[134]
Todo el día pasó con YeonJun encerrado en la habitación y SooBin jugando y cuidando a JinSung.
—Hola... —saludó JinSung tras la pierna del alfa que entregó dinero al muchacho de las entregas que sonrió hacia el niño, devolviendo el saludo.
SooBin había hecho un pedido a domicilio de una caja de bombones de chocolate, junto a fresas para JinSung.
—Papito, las fresitas, dame, dame —pidió cuando el alfa entró por completo, cerrando la puerta, SooBin caminó a la cocina, mirando al niño insistir mientras jalaba su ropa.
—Debes esperar un momento, JinSung, tengo que cortarlas —explicó, JinSung negó con la cabeza.
—¡Yo puedo solito! —insistió recibiendo una mirada del alfa que achicó los ojos antes de dejar el envase de fresas en la encimera.
—Hay que lavarlas primero, hijo.
—Yo lo hago, papito —afirmó emocionado, SooBin sonrió levantando al niño en brazos, lo dejó sentado en la encimera.
Le buscó un gran envase con agua y otro plato, junto a una servilleta.
—Vas a tomar una por una, la lavas y la colocas aquí para que se sequen.
—Si —asintió muy seguro, tomando la primera fresa. JinSung siempre mostraba esa iniciativa de querer hacer las cosas él mismo y los adultos le dejaban hacerlo, siempre y cuando fuera seguro para él.
Porque JinSung quería hacer cualquier cosa, sin medir el peligro, de hecho la semana pasada había llorado el día que no lo dejaron freír su propia carne.
—¿Así, papito? —preguntó, arrojando una fresa a la servilleta, SooBin la tomó con cuidado, dejándola en el plato.
—Si, pero no las arrojes, hay que tratar a las fresas con cuidado —explicó, JinSung miró una fresa en su manos mojadas.
—¿Les duele?
—Si, claro que les duele —asintió SooBin seriamente, JinSung le prestó atención— Imagina que tú eres una fresa, no te gustaría que te arrojen, ¿Verdad?
—No, papito...
—Bien, entonces ésta fresa... —SooBin tomó la segunda fresa ya lavaba del niño, la dejó con cuidado sobre la servilleta que absorbió lo sobrante del agua, luego la pasó al plato— Hay que tratarla con cuidado.
—¡Y mucho amor! —apoyó JinSung empezando a lavar y dejar las fresas con cuidado, haciendo muecas de concentración que enternecían al alfa por el parecido con su pareja.
Y hablando de fresas...
—¿Tienes hambre otra vez? —preguntó YeonJun levantándose con una lentitud de la cama, miró su abdomen mientras caminaba al baño de la habitación— No sé a quien engaño, soy yo el que tiene hambre —murmuró lavando su cara. Luego de terminar sus galletas, y todo aquel comestible de la habitación, había caído dormido sin tener la noción del tiempo.
Y ahora, tenía hambre.
Suspiró mirándose al espejo.
Mi gordito bonito.
Recordó el apodo del alfa, frunció el ceño.
—Jum, es verdad que estoy gordito... Pero no me quita lo bonito —se habló a sí mismo por el espejo, ahora que había pasado mucho tiempo e incluso había dormido, se estaba dando cuenta de que el apodo no había sido malintencionado y mucho menos una burla.
El alfa solo lo dijo por cariño.
YeonJun se miró en el espejo, su embarazo anterior no había tenido complicaciones, y a decir verdad, por su condición y bajos recursos para una buena alimentación no le habían permitido subir de peso tal y como un embarazado.
Así que, a pesar de ya tener un hijo, esa era su primera vez estando en su actual estado, es decir, subido de peso.
No era fácil de manejar, aún menos cuando venía de tener entrenamientos arduos de ejercicio, una figura envidiable en tan poco tiempo y una pareja que halagaba cada uno de los músculos que entrenaba o no entrenaba en el gimnasio.
Y SooBin jamás lo había dejado de hacer, a pesar de cómo estaba.
YeonJun chasqueó la lengua, quedándose un buen tiempo en el baño mientras pensaba, inconscientemente había un mano en su vientre, moviéndose con distracción.
Ser gordito no tenía nada que ver con lo malo, no había lado bueno o mano en contexturas corporales, simplemente hay cuerpos con diferentes formas, pesos, pliegues, colores, texturas, y pare de contar.
Pero, tomando en cuenta su desnivel hormonal, y lo que le estaba costando estar conforme con su cuerpo actual, ese apodo sí que le afectaba.
Tal vez si se ofendió y seguía ofendido, pero no había tenido que gritar tanto.
—Ah, las tontas hormonas... —suspiró antes de salir de la habitación, de inmediato escuchando risas y murmullos venir de la cocina, caminó en silencio, quedándose de pié tras la pared antes de la encimera, apenas y asomando la mirada.
SooBin estaba sentado junto a JinSung, el niño cortando los tallos de algunas fresas con un cuchillo infantil, riendo y haciéndolo algo desprolijo, pero feliz. Manteniendo un orden, y sonriendo más grande cuando el alfa lo animaba a seguir, halagando sus cortes.
YeonJun sonrió pequeño, admirando por unos segundos el momento de padre e hijo.
Pero por otro lado, SooBin alzó la cabeza, captando el aroma del omega.
—Yeyo... —habló volteando hacia el omega que le desvió la mirada, pasando por completo a la cocina.
—¿Qué haces, hijito? —preguntó tomando asiento al otro lado de JinSung que empezó a explicar desde que SooBin compró las fresas, hasta ese momento que las estaba cortando para comerlas correctamente.
SooBin miró al omega fijamente, se levantó de la mesa para buscar la caja de bombones, se paró frente al omega que lo observó fijamente.
—Te compré esto, bonito... De los que te gustan —sonrió estirando la caja al omega que la tomó en manos con lentitud— ¿Quieres cenar? ¿Te preparo algo aparte?
—Lo que tú comas está bien... —contestó, SooBin se sintió un poco más aliviado de que por lo menos el omega le dirigía la palabra— Gracias —agradeció YeonJun mirando la caja de bombones, veinticuatro en total.
Sintió su boca hacerse agua, pero se contuvo, primero cenaría y luego se arrojaría a su cama a comerse esos exquisitos bombones que habían sido su mayor antojo todos esos meses.
Aunque...
En ese momento había estado sintiendo un antojo algo... Peculiar.
Aunque no sabía si se le podía llamar antojo.
11:00pm.
—Yeon, quiero hablar contigo —pidió SooBin colocándose su ropa de dormir, cambiándose en frente del omega que lo observó fijamente, desviando la mirada a algunas partes, sin poder aguantar.
—Ujum...
—Disculpa por lo de hoy, enserio no fue mi intención hacerte sentir mal... —habló, tomando asiento a un lado del omega que lo observó de nuevo a los ojos, YeonJun escuchando atentamente— No lo volveré a decir, entiendo que no sea de tu gusto... Y había evitado decirlo por esto mismo, solo que... Se me escapó, ¿Si? Discúlpame, mi amor, jamás diría algo que te haga daño o te haga sentir mal... —finalizó esperando la reacción del omega que sólo acomodó su ropa. YeonJun suspiró.
—No lo vuelvas a decir... —murmuró señalando a la cabecera de la cama— Siéntate ahí —pidió, o más bien, ordenó. Recibió la acción de inmediato, SooBin apoyó su espalda en la cabecera, YeonJun se acomodó entre sus piernas, recostando su espalda en el pecho ajeno, suspiró con comodidad. SooBin besó la coronilla ajena— Es... Difícil tener éste peso para mí, más bien, este cambio de contextura...
—Entiendo...
—Me ha costado asimilarlo y me molesta que eso sea una de las cosas por las que no puedo-... —se cortó a sí mismo, tartamudeó un poco antes de seguir— No puedo hacer... Ciertas cosas... Y no me gusta, SooBin...
—Disculpa...
—Disculpa para ti también —habló, SooBin frunció el ceño extrañado— Te grité... Siempre te grito... Y te regaño, te dejo de hablar, te mando al sillón de repente... Tú también estás viviendo este embarazo y-y... Sé que no es fácil —murmuró. YeonJun estaba conciente que el mayor trabajo lo estaba haciendo él por la lógica de que él estaba creando una vida, pasando por muchos cambios y procesos hormonales que lo afectaban en su día a día.
Pero no por eso, buscaba hacer de menos el papel de SooBin, el padre.
SooBin recibía gritos, regaños, cambios de humor, dormía en el sillón aveces, madrugaba para comprar comidas especiales para el omega, salía a altas horas de la noche para comprar sus antojos, se levantaba de su sueño para acompañarlo en las noches de náuseas.
El alfa también estaba viviendo el embarazo, y como todos, él es un humano y había días en dónde SooBin sí había llegado a sentirse molesto por respuestas toscas de YeonJun, pero procuraba evitar la pelea, sabiendo que era culpa de las hormonas.
—No es nada, mi amor... —negó con una pequeña sonrisa, YeonJun sintió un beso en su nuca, otros bajar por su cuello, pasando por sus hombros, lo poco que la tela dejaba expuesto.
Mordió su labio inferior, sintiendo un escalofrío.
—Lo vuelves a decir y se cancela nuestro compromiso —amenazó apretando sus pantalones de pijama, SooBin notó la reacción del omega.
¿A sólo un par de besos sin segundas intenciones?
—¿Te sientes bien, bonito? —preguntó SooBin abrazando la cintura ajena, YeonJun dudó un poco antes de responder.
—Yo... Hace semanas... He tenido... ¿Un antojo?
—Dime, puedo ir a comprarlo, aún es temprano —avisó mirando la hora en su teléfono, YeonJun negó con su cabeza.
—No se compra...
—¿No? ¿Entonces qué es? ¿Quieres un masaje?
—No, no quiero un masaje...
—Pero, Yeyo, me tienes que decir y así te ayudo, ¿O quieres un baño de burbujas? Quedaron algunas bombas de baño de la última-...
—Quiero... Sexo.
—Oh... —murmuró el alfa quedándose en un repentino silencio, pensando con la cabeza fría y además, con la de arriba.
El tema de la intimidad en ese punto del embarazo era algo indiscutible, había sido un rotundo no para ellos desde mucho antes de ese tiempo de gestación, y ellos lo habían llevado muy bien, aún más, cuando ninguno tenía un celo.
—No sé si es... Por la abstinencia... O solamente... Es un antojo —murmuró YeonJun jugueteando con sus dedos— Solamente... He pensado en eso por semanas... Y-y... Es difícil por los cambios de mi cuerpo, ¿Sabes? Pero ya... Ya no quiero esperar... Uhm... ¿Por qué no dices nada? —preguntó volteando hacia atrás, SooBin estaba de ojos cerrados.
—Un momento, mi amor, estoy pensando con la cabeza de arriba.
—Está bien —aceptó el omega, quedándose inquieto en su lugar, mordiendo su labio inferior, sintiendo el calor corporal y el aroma dominante de su pareja.
Enserio lo necesitaba y le resultaba molesto el hecho de saber qué era imposible que tuvieran sexo como normalmente lo hacían, se lo habían negado y le desesperaba aún más.
¿Era posible que se le antojara el sexo? No sabía si era normal.
—No podemos, Yeyo —habló SooBin luego de unos minutos en silencio, YeonJun asintió lentamente, frunciendo la boca— Pero te puedo ayudar —afirmó el alfa, YeonJun alzó las cejas, volteando a verlo.
—¿¡Enserio!?
—Si... Sólo quédate así... —ordenó dejando sus manos sobre los hombros del omega que se removió ansioso— Y quítate los pantalones, bonito —pidió, YeonJun balbuceó un par de veces, tomando la pretina de sus bermudas, sintiendo una pequeña inseguridad.
—Pero no veas... —murmuró sintiendo la frente del alfa posarse en su nuca, SooBin cerró los ojos.
—No veo nada desde aquí, amor...
—Ya... —avisó dejando la ropa a un lado, solamente tenía el suéter de lana, SooBin besó su nuca, manteniendo los ojos cerrados— SooBin...
—Tengo los ojos cerrados —comentó pasando sus manos por el abdomen abultado del omega, bajando un poco más para llegar a sus muslos que acarició con cuidado.
A pesar de tener los ojos cerrados, estaba tocando y estaba sintiendo muchas diferencias que le sacaban pequeñas sonrisas.
YeonJun jadeó sintiendo mucha más sensibilidad, se aferró a las muñecas del alfa, soltando un gemido cuando empezó a masturbarlo.
SooBin se quedó en silencio, besando el cuello de su pareja, concentrándose en la marca temporal que no estaba renovada por obvias razones.
YeonJun jadeó entrecortado, la mano izquierda de SooBin se movió más hacia abajo, el omega se tensó pero aún así separó un poco sus piernas.
Arrojó la cabeza hacia atrás, dejándola en el hombro ajeno, SooBin besó su mejilla, adentrando un sólo dedo a la entrada húmeda del omega, sacándole un gemido.
Tenía sus dos manos ocupadas, sentía las manos del omegas aferradas a sus muñecas, sin detenerlo, solamente apretando por el placer.
—¿Puedo abrir los ojos, hermoso? —preguntó, YeonJun mordió su labio inferior, ocultando un lloriqueo de placer, dándole una respuesta afirmativa por medio de un gemido.
SooBin abrió los ojos.
Los antojos de YeonJun nunca habían sido complicados para él.
¿Ir a las tres de la mañana por pollo frito? Fácil.
¿Ir al otro lado de la ciudad por moras? Fácil
¿Cocinar pasta a las cinco de la mañana? Muy fácil.
Pero, ¿Soportar ese momento sin poder hacer más que verlo y tocarlo, pero sin ser brusco y no poder llegar a más porque estaba embarazado?
Era muy difícil.
Faltan pocos caps para que nazca la bebita, ¿Qué nombre piensan para ella? Los leo!
Hasta ahora, ¿Cuál es su capitulo favorito?
The_Dark_Diamond04
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