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ADVERTENCIA

Este es un capítulo realmente fuerte... Intentaré resumir lo fuerte y deprimente para que sea tolerante. Como es mi costumbre, avisaré de donde a donde se presenta el contenido +18

Pov Suga

Ver como mi padre abusaba de Jimin me hacía sentir tan sucio. ¿En serio yo provenía de ese cavernícola?

— Jimin~... Resiste — Susurré al ver que ya no estaba aquí. Su mente no estaba presente. Se veía tan desconectado de lo que sucedía.

Quería salvarlo, sabía cómo se sentía, sabía cómo era el monstruo de mi padre. Era cruel y sin escrúpulos. Sabía que Jimin se sentía avergonzado, mal, asqueado, comprendía a la perfección todo esto, porque Jimin y yo tenemos algo en común además de la iglesia, y es que ambos habíamos sido abusados sexualmente por mi padre...

Otra vez estaba llorando. La frustración que me invadía. No podía hacer nada. Me tenían sujeto y observando un espectáculo del cual solo esta gente enferma disfrutaba. Apreté los ojos junto a mis labios. No quería seguir viendo.

Me sentía culpable. A pesar de que no podía moverme, todo esto era mi culpa. Es mi culpa, todo... ¿Por qué tenía que ser Jimin el culpable de mis acciones?

~Años antes...~

Yo era un pequeño de ocho años que jugaba en la tranquilidad de mi cuarto con mis carritos. Mi hermano mayor estaba encerrado en su habitación y mis primas habían salido con mi madre.

No había razón para la cual mi padre entrara a mi habitación con esa cara tan atemorizante. ¿Yo había hecho algo malo? No ¿Entonces por qué me miraba así?

— Papi... ¿Por qué me miras así? ¿Hice algo malo? — Pregunté asustado levantándome del suelo mientras retrocedía un poco.

Avanzó en silencio acorralándome contra el filo de mi cama. No entendía a que se debía esa actitud tan extraña. Nunca antes se había comportado así conmigo. Chillé cuando me empujó para atrás. Caí de espaldas en el colchón de mi cama.

— Eres un mocoso tan feo... Te pareces demasiado a tu estúpida madre — Gruñó colocándose sobre mí. Me quedé quieto aún con el pulso acelerado. No iba a empujarlo ¿Por qué debería? ¿Había alguna razón para la cual deba alejarlo? Era mi padre, no le haría daño a su hijo

Recomiendo no leer desde aquí si eres una persona sensible, más adelante resumiré los acontecimientos puntuales e importantes

Eso fue lo que pensé tan inocentemente al tenerlo sobre mí. Estaba más asustado que cualquier otro día en mi vida pero, no esperaba que en serio hiciera algo fuera de mis posibilidades de entendimiento. Comenzó a desvestirme con la menor sutileza posible sin dejar de susurrar cosas sin sentido. Yo sólo pude quejarme y preguntarle una y otra vez el por qué me desvestía. Llegó un momento en el cual intenté detenerlo cuando me besó en el cuello. Era más de lo que mi mente podía procesar en ese momento.

Mis ojos estaban derramando lágrimas y mis manos luchaban cada vez más. Lo quería lejos. Pero en cambio, bajó la cremallera de sus pantalones e intentó meter su pene en mi boca pero lo mordí por la agresividad que aplicó al hacerlo. No lo había hecho con intención de lastimarlo pero eso lo enojó más.

Le pedí que se detuviera pero me golpeó en el rostro. Fue la primera bofetada que me había dado y para cómo estaba, la más fuerte agresión que alguien me había proporcionado. Nunca pensé que me dolería así.

Antes me había comportado muy bien. Como mi madre me pedía le pedía a Dios todas las noches que cuidara de mis sueños, que cuidara de mi familia y le agradecía por la comida que ponía en la mesa de mi casa cada día. Recordaba que le había comentado a mi hermano mayor que Dios también castigaba a las personas malas, por eso decidí ser lo más bueno posible.

Por eso no entendía por qué mi padre me hacía esto. Por qué me lastimaba y golpeaba cada vez que intentaba apartarlo. ¿Acaso dije o hice alguna vez algo que le molestó? ¿Qué tan mal me porté para que me odiara de esa forma? Desconocía el motivo por el cual marcaba mi cuerpo de esa forma. Quería saber la razón pero no podía verle al rostro. Ahora mismo mi rostro se estampó a la almohada de mi cama. Apreté las sábanas queriendo gritar más fuerte para que mi hermano me escuchara pero no resultó.

Algo duro y caliente presionó en mi culo tan fuerte cómo el grito desgarrador que mis cuerdas vocales soltaron. Dolía, dolía más que cualquier golpe que me había dado hace unos segundos. Era como si un cuchillo rebanara mi interior repetidas veces.

Miré a la puerta de mi habitación justo en el momento en el que mi hermano mayor pasaba lentamente. Estuvo unos segundos mirando la escena con el rostro inexpresivo y volvió su vista al pasillo como si nada, desapareciendo de allí. Le pedí ayuda, grité su nombre con la esperanza de que me ayudara, pero era como hablar con un fantasma.

Ese fue el peor día de mi vida. La misma sensación de dolor se repitió en mi culo repetidas veces por unos minutos que sentí como horas. No podía derramar más lágrimas. Apretaba la mandíbula sin despegar la frente del colchón y apretar los puños mientras me sujetaba de mis codos.

No percaté cuando acabó. Se separó y salió de mi habitación cerrando la puerta tras de sí. Aún dolía. Dolía mi cabeza, mi cuerpo y mi corazón. ¿Por qué mi padre al que yo quería tanto me había lastimado? ¿Por qué me había hecho y dicho cosas tan horribles?

🔞

Bien, resumo:

- Yoongi era abusado por su padre a una edad precoz

- Su hermano mayor lo sabía pero se mantuvo a distancia de la situación

Dicho esto, puede continuar leyendo

~o~

Lastimosamente era muy pequeño para comprender el porqué de todo eso. El por qué mi hermano se había inmutado y el por qué mi mamá me había golpeado en el rostro cuando acusé a mi padre de todo lo que me había dicho o hecho. Me dijo parásito y estorbo despedazando mi alma en pedazos cuando me vio con repugnancia. Sostuve con una de mis manos mi mejilla y bajé la cabeza. Comencé a llorar de nuevo y corrí al baño a lavar mi rostro.

Me bañé y me coloqué mi pijama de animalitos. Suspiré algo incómodo al levantarme de mi cama y ponerme mis pantuflas de elefante. Aún me dolía la parte baja de mi espalda. Era un dolor que punzaba repetidas veces pero no tan fuerte como para prestarle atención.

Caminé al comedor en el piso de abajo para cenar. Me senté en mi sitio y mi familia reía como si nada. Como si lo que había pasado hace unas horas atrás había sido parte de mi imaginación. Mi madre reía junto a mi padre tomando su mano compartiendo de seguro un chiste muy bueno, supuse eso porque mis primas y mi hermano mayor también reían. Mi tía me miró algo confundida y acarició mi mejilla.

— Hola pequeño ¿Por qué esa cara tan larga? — Mis labios se abrieron un poco queriendo decir algo pero no salió ninguna palabra. Los cerré y sonreí de lado bajando el rostro.

— No es nada tía... Sólo tuve una pesadilla — Respondí comenzando a comer. Una lágrima se deslizó por mi mejilla. Pensé que me preguntaría por qué estaba llorando o algo así. Pensé que seguiría preguntando si me encontraba bien o si le estaba mintiendo. No lo hizo. Acarició mi cabeza ampliando su sonrisa y siguió comiendo al igual que los demás en la mesa.

Sorbí por la nariz y me tragué todo el llanto que pensaba acumularse en el nudo de mi garganta. Tragué una y otra vez la comida intentando olvidar cómo mi familia comenzaba a ignorarme. Me trataban con falsedad, fingiendo que les interesaba mi estado de ánimo.

Con el pasar de los años comprendí muchas cosas. Comprendí la hipocresía con la que se manejaban cada uno de los miembros de la casa en la que vivía. Sin embargo, no dejé de rezar y pedir a Dios que me ayudara, que me salvara de las noches en las que mi padre volvía a mi habitación, pero era tan... ¿Inútil?

No podía creerlo. Si el padre en la misa los domingos decía que Dios nos veía y escuchaba en todo momento ¿Por qué Dios me ignoraba? ¿Se burlaba de mí? ¿De mi situación? A mí no me parecía gracioso ver a un niño abusado por su padre y una familia que ignoraba este hecho por completo.

— Por qué no me ayudas~ Por qué me ignoras~ — Susurraba entre sollozos arrodillado al frente de mi cama cubriendo mi rostro con mis manos mientras apoyaba mis codos en el colchón.

Un alboroto y gritos se escucharon tras la puerta de mi habitación en el pasillo. Por suerte esa noche cerré con seguro la puerta. Mi padre la golpeaba mientras me gritaba y mi madre le gritaba a él.

Basta... Deja al niño en paz. Debías hacerlo sólo una vez y seguiste con eso ¿Acaso no pediste al padre que te consiguiera uno? — Le preguntó mi madre en voz alta furiosa. No sabía a qué se refería, pensé por un momento que me estaba defendiendo. Quizá Dios si me había escuchado.

Sólo quería hablar con él pero se encerró en su habitación — Espetó devuelta a mi madre. — Además, no es como si fuera mi hijo, pero no importa, ya su hermano hablará con él... Conseguí a un niño menor que él y es bastante aceptable... Es de una de las familias miembro de la iglesia... Él es... — No pude seguir escuchando de quién se trataba. Se alejaron de mi puerta y bajaron las escaleras.

Suspiré aliviado. Por fin se había terminado. Dios definitivamente me había escuchado. Y creer que por poco me enojo por su inexistencia.

Toques en la puerta y la voz de mi hermano mayor interrumpieron mis pensamientos. Con miedo quité el seguro y abrí la puerta un poco. — Tenemos que hablar... — Dijo viéndome con pesar.

Dejé que pasara y me senté en mi cama. Se sentó a mi lado y me abrazó. — Todo va a estar bien... Hice que consiguieran a otro con quien divertirse o sino no te iban a dejar en paz

Estaba confundido. No sabía a qué se refería con eso. — No entiendo hyung... ¿A qué te refieres? — Pregunté correspondiendo el abrazo. Por primera vez sentí sinceridad en su voz y acciones.

— Ya no volverán a lastimarte, hice que alguien más tomara tu lugar. Papá no volverá a abusar de ti~ Te llevaré lejos de aquí, viviremos juntos~ Solos los dos~ — Habló esta vez tomando mi rostro para obligarme a ver su rostro. — Perdón por no protegerte antes pero~ si lo hacía no sabía después si seguiría vivo para evitarte más sufrimiento~ No quiero que me odies~ — Sollozó abrazándome de nuevo. No dejaba de hipar sobre mi hombro. También solté lágrimas comprendiendo que quizá mi hermano estaba más roto que yo.

— Yo no te odio hermano~ ¿Por qué debería hacerlo? — Lo abracé con más fuerza. — Gracias~ — Musité con una sonrisa en mi rostro.

— ¿Por qué me agradeces?~ — Se separó del abrazo viéndome sorprendido.

— Por hacerme entender que aunque sea alguien se preocupa por mí. Por hacerme ver que no te estaba amando en vano — Respondí con una sonrisa viéndole. No sé si lo que dije estaba mal, pero lloró esta vez con más fuerza. Lo abracé y sonreí. Estaba feliz...

— Entonces ¿A dónde es que piensas irte con Yoongi? — Nos interrumpió una voz grave que me erizó la voz. Mi hermano se separó abruptamente y me miró asustado. Susurró un "Te amo, en serio lo siento mucho" mientras volvía a abrazarme con fuerza.

Otra vez estaba confundido ¿Por qué sonaba a despedida sus palabras?

No me tomó mucho tiempo saberlo. Al día siguiente llegaron con la noticia de que unas personas llamadas "homosexuales" (como les decía mi madre) habían asesinado a mi hermano. No creí ninguna de esas palabras, sabía que mi padre había hecho algo al respecto, algo en mi interior lo gritaba a más no poder.

Lo confirmé cuando espié una conversación que tuvo con mi madre. Quise quitarles, insultarlos con miles de palabras feas que nunca me había atrevido a decir y golpearlos sin parar. Era patético siquiera pensar en hacerlo si apenas tenía diez años.

Conforme fui creciendo no hubieron más abusos de mi padre y me olvidé de rezar y pedir a Dios a que me devolviera a mi hermano. Parecía estar sordo el hijo de puta.

Fue entonces cuando conseguí trabajo una noche en la que no quise regresar a casa. Tenía dieciséis años y estaba vagando sólo en una desconocida y poca iluminada calle. Un hombre tatuado se acercó a mí y me preguntó si estaba bien. Lo evité. A estas alturas de la vida no podía confiar en cualquier extraño.

Él insistió y le seguí hasta su tienda. Me comentó que hace unos meses la había abierto y que también era dueño de un bar en el cual necesitaba empleados que sirvieran en la barra. En conclusión, prácticamente me suplicó que trabajara en su bar. Acepté sin refutar.

Un tiempo después, sin saber cómo, mi padre supo que yo trabajaba en un bar gay como el chico que sirve las copas. Explotó e intentó agredirme pero ésta vez me sentí lleno de adrenalina e impotencia como nunca antes. Lo golpeé en el rostro y subí las escaleras para empacar mis cosas. Definitivamente iba a irme sin intenciones de volver.

Namjoon, mi ahora mejor amigo el tatuado, me consiguió asilo en la casa de su novio. No tenía ni idea de que fuese homosexual y eso me alegró. Era más agradable estar con seres humanos de verdad que eran discriminados por sus gustos que estar con cavernícolas que seguían de manera hipócrita una religión vacía y criticaban a todo aquel que no fuese tan idiota como ellos.

Desde entonces dejé de ver a mi hermoso ángel los domingos en misa. Que a pesar de ir por guardar las apariencias con mi familia, me conseguía con su rostro angelical y su sonrisa tan bella como una estrella fugaz.

Mi corazón de aceleró al verlo sólo en esa banca de la parada del bus. No dudé en acercarme luego de ver como tuvo leves intenciones de lanzarse a la calle buscando la muerte. Nunca pensé que este bello ángel fuera otra persona que no acostumbraba en creer en dios y que también fuese aquel chico que había tomado mi lugar en este grupo de degenerados (teniendo a mi padre como su jefe).

Todo esto era mi culpa. Fue mi culpa que mi hermano muriera, era mi culpa que ahora Jimin se encontrara en esta situación, todo esto era mi maldita culpa. Porque creí que algo llamado Dios me ayudaría. Creí en otra cosa que no existía. Porque no importaba cuantas veces intentara. Sólo me tenía a mí mismo. Y ahora que Jimin me necesitaba no contaba con mi ayuda. No contaba con alguien que pensara en él. No contaba con alguna escapatoria.

¿Por qué tenía que sucedernos esto?

Era algo que aún no comprendía. Una pregunta que nunca fue respondida. Sin importar cuanto creciera esa duda aún seguiría presente.

¿Por qué teníamos que pasar por cosas tan horribles si no éramos malas personas? ¿No debería ser al revés?

Si Dios existía, seguro era la persona más mierda. Hasta podría creer en que la vida de los humanos era controlada por el mismísimo diablo. ¿Quién en su sano juicio castigaba a los buenos y permitía a los malos dañar?

Nadie, todo esto era una pesadilla llamada realidad.

~Fin Flash Back~

Abrí los ojos cuando dejé de escuchar los chillidos de Jimin. Lo vi tirado en el suelo. Estaba desnudo y apenas respiraba. La venda había caído de su cabeza. Sus ojos estaban abiertos viendo a un punto perdido. Todos los hombres (entre ellos mi padre), rieron y acomodaron sus ropas.

— Hasta luego, imbéciles... — Dijo mi padre alejándose con el grupo de hombres. Uno de ellos desamarró las cuerdas de mis muñecas y me dejó allí. Tuve la posibilidad de levantarme y pelear pero mi cuerpo se sentía débil, y mis pies estaban amarrados a la silla todavía.

Quité el amarre de mis tobillos y caminé con las piernas un poco vacilantes al cuerpo de Jimin. — Todo va a estar bien... Vas a estar bien Jimin~ — Solté algunas lágrimas mientras lo volvía a colocar sus ropas. Como pude lo cargué en mis brazos y subí las escaleras. Aparentemente estábamos bajo el suelo de la biblioteca. Al salir por la puerta que nos dirigió de nuevo a la biblioteca, casi me tropiezo con un estante lleno de libros.

— Tranquilo Jimin... Estaremos bien — Susurro viendo al suelo, nuestros celulares estaban apagados. Me agaché y los recogí. Salí corriendo y vi la hora en el reloj de mi muñeca. — Tres de la mañana...

Corrí fuera de la iglesia. No había rastro de alguno de esos hombres. Pude encender uno de los celulares con mi mano libre mientras que con el otro brazo tenía acunado a Jimin, no sé cómo pero parecía ser una pluma, no pesaba en lo absoluto.

— ¡Namjoon! ¡Ven a buscarme enseguida! ¡Por favor! — Grité apenas me contestó el teléfono. Colgué y lo guardé en el bolsillo de mi jean. Estuve unos cinco minutos parado en la acera hasta que llegó Namjoon en una camioneta. De inmediato subí a los asientos traseros con Jimin en mis brazos. Lo acuné con más comodidad sobre mi regazo y besé su frente. Aún mantenía su respiración y su vista con intenciones vagas de toparse con la mía. Recostó su mejilla de mi pecho y cerró sus ojitos dejando salir lágrimas silenciosas. Acaricié su cabellera y suspiré.

— ¿Y Baekhyun? ¿Él está bien? — Pregunté a Namjoon que estaba conduciendo lo más rápido posible.

— Gracias a dios está intacto. Apenas ustedes desaparecieron, nos lo entregaron unos chicos jóvenes de traje. Se veían elegantes, como parte de una mafia — Explicó ladeando un poco la cabeza sin perder de vista el camino.

"¿Gracias dios? Menuda estupidez"

— Que bueno... Me alegro en serio que estén bien — Musité bajando la mirada al rostro ahora dormido de Jimin que cayó en los brazos de Morfeo.

El auto se detuvo y bajamos de éste. Cargué a Jimin en mis brazos para salir pero no tenía la misma fuerza que hace unos minutos. Mis piernas flaquearon y pedí a Namjoon que me ayudara. Tomó a Jimin en sus brazos y comencé a ver puntos de colores agrandarse acompañados de un lejano grito pronunciando mi nombre. Era Jin que corrió a cargarme. De nuevo me había desmayado en los brazos de Jin.

Aún inconsciente no podía estar tranquilo. Antes de que mi mente desapareciera completamente no dejé de pensar en Jimin. ¿Estará bien?

Que pregunta era esa... ¿Acaso estaría bien una persona que acababa de ser abusada y humillada? Hasta yo conocía la maldita respuesta.

Sin embargo... No dejaba de rondar la misma duda en mi cabeza

¿Qué habíamos hecho para merecer esto?

~o~

¿Podrá Jimin volver a ver a Suga al rostro?

¡Gracias por leer!

Besos

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