ver a tiempo un gran bache en el medio de la carretera.
Trató de frenar, pero el impacto hizo que el se desequilibrara, Hoseok tampoco logró frenar a tiempo por lo que terminó impactando contra el auto de Yoongi haciendo que este terminara volcándose, dando un par de vueltas hasta parar contra un árbol a un costado de la carretera.
La frente de Hoseok golpeó contra el volante debido al choque y enseguida sintió la sangre resbalar, sin embargo, no le tomó importancia y enseguida bajó del vehículo, siendo seguido por Taehyung y Baekhyun quienes rápidamente llegaron a su lado.
Miraron el auto de Yoongi destrozado casi por completo, estaban estupefactos, ninguno sabía como reaccionar.
—Maldita sea, está muerto —susurró Baekhyun casi sin aliento—. Mierda, es imposible que haya sobrevivido.
—Cállate, Baekhyun —soltó Taehyung jalando a Hoseok directo hasta el auto—. Llama a Namjoon.
Taehyung y Hoseok estaban temblando, no parecían ser conscientes, la adrenalina aún estaba presente y gracias a eso no lograban procesar con claridad. Casi corriendo llegaron hasta el auto que se encontraba totalmente volteado con las ruedas hacía arriba y observaron como Yoongi intentaba salir a través de la ventana rota.
— ¡Yoongi! Yoongi espera —gritó Hoseok acercándose a él y junto a Taehyung tiraron de él ayudándole a salir.
— ¿Dónde te duele, Yoon? ¿Puedes hablar? —preguntó Taehyung rápidamente, debido a la escasa luz era difícil ver con claridad, pero aún así eran conscientes del montón de sangre que cubría al chico.
—Yoon, no mueras —soltó Hoseok con voz ahogada revisando el cuerpo de su amigo.
— ¿D-De verdad crees que voy a morir así, caballo? —habló el pelinegro con voz ronca tomándolos por sorpresa.
Yoongi sentía un dolor apabullante atravesando todo su cuerpo, sin embargo, aquella noche decidió, que si iba a morir no sería de manera estúpida y miserable.
Él estaba dispuesto a convertirse en el gran Min Yoongi, estaba dispuesto a burlarse de la muerte y de cualquiera que quisiera decidir su propio destino.
Él no sería una plaga difícil de eliminar.
Y vaya, quien diría que tendría tanta razón.
. . .
Y pensar que mi idea era que esto fuera un three shot alkjs. No olviden comprar la trilogía en físico y seguirme en instagram: edencarstairs
Edén. Xx
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