i. cruce de distintas especies.
tiempo antes...
El muchacho de ojos verdes estaba resolviendo un cruce de especies para un ensayo de biología, mientras caminaba tranquilamente por los solitarios pasillos de la secundaria Weelshelit, donde había empezado a estudiar en el reciente año escolar.
Podría decirse que es una locura cambiarse de escuela estando ya en el último año, pero cuando Harry Styles ganó la beca para esta escuela, no dudó ni un segundo en cambiarse. No es que su antigua escuela fuese mala, pero si habían mejores opciones, costosas, pero no cuando tu coeficiente te permite ganar un año de gastos pagos en una de las mejores escuelas del estado.
Había estado sentado en una de las bancas que rodeaban el verde pasto de los alrededores del lugar, pero su trasero se tomó una siesta y prefirió salir y caminar para estirar sus músculos.
La mañana había sido ligera; había tenido la primera prueba del año y estaba nervioso, porque tenía que dar la talla frente a la directiva y que mejor que empezar el año con la mejor nota.
Terminó de primero y no dudó en tomar la oferta del profesor y salir del aula donde muchos giraban sus cabezas para ver más que los relojes y anillos costosos que la mayoría tenía en sus manos. Su procedencia era demasiado humilde y ver tanto derroche lo abofetea un poco. Pero cada quien con su cruz, no era nadie para decidir si alguien debía o no comprar una prenda que cuesta lo mismo que darle de comer a mil personas durante un mes, o quizás dos.
Había tratado de pasar un poco desapercibido, y así evitar por completo la humillación que las personas como las que estudian acá, le harían pasar a personas como él. Al menos eso mostraban la mayoría de los libros y películas que están de moda en la actualidad.
Realmente no quería que algo de eso sucediera.
¿En donde estaba? Ah si, en que si una persona de piel oscura es dominante sobre una de piel clara, y si doblar la lengua era más popular que no hacerlo. Él no podía hacerlo. ¿Quizás heredé esa característica de mi padre?
El camino que había tomado le había llevado a su casillero, el cual era exageradamente grande, y donde estaba su grapadora, la cual no permitiría que todas las hojas que pasó escribiendo varías noches se escapen. Sacó los cuadernos que no iba a utilizar y acomodo el ensayo dentro de otro.
Al cerrar la puerta, iba a empezar a caminar hasta que sintió que algo lo halaba.
Era su travieso suéter que se quedó atrapado entre la puerta y la otra barra de metal. Haló fuertemente, pero este no cedió.
—Paciencia, por favor.
Rodó sus ojos y resopló. Empezó a buscar la llave en sus bolsillos, pero con un pedazo de suéter atrapado en su casillero no era nada fácil. Logró encontrarla, pero al tropezar con sus pies, ella salió volando hasta dos o tres metros de donde él se encontraba.
Empezó a halar fuertemente, viendo si podía liberar el trozo de tela. Al ver que eran intentos inútiles, recostó su cabeza en el casillero dándose por vencido, y animándose a esperar a que tocara la campana para esperar a un alma bondadosa que le pudiese pasar su llave y así liberarse.
¿Cuantas horas llevo acá?
—El baño está por allá, amigo, —un par de chicos y chicas sonrieron entre si, cuando observaron la cercanía de Harry a su casillero.
— ¿Serían tan amables de pasarme aquella llave y hacerme el chico más feliz del planeta por unos minutos? —Harry esperaba que ellos se rieran de él y le lanzaran un balde con desperdicios olorosos y de procedencia desconocida.
—Claro, —un chico dio dos zancadas y llego a donde estaba el pedacito de metal—. Toma.
—Gracias, en serio, —Harry sonrió y rápidamente logró salir de su trampa mortal.
— ¡Chicos, les dije que nos esperaran un ratito! ¿Mucho les costaba?
Una chica y un chico se unieron al pequeño grupo, mientras Harry se terminaba de arreglar el arrugado suéter celeste que cubría la camisa azul de su uniforme.
El muchacho giró y les envió una sonrisa—. Gracias, de nuevo.
—El chico fue atrapado por su casillero, —uno de los chicos se dirigió a la nueva chica y el ruloso tragó saliva al observarla mejor.
Vaya que era bonita.
—Ay, bueno, corramos que luego llegamos tarde al gimnasio, —la chica haló a su alto compañero hacia dónde se encontraban las instalaciones del área de deportes de la escuela. Su cabello se movía al compás de la rapidez de sus pasos, haciendo la ilusión de una cascada castaña y brillante.
Muy bonita.
—Oye, rulos, ¿quieres ir? —los muchachos lo invitaron pero el se negó, amablemente.
Muy, muy bonita.
Empezó a caminar hacia el lado opuesto, con el montón de hojas juntas en su pecho como si de un bebé se tratara, hacia el laboratorio de biología.
Observó sus ordinations zapatos negros chocar con el lustroso suelo de granito que parecía más como una pista de patinaje sobre hielo. Hasta ganas de ver una película animada le dio.
Entró en el lúgubre y esterilizado lugar, lleno de plantas y cosas de color verde que representaban el estudio de la naturaleza y la vida. Realmente vale la pena pasar la hora libre que le restaba en ese lugar, porque había una paz increíble cuando estaba vacío, además de que podía elegir el puesto que quisiera.
Aquel que está al lado de la ventana era el favorito de él y el de casi toda la clase, porque cada vez que él llegaba y se sentaba antes que alguien, casi siempre lo miraban con una pizca de odio en sus ojos. No era su culpa de nadie se quiera ser su compañero de mesa por el simple hecho de ser el nuevo y porque la cantidad de alumnos era impar y siempre tiene que haber uno que quede solo.
Y el hecho de que era él no le molestaba en lo absoluto.
Aunque fuese emocionante si alguien como la chica bonita se sentase junto a él, aunque sea solo una vez.
—Buenos días, Harry. —la pausada voz del hombre que compartía su conocimiento sobre la vida por un sueldo mínimo resonó por el amplio lugar, haciendo que el ruloso levantara la vista y le devolviera el saludo cortésmente—. ¿Serias tan amable de ayudarme a bajar aquellas sillas?
El profesor señaló un par de sillas que estaban sobre su mesa correspondiente. Con una pizca de querer seguir estando sentado, se levantó y silenciosamente hizo su labor.
—Gracias.
Harry asintió—. ¿Puedo entregarle el ensayo ahora mismo?
El Señor Petsbirg se encogió de hombros y señaló el el espacio vacío en su escritorio, donde todo el mundo dejaba las tareas de investigación que él asignaba. Enseguida lo colocó y las manos del profesor lo halaron, empezando a mover las páginas de un lado al otro, echándole un vistazo superficial.
—Tiene buena pinta.
Con un 'gracias', Harry se permitió volver a su lugar, para buscar el tópico correspondiente del día de hoy y repasarlo un poco. En minutos, el sonido de la campana resonó, dando a entender que en segundos, el salón se llenaría.
Y así fue, en menos de tres minutos, la mayoría de los alumnos que asistían a esta clase llegaron puntuales. Recibió alguna que otra miradita por el puesto que eligió. Pero estaba bien con ello.
— Buenos días, clase, —la voz cansina y lenta del profe empezó a salir de su boca, para no detenerse durante las siguientes dos horas y media—. Por favor, requiero de sus ensayos ahora mismo, para --
La puerta sonó y luego, para la sorpresa de Harry, la muchacha bonita entró a tropezones, tropezándose un poco pero recomponiéndose al instante—. ¡Buenos días! ¿Puedo pasar, profesor?
El mencionado suspiró—. Ya está dentro, señorita Rittenhouse.
—Lo siento, —dijo, empujando un par de lentes por su nariz. Eso es nuevo.
—Pase adelante, el asiento junto a Styles está vacío, como siempre.
Harry, en otro momento rodaría sus ojos, pero estaba casi temblando por el hecho de que la señorita Rittenhouse va en camino hacia el lugar vacío a su lado.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro