[64]
Seis años atrás.
En el inicio de una nueva etapa, la mayoría de personas estaban ansiosas, emocionadas, asustadas, pensando en millones de cosas a la vez.
¿Cómo le iría? ¿Cómo sería? ¿Le gustaría o lo odiaría?
Era completamente normal y a pesar de que algunos lo aparentaban más que otros, era un hecho.
Un año atrás, Choi BeomGyu había culminado su período de secundaria con excelentes calificaciones, incluido en el cuadro de honor de la institución, ahora, estaba por empezar la universidad en Administración de empresas.
¿Estaba ansioso? Mucho.
Pero debía controlarse o su aroma saldría a borbotones y llamar la atención el primer día no era su misión.
Su universidad era mixta, habían alfas, betas y omegas, no era un problema para nadie, y si por algún motivo lo había, podrían solicitar el cambio a una universidad exclusiva de solamente un rango.
Cómo en todo inicio, la primera semana era tranquila, presentarse aquí y allá, hablar, conocerse y demás.
—¡Hola, BeomGyu! —saludó una muchacha de su mismo tamaño, una beta animada y con un estilo muy brillante, llena de accesorios.
—Hey... ¿Por qué llegaste tan temprano? —preguntó mirando su reloj de muñeca.
En ese entonces, el estilo de BeomGyu estaba muy acorde a la moda, usaba pantalones algo anchos, igualmente playeras anchas, llevaba audífonos, una mochila, bastantes accesorios y el cabello peinado hacia el frente.
Era moda.
Además, el omega resultó desenvolverse muy bien en el entorno, así que en el tercer día ya se encontraba saludando personas, sentándose a comer con otras, hasta que al mes de empezar su vida universitaria ya tenía un grupo cómodo que tal vez no sería para siempre, pero estaba cómodo con ellos temporalmente.
Fue una tarde luego de clase de introducción a la estadística que él y su grupo fueron a la cafetería, y así como ellos muchas personas más.
Ingeniería, medicina, veterinaria, contaduría y demás carreras.
Eran un comedor inmenso y de una calidad increíble, no por alg era una universidad privada.
Varias carreras y varias aulas comían ahí, el control era sencillo, ya que había muchos estudiantes, algunos almorzaban del otro lado de la universidad en dónde había un comedor igual de grande y con los mismos alimentos.
Además, no siempre comían todos los alumnos, algunos simplemente compraban en otro lado, o también llevaban su comida.
¿Se hacía fila? Cómo siempre.
Pero era aguantable, aún más cuando iba con su grupo de amigos.
—¡Allá hay puesto! —señaló una de sus compañeras con su bandeja, señalando una mesa redonda, habían personas allí, pero había el espacio para ellos, que eran tres.
—Pero... Está llena —comentó otro, un beta, algo tímido y sin muchas ganas de ser sociable, no más de lo que ya era.
—¡Que importa! Solo les preguntamos, ¿Qué es lo peor que puede pasar? —preguntó BeomGyu acercándose a la mesa, dándole una sonrisa amable a los que estaban sentados— Disculpen, ¿Está ocupado? ¿Podemos sentarnos? —preguntó con amabilidad, recibiendo un asentimiento de los betas y alfas que habían.
Su grupo tomó asiento sin problemas, empezando a hablar entre ellos y dándole miradas a los de al frente.
En todo ese proceso, además del ajetreo de que aún había personas esperando por su almuerzo, BeomGyu se sintió extraño.
Alzó la mirada de su comida, sintiendo una comezón muy intensa en la nariz además de una indescriptible ansiedad por todo su cuerpo.
—¿Alguno pidió café? —preguntó frunciendo el ceño, mirando incluso a los muchachos frente a ellos que negaron con la cabeza, uno de ellos miró a la derecha, alzó una mano al ver a su amigo con la mirada perdida.
—¡Estamos aquí, Kang! —llamó haciendo a BeomGyu igualmente voltear a esa dirección por mera inercia y curiosidad, aún sin quitar el aroma a café de su nariz.
Cuando volteó, entendió todo.
Una camisa por fuera del pantalón, pantalones igual de anchos que los suyos, el cabello desorganizado, zapatos Converse.
Es él. Es el aroma a café.
Él es el aroma a miel.
Sus cuerpos temblaron por completo, sus aromas se intensificaron con ese contacto visual, sus latidos se aceleraron. De inmediato se reconocieron, alfa y omega, a quienes le diosa luna había elegido como destinados.
El alfa se acercó aún más, ambos sabían lo que estaba pasando, era una sensación única, indescriptible.
Ese era su predestinado, en medio del comedor de la universidad lo habían conocido.
BeomGyu al verlo moverse sintió miedo, además de sentir los síntomas del celo apoderarse de él.
Era normal presentar el celo cuando se conocía al destinado, pero tenía tanto miedo de lo que podía pasar que se levantó tembloroso.
—No, no... ¡Alejate! —gritó mirando al alfa acercarse aún más, en reacción, tomó rápidamente un puño de su arroz, y lo aventó hasta el alfa que miró el arroz pegostoso en su camisa— ¡Que te alejes! —le gritó otra vez, retrocediendo más rápido cuando el alfa no se detuvo.
BeomGyu, en medio de su conmoción, además del miedo de lo que podría hacerle el alfa, empezó a correr.
—¡Espérate! —pidió el alfa mientras lo perseguía, igualmente teniendo síntomas de celo, pero sin miedo, a diferencia de BeomGyu, TaeHyun estaba feliz de tener un destinado, su lobo se sentía más tranquilo, estaba emocionado y ansioso de tenerlo cerca— ¿¡Eres sordo!? ¡Espérate!
—¿¡Qué me espere!? ¡Eres un loco! —le gritó bajando las escaleras con rapidez, los pasillos estaban solos, después de todo estaban en hora de almuerzo.
—¡No te voy a hacer nada! ¡Solo quédate quieto!
—¿¡Ah no!? ¡Tienes una cara de loco que da miedo!
—¡Mentiroso!
—¡Ya déjame! ¡Estás en celo! —gritó sujetándose del barandal de otras escaleras para bajar corriendo, saltando algunos escalones.
—¡Tu también estás en celo! ¡Ya detente!
—¡Ni muerto! —le devolvió el grito, mirando el pasillo, miró a uno de los rectores pasar— ¡Rector Kim, este loco me persigue! —acusó escondiéndose detrás del rector. Omega, por cierto.
—¡No soy un loco! —negó con un grito, el rector alzó la mano, sintiendo los dos aromas sumamente fuertes, ambos estaban agitados, se veían ansiosos y el omega asustado.
—A la dirección —ordenó el omega mayor señalando la dirección de la misma. El alfa frunció el ceño acercándose al rector.
—¡No he hecho nada malo! ¡Oye, tu...
—¡Solo vete a la dirección! —ordenó, no el rector, si no BeomGyu mientras sentía sus piernas temblar.
Cada vez el efecto del celo era más fuerte, y los nervios de que aún siguiera ese alfa ahí, lo empeoraba.
El alfa se quedó firme en su lugar, incluso trató de pasar por encima del rector para llegar al omega que se hizo bolita en su lugar sin poder correr más.
—¡Pero que no le hice nada! ¡Hey, muchacho! —llamó el alfa mientras era jalado por otro rector al lado contrario.
BeomGyu alzó la mirada, ayudándose del rector para levantarse. Estaba en celo, por culpa del alfa que se llevaban casi a rastras.
Por eso, sacó su dedo del medio, mostrándole una puñeta antes de darle la espalda para ir con el rector.
Ese día, ambos habían sido enviados a casa por tres días, lo que duraba un celo, y si se extendía, les concederían el día sin problemas.
Después de todo, eran predestinados, casos incontrolables para ellos.
Choi BeomGyu de administración de empresas y Kang TaeHyun de ingeniería mecánica son destinados, el rumor se corrió con rapidez, y muchos estaban atentos a las interacciones de la pareja que se volvieron a ver una semana después del suceso.
—Deberías disculparte —señaló el alfa de brazos cruzados, BeomGyu arqueó una ceja.
—¿Y por qué? ¿Acaso yo te perseguí por toda la facultad? Acosador.
—¿Yo, acosador? Siquiera me dejaste hablar, ¡Y me lánzate arroz! —señaló, el omega se alejó un paso de él por el aroma tan fuerte.
Odiaba el café.
—Disculpate tu primero por asustarme y perseguirme —pidió cruzándose de brazos, pensando que el alfa no daría su brazo a torcer así tan fácil.
Después de todo, era un alfa y el estereotipo que había en ellos era así.
Pero grande fue su sorpresa cuando el alfa no dudó, mucho menos se molestó.
—Disculpa por asustarte, y perseguirme —mencionó mirándolo a los ojos, BeomGyu asintió.
—Y tú... Disculpa por lanzarte arroz —mencionó, el alfa ladeó la cabeza.
—¿Y por sacarme el dedo del medio?
—De eso no me arrepiento —alzó los hombros mirando al alfa soltar una carcajada, se sintió algo incómodo, sentía su corazón latir de más y su lobo se emocionaba por nada cuando tenía a ese alfa en frente.
—Bien, me llamo Kang TaeHyun, de ingeniería mecánica —presentó alzando la mano, BeomGyu la observó.
—Soy Choi BeomGyu, de administración de empresas —se presentó igualmente, juntando su mano con el alfa, sintiendo un cosquilleo en su palma, el alfa también lo sintió, porque sonrió.
BeomGyu chasqueó la lengua, retirando la mano.
—Tarado... —murmuró antes de darse la vuelta e irse con rapidez, nervioso.
[...]
Después de ese día, no había momento en donde no se encontrara a TaeHyun.
En el almuerzo, los descansos, actividades de la universidad y sobre todo, en la clase mixta de omegas, alfas y betas.
La clase era obligatoria, habían cuatro profesores en cuatro auditorios distintos para dar a todos los alumnos a una misma hora.
Pero TaeHyun entraba a la que BeomGyu entraba.
—¿Me estabas esperando?
—Ya quisieras, tarado —chistó el omega antes de quitar su mochila para darle el asiento que sobraba a su lado.
BeomGyu sintió el roce de hombros, miró hacia el frente, escuchando al profesor, el alfa también lo hizo.
No iba a negar que con el pasar de los días se estaba acostumbrando, de hecho, hasta le extrañaba cuando el alfa llegaba algo tarde o no aparecía como lo acostumbraba.
Le caía bien. Pero el hecho de que fueran destinados, lo hacía algo incómodo, además de volverse tímido.
—¿Quieres? —preguntó en el silencio de ambos, extendiendo unas papas picantes al alfa que tomó algunas antes de agradecer en un susurro.
—... Entonces, los bebés en el vientre del omega, sea macho o hembra, tienen un crecimiento distinto dependiendo de la pureza de los padres... Por ejemplo, si ambos padres son sangre...
—¿Qué vas a almorzar? —preguntó el alfa reclinado en su asiento, aún con las papas en la mano, eran extremadamente picantes para él pero no se las devolvería al omega por ser de mala educación.
BeomGyu se dió cuenta de ello, así que estiró su mano.
—Si no te gustan, dame —mencionó en voz baja, TaeHyun negó con la cabeza.
—Tu me las diste a mi.
—Pero no te gustan.
—¡Claro que sí! Mira —y sin más, metió las papas a su boca, haciendo una mueca de asco, antes de empezar a toser por el picante y sentir su lengua cosquillear.
BeomGyu soltó una pequeña risa, tomando el agua de su mochila para dársela.
—¿Todo bien allá, jóvenes? —preguntó el profesor al escuchar la exagerada manera de toser de Kang, BeomGyu asintió un riendo, soltando una carcajada a pesar de que el profesor lo observó mal.
TaeHyun volteó a verlo con el ceño fruncido, listo para reclamarle por burlarse de él.
Pero cuando lo observó reírse, no le reclamó nada.
Solamente pensó en que debía hacerlo reír más.
Y así fue, días, semanas, meses de carrera, en dónde se hicieron más unidos, hablaban, estaban juntos en ciertos momentos y ambos habían intercambiado números, cada uno con un teléfono de botones y pantalla pequeña.
—Oh, tienen chicle en la máquina —mencionó el alfa mirando la máquina expendedora del comedor, BeomGyu se asomó a ver los sabores.
—¿Y si puedes comer eso con los alambres en los dientes? —preguntó seriamente, TaeHyun soltó una carcajada antes de asentir, BeomGyu miró su ortodoncia.
Es linda. Se ve bien con ella.
—¿Quieres papas picantes? Te las compro —ofreció el alfa pagando sus chicles en la máquina, BeomGyu negó con la cabeza.
—Está bien, gracias.
—Oh vamos, tarrito de miel... —animó sin ser conciente de que había revelado el apodo secreto que le tenía al omega desde que lo conoció.
BeomGyu frunció el ceño.
—¿Tarrito de miel?
—S-si, bueno... E-es que-...
—¡Es ridículo! —exclamó antes de irse a pasos rápidos, dejando al alfa solo, suspirando.
Por otro lado, BeomGyu chistó entrando al baño.
—Tarrito de miel, si, cómo no... Es un tarado, tirriti di miil... —mofó en un tono agudo. El omega se quedó en silencio unos segundos, jugando con una de las cadenas de su pantalón.
Sonrió inconscientemente sintiendo su cara algo caliente además de un cosquilleo en el estómago.
Que dulce. Pensó lavando sus manos para pasarlas por su cara.
A pesar de que le pareció dulce, y el apodo disimuladamente le causaba gracia pero a la vez ternura, no se enamoró tan fácil.
Ya TaeHyun se estaba quedando sin ideas.
Y ahí es en dónde entra el queridísimo Choi SooBin.
En el siguiente capítulo sigue! Espero les haya gustado mucho! Fue muy extraño escribirlo ya que estoy acostumbrada a colocar "su Omega/alfa/esposo" además de muchos detalles más
Nos vemos en el siguiente cap!
¿Ya me siguen en tiktok? Soy bien flop :(
The_Dark_Diamond
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