Reconciliación
DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Akira Toriyama. Este fanfic va dedicado con mucho cariño para Sue.
[...]
El ambiente fresco en el interior de la casa contrastó al instante con los dos soles de media mañana: así lo consideró Sue, poco acostumbrada a los climas desérticos y extremos, mientras exhibía su poca tolerancia al calor del patio trasero. Con una mano sobre su vista, se cubrió del repentino ventarrón que la hizo estornudar.
─¿Cómo haces para aguantar este clima? ─se dio aire con la mano.
─Costumbre, supongo ─miró a todos lados, asegurándose de que ninguna persona de su vecindario los molestara─. Ten esto.
─¡Oh! ─Sue atrapó una tela que le lanzó su pareja y la acomodó sobre su cabeza para amortiguar el calor─ Muchas gracias, Bardock. Eh... ¿y qué era lo que querías enseñarme?
─Esto ─se agachó al lado de los surcos que hizo hace más de una hora.
─No entiendo...
─Sue, ¿ya olvidaste el requerimiento del Rey? La condición para que tu planeta sobreviva es demostrar que tienen recursos que valgan la pena consumir ─escarbó cuidadosamente uno de los huecos y le indicó que mirara en la parte más profunda─. ¿Lo ves?
─Eso... ─la terrícola se inclinó casi al ras del suelo y agudizó la vista─ no puede ser, ¡son raíces! ¿Pero cómo, Bardock? Si en este lugar...
─Lo sé, falta agua ─la interrumpió─. La temporada de lluvias acabó hace varios meses, pero hay zonas donde la humedad se acumula bajo el suelo. Si te fijas ─abrazándola por el hombro, señaló hacia el este─, hay muy pocos árboles cerca del cauce seco. No te aseguro que funcione, aunque si aprovechamos la oportunidad de cultivar las semillas que trajiste, tal vez... ¿qué pasa?
Bardock se preocupó al ver algunas lágrimas en el rostro de su amada y por un momento, creyó haber sido demasiado pesimista respecto a su plan, sin imaginar que se trataba de todo lo contrario: en la mente de Sue, sus recuerdos iban y venían sin parar, especialmente uno en el que Bardock le prometió ayudarla con la cosecha de verduras en su cabaña; a raíz de tal memoria, la terrícola no pudo contener su nostalgia y aun con la revelación del pasado del saiyajin y el temor de perder su hogar, lloró agradecida por el esfuerzo que hacía Bardock para salvarla a ella y a su planeta.
─Sue, ¿qué te ocurre? ─se acercó, nervioso.
─Nada, es que ─secó sus lágrimas─ han sucedido tantas cosas últimamente y ver tu entusiasmo con este proyecto... no sé, me devuelve la esperanza. Desearía tanto compensarte como lo mereces.
─Lo haces todo el tiempo, desde que te conocí ─sonrió, sincero─. Ahora deja de llorar y dime qué debemos hacer, antes de que los dos soles se oculten.
─Sigue abriendo la tierra, pero en brechas más delgadas y no tan separadas. Asegúrate de que la profundidad llegue al nivel de esas raíces ─se levantó con mejor ánimo─. Vuelvo en un rato...
El saiyajin la vio entrar a su casa y no demoró en cumplir su demanda, mejorando el aspecto de los surcos; aunque le extrañó aquel pedido, prefirió confiar en la intuición de Sue, la mujer cuya experiencia en el cultivo era más que acertada, seguro de que sus recomendaciones salvarían más que la vida de sus camaradas en la Tierra. En eso, sintió el regreso de la chica al patio, junto con una bolsa mediana que había empacado antes de dejar su planeta.
─¿Semillas?
─Solo algunas que resisten la escasez de lluvias ─sacó unas decenas de granos de sorgo y depositó una por una en los huecos hechos por Bardock─. Tendremos que regarlas cada tres o cuatro horas... o bueno, depende, ¿cuántas horas tiene un día en Vejita?
─Cinco menos que la Tierra, creo ─hizo cálculos con su mano.
─Entonces cada tres, solo en el día ─puntualizó─. Échales tierra encima.
─¿Solo así?
─Sí, Bardock, sí ─lo ayudó con su quehacer─. Quizás en una semana veamos los primeros brotes.
─Por supuesto ─suspiró─. Eres demasiado buena en estas cosas...
─Lo aprendí de mi familia ─le dio el crédito a sus parientes y al captar el toque melancólico de su recuerdo, cambió el tema─. Tienes mucho espacio aquí, ¿por qué no has sembrado nada hasta ahora?
─Ni que fuera un campesino.
─Oye, no seas grosero ─arrugó el ceño.
─Es la verdad y no lo digo por ti ─reafirmó, incómodo─. Hay habitantes de mi raza que no tienen espíritu ni aptitud de guerra: si quieren ser útiles, trabajan o mueren para no ser un estorbo. Así funcionan las cosas.
─¿Y qué tiene que ver eso con cultivar? ─interrogó─ No es una ofensa dedicarse a ello y en tiempos difíciles, esta tarea los liberaría de una crisis.
─En tu planeta, no en el mío ─negó─. Te cuesta comprenderlo, porque en tu mundo no deben matarse para sobrevivir. Un saiyajin nace y vive para la lucha, pero si no lo consigue y se convierte en un campesino, su vida valdría tanto como la arena que pisamos; y llegar a ese nivel ya es la pérdida de toda dignidad.
─Qué destino tan injusto...
─Es que si lo vieras desde la perspectiva de los Sai...
─¡Bueno, bueno, ya entendí! ¡Ufff! ─zanjó el tema─ Mejor olvidemos el asunto y continuemos trabajando, ¿sí? Quiero sobrevivir contigo...
Bardock no supo qué responder, atónito por la resiliencia de Sue y el hecho de que aplicara la ley de su gente sin tanta dureza. Consciente de que los frutos debían estar listos para el plazo asignado por el rey, se deshizo de su soberbia autoimpuesta por un instante y laboró igual que un agricultor, admitiendo para sus adentros que la terrícola le había enseñado una nueva lección de vida.
[...]
El ocaso del primer sol aconteció en Vejita, sin que esto detuviera las actividades en el palacio real. La enorme explanada del segundo piso reunía al ejército adiestrado por los mejores guerreros de clase alta, quienes los sometían a pruebas tan estrictas que Bardock estaba seguro que ni alguien como él sobreviviría, al menos no en una pieza. A cierta distancia de ese patio, el capitán contempló la ferocidad de los Saiyajin en su máxima expresión y no podía reprimir su orgullo por la gloria que su raza exhibía como bandera, así como el odio contradictorio que le provocaba el no haber sido incluido entre ellos, pese a sus grandes habilidades en el campo de batalla.
Debido a esto, Bardock detestaba el orden clasista de su sociedad y por un momento, sintió compartir el mismo pensamiento de Sue, respecto a la igualdad que merecían sus congéneres; sin embargo, borró tal conjetura de su mente y siguió su camino, recordando la consigna que lo motivó a visitar al rey.
Pese a no ser un residente a tiempo completo en el palacio, conocía los pasillos principales de memoria y supo a dónde dirigirse, hasta detenerse frente a un puente que separaba la zona delantera del monumento de los aposentos exclusivos para la realeza.
─Identifíquese, soldado ─se le acercó un guardia de la misma altura que él, pero más robusto.
─Bardock, capitán del sector de clase baja.
─¿Tiene audiencia con el rey Vegeta?
─No, pero traigo noticias que solo le conciernen a su Majestad. Están relacionadas al proyecto de exploración a la Tierra.
El guardia lo examinó de pies a cabeza, con una actitud que Bardock identificó en el acto y se contuvo de reaccionar a la humillación provocada por su mirada altiva, hasta que el hombre corpulento le dio pase y cruzó el puente, ingresando así a una antesala oscura. Los toldos rojos con el símbolo de Vejita colgaban de las columnas, creando un ambiente solemne en torno al trono que se ubicaba al fondo de la cámara real. Bardock no necesitó presentarse, pues la vista aguda del monarca le permitió reconocerlo entre las sombras.
─Bardock ─pronunció el rey Vegeta─. Recuerdo haberte dicho que no volvieras hasta después de una semana. Solo ha pasado un día desde la última reunión que tuvimos.
─Lo sé, Majestad ─al ver la señal que le hizo el rey, se acercó al trono y se postró ante él─. Me conoce y lo que menos deseo es desafiar sus órdenes.
─Desde que trajiste a la terrícola, ya lo hiciste ─aseveró─; pero no creo que hayas venido a hablar de temas tan banales conmigo. ¿Qué ocurre?
─Vengo a solicitar su apoyo ─alzó la mirada─. Hallé una forma de ampliar la variedad de cultivos en nuestra región.
─Te escucho...
Y así, Bardock empezó a relatarle el nuevo sistema que había planeado con Sue, desde la reubicación del campesinado en las regiones destinadas para el cultivo de semillas, hasta una serie de arreglos técnicos que demandaría la importación de tecnología y conocimiento agrícola. Durante toda su conferencia con el monarca, el saiyajin reconoció que también tenía la capacidad de armar estrategias fuera del mundo bélico y con un entusiasmo impropio de alguien dedicado a la guerra, detalló paso a paso lo que consideraba el escalón clave para la evolución de su planeta.
No obstante, su silencioso anhelo de éxito cayó en picada tras el largo silencio del rey Vegeta, una vez que terminó con su explicación.
─¿Importación? ─su voz reflejó su ignorancia.
─Es un término que usan en el planeta de Sue ─aclaró─. No estoy muy familiarizado con el tema, pero entendí que se trata de adquirir materiales de una región extranjera, por acuerdo comercial.
─Y me sugieres que considere a la Tierra, ¿no es así?
─Es una posibilidad ─tragó saliva─. Si mi acompañante puede cultivar esos yerbajos y criar animales raros, dudo que sea la única terrícola en saber esas cosas. Además, por lo que me comentó, hay lugares que gozan de mejores recursos por el uso de su tecnología.
─La cual ya vimos que es inferior a la nuestra ─le recordó.
─No podemos descartar que sirva para este proyecto ─enfatizó─. Sue dijo que nuestro suelo tiene buen potencial, pese a la sequedad. Con el agua suficiente y las técnicas precisas, Vejita prosperará... tal vez, ni siquiera debamos exterminar más planetas en el futuro, porque aplicaríamos el mismo proyecto con otras razas más débiles. Una forma más conveniente de extender nuestro poder.
─Hmm... ─suspiró, dudoso, y se levantó después de unos segundos, haciendo que Bardock también se incorporara─ imagino que lo consideraré si funciona la siembra experimental.
─P-pero...
─¿Cuándo germinarán esas semillas?
─Según Sue, en dos o tres meses. Depende de las condiciones del medio.
─Hasta entonces, no te presentes ante mí, Bardock ─ordenó, dando media vuelta hacia uno de los ventanales del palacio─. No daré apertura a un plan que apenas comienza bajo tierra. Si hay indicios, veremos.
─Entiendo ─disimuló su inconformidad.
─¿Sabes cuál es la clave del éxito saiyajin? ─la pregunta del rey lo retuvo.
─¿Majestad?
─El honor ─respondió, con la vista fija en el ocaso del segundo sol─. Luchar y permanecer firmes ante cualquier adversidad, sin traicionar los principios que nos han forjado. Lo que somos nos define, Bardock, así que no hace falta recordarte cuál es tu papel como guerrero y la fidelidad que espero de ti ─lo miró, bastante serio─, pase lo que pase...
Bardock bajó la mirada: había entendido perfectamente a lo que se refería y fue tan poca garantía lo que terminó sepultando su esperanza. En silencio, hizo una reverencia y se marchó sin decir más, dejando el palacio real en cuestión de minutos. La distancia que separaba a dicho lugar de su aldea no era demasiada y si bien podía volar para ahorrarse el viaje, decidió caminar, a la espera de que la noche se encargara de calmar la revolución de sus pensamientos.
En su travesía, cruzó el mercado y notó que algunas tiendas seguían abiertas: entre ellas, las de distribución de carne y una dedicada a la venta y arreglo de materiales para las misiones. En medio de su apatía, Bardock recordó otro de sus asuntos pendientes y avanzó hasta el bazar de reparaciones.
─Oye, qué tal ─el dueño de la tienda lo saludó─. ¿Qué haces aquí tan tarde? ¿Se te averió un rastreador o qué?
─¿Conseguiste lo que te encargué? ─fue directo al grano.
─¡Oh, sí! ─le dio la espalda para rebuscar en todos sus armarios─ Oí que tu equipo partiría esta mañana a un planeta lejano, por eso me extrañó verte... ¡ja, ja, sabía que las tenía en este cajón!
─Guárdalas en esta bolsa ─le entregó un paquete de cuero─. ¿Te aseguraste de que fueran del tamaño correcto?
─Claro, yo mismo los fabriqué ─empacó dos objetos misteriosos en el estuche pequeño y se lo devolvió─. Es la primera vez que me piden esos círculos tan gruesos y pulidos, es obvio que jamás iba a hallar ejemplares de ese tipo. ¿Acaso desarrollarán nuevas armas o...?
─Conténtate con la paga ─depositó varias monedas en su mostrador─. Tal vez te pida más cosas con el tiempo.
─De nada, Bardock ─soltó, irónico, al no escuchar su agradecimiento.
Con un gesto hosco, el capitán de clase baja se retiró de la tienda y solo le tomó poco tiempo en ingresar a su casa: por las luces de la sala, supuso que Sue lo esperaba desde hace rato, pero se sorprendió al no verla en la sala; sin embargo, no tenía una mala sensación al respecto y se concentró lo suficiente para ubicar su ki, girando su cabeza a la derecha. Aun decepcionado por la audiencia de la tarde, Bardock sonrió relajado: la muchacha estaba en la habitación de visita.
Tratando de no hacer mucho ruido, el saiyajin tomó una ducha rápida y luego de activar el sistema de secado, salió para dejar el estuche de cuero sobre la repisa de su habitación y buscar a su mujer; para su sorpresa y felicidad, también estaba desnuda como él y aunque le agradó que ambos coincidieran en la misma idea, deseaba en lo más profundo de su ser compartir su cama con ella.
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─Lo que somos nos define, Bardock, así que no hace falta recordarte cuál es tu papel como guerrero y la fidelidad que espero de ti, pase lo que pase...
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Las palabras del rey Vegeta regresaron a su memoria, pero cada vez las oía más débiles, en contraste a la dulce voz de Sue, quien ya había despertado y solo se dio cuenta de ello en el instante que tomó la mano del saiyajin.
─Bardock ─retozó la joven─, ¿hace cuánto llegaste?
─Recién ─le sonrió, recostándose a su lado─. Dormiste mucho, parece.
─Más o menos ─acarició su rostro y al percibir su tensión, cambió la expresión de su rostro─. ¿Estás bien?
─Sí ─le ocultó su pesar─. ¿Por qué estás aquí? Mi cuarto también es tuyo.
─Lo sé, pero...
─Ayer y anteayer también dormiste aquí ─le recordó─. ¿Todavía te sientes incómoda conmigo?
─¡No, no, para nada! ─le aclaró Sue─ Es que tu cama es un espacio muy íntimo y no quería tomarme libertades tan pron... ¡hey! ¿Q-qué haces? ─no pudo terminar, al sentir cómo Bardock la cargaba para llevarla a su habitación.
─Quiero dormir contigo esta noche ─la colocó sobre el colchón con mucha delicadeza─. ¡Listo, mucho mejor!
─Eres tan caprichoso ─rio y luego se sentó arrodillada contra la cabecera─. Ven, échate aquí...
─¿En serio? ─se acostó sobre las piernas de la muchacha y la observó al revés─ ¿Mi peso no va a molestarte?
─No me hagas decir las incontables veces que estuviste sobre mí─ jaló cariñosamente uno de sus mechones.
Después de eso, ambos permanecieron en silencio y disfrutaron de la tranquilidad que les ofrecía la noche, perdidos en cualquier sonido que no proviniera de sus labios. Sue aprovechó que Bardock se hallaba adormilado en su regazo para acariciar su rostro, mientras entonaba un cántico sin letra alguna, tal como lo había escuchado de su difunta madre en la Tierra, cuando quería consolarla... y notó que tuvo efecto en el saiyajin, pues se veía más relajado a comparación de la ansiedad que teñía su rostro desde que entró a la casa.
─¿Te sientes mejor? ─pasó un dedo por su barbilla.
─Ya te dije que estoy bien.
─Hmm... ─negó con la cabeza, risueña─ eres terrible ocultándome las cosas, Bardock. Al menos, creo que lo aprendí desde que salimos de mi planeta.
─¿Qué insinúas? ─arqueó una ceja.
─Nada que no delates por ti mismo ─sonrió─. Sé que algo te preocupa.
Bardock la contempló por unos segundos y luego bajó la mirada, en tanto tomaba su mano izquierda para oler la piel de su muñeca, con tanto anhelo que Sue reafirmó que su intuición no le había fallado.
─Debemos esforzarnos mucho ─finalmente, se animó a hablar─. El rey Vegeta no accederá a ningún plan, si tus semillas no germinan como esperamos.
─¿Eso te dijo?
─No con esas palabras ─suspiró, con la vista hacia el techo─. Intenté explicarle que una alianza con los científicos de la Tierra le aseguraría ganar tecnología para nuestros cultivos, pero no dijo nada; al parecer, la idea de depender de tu gente no lo convenció demasiado.
─B-bueno ─tragó saliva, nerviosa por lo que ello significaba─, no deberíamos juzgar tan rápido: seguro es de los tipos que prefiere los hechos. En mi pueblo, la prosperidad se medía con los frutos que sacábamos de las cosechas.
─Aunque así fuera, ¿quién asegura que no te toque a ti ni a tu planeta?
─Bardock...
─No lo soportaría, Sue ─sujetó más fuerte su mano─. Si solo enloquecí en estos días por no tenerte...
─Ya no pienses en eso ─pasó una mano sobre sus pectorales─. Confía en lo que estamos haciendo, ¿o acaso no quieres demostrarle al rey que eres mucho más que un soldado digno de su ejército?
Contrario a la calma y el optimismo que la muchacha deseaba infundirle, aquellas palabras provocaron mayor inquietud en el corazón del guerrero: el monarca le había exigido lealtad ante cualquier circunstancia y, por su naturaleza, sabía que un compromiso así no podía deshacerse ni mucho menos modificarse por el más mínimo lazo forjado con alguien. Ante la idea de vivir semejante destino, Bardock padeció la irónica tristeza que ahora le traía su unión con Sue y se preguntó si aquello formaba parte de esa extraña filosofía terrestre que ella le comentó, respecto a la felicidad y el sufrimiento que implicaba amar de verdad.
─Supongo que sí...
─Va a funcionar ─abrazó su cabeza─, te lo prometo.
─Eso espero ─se movió un poco─. ¿Sabes qué es lo bueno de todo esto?
─¿Qué cosa?
─Tú ─alzó su brazo para tocar sus cabellos verdosos─ y toda tu rareza, compartiendo mi cama.
─¿De verdad? Pensaba que ─dudó en hablar; pero al ver la intriga de Bardock, continuó─ estuviste con otras mujeres en el pasado.
─Eso es cierto ─confesó, mas no con orgullo.
─¿Aquí? ─la idea la incomodó un poco─ Ya sabes, en esta cama.
─Sue...
─Fuiste amante de Cala, por ejemplo...
─Los saiyajin jamás dormimos acompañados ─la interrumpió─. Somos muy vulnerables en ese momento y podríamos ser atacados por alguien más, por eso evitamos esa clase de compromiso. Esta cama ha sido exclusivamente mía ─en eso, suavizó su rostro─, hasta que te conocí.
─Entonces...
─Sí, puedes estar tranquila ─le aseguró─. Eres la primera mujer que dormirá junto a mí y tu olor impregnado en este lugar me recordará la mejor decisión que he tomado hasta ahora.
─Y me honra escucharte ─sintió su corazón estallar con tal declaración e involuntariamente acarició la cicatriz de la mordida en su cuello, como señal de su vínculo─. Quiero que sepas que tampoco me arrepiento de haberte seguido...
─¿Aún después de mentirte? ─su pregunta la tomó por sorpresa y por su silencio, interpretó que nuevamente la había inquietado y quiso disculparse─ He sido un asesino por largo tiempo; aunque no disfruto lo que hago, no puedo cambiar lo que soy y ahora que apareciste, todo lo que me forjó como saiyajin se quiebra y no sé a quién hallarás entre tantos pedazos. Me asusta que por cada día que pase descubras algo que te aleje de mí... ─la expresión de sus ojos delató su completa tristeza─ ¿por qué una mujer tan buena como tú amaría a un ser tan miserable como yo?
─Porque fue mi corazón quien te eligió: estoy segura de que eres el hombre correcto para mí y no pienso cuestionar el por qué ─acercó su rostro al de él─. Quiero todo de ti, incluso si es tu lado malo, lo quiero todo...
Al oír aquellas palabras, Bardock sintió recuperar la confianza perdida y dejó que Sue le diera un largo beso al revés, mientras agradecía para sí la dicha de haber encontrado a la única persona que lo valoraba tal cual era... y como todas las veces que se prodigaban su amor, el saiyajin sintió muchos deseos de recompensarle su entrega incondicional.
Un suave gemido abandonó su garganta y sin dejar de tocar sus cabellos y torso, se percató de que Sue estaba tan sonrojada como él, especialmente por la reacción de sus cuerpos.
─¡Bardock! ─jadeó cuando el soldado pellizcó uno de sus pezones y notó que su miembro saltaba un poco─ ¿Tan pronto?
─Tus pechos están sobre mi cara, ¿qué esperabas? ─bromeó, excitado, y con cierta desesperación, apretó su seno derecho.
Sue reconocía perfectamente las ganas de su pareja por hacerle el amor y sin afán de impedírselo, se movió un poco para que Bardock se recostara con más holgura sobre sus piernas e inclinó su pecho hacia él. Haciendo a un lado la dificultad de la posición, Bardock estiró su cuello y poseyó uno de los pechos de Sue con su boca. La muchacha no pudo contener un gemido de aprobación y cerró sus ojos, mareada por los toscos besos del saiyajin y el creciente gozo que viajaba indirectamente a su zona íntima.
─Tienes unos senos muy grandes y tus pezones... ¡mmm, Sue! ─chupó con fuerza y lo volvió a dejar─ Saben tan rico, los besaría por siempre...
─B-Bardock... ─apretó su cabeza contra su pecho.
El desesperado jugueteo de su lengua sobre su pezón la estremeció, al igual que el pequeño mordisco que le propinó; lo vio chorrear un poco de saliva por sus comisuras y con cada succión, jadeaba complacida y cada vez más ansiosa de alcanzar la cima del placer con él. Emocionada, Sue incitó a Bardock para que masajeara el otro seno a su antojo, en tanto llevaba su mano más allá de los músculos de su abdomen.
El soldado gimió aún con el pecho en la boca y aceleró sus chupetones, rivalizando con el ritmo de la masturbación de Sue en su entrepierna. Fascinado con su gran habilidad con la mano, su miembro se contrajo hasta expulsar unas gotas de líquido preseminal por la punta; aquella reacción sirvió de señal para Sue, quien tenía en mente hacer algo que jamás había intentado con Bardock, con la plena certeza de que le encantaría.
─S-Sue... ─tuvo que soltar su seno cuando la sintió erguirse y con muchas ganas de volver a chupárselo, le dio una ávida lamida a su pezón humedecido para alcanzarlo, sin éxito─ ¿por qué te alejas? Todavía no termino...
─Ya lo sé ─se disculpó, muy sonrojada y excitada─, pero te lo compensaré.
─¿Ah, sí? ─la vio alejarse de él para arrodillarse en la cama, a su costado─ Pues no está funcionando.
─Cuando hagamos esto, lo comprenderás ─le guiñó el ojo y gateó sobre él, luego pasó su pierna derecha hasta quedar suspendida y en sentido contrario.
Algo lento de entendimiento, Bardock estudió cada movimiento suyo y creyó saber lo que estaba haciendo Sue, en el instante que acercó su intimidad al nivel de su rostro. Por primera vez, el saiyajin tuvo un panorama muy diferente de la entrada de su mujer y se perdió en el discreto goteo de sus pliegues, así como en el poderoso aroma que emanaba de ella.
─¿Qué significa esto? ─jadeó, confundido.
─¿Me dirás que no quieres probarme? ─sacudió sus caderas entre risas, al mismo tiempo que tomaba el miembro de Bardock para agitarlo de nuevo─ Ja, ja, ja... solo haz lo tuyo, amor. Quiero que me sorprendas...
Lo que más amaba Bardock eran los desafíos, especialmente en temas que nunca había experimentado, y quiso su naturaleza competitiva que aceptara el reto de la terrícola y empezara a lamer su entrada, deleitándose con su fluido cremoso y los sonidos que empezó a hacer Sue, en respuesta al placer que recibía.
Con la misma intensidad, la mujer observó con más detenimiento el pene del saiyajin, grabando en su memoria cada fracción de su grosor, tamaño y relieve; le parecía increíble que alguien tan dotado pudiera caber en su zona más privada sin lastimarla y antes de complacerlo con su boca, se dedicó a acariciar cada centímetro de su longitud y masajeó las delgadas venas a lo largo de su longitud, sacándole un gemido gutural al saiyajin.
Con solo escucharlo, Sue entendió que lo estaba haciendo muy bien y se tomó un buen tiempo frotando de arriba hacia abajo, hechizada por la forma cómo su miembro se endurecía al contacto y goteaba más de ese líquido transparente. Como todas las veces que esto sucedía, Sue llevó la punta de su lengua y le dio una pequeña probada, adicta al sabor salado de su secreción, y no dudó en hundir su boca alrededor de su miembro, succionándolo con tanta hambre que aumentó su propio placer. Bardock fue testigo de aquello, al ver el orificio de su vagina contraerse y chorrearse un poco, invitándolo a probar los confines de su intimidad.
Gracias a la experiencia que había alcanzado con Sue en el sexo oral, el guerrero frotó su lengua contra su clítoris y la hizo aullar satisfecha, abriendo su boca para sorber más de sus jugos, mientras gemía y le decía lo mucho que le gustaba practicar esa postura sexual tan novedosa. La declaración ardiente aceleró el trabajo de Sue y chupó el miembro de Bardock con bastante esfuerzo, intercalando su trabajo con el vaivén frenético de su mano, las caricias fogosas en la base de su eje, y los besos y succiones que repartía en cada uno de sus testículos.
La sensación de la lengua de Sue sobre la piel rugosa de su saco llevó a Bardock al límite y conforme apretaba las nalgas de la mujer con sus manos, incrementó sus lamidas y la invasión de su entrada, preso de un enorme deseo por penetrarla sin descanso. La velocidad con la que entraban y salían sus dedos de la cavidad femenina enloquecieron a Sue, cuya mano siguió sacudiendo su falo sin dejar de estimularlo con la boca.
─¡Oooh, Bardock! ─gimió la joven, dejando colgar un hilo de saliva.
─Te gusta, ¿verdad? ─plantó un beso sonoro en su intimidad─ D-dime que te gusta, dímelo...
─N-no te detengas, p-por favor... ¡Bardock, mmm! ─puso la punta de su miembro en su boca, en espera de su estallido.
─Córrete, Sue ─también suplicó─, córrete para mí... ¡aaah, hazlo, Sue!
Al pedido de su hombre, Sue deliró por el fuerte orgasmo que la arremetía y gritó apasionada, mientras su boca recibía sendos chorros blancos que decidió no desperdiciar y seguía masturbándolo, tragándose los restos de su liberación. Por su parte, Bardock tembló bastante excitado y echó la cabeza hacia atrás, a la espera de que el mareo de su clímax lo abandonara y así continuar con su tarea... pues conocía muy bien su cuerpo y la resistencia que le permitía hacerlo hasta tres veces seguidas.
─Por todos los cielos, Sue... ─masajeó los glúteos de la chica y se relamió los jugos blanquecinos que manchaban su boca─ ¿c-cómo se te ocurrió esta idea?
─Mmm, aaah... ─finalmente dejó de chupar su longitud, en tanto un hilo de saliva y semen conectaba su labio inferior con la punta mojada─ te dije que te daría un buen premio.
─Bueno es poco ─alabó, más que satisfecho─. Estoy asombrado...
─Eso debería decir yo ─sonrió, sin dejar de frotar su pene─. Para ser tu primera vez, lo hiciste de maravilla.
─Si tú eres la mejor mujer, yo debo ser el mejor hombre para ti ─volvió a lamer su entrada sensible, provocándole un pequeño jadeo.
─S-siempre lo has sido, cielo... ─besó su miembro y lo acarició con un poco de fuerza─, no tienes que demostrar nada, te amo por completo.
─Sue... ─gimió al sentir endurecerse de nuevo.
─Descuida, sé que no hemos terminado ─se incorporó para frotarse por última vez contra la cara del saiyajin y luego se separó de él, volteando su cuerpo hasta sentarse sobre su cintura en la misma dirección─. Mi amor, estás tan duro...
─¿Qué más? ─agarró sus caderas y jadeó por el contacto de sus sexos.
─Muy caliente... ─Sue empezó a agitarse sobre su miembro palpitante y se deleitó con la estimulación directa en su clítoris, arqueando la espalda para mostrar el bamboleo de sus pechos.
─Sue, me vuelves loco ─la animó a acelerar, tan excitado como ella, y soltó un gemido muy ronco por el calor y la humedad de su entrepierna, deseando con todas sus fuerzas aliviar el dolor de su erección.
─¡Aaah, Bardock! ─se sacudió más, enérgica─ B-Bardock, te necesito...
─Y-yo también te quiero ─su longitud se contrajo y volvió a chorrear en el momento que apretó los senos de Sue─, Sue, déjame cogerte...
─Sí, sí... ─chupó lentamente el índice de su mano derecha─ oh, Bardock, ¡te quiero dentro de mí!
El pedido de la chica fue cumplido en el acto, cuando Bardock le rogó que se levantara un rato y tomando su miembro, guio su punta hasta la entrada. Un gemido muy agudo laceró la garganta de Sue, conforme el saiyajin ingresaba en ella, y esperó a que sus paredes se ajustaran al tamaño de su hombría; del mismo modo, Bardock apretó los dientes y sintió un leve escalofrío recorrer su cuerpo, más que contento con el cálido nicho que lo envolvía.
Tras aguardar un buen rato, tomó las caderas de Sue y comenzó a embestirla con movimientos suaves y firmes, jadeando por la exquisita manera en la que su pene se deslizaba dentro y fuera de ella. En el campo del sexo, Bardock no prefería nada más que ver sometida a una mujer bajo su cuerpo; no obstante, Sue había sido la única a la que le permitía montarlo y disfrutaba todos los esfuerzos que hacía para enseñarle las maravillas de lo que ahora llamaba «hacer el amor», seguro de que ninguna otra fémina le brindaría tanto cariño como ella. Con ese pensamiento, Bardock incrementó la velocidad de su vaivén y no dejó de mirar los gestos de Sue, cuya voz se quebraba con varios gritos de gozo.
─¡Eso, Sue, eso! ─siguió golpeando contra su intimidad─ Oooh, Sue...
─Cariño, deseaba tanto esto ─se acercó a su rostro y lo besó intensamente, mientras sentía cómo la cola del guerrero se aferraba a su cintura─. ¿Sabes cuánto amo que me hagas tuya? Que entres en mí...
─¡S-Sue! ─contuvo un gemido─ Te necesito, te quiero para mí...
─Ya me tienes... siempre me tendrás, Bardock, ¡ah, ah, aaah! ¡M-mi vida...! ─gimió cuando el saiyajin la tomó nuevamente con la guardia y volvió a succionar su torso con visible ansiedad─ C-cielos... aaah, ¡cómo me gusta que hagas eso!
─¡Mmm, Sue...! ─presionó sus labios contra su seno izquierdo─ Jamás me cansaré de tus pechos, amo el sabor que tienen, son tan... ¡mmm!
La muchacha gimió de nuevo por la rapidez con la que el soldado frotaba su pezón sensible, mediante lamidas con la punta de la lengua, para luego ver cómo su boca se llenaba con la suave carne de su montículo. Cada chupetón y mordida presionaba con fuerza y la piel blanquecina empezaba a decorarse de rosa y violeta, en reacción al salvaje deseo de su amante.
Sue no se contuvo en alabar su maestría para excitarla con solo lamerle los pezones y agarró su seno derecho para agitarlo en su cara, pidiéndole que le brinde la misma atención que al otro; no supo cuánto tiempo transcurrió, deseaba que tantas caricias fueran eternas y trastornada por su amor, pegó más sus pechos contra su boca y siguió montándolo, hasta que un segundo orgasmo la acometió con más violencia que el anterior, en tanto Bardock dejó de chuparle los senos y buscó aire, casi derrotado por la contracción de sus paredes alrededor de su eje. Perdido en su propio éxtasis, agudizó su oído para escuchar el sutil chapoteo de los fluidos que escapaban de su entrada y lamió sus propios labios, imaginando que sorbía tan divina secreción con su boca.
La respiración entrecortada de Sue casi siempre era señal de su cansancio después de tener sexo; sin embargo, su mujer terminó sorprendiéndolo y lo instó a sentarse con ella en la cama, sin romper su íntima unión.
─Ven, Bardock, ven... ─Sue enrolló sus piernas a la cintura de su hombre.
─S-Sue ─se estremeció por la mayor cercanía entre ellos─, estás agotada...
─¡No! No quiero separarme de ti... ¡aaay, Bardock! ─clamó, desesperada y moviéndose contra él─ Tómame con furia, olvídate que soy de una raza más débil que la tuya... ¡solo házmelo, maldita sea! ¡Házmelo hasta que el mundo deje de existir por completo!
─¿Es lo quieres, Sue? ─comenzó a martillar, esta vez más fuerte─ Porque te juro que no voy a detenerme...
─¡Eso es lo que deseo, aaah! Lléname de ti, mi amor...
─Siempre, Sue... mmm, ¡qué rico me aprietas! ─echó su cabeza hacia atrás, sonriendo por tanto placer.
Las palabras de Bardock encendieron sus ganas otra vez y con cada estocada de su miembro, Sue sentía flotar entre nubes y se aferró con impaciencia a su cuello y espalda, gritando el nombre del ser que la hacía gemir sin piedad. Aprovechó su posición para frotar más su clítoris contra el pubis del guerrero y aumentó el ritmo de sus movimientos, frenética y desquiciada con tanto calor proveniente de su interior.
Al igual que ella, Bardock profundizó el alcance de su bombeo, intercalando su mirada entre los pechos que rebotaban en su cara, el rostro de Sue y los pliegues de su entrada que se abrían cada vez que ingresaba a su cuerpo. El saiyajin tuvo que morderse los labios ante la inconfundible presión contenida en su pene y para evitar derramarse antes de tiempo, masajeó el clítoris de Sue para que se corriera antes de lo previsto, atento a su tercer clímax en la noche.
La terrícola ya no razonaba, su mente solo tenía espacio para el amor que le entregaba su hombre y casi desfalleciente, no reparó en el instante que Bardock salió de su interior, viendo cómo sus propios jugos se escurrían por su entrada y también las palpitaciones del miembro del guerrero, ansioso por culminar una sesión amatoria tan larga e intensa. A sus órdenes, Sue gateó sobre la cama y se echó boca abajo, levantando las caderas para que Bardock la penetrara por detrás. Con un gemido profundo, la joven dejó que su longitud se encajara más allá de su vagina y no dejó de gritar, conforme el saiyajin aceleraba sus embestidas.
─¡Eso, Bardock! ¡Oooh, así, dame más, sigue, s-sigue...!
─¡Ah, Sue! ─le enterró su mástil hasta el fondo, con movimientos febriles y desquiciados─ ¡Qué bien se siente estar dentro tuyo! Tu olor, tu calor, ¡oooh!
─¡M-me encantas, Bardock! ─arqueó su espalda al sentir cómo le daba palmadas en el trasero y flexionó sus brazos para soportar los empujes─ Tenerte dentro mío es increíble, aaah... ¡sí, sí, dámelo todo! ¡No te rindas!
─¡Aaah, S-Sue! Te mueves tan rico, ¡oooh! ─agarró sus caderas─ T-te quiero mucho, Sue...
─Y-yo, yo... ¡aaah, te amo! ¡Te amo tanto! ─gritó, dichosa.
─¡M-mierda! ─percibió la extrema sensibilidad de su pene e incapaz de retrasar su nueva liberación, se sacudió con mucha más velocidad y potencia─ Me corro, me corro, Sue... ¡aaah, voy a venirme!
─¡S-sí, Bardock, sí! ─exigió, aun con las piernas entumecidas y la cercanía de su cuarto orgasmo─ Oooh, por Dios, córrete dentro de mí... ¡lléname, lléname toda! ¡Aaah, mi amor...!
La furia de su último clímax los poseyó tanto a Sue como Bardock, cuyo miembro ya no resistió más y a los segundos de ser apretado por su mujer, se vino por segunda ocasión, empapando cada fracción de su interior con su semilla, mientras gruñía salvajemente. Sus pulmones reclamaron aire y poco a poco, la pareja fue recobrando el sentido de la realidad hasta caer rendidos sobre la cama, muy cansados y a la vez satisfechos.
Con bastante cuidado, Bardock apoyó sus manos contra el colchón para no agobiar a Sue con su peso y salió de su interior con un jadeo; en medio del agotamiento, enfocó su vista sobre la repisa que tenía al lado de su cama y se percató de que la bolsita de cuero que recogió hace horas todavía estaba en su lugar, por lo que extendió su brazo con pereza y la tomó con su mano derecha.
Sue apenas atendió su última acción, extenuada al máximo, y conforme recuperaba el aliento, sintió cómo Bardock tomaba la frazada para cubrirlos a ambos, envolviéndola en un «abrazo de cuchara».
─Insisto ─habló Sue, después de un largo silencio─, no habrá hombre que te supere, Bardock... y con eso, me refiero a todo.
─Sabes que haría lo que fuera por ti ─besó su nuca con cariño─, solo te pido que jamás nos separemos...
─Nunca lo haré... ─una sonrisa triste marcó su rostro y su tono de voz previno al saiyajin.
─¿Qué pasa? ─su silencio lo previno.
─Sé que no es el mejor momento para decirlo, pero necesito que me prometas algo ─le dio un casto beso en los nudillos─: que le serás fiel a tu mundo, por encima de cualquier cosa e incluso de mí. Júrame que no pondrás en peligro tu vida, si llega a pasarme algo...
─Cállate, por favor ─se negó a tal posibilidad.
─¿Lo harás? ─suplicó.
─Por supuesto que no ─reafirmó con plena seguridad y no demoró en abrir la bolsa de cuero, sacando dos circunferencias metálicas con el suficiente tamaño para caber en un dedo.
─Bardock, ¿qué...?
─Es en la izquierda, ¿cierto? ─cogió la mano de Sue para colocarle uno y luego se puso el suyo en el respectivo dedo anular─. La tradición del matrimonio en tu planeta, como me contaste...
─¿D-de dónde los conseguiste? ─balbuceó, sorprendida.
─Eso no importa ─enlazó sus manos con las de ella─. Mi juramento está contigo, a través de la mordida de tu cuello y estos anillos. Si algo llega a suceder en estos seis meses, no me pidas que te deje, porque eso sería la muerte para mí. Afrontaremos cualquier cosa juntos, no importa la adversidad que venga...
Los labios de Sue temblaron de emoción y sabiendo que jamás podría hacerlo cambiar de opinión, aceptó el nuevo lazo que los unía de por vida y volvió a sellar su pacto con un beso, dejando que la abrazara con todo su amor. De este modo, ambos se rindieron al sueño, aferrados a la esperanza de un mejor futuro para el planeta Vejita, la Tierra y el Universo entero.
[...]
N.A.:
¡Buenas noches! Ahora sí logré completar este long-fic de dos capítulos, cerrando el ciclo de reconciliación entre Bardock y Sue. No sé que más pueda decir, fuera de todo lo que ya está expreso en cada párrafo y diálogo, así que los invito a descubrir a qué límites puede llegar (o sobrepasar) el amor entre el saiyajin y la terrícola.
Sue, espero de todo corazón que esta historia ya concluida te cautive por completo, y agradezco una vez más tu pedido... y a los demás, ¡muchas gracias por sus lecturas y reviews, buena suerte! :D
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