SOMEWHERE
Efímero.
La tarde estaba llegando a su fin. El sol se había escondido temprano y la noche se presentaba con la calma del frío golpeando su ser.
Exhalar le daba un poco de calor a sus labios y a la vez le ayudaba a "sacar" el frío interior. Las manos en sus bolsillos seguían frías y sus pies, por más que estuvieran cubiertos por gruesos calcetines, se mantenían de la misma manera.
La estación de trenes estaba lejos y sus cuerpo le pedía ir a por una taza de chocolate, pero su billetera le decía que esa nueva consola no se iba a comprar sola. Entonces, con todo el frío que le abordaba, decidió caminar resignado hasta la estación.
Una piedra estaba en su camino y le sirvió como distracción y compañía hasta llegar al recinto.
Patear piedritas no era tan malo.
No había demasiada gente en la estación, tal vez era el frío de la ciudad o que todos ellos tenían vehículo propio y el debía usar el transporte público porque ni siquiera le alcanzaba para una consola.
Había llegado en tiempo promedio. Se detuvo a ver el horario de salida del siguiente tren y aún era temprano. O sea, se iba a convertir en un témpano de hielo en la espera.
Su suéter de lana no le ayudaba mucho por el punto con el que estaba tejido y el viento se colaba por esos mismos. Por eso, en lugar de esperar de pie, contra el viento, decidió sentarse en esas bancas de cálida madera.
Sin embargo, no estaba solo en el frío de la estación.
El amplio asiento estaba ocupado por otra persona. Ésta no le observaba, sus ojos estaban cerrados detrás de sus gafas que sobre ellas sólo se podía apreciar algunos mechones de negro cabello liso porque éste estaba cubierto por un gorro de lana color rojo. La piel que se mostraba en su fino rostro era como la nieve futura a caer en los siguientes días. Sus labios parecían modular la letra de alguna canción que escuchaba por sus audífonos.
Se detuvo segundos a verle. Parecía en paz. Pero esos párpados antes cerrados se abrieron de golpe. Sus ojos se conectaron a través de los lentes transparentes. Un desliz de confusión hizo que el de gorro inclinara un poco su cabeza hacia el lateral y el otro, sólo observó las largas pestañas que adornaban los ojos contrarios. No obstante, tuvo que voltear casi de inmediato. No podía sostener la mirada de esos grandes ojos.
Muchos centímetros de distancia tomó para sentarse. Centímetros que le ayudaron a apreciar con la comisura de sus ojos a su compañero de asiento.
Estuvo viendo su pecho al respirar y escuchando los suspiros que por momentos soltaba. Su mirada se paseaba de su compañero al reloj de la estación. Era de esos momentos en los que debes hacerle caso a las ideas descabelladas que pasan por tú mente o a los sucesos que se desatan en la imaginación.
Su pie derecho golpeaba el suelo en muestra de nerviosismo, nunca ha sido de los que toma la iniciativa al conocer a las personas, pero ahí estaba, tratando de modular las palabras correctas, observando de soslayo y respirando con ansiedad.
Es así como vio a su anónimo compañero. Él pequeño señor perfección sacó la manos que yacían escondidas en los bolsillos de su gran campera negra para quitarse un auricular...
Entonces, con la mirada que el le dirigía, pudo notar el rojizo de sus manos, casi tan rojo como sus zapatillas desatadas. Su pálida piel reaccionaba al frío de esa manera y el deseaba frotar sus manos con la otras para que así regresaran a su color natural y ese rojizo se perdiera con la calidez de la que no gozaba. El auricular colgaba sobre su campera y al parecer sus manos habían vuelto a su escondite. Sin embargo, las zapatillas seguían con las agujetas sin atar. Era el momento. Una conversación casual sobre agujetas desatadas o una oferta de atarlas para él.
El viento le susurraba palabras de aliento, debía atreverse a siquiera decir "Hey", mas lo único que logró soltar fue el tartamudeo de una palabra. Prefirió callar por el momento y aclarando su garganta dijo; «Tus agujetas están sin atar. Puedes caer si siguen así» tratando de lucir desinteresado y con aire de chico cool. El otro, que tenía sólo un auricular puesto, le observó hasta que terminó su frase y en ese momento dirigió su mirada a las sucias zapatillas. Sus ojos y boca se abrieron debido a su descuido y con cuidado se agachó para atar las flojas agujetas. Y su compañero pudo observar que el señor perfección tenía puesta una mochila a cuestas.
«Gracias»
Sus mejillas parecían algodón de azúcar, ese de color rosado pastel, tal vez por el frío o la vergüenza de su descuido o tal vez, sólo tal vez; debido a él. Y la "conversación" no podía morir ahí. No estaba en sus planes dejar que ese sonrojo sea sólo por las causas banales del clima o lo que sea. Quería causar matices de colores por su medio, por sus palabras o miradas. No podía dejar que todo terminara ahí. Decisión, gozaba de decisión en el momento.
Observando como la cabeza gacha del sin nombre se movía al ritmo de la música que escuchaba. «¿Qué escuchas?» de animó a preguntar. La música une al mundo entero y no tiene miramientos con el oyente.
El pequeño levantó la cabeza para voltear a su lado con cautela. No cualquier desconocido preguntaba por su lista musical. «Nina Simone». Le sorprendió de buena manera.
Entonces, el gusto compartido desató una larga conversación sobre géneros, artistas, álbumes y canciones en general. Descubrió que su gusto era el mismo, descubrió nuevas canciones y escucharon las que se reproducían sin hacer uso de los auriculares. También descubrió que las sonrisas y risas traen un extraña pero exquisita calidez.
La charla duró lo suficiente para bromear en confianza, pero no había un nombre con el que llamar al otro y resultaba extraño preguntar después de tan amena conversación. Sin embargo, podía matar dos pájaros de un tiro. «Tengo canciones realmente interesantes e incluso artistas que te aseguro no has escuchado. Pero mi móvil va a morir en cualquier momento y no alcanzaría a mostrarte todo. Dame tu número o dirección electrónica para enviarte mi selecta lista» dijo lleno de gracia. El otro tomó el móvil de sus manos, escribió su información y pidió que el otro hiciera lo mismo, pero en lugar de ofrecerle su móvil, sacó una libreta de notas de su olvidada mochila. De paso, comentó que era una costumbre sentarse sin quitársela, la sentía como una extensión de su cuerpo. Después de recibir la libreta y escribir le hizo prometer agendarlo en su móvil. El otro aceptó y leyó en voz alta, «Kim JongIn» iba a leer el numero completo que se mostraba en la hoja, pero el nombrado alegaba que alguien podía obtener su número y podía ser peligroso. «Si quieres puedes leer el mío. Es emocionante conocer gente inesperada, ¿no crees?» y si, tal vez lo creía. Sólo en esa ocasión.
«Do KyungSoo»
La hora de embarcarse se acercaba. El tren llegaba con sus estrepitoso sonido y la conversación seguía hasta en el tren, KyungSoo se levanto primero y el le siguió. Conversaron no sólo en el vagón, lo hicieron al llegar a casa. Se llamaron y mensajeros hasta pasadas las cero horas... O al menos eso hubiera pasado. Eso sucedió, si, en su imaginación.
Porque cuando el extraño se quitó el auricular, fue con el fin de acomodarlo. No le informó sobre sus agujetas y se perdió en el frío de la ciudad con las mismas a rastras. Sólo supo que era el señor perfección de bello perfil. Porque el viento no le dio el aliento suficiente y su mente sólo maquinó una ideal situación.
Le dio un nombre que le agrada, habló de su música favorita e imaginó más allá. La banca fue dejada al llegar el tren.
Éste llegó antes que sus palabras. No le pudo poner un nombre verídico a la presencia de su costado porque ni siquiera le siguió. Le vio partir en uno de los vagones con parada desconocida.
Entonces, cada día visita la estación a la misma hora, suele preguntar por él a los extraños y siempre recibe muestras de negación. Está seguro que él se encuentra en algún lugar de la ciudad viviendo en la tranquilidad de no saber de su existencia. Porque un JongIn no ha existido para él, para el supuesto KyungSoo, más que en su descabellada imaginación.
La pregunta de si se volverán a encontrar siempre ronda la cabeza de JongIn. Tal vez cuando el clima vuelva a ser tan frío y el supuesto KyungSoo no sea efímero.
🍃
Holaaaaa, perdón por publicar aquí, pero no pude pasar el escrito a otro lugar y eso de copiar y pegar en móvil es la verdadera hazaña.
Gracias a quienes han leído y ya saben que si algo no se entendió, pueden escribirme para cualquier aclaración. Pueden lanzar tomates y piedras.
Mi ordenador sigue estropeado y sólo puedo maniobrar a las justas Wattpad desde mi móvil. Lo siento.
Intentaré subir unos OS el 31, mas no prometo nada. 😭😭
En fin, quiero etiquetar a todos aquí, porque siempre me dan su apoyo, pero tengo unos cuantos a los que me gustaría regalarles esto.
lmcm_28kaisoo Maria_Escalona02 ByunnieBiased12 wickedgxme
Gracias por siempre leerme y perdón por fallarles constantemente.
Beevit.
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