De nuevas mascotas y pulgas
Era sábado y había un gran silencio en la casa.
Y el silencio en el hogar Kim-Jeon significaban problemas.
El reloj de pared dio las diez de la mañana y por fin Jungkook se levantó de la cama, que se encontraba vacía del otro lado. Taehyung no estaba por ninguna parte de la habitación.
La noche anterior había logrado dormir a las cuatro de la mañana, Namjoon enfermó y tenía fiebre, por lo que se quedó hasta altas horas de la noche cuidando de su cachorro hasta que la fiebre desapareció y ambos Omegas pudieron descansar esa noche.
Jungkook lo primero que hizo al levantarse fue correr al cuarto que compartían los mellizos de siete años para ver como seguía Namjoon.
Cuando llegó a la puerta de la habitación la encontró a medio abrir, por lo que solo la empujó lentamente tratando de no hacer ruido. Pero no sirvió de mucho, ninguno de los dos estaba en sus respectivas camas. Ni en otro lugar de la recámara.
Frunció el ceño extrañado y fue a ver en las otras habitaciones de sus hijos, pero no había rastro de ninguno de los cinco.
Seis. Taehyung tampoco había aparecido.
Bajó al primer piso de la casa, y para su sorpresa estaba también en silencio. Bueno, aparte del ruido proviniendo de la televisión encendida de la sala de estar. Se estaba reproduciendo los padrinos mágicos.
Pero tampoco estaban en la sala. Tomó el control remoto y apagó la televisión, no sin antes quedarse embobado viendo la caricatura por un pequeño rato. Era muy entretenida.
Se pasó a la cocina y tampoco los encontró ahí, pero lo que sí pudo encontrar fueron un montón de platos sucios esperando a ser lavados. Al menos eso era señal que habían comido algo.
Gimió en forma de queja al solo pensar que él tenía que lavar todo eso.
En eso, risas previnieron desde el patio, por lo que Jungkook se asomó por la ventana de la cocina que daba vista directamente al patio. Y ahí, encontró las seis personas que tanto estuvo buscando.
Rápidamente salió por la puerta principal y sin hacer ruido, fue acercándose poco a poco a su familia, tratando de asustarlos.
Estaban amontonados entre ellos y se reían de algo, dándole la espalda. Por lo que no se habían percatado de la presencia del Omega Mayor.
—Es muy lindo. — Se escuchó a Jimin decir.
—No debemos decirle aún a su padre ¿bien? — Taehyung dijo y los niños asintieron.
—¿Decirme qué?
Los presentes dieron un brinco del susto y uno que otro soltó un grito por lo mismo. Ninguno pudo sentir a Jungkook llegar, ni siquiera habían llegado a detectar su aroma por estar concentrados.
—¡Jungkookie! — Taehyung se tocó el pecho exageradamente. — Por dios, en verdad me asustaste.
—Lo siento. Ahora, ¿Qué no deben decirme? — Insistió.
Los cachorros se miraron entre si preocupados. Y claramente vio como Seokjin escondía algo detrás de su espalda.
—Que... ¡Te queremos mucho papá! — Hoseok se apresuró a decir mientras reía nerviosamente.
—JinJin ¿Qué estás escondiendo...? — Jungkook se acercó al mencionado, pero Taehyung se interpuso en el camino, este lo había agarrado de la cintura de forma cariñosa.
—No pasa nada amor, vamos, te voy a preparar el almuerzo mientras te bañas, ¿Qué te parece? — Le dio un beso en la frente.
—Pero Jonnie...— Miró a la dirección del cachorro.
—No te preocupes, ya le di la medicina y se siente mucho mejor. Aunque tiene un poco de tos y mocos.
—¡Pero ya no me siento mal! — Salió a decir el Omega más pequeño.
—¿Lo ves? Ven, vamos a dentro. — Jungkook asintió no muy convencido, pero al final se dejó llevar mientras abrazaba a su esposo por la cintura también.
—Eso estuvo cerca. — Dijo Yoongi mientras se sentaba en el suelo.
—Muy cerca. — Le siguió Hoseok.
[...]
Ya era por la tarde, Jungkook estaba acostado en el sofá de la sala mientras veía la primera película que se encontró cuando prendió la televisión, anteriormente había estado viéndola con Taehyung pero al Alfa de la nada se le había antojado comer un helado y se fue a comprar un bote de este al supermercado, llevándose a Jimin de compañía.
Los demás se la habían pasado encerrados en el cuarto de los mellizos, solo habían bajado a comer. En cuanto terminaron salieron disparados al segundo piso, unas horas después escuchó pasos bajando por las escaleras, Seokjin dejándose ver a los segundos después con los ojos lagrimosos.
—Pa, tengo calor y me duele el estómago. — Hizo un puchero.
El Omega se levantó del cómodo sofá y atrajo a su retoño y puso su mano en la frente de éste, sintiéndolo caliente.
Sabía que solo era uno de los síntomas del pre-celo.
Tenía que recordar que necesitaba cambiar a los niños de habitaciones, pues Seokjin podía tener a primer celo en cualquier momento, ya estaba en la edad en donde los cachorros empiezan a tener sus primeros ciclos de celo —entre los once y doce años—, y desde hace días su primogénito estaba teniendo los síntomas pre-celo. Yoongi ya no podía dormir más con Seokjin, al menos no hasta que el mayor aprendiera a controlar a su lobo.
Aún no le llegaba como tal, pero no sé sorprendería si uno de los siguientes días al fin llegara a pasar.
—Ay mi cachorro, ¿quieres que te de algo para calmar un poco el dolor? — Acarició el cabello negro del menor, notando que estaba sudando un poco. Seokjin se abrazó a su papá y asintió. Ambos entraron a la cocina a buscar los medicamentos.
Seokjin se rascó la cabeza de forma desesperada, sintiendo demasiada comezón.
—Me pica la cabeza.
—¿No te bañaste hoy verdad? Puerquito. — El de once años no puso atención a las palabras de su padre y siguió rascándose. Ahí es cuando al Omega se le hizo raro.
Eso sin duda no era un síntoma del pre-celo.
Cuidadosamente agarró la cabeza del menor y empezó a mover los cabellos tratando de buscar algo. Al minuto encontrando lo que sospechaba.
O ni tanto.
—¿Pulgas? ¿Por qué tienes pulgas? Entendería si fueran piojos, pero ¿Pulgas?
De reojo vio como algo chiquito y peludo corrió, metiéndose debajo de la mesa.
—¿Una rata? — Frunció el ceño.
Un montón de pasos apresurados se escucharon por toda la sala, siendo los demás integrantes de la familia que estaban en casa.
—¡Jin, se escapó Yeo...! Hola, papá. — Yoongi paró en seco al ver a su progenitor junto con su hermano.
—¿Tenían una rata en la casa? ¿Es lo que no querían decirme en la mañana?
—No es eso. — Habló Hoseok apurado.
Jungkook tomó una escoba y se acercó a la mesa para atacar a la rata.
—¡Papá, no! — Gritaron los cuatro niños a la vez.
No necesito meter la escoba porque el roedor había salido solo. Aunque no era un ratón.
Era un perro.
Un perro con más pelo que cuerpo. Su pelaje era negro con partes café muy bajo, teniendo un poco de café arriba de los ojos como si tuviera cejas, dándole un aspecto gracioso.
—Oh, hola bonito. — Cargó al pequeño cachorro y acarició su pelaje, dándose cuenta que tenía un poco de pulgas.
Ya sabía de donde Seokjin las había sacado.
—¿Quieren decirme por qué hay un perro en la casa? — Elevó a éste un poco en el aire, mientras el perrito movía su cola mostrando su alegría.
Era adorable.
—Papá Taehyung lo rescató de la calle, al parecer era de la vecina pero ella lo hecho a la calle cuando se llenó de pulgas. — Explicó Seokjin.
Ugh, de por sí Jungkook odiaba a la vecina, ahora mucho más.
—Se llama Yeontan. — Namjoon acarició al perro.
—¿Podemos quedarnos con él? — Hoseok hizo ojos de perrito atropellado, los demás siguiéndolo.
El Omega miró al perrito y éste a él, en seguida Yeontan le lamió la nariz.
Kook creía que se había enamorado por lo adorable que era.
—Está bien. — Gritos de felicidad se escucharon por todo el lugar. — Pero ustedes van a limpiar su popó. Por ahora, tenemos que bañarlo y mañana llevarlo al veterinario para hacer algo contra esas pulgas.
Volteó a ver a su hijo mayor, se estaba rascando la cabeza.
—Y a Seokjin también.
—¡Papá! — Todos los hermanos se empezaron a reír a carcajadas.
Tenía que esperar a que Taehyung llegara, aún tenía que hablar con él por haberle ocultado al perro.
Lo que le esperaba.
—luvckyun
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